James Potter y La Maldición del Guardián (80 page)

BOOK: James Potter y La Maldición del Guardián
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Harry asintió, serio.

―¿Qué se hará con Petra Morganstern entonces?

Merlín se encogió de hombros, regresando a su mesa.

―Es culpable de posesión de una propiedad robada en la forma de la Capa de Invisibilidad y del secuestro de Lily Potter. Como Jefe de Aurores, dueño de la Capa, y padre de la niña, soy yo el que debería preguntarte eso precisamente.

Harry lo pensó seriamente durante un largo rato. Finalmente, miró a James.

―No presentaré ningún cargo ―dijo―. James ¿estás de acuerdo?

James asintió con la cabeza.

―Ella no sabía lo que estaba haciendo, papá. Y cuando le mostré como estaba siendo engañada, recapacitó realmente rápido. No quiere lastimar a nadie.

―Sed muy precavidos con lo que estáis haciendo, amigos míos ―dijo Merlín cuidadosamente―. La señorita Morganstern es una joven muy complicada.

―Pero no es malvada ―dijo James con énfasis.

―No más de lo que lo eres tú, James, o tu padre, o yo. Y aún así, al menos yo, he causado un gran mal, todo en nombre del amor. Todos somos capaces de hacer el mal, dependiendo de las decisiones que tomamos y de las filosofías que abrazamos. Por grande que sea el potencial para el bien en cualquiera de nosotros, igualmente grande es el potencial para la maldad. La señorita Morganstern tiene, por decir poco, un gran, gran potencial. La única pregunta es como escogerá invertirlo.

―Pero hizo lo correcto ―dijo Harry―. En mi experiencia, los que deciden hacer lo correcto normalmente se vuelven adictos a ello. El alma de Voldemort tiene un asidero en ella, sí, eso ella no puede evitarlo. Pero ha probado que no es suficiente para gobernarla.

―Es suficiente para dividirla ―contestó Merlín―. Y nunca vencerá a esa pequeña parte de ella que le pertenece a él. Siempre estará ahí, persuadiendo, envenenando, tentando, mintiendo. Aún más, el poder de él es el poder de ella. Ha mostrado que utiliza ese poder que se le dio, para el bien, hasta el momento, por ejemplo sanando la pierna de Albus... ¿Pero hasta cuándo será capaz de controlarlo? Ahora mismo, abandona estas paredes para regresar a una vida amarga y sin amor. Se ha negado a sí misma el regresar con sus propios padres para que Lily y tú, James, pudierais vivir. Mientras tanto, os ve regresar a casa con padres amorosos y a una vida con la que ella sólo puede soñar. No creas que, a pesar de sus acciones, no yacerá despierta en noches frías y solitarias, anhelando sin esperanza a sus padres muertos, y preguntándose, preguntándose si, en aquella crucial noche en la Cámara de los Secretos, tomó la decisión incorrecta.

James sacudió la cabeza, sin querer creerlo.

―Ella nunca pensaría eso. Petra es buena.

―Quiere ser buena ―aceptó Merlín―. Eso te lo reconozco, James. Esperemos que sea suficiente.

Harry se acercó a James y posó su mano en los hombros de su hijo.

―Scorpius ha aceptado ayudarnos a localizar a su abuelo Lucius. En realidad se muestra tan entusiasmado al respecto que me hace sentir algo incómodo, a decir verdad, pero las mentiras y manipulaciones de su abuelo han convertido al chico en un aliado valioso para nosotros. Aún así ―dijo, volviendo su atención hacia Merlín―, ¿qué pasa con Tabitha Corsica? Aparte de Aturdir a Ralph, técnicamente no ha hecho nada malo, a pesar de sus mejores esfuerzos. No tengo jurisdicción sobre ella en absoluto.

―Déjamela a mí ―replicó Merlín, sentándose de nuevo ante su escritorio―. No ha llegado tan lejos como para que no pueda ser ayudada. Conocí una vez a alguien como ella.

―¡Está bromeando! ―dijo James, levantándose mientras su padre se preparaba para irse―. ¿Cree que Petra se volverá toda "Señor Tenebroso", pero que todavía hay esperanza para Corsica sólo porque conocía a alguien como ella?

Merlín miró hacia James, con un ceño.

―Tal vez no me he explicado bien ―dijo, con su voz retumbante―. Lo que pretendía decir es que una vez fui alguien como ella.

James miró fijamente al director, frunciendo la frente con consternación, pero Harry le condujo hacia la salida con la mano.

―Vamos, hijo ―dijo, sonriendo un poco―. El director tiene mucho que hacer. Vi tu actuación en los Omnioculares, por cierto. Estás hecho todo un actor. Me haces preguntarme por la vez que me dijiste que no habías tenido nada que ver con el reloj roto de la sala, ¿eh?

James cambió de tema tan rápido como pudo.

―¿Así que te vas directamente a casa?

―En realidad, no ―respondió Harry, cerrando la puerta de Merlín―. Voy a echar un vistazo a Albus en los dormitorios Slytherin. Y después yo, er, debo visitar a alguien, al parecer.

James comenzó a bajar al trote la escalera de caracol.

―¿A quién?

―Myrtle la Llorona ―señaló su padre, sonriendo―. Rose insistió. Dice que lo prometió. Pero ven a buscarme si estoy ahí más de una ahora ¿de acuerdo?

20. El Largo Viaje a Casa

La última semana de escuela pasó como un soplo de fuerte viento. Zane se quedó, pasando una noche con James y Ralph en sus respectivos dormitorios, durmiendo en camas plegables provistas por los elfos domésticos, y quedándose el resto del tiempo en su viejo dormitorio. Los Ravenclaws se alegraron de verlo, y Horace Birch lo proclamó orgullosamente miembro vitalicio Ravenclaw: ―A pesar del hecho de que eres un yanqui grosero y un bebedor de café, pese a que todo el mundo sabe que los verdaderos Ravenclaws viven a base de té y cerveza de mantequilla.

Para gran deleite de James, apareció una crítica de El Triunvirato en El Profeta, mencionando cuidadosamente el secuestro de Lily como un "desafortunado incidente relacionado con la pérdida temporal de una niña" ya que ésta había regresado esa misma noche aparentemente ilesa y perfectamente alegre. La crítica había calificado la obra como "un teatro académico sorprendentemente imaginativo y entretenido" a pesar de las controvertidas técnicas muggle de producción implementadas por la directora, la profesora de Estudios Muggle Tina Grenadine Curry. Esto fue alegremente perdonado cuando el reportero descubrió que los generadores muggle, que supuestamente operaban las luces del escenario, estaban trabajando bastante misteriosamente sin una gota de combustible en su interior, dejando por lo tanto las reclamaciones de una producción no-mágica como algo absolutamente rebatible.

―Allá vamos ―dijo Rose, señalando al periódico en el desayuno del último día de escuela―. "James Sirius Potter, representando el papel del querido Treus, probó que ni la juventud ni la inexperiencia pueden evitar una deliciosa actuación para alguien tan bien entrenado y obviamente inspirado. El sorprendente talento Thespiano del joven señor Potter lleva a este reportero a considerar que, en su caso, la manzana ciertamente no cayó muy lejos del árbol, aún cuando cayó de un rama vocacional enteramente diferente".

―Esta es la quinta vez que lees eso―dijo James, sonriente y sonrojado.

―No es como si te importara mucho, ¿no? ―dijo Zane, empujando a su amigo.

Ralph preguntó:

―¿Qué significa eso de James cayendo de una rama diferente?

―Significa que James tiene tanto talento como su padre ―proclamó Rose, doblando el periódico―. Sólo que en formas diferentes. Nadie podría siquiera imaginar a Harry Potter actuando en una obra, ¿no crees?

―Supongo que no ―aceptó James, todavía sonriendo tímidamente―. Pero creo que esto ya ha sido suficiente actuación para mí.

Zane sacudió la cabeza.

―Eso dices ahora, pero espera y verás. Muy pronto, empezarás a extrañar ser el foco de atención. Ya sabes, mi padre trabaja en la industria del cine Muggle. Probablemente podría buscarte un papel en alguna película. Incluso hablan de hacer películas basadas en esa serie de libros sobre el mundo mágico. ¡Serías perfecto!

―De ninguna manera ―insistió James, pero se vio ahogado por el coro entusiasta de acuerdo. Decidió no combatirlo, y al final, todo el mundo aceptó que, de hecho, probablemente Albus sería mejor para el papel a pesar de que no podía actuar tan bien como James.

―Yo lo haría ―dijo Albus seriamente―. ¡Hasta haría mis propios hechizos! ¿Crees que me lo permitirían?

Zane agitó la cabeza mientras todo el mundo reía.

Esa noche, James pidió la ayuda de Zane para eliminar la cicatriz del muñeco vudú. Zane utilizó su varita cuidadosamente para borrar mágicamente la marca de la pequeña frente de tela. Extrañamente, James pudo sentir todo el proceso. Picaba, y el picor disminuía a medida que la cicatriz desaparecía. Finalmente, Zane le pasó a James el muñeco, asintiendo ante un trabajo bien hecho.

―Limpia como la nieve virgen —proclamó.

James lo examinó. Desde luego, no había el más mínimo rastro de que la cicatriz hubiera estado alguna vez ahí. Envolvió el muñeco en una tela y lo puso al fondo de su baúl. No estaba seguro de que haría con él ahora que sabía como podía ser utilizado y que entrañaba un peligro, sospechaba que simplemente se lo devolvería a su madre. Ahora que ella sabía que había que tener cuidado con él, confiaba en que nadie podría cuidarlo mejor.

En la cena del último día de escuela, Gryffindor fue premiado con la Copa de las Casas, principalmente por unos puntos finales añadidos por Merlín por las actuaciones de James y Petra en la obra. James estaba muy contento por el premio, y mientras la mesa de Gryffindor explotaba en aplausos, felicitando a James y Petra, se sintió, quizás por primera vez, a la altura de la leyenda de su padre como miembro de Gryffindor. Al otro lado del salón, flotando inciertamente pero con una sonrisa nerviosa en su rostro, el fantasma de Cedric Diggory agitó la mano hacia él. La Dama de Gris ondeaba junto a él, con su pálido rostro inescrutable pero aparentemente feliz.

Como entretenimiento de la noche, los Hufflepuffs montaron un magnífico show de marionetas interpretando El Triunvirato, haciendo afectuosa mofa de todos los involucrados. James rió hasta que le cayeron lágrimas de los ojos. Cuando miró para compartir el chiste con Petra, sin embargo, encontró su silla vacía. No la vio en absoluto durante el resto de la noche.

Finalmente, llegó la mañana siguiente, y el momento del viaje de regreso a casa. Zane llevaba su pequeña maleta, y silbaba ligeramente mientras James arrastraba su baúl hasta los escalones de entrada.

―Será genial volver a montar en el tren ―dijo Zane, sonriendo alegremente―. Echo de menos a esa vieja dama del carrito. No estaba ahí cuando viajé a Hogsmeade con tu madre, ¿sabes? Al parecer, sólo trabaja en los viajes oficiales del Hogwarts Express. Un margen más amplio de ganancia, creo.

―Aja ―dijo James, dejándose caer sobre en su baúl―. No lo sabía.

―Apuesto a que estará ahí con más frecuencia, ahora que abren la nueva ruta. Vi el lugar donde están expandiendo el camino a través de las montañas. Conectará como un nuevo pueblo mágico al otro lado de algún desfiladero. No puedo recordar el nombre del desfiladero o del pueblo, pero tu madre dijo que una vez terminen el camino, ahorrará a muchos viajeros tanto tiempo, como polvos Flu. Apuesto a que entonces la dama del carrito tendrá muchos más clientes.

―Estoy seguro de que se alegrará de que te preocupes tanto por su bienestar ―dijo James, poniendo los ojos en blanco.

―No lo puedo evitar ―aceptó Zane―. Simplemente soy un tipo que se preocupa por la gente. Oh, sí, eso me recuerda, creo que descubrí el secreto de la escoba loca de Tabitha.

James se reanimó.

―¿Sí? ¿Qué era?

Zane buscó dentro del bolsillo de sus vaqueros y sacó un pequeño sobre.

―Albus me permitió echar un vistazo al pedazo de la escoba que había estado utilizando como tablilla. Lo abrí y Gennifer y Horace me ayudaron a hacerle algunas pruebas. Mira. ―Le pasó el sobre a James.

James consiguió abrirlo y miró dentro. Contenía un pequeño pedazo de tela negra.

―Yo no lo tocaría ―dijo Zane―. Yo lo hice accidentalmente, y todavía me siento bastante chungo.

―¿”Chungo”? ―dijo James, devolviendo el sobre a Zane.

―Lo siento. Se me pegó el término técnico de Raphael, allá en casa. Raro. Espeluznado. Completamente fuera del espectrómetro.

―Me hago una idea ―señaló James―. Pero ¿Qué es?

Zane se sentó en el baúl junto a James.

―¿Recuerdas el año pasado cuando me hablaste de las escobas trucadas?

James asintió.

―Claro. Cuando un jugador de Quidditch hila algo mágico dentro de escoba, convirtiéndola básicamente en una varita gigante.

―Sí, bien, pues no estábamos tan equivocados respecto a Corsica ―replicó Zane―. Creíamos que estaba trucada porque era el báculo de Merlín, pero obviamente, eso era un capote rojo. Estaba trucada porque contenía una gran y larga tira de la capa de un Dementor.

―¿Un Dementor? ―exclamó James, volviendo a mirar a Zane―. ¿Eso es posible?

Zane se encogió de hombros con facilidad.

―A mí que me registren, pero no hay duda al respecto. Quizás la gente de Corsica está tan unida a esas cosas que pudieron hacerse con una de segunda mano. Después de todo, dijiste que los Dementores eran leales a Voldy y sus amigos.

―No eran tanto leales a él como tan malvados como él, pero de todas formas… podrías estar en lo cierto.

―Concuerda ―asintió Zane―. Si lo que Merlín te dijo es verdad, los Dementores son lo mismo que los Borleys. Vienen de fuera del tiempo, y pueden manipularlo un poco. Eso se parece bastante a lo que la escoba de Tabitha parecía hacer, ¿no? Conocía lo suficiente del futuro para saber donde tenía que estar. Afortunadamente para ti y Albus, se plegaba a los propósitos de su dueño.

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