Read El caballo y su niño Online
Authors: C.S. Lewis
Pero no. No es el sol. Es la dorada melena de Aslan, cuyo perfume impregna cada partícula de aire y cuya mirada irresistible paraliza: es la parálisis que provoca siempre la sensación de plenitud. (“No pudo decir nada, mas era que no quería decir nada, y sabía que no necesitaba decir nada”.) Bello. Bello y terrible, aunque infinitamente dotado de sentido; de aquí brota el significado profundo y esencial de cada cosa, porque de aquí brota, a fin de cuentas, la vida.
Melena, luna, madeja y remolino: cuatro figuras concéntricas que, puestas en línea (página 133), se funden en un solo círculo y desaparecen. El Ser es redondo, decía Parménides. Y Aslan —presencia y sombra a la vez— le da aquí la razón.
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- En los relatos orientales aparecen habitualmente los demonios necrófagos, espíritus que profanan tumbas y se alimentan de cadáveres.
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Estadio:
medida de 201 metros.