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Authors: Mario Roberto Santucho

Tags: #Clásico, Ensayo

Poder burgués y poder revolucionario

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La clase obrera y el pueblo argentino han vivido los últimos años riquísimas experiencias políticas que entroncan en la historia de nuestra lucha de clases, y aclaran cristalinamente cuestiones vitales para los intereses nacionales y sociales de las masas trabajadoras argentinas. Reflexionar sobre estas experiencias, observar el comportamiento de las clases enfrentadas, comprender en profundidad las particularidades de nuestra revolución y extraer las conclusiones para guiar la acción correctamente, es una apremiante responsabilidad de los obreros conscientes, de los sectores progresistas y revolucionarios en general, de nuestras más amplias masas trabajadoras.

En el presente folleto intentaremos un sintético análisis de ciertos procesos centrales de nuestra reciente historia política, con el ánimo de contribuir a su comprensión, de aventar la espesa niebla del diversionismo ideológico esparcido por la burguesía y la pequeño-burguesía para ocultar esos aspectos fundamentales, para confundir al pueblo y desviar su lucha.

M. R. Santucho, PRT-ERP, 1974.

Mario Roberto Santucho

Poder burgués y poder revolucionario

ePUB v1.0

gertdelpozo
22.05.12

Mario Roberto Santucho, 01/08/1974.

Editor original: gertdelpozo (v1.0)

ePub base v2.0

El Poder de la burguesía

La clase obrera y el pueblo argentino han vivido en los últimos años riquísimas experiencias políticas que entroncan en la historia de nuestra lucha de clases, y aclaran cristalinamente cuestiones vitales para los intereses nacionales y sociales de las masas trabajadoras argentinas. Reflexionar sobre estas experiencias, observar el comportamiento de las clases enfrentadas, comprender en profundidad las particularidades de nuestra revolución y extraer las conclusiones para guiar la acción correctamente, es una apremiante responsabilidad de los obreros conscientes, de los sectores progresistas y revolucionarios en general, de nuestras más amplias masas trabajadoras.

En el presente folleto intentaremos un sintético análisis de ciertos procesos centrales de nuestra reciente historia política, con el ánimo de contribuir a su compresión, de aventar la espesa niebla del diversionismo ideológico esparcido por la burguesía y la pequeño-burguesía para ocultar esos aspectos fundamentales, para confundir al pueblo y desviar su lucha.

Después del período de estabilidad capitalista posibilitado por la situación económica internacional vigente durante la Segunda Guerra mundial, período que finalizó aproximadamente en 1952, las clases dominantes argentinas, acosadas por la persistente y enérgica lucha popular, han utilizado reiteradamente, por turno, dos formas fundamentales de dominación burguesa: la república parlamentaria y el bonapartismo militar.

Es sabido que en la sociedad capitalista una minoría privilegiada de explotadores y burócratas ejerce su dominación de clase sobre la inmensa mayoría del pueblo. Es sabido que en el gobierno se turnan ciertos políticos y ciertos militares, ligados todos de una u otra manera a las grandes empresas, a la oligarquía terrateniente y al imperialismo y ellos mismos grandes empresarios y oligarcas proimperialistas; Frigerio, Alsogaray, Krieger Vasena, Salimei, Lanusse, Gelbard, son algunos entre otros muchos ejemplos. ¿Cómo hacen los burgueses para mantener el control político, es decir, la dictadura de la burguesía? ¿Cómo se las ingenian para impedir que las clases trabajadoras, que son mayoría, lleguen al gobierno?

Se sirven de dos sistemas principales, el parlamentarismo y el bonapartismo militar. Ambos sistemas utilizan combinadamente el engaño y la fuerza para mantener la hegemonía de la burguesía. Cuando uno de los sistemas se ha desgastado y las masas muestran de mil formas su activo descontento, los capitalistas, oligarcas e imperialistas recurren hábilmente al otro sistema.

El parlamentarismo es una forma enmascarada de dictadura burguesa. Se basa en la organización de partidos políticos y en el sufragio universal. Aparentemente todo el pueblo elige sus gobernantes. Pero en realidad no es así, porque como todos sabemos las candidaturas son determinadas por el poder del dinero.

Como decía Lenin
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"Decir una vez cada tantos años que miembro de las clases dominantes han de reprimir y aplastar al pueblo a través del parlamento; tal es la verdadera esencia del parlamentarismo burgués"
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1
]
. Este carácter fraudulento, engañoso, de toda elección y todo parlamento no quita que la clase obrera deba ingeniarse para dar pasos de avance revolucionario en determinados procesos electorales, no quita que la clase obrera deba ingeniarse para intentar utilizar el parlamento con fines revolucionarios.

Una política revolucionaria debe saber utilizar todo tipo de armas, incluso aquellas que han sido creadas y son usadas con ventaja por la burguesía como el parlamentarismo, para avanzar en la movilización de masas, para introducir la crisis, la división y la desorientación en las filas enemigas.

Pero un grave error sería creer que a través de elecciones es posible encontrar algún tipo de soluciones a los problemas de fondo de la clase obrera, del pueblo y de nuestra patria. La burguesía pro-imperialista argentina desgraciadamente ha conseguido varias veces despertar esperanzas en nuestro pueblo sobre la posibilidad de producir importantes cambios mediante un proceso electoral.

En los países capitalistas relativamente estables como EE.UU., Inglaterra, Alemania, etc., la burguesía mantiene su dominación por la vía parlamentaria. En cambio en países capitalistas de gran inestabilidad económico-social, como la Argentina actual, la burguesía debe recurrir constantemente a recambios.

El bonapartismo militar, la otra forma de dictadura burguesa, muy utilizada por los explotadores argentinos, consiste en asentar abiertamente el gobierno sobre las fuerzas armadas, a quienes se presenta como salvadoras de la nación, encargadas de poner orden, de mediar entre las distintas clases que han llegado a un enfrentamiento agudo; beneficiar particularmente a ninguna de ellas, de imponer el "justo medio" en los intereses contrapuestos.

El bonapartismo militar que ha surgido en nuestro país de golpes militares relativamente incruentos ha sido presentado con habilidad como intervenciones de las FF. AA. Destinadas a terminar con la corrupción y la injusticia, destinadas a solucionar los problemas del pueblo y a sanear la vida económico-social de la nación.

El exitoso golpe militar del 4 de junio de 1943, coincidente con la coyuntura económica internacional extremadamente favorable, producto de la Guerra Mundial, abrió un período de prosperidad y estabilidad capitalista que permitió importantes concesiones a las masas y sirvió magníficamente a la burguesía para infundir falsas esperanzas en los militares, para difundir entre las masas la teoría contrarrevolucionaria de la fusión pueblo-ejército como fórmula para la revolución nacional antiimperialista y popular. La realidad es que el bonapartismo militar ha sido el sistema más beneficioso para la burguesía y el imperialismo y más perjudicial a los intereses populares y de la nación.

Naturalmente que entre estos dos sistemas no hay una muralla infranqueable, que ambas formas de dictadura capitalista se entrecruzan y se combinan y que a veces el paso de una a otra se ha dado en forma gradual.

La primera experiencia Peronista nacida de un golpe de estado típicamente bonapartista, con la importante característica especial de apoyarse no solo en las FF.AA., sino también en amplias masas obreras en proceso de sindicalización, pasó gradualmente a formas parlamentarias en el curso de la primera presidencia de Perón.

A partir de 1952, la crisis económico-social comenzó a manifestarse en forma aguda llevando al agotamiento el intento justicialista. La burguesía exigió mayores sacrificios de las masas, exigió al gobierno que ampliará los márgenes de explotación capitalista eliminando las concesiones de la época de bonanzas, y aunque el gobierno intentó satisfacer esas demandas un fuerte sector militar se impacientó, consideró débil e ineficiente al gobierno Peronista, y protagonizó el golpe de estado de 1955.

La dictadura "Liberadora" encontró en las masas enorme resistencia armada y no armada, concretada en grandes huelgas obreras y en un incipiente y masivo accionar armado urbano. Resistencia muy difícil de vencer militarmente que llevo a la necesidad de dar un paso nuevamente al parlamentarismo en 1957, previo acuerdo de la dictadura con los políticos burgueses que habrían de sucederle, para exterminar en conjunto la resistencia popular. Así subió Frondizi agitando mentirosamente un programa progresista que engaño a amplios sectores de masas, que naturalmente no cumplió en lo mas mínimo desde el gobierno.

Pero nuevamente la presión de las masas fue muy grande. Saliendo rápidamente de la confusión, nuestro pueblo intensificó la lucha reivindicativa y política, enfrentó activamente los planes capitalistas de superexplotación, continuó el accionar armado y urbano y agregó una intentona rural, que fue derrotada al no llegar a constituir sólidas unidades, desbarató el plan frondicista de estabilización política en las elecciones a gobernadores de marzo de 1962 imponiendo en Buenos Aires un gobernador obrero (Framini) que, aunque no era revolucionario, resultaba inaceptable para la burguesía en esos momentos.

Nuevamente la burguesía se alarmó. Ante la crisis, consideró que el frondicismo era incapaz de contener a las masas, y se lanzó -con Guido- a un nuevo intento bonapartista completamente inconsistente por la ausencia de líderes y de organización en las fuerzas armadas. Esta debilidad de los militares los obligó a ceder nuevamente terreno al parlamentarismo y se concretaron las elecciones presidenciales de 1964 que llevaron al poder al radicalismo de Illía.

La continuidad e intensificación de la movilización política y reivindicativa de nuestro pueblo, particularmente de la clase obrera, quitó todo margen de maniobra a este gobierno populista, deseoso de hacer algunas concesiones a las masas y dispuesto a dar tímidos pasos progresistas, pero sin herir e irritar a las clases dominantes, cuestión a todas luces irrealizable en las condiciones de profunda crisis económica en que se debatía el país. Ante exigencias de los militares Illía terminó lanzando la represión, sin conformarlos y sin lograr evitar un nuevo golpe bonapartista.

Esta vez los militares habían realizado previamente una profunda reorganización política de las FF.AA. que las consolidó como el principal partido político de la burguesía. Bajo el liderazgo de Onganía apoyado unánimemente por la burguesía, incluido el Peronismo y la burocracia sindical, las FF.AA. contrarrevolucionarias presentaron un ambicioso plan "revolucionario" destinado a restituir el orden, aplastar las luchas obreras, garantizar grandes ganancias a las empresas monopolistas y avanzar así a una trascendente modernización de la estructura capitalista que lograra estabilidad y desarrollo.

La Dictadura de Onganía

El golpe militar de Onganía tuvo una particularidad que es muy importante señalar. Fue esencialmente un golpe preventivo, dirigido a cortar en su raíz el vigoroso surgimiento de nuevas fuerzas revolucionarias. Las luchas del proletariado argentino habían alcanzado un elevado nivel. Varios paros generales, miles de ocupaciones de fábricas, constantes manifestaciones callejeras y un nuevo intenton guerrillero rural que, aunque fracasado rápidamente, fue visto con gran simpatía por el pueblo.

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