Una campaña civil (56 page)

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Authors: Lois McMaster Bujold

Tags: #Novela, Ciencia ficción

BOOK: Una campaña civil
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—Bueno, ¿quién podría? —dijo Vassily. La esperanza de haberlo hecho entrar en razón rápidamente se esfumó cuando continuó—. Según me han explicado, la acusación debería ser presentada en el Consejo, delante de sus pares y por sus pares. Puede que su padre esté retirado en Sergyar, pero sin duda su coalición centrista sigue siendo bastante poderosa para reprimir un movimiento semejante.

—Eso espero. —Podría ser reprimido, oh sí, pero no por el motivo que Vassily pensaba. Con los labios apretados, lo miró fríamente.

—Pero verás, Ekaterin —intervino Hugo, ansioso—, la misma persona le contó a Vassily que lord Vorkosigan intentó forzarte a aceptar una propuesta de matrimonio.

Ella suspiró, exasperada.

—¿Forzar? No, desde luego que no.

—Ah —sonrió Hugo.

—Me pidió que me casara con él. Muy… torpemente.

—Dios mío, ¿eso era verdad? —Hugo pareció momentáneamente aturdido. Parecía mucho más escandalizado por eso que por la acusación de asesinato… doblemente molesto, decidió Ekaterin—. ¡Lo rechazaste, por supuesto!

Ella tocó el lado izquierdo de su chaquetilla, acariciando la forma ya no tan rígida del papel que guardaba doblado allí. La carta de Miles no era de esas cosas que se dejaban por ahí tiradas para que las leyera cualquiera, y además… quería releerla de vez en cuando. De vez en cuando. Seis o doce veces al día.

—No exactamente.

Hugo frunció el entrecejo.

—¿Qué quieres decir con
no exactamente
? Creía que ésa era una pregunta de sí o no.

—Es… difícil de explicar —a ella vaciló. Detallar delante del primo de Tien cómo una década del caos privado de su esposo había agotado su alma no merecía la pena—. Y bastante personal.

—La carta decía que parecía usted confusa y angustiada —comentó Vassily, servicial.

Los ojos de Ekaterin se entornaron.

—¿De qué metomentodo recibió usted esa…
comunicación
, por cierto?

—De un amigo suyo… dijo, que estaba gravemente preocupado por su seguridad.

¿Un amigo? La profesora era su amiga, Kareen, Mark… Miles, pero él difícilmente contaba, ahora… ¿Enrique? ¿
Tsipis
?

—No puedo imaginar a ningún amigo mío haciendo o diciendo tal cosa.

La preocupación de Hugo aumentó.

—La carta decía también que lord Vorkosigan ha estado ejerciendo todo tipo de presión sobre ti. Que tenía alguna extraña presa sobre tu mente.

No. Sólo sobre mi corazón, creo
. Su mente estaba perfectamente clara. Era el resto de ella lo que parecía estar en rebeldía.

—Es un hombre muy atractivo —admitió.

Hugo intercambió una mirada de sorpresa con Vassily. Ambos hombres habían conocido a Miles en el funeral: naturalmente, Miles se portó muy formalmente allí, y aún estaba fatigado por el caso. No habían tenido oportunidad de ver cómo era cuando se abría: la sonrisa elusiva, los ojos brillantes y particulares, el ingenio y las palabras y la pasión… la expresión confusa de su rostro cuando se enfrentó a las cucarachas con librea Vorkosigan… ella no pudo dejar de sonreír al recordarlo.

—Kat —dijo Hugo desconcertado—, ese hombre es un muti. Apenas te llega al hombro. Es
claramente
jorobado… no sé por qué no lo han corregido quirúrgicamente. Es
raro
.

—Oh, lo han operado docenas de veces. Su daño original fue muchísimo más severo. Todavía pueden verse esas finísimas cicatrices antiguas por todo su cuerpo.

Hugo se la quedó mirando.

—¿
Todo
su cuerpo?

—Um. Eso supongo. Por lo que he visto, al menos. —Ella se detuvo antes de añadir,
de cintura para arriba
. Una visión perfectamente innecesaria de Miles desnudo, envuelto en sábanas y mantas en la cama y ella con él, explorando lentamente su cuerpo, distrajo su atención por un momento. Parpadeó, esperando no bizquear—. Hay que reconocer que tiene un rostro bonito. Sus ojos son… muy vivos.

—Tiene la cabeza demasiado grande.

—No, su cuerpo es un poco pequeño para ella.

¿Cómo había acabado discutiendo acerca de la anatomía de Miles con Hugo? No era ningún caballo renco que ella estuviera pensando comprar contra los consejos del veterinario, maldición.

—De todas formas, esto no es asunto tuyo.

—Lo es si él… si tú… —Hugo se lamió los labios—. Kat… si estás sometida a algún tipo de amenaza, o chantaje o algo extraño, no estás sola. Sé que podemos ayudarte. Puede que hayas abandonado a tu familia, pero nosotros no te hemos abandonado a ti.

Lástima
.

—Gracias por esa valoración de mi carácter —dijo ella agriamente—. ¿Imaginas que nuestro tío el
lord Auditor
Vorthys es incapaz de protegerme, si fuera necesario? ¿Y la tía Vorthys tampoco?

—Estoy seguro de que sus tíos son muy amables… después de todo la acogieron a usted y a Nikki —dijo Vassily, inquieto—, pero me han dado a entender que son intelectuales que no están en el mundo. Posiblemente no entienden los peligros. Mi informador dice que no la han estado protegiendo en absoluto. Le han permitido que vaya a donde ha querido, cuando ha querido, de un modo completamente irregular, y ha entrado en contacto con todo tipo de personas dudosas.

Su tía
que no estaba en el mundo
era una de las principales expertas de Barrayar en todos los detalles sangrientos de la historia política de la Era del Aislamiento, hablaba y leía cuatro idiomas a la perfección, podía revisar documentos con una habilidad digna de los analistas de SegImp (un trabajo al que ahora se dedicaban varios de sus antiguos alumnos), y tenía treinta años de experiencia tratando con los jóvenes y sus problemas. Y en cuanto al tío Vorthys…

—El análisis de los fallos de ingeniería no me parece una disciplina especialmente apartada del mundo. No cuando incluye experiencia en sabotajes —tomó aire, dispuesta a continuar.

Los labios de Vassily se tensaron.

—La capital tiene fama de ser peligrosa. Demasiados hombres ricos y poderosos, y sus mujeres, con demasiado pocas restricciones a sus apetitos y vicios. Es un mundo peligroso para que un niño pequeño se exponga a él, sobre todo a través de los… líos amorosos de su madre.

Ekaterin estaba todavía hirviendo mentalmente cuando el tono de voz de Vassily se convirtió en un horrorizado susurro para añadir:

—Incluso he oído… dicen que hay un Alto Vor, aquí en Vorbarr Sultana, que antes era una
mujer
, y que hizo trasplantar su cerebro
a un cuerpo de hombre
.

Ekaterin parpadeó.

—Oh. Sí, debe de tratarse de lord Dono Vorrutyer. Lo conozco. No fue un trasplante de cerebro… puaf, qué idea más espantosa. Fue solamente un moldeado corporal betano normal y corriente.

Ambos hombres la miraron.

—¿Has
conocido
a esa criatura? —dijo Hugo—. ¿Dónde?

—Um… en la mansión Vorkosigan. Por cierto, Dono parecía un tipo muy inteligente. Creo que será muy positivo para el Distrito Vorrutyer, si el Consejo le concede el condado de su difunto hermano.

Y tras un instante de amarga reflexión, añadió:

—Considerando el asunto, espero que lo consiga. ¡Eso sí que les daría a Richars y sus secuaces un buen puñetazo en el ojo!

Hugo, que había escuchado sus palabras con creciente desazón, intervino.

—Tengo que estar de acuerdo con Vassily, me siento un poco inquieto teniéndote aquí en la capital. La familia desea que estés a salvo, Kat. Ya no eres una niña. Deberías tener tu propia casa y ser cuidada por un marido firme al que pueda confiarse tu bienestar y el de Nikki.

Tu deseo podría cumplirse
. Sin embargo… ella se había enfrentado a terroristas armados, y había sobrevivido. Y
ganado
. Su definición de
seguro
era… no tan estrecha, ya no.

—Un hombre de nuestra clase —continuó Hugo, persuasivo—. Alguien que sea adecuado para ti.

Creo que lo he encontrado. Viene con una casa donde no golpeo las paredes cada vez que me desperezo, además
. Ni siquiera si me desperezara eternamente. Ladeó la cabeza.

—¿Cuál crees que es mi clase, Hugo?

Él pareció perplejo.


Nuestra
clase. La sólida, honrada y leal clase Vor. Por parte de las mujeres, modesta, adecuada, recta…

Ella sintió el ardiente deseo de ser inmodesta, inadecuada y sobre todo… de no ser recta. De ser gloriosamente horizontal, de hecho. Se le ocurrió que cierta disparidad de altura carecería de importancia cuando uno (o dos) estaban tumbados…

—¿Crees que debería tener una casa?

—Sí, desde luego.

—¿No un planeta?

Hugo pareció sorprendido.

—¿Qué? ¡Por supuesto que no!

—Sabes, Hugo, nunca me había dado cuenta antes, pero tu visión carece de… amplitud.

Miles
pensaba que ella debería tener un planeta. Hizo una pausa y una lenta sonrisa asomó a sus labios. Después de todo, su madre tenía uno. Supuso que todo era cuestión de a qué estuvieras acostumbrado. No tenía sentido decirlo en voz alta: ellos no entenderían el chiste.

¿Y cómo se había vuelto su hermano mayor, admirado y generoso aunque un poco distante debido a la diferencia de edades, tan estrecho de mente? No…
Hugo
no había cambiado. La conclusión lógica la hizo estremecerse.

—Maldición, Kat —dijo Hugo—. Creía que parte de la carta era una exageración, pero ese lord muti te ha afectado la cabeza de una forma muy rara.

—Y si es cierto… tiene aliados aterradores —dijo Vassily—. La carta decía que Vorkosigan tenía al propio Simon Illyan a su favor, para atraerte a esa trampa —sus labios se torcieron, inseguros—. Ésa fue la parte que más me hizo preguntarme si se estaban burlando de mí, para ser sinceros.

—Conozco a Simon —concedió Ekaterin—. Me pareció bastante… dulce.

Un silencio de asombro siguió a su declaración.

—Naturalmente, comprendo que se ha relajado mucho desde que recibió la baja médica de SegImp —añadió ella, con un poco de torpeza—. Se nota que le han quitado un gran peso de encima —demasiado tarde, la evidencia encajó en su sitio—. Espera un momento… ¿quién dice que le envió toda esa sarta de sandeces y mentiras?

—Fue en la más estricta confidencialidad —dijo Vassily, cauteloso.

—Fue ese idiota redomado de Vormoncrief, ¿verdad? ¡Ah!

La luz se hizo, furiosamente, como el destello de una explosión atómica. Pero gritar, maldecir y tirar al suelo cosas sería contraproducente. Asió los brazos del sillón, para que los hombres no pudieran ver temblar sus manos.

—Vassily, Hugo debería haberte dicho… rechacé una propuesta de matrimonio de Alexi. Parece que ha encontrado un modo de vengar su vanidad herida.

¡Vil gusano!

—Kat —dijo Hugo lentamente—, ya tuve en cuenta esa interpretación. Reconozco que el tipo es un poco, um, idealista, y si la has tomado con él no trataré de discutir a su favor (aunque me parecía perfectamente válido), pero vi su carta. Me pareció que se preocupaba sinceramente por ti. Un poco exagerado, sí, pero ¿qué se puede esperar de un hombre enamorado?

—Alexi Vormoncrief no está enamorado de mí. No puede ver más allá de su nariz Vor para saber quién o qué soy. Si rellenaras mis ropas con paja y le pusieras una peluca en todo lo alto, apenas advertiría el cambio. Sólo está ejecutando los movimientos suministrados por su programación cultural.

Bueno, vale, y su más fundamental programación biológica, y no era el único que sufría de eso, ¿no? Estaba dispuesta a conceder a Alexi una buena ración de impulso sexual, pero estaba segura de que su objetivo era arbitrario. Su mano se dirigió hacia la chaquetilla, sobre su corazón, y las palabras memorizadas de Miles resonaron, abriéndose paso entre el clamor de sus oídos:
Quería poseer el poder de sus ojos

Vassily agitó una mano, impaciente.

—Todo esto es irrelevante, tanto para mí como para su hermano. Usted ya no es una doncella sin dote que su padre tenga que compensar con otros tesoros. Yo, sin embargo, tengo un claro deber familiar que cumplir por la seguridad de Nikki, si tengo motivos para creer que está amenazado.

Ekaterin se quedó petrificada.

Vassily le había concedido la custodia de Nikki con su palabra. Podía retirarla igual de fácilmente. Era ella quien tendría que recurrir ante los tribunales (los tribunales de su Distrito) y demostrar no sólo que era digna, sino también demostrar que él era indigno e inadecuado para hacerse cargo del niño. Vassily no era ningún criminal convicto, ni un borracho habitual, ni un manirroto ni un salvaje: era sólo un burócrata solterón, un concienzudo y diligente controlador del tráfico orbital, un hombre honrado común y corriente. Ella no tenía la menor posibilidad de ganar contra él. Si Nikki hubiera sido su hija, esos derechos se invertirían…

—Yo diría que un niño de nueve años en una base militar es una carga embarazosa —dijo por fin, sin inflexiones.

Vassily pareció sorprendido.

—Bueno, espero que no lleguemos a eso.
En el peor de los casos
había planeado dejarlo con su abuela Vorsoisson, hasta que las cosas se
arreglaran
.

Ekaterin apretó los dientes un momento y luego dijo:

—Nikki puede naturalmente visitar a la madre de Tien cada vez que ella lo invite. En el funeral me dio a entender que no se encontraba bien para recibir visitas este verano —se humedeció los labios—. Por favor, defíname el término en el peor de los casos. ¿Y qué quiere decir exactamente con arreglar?

—Bueno —Vassily se encogió de hombros, como pidiendo disculpas—, venir hasta aquí y descubrirla prometida con el hombre que asesinó al padre de Nikki habría sido bastante malo, ¿no está de acuerdo?

¿Venía preparado para llevarse a Nikki aquel mismo día, en ese caso?

—Ya se lo he dicho. La muerte de Tien fue un accidente, y esa acusación es una infamia.

El poco caso que él hacía a sus palabras le recordó horriblemente a Tien por un momento; ¿era la falta de memoria una tendencia familiar Vorsoisson? Pese al riesgo de ofenderlo, dijo:

—¿Cree que estoy mintiendo, o cree que soy sólo estúpida?

Luchó por controlar su respiración. Se había enfrentado a hombres más aterradores que el ansioso y confundido Vassily Vorsoisson.
Pero nunca a uno que pudiera quitarme a Nikki con una palabra
. Se encontraba al borde de un pozo profundo y oscuro. Si caía ahora, la pugna por salir sería más sucia y dolorosa que nada que pudiera imaginar. No debía forzar a Vassily a llevarse a Nikki.
A intentar llevarse a Nikki
. Y podía detenerlo… ¿cómo? Estaba derrotada legalmente antes de que pudiera empezar siquiera.
Así que no empieces
.

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