La imagen de la pantalla cambió otra vez.
—La tercera especie… —dijo Chekov.
Kirk miró la pantalla con los ojos entrecerrados. La imagen que había en ella era vaga… una forma grande, oblonga, de color pálido, vista como a través de una bruma.
—¿Había mal tiempo ese día, Chekov? —le preguntó.
—No, kepitán. La imagen fue tomada a plena luz del día y con tiempo claro y despejado. Eso es un ;at.
—Repita eso —le pidió Uhura a Chekov.
Chekov meneó la cabeza.
—Esa es la pronunciación correcta del nombre de la especie según ellos mismos… lo más aproximadamente que pudo transcribirla el servicio lingüístico, en cualquier caso. La ortografía IPA está en el informe completo… quizás ustedes puedan sacar de ella un mejor sentido que yo. En cualquier caso, los ;at son la tercera especie del planeta. No llevan la cuenta del total de su población, y ésta es la mejor imagen que pudo conseguir el equipo de investigación.
—¿Se trata de alguna clase de entidad gaseosa? —inquirió Scotty.
—No, señor. Sencillamente, a veces parece que no estén donde están; su calidad física es selectivamente variable. Los investigadores informan que algunos de los ;at con los que ellos mantenían conversaciones aparecían y desaparecían sin previo aviso, sin ninguna aparente correlación con el tema que les ocupaba. Parece que las imágenes de ellos no salen nítidas, por muy claramente que se manifieste la entidad en cuestión.
Chekov parecía un poco incómodo por lo que se veía obligado a informar.
—El equipo de investigación —dijo— comunicó que los ;at les recibieron con gran cortesía y estaban dispuestos a conversar con ellos largo y tendido… mucho más que las otras especies. Sin embargo, esas conversaciones fueron todas bastante problemáticas… ya que, a juzgar por las transcripciones que figuran en el informe, los ;at no creían en el equipo de investigación.
Ante eso último se produjeron algunos intercambios de miradas desconcertadas.
—¿Que no creían en ellos? —inquirió McCoy—. ¿Como el no creer en Santa Claus? Parece absurdo.
Chekov se encogió de hombros.
—La transcripción repite varias veces esa observación básica —dijo—. Uno de los miembros del grupo le preguntó al ;at en cuestión si dudaba de las pruebas aportadas por sus propios sentidos, y éste le replicó, tan aproximadamente como el traductor fue capaz de verterlo, que «siempre desconfiaba de las percepciones, y que si los sentidos le transmitían datos inaceptables él los cambiaba por otros nuevos».
McCoy estaba reclinado en el respaldo con los brazos cruzados; una expresión de gran interés se apoderaba de su rostro. «Ahá —pensó Kirk—, eso ha podido con él.» No había nada mejor para captar la imaginación de Bones que una nueva psicología grotesca, y aquélla desde luego parecía serlo.
—No pudo obtenerse ninguna otra información de los ;at —continuó Chekov—. El grupo les encontró sociables y locuaces, pero también le resultó tremendamente difícil comprender qué querían decir. El informe sugiere que podría ser necesario un traductor algorítmico más complejo y avanzado.
Uhura asintió y se puso a tomar notas en su libreta.
—Con ello concluye el informe del grupo de investigación, kepitán —dijo Chekov.
—Esta misión nos proporciona algunas tareas muy interesantes —comentó Kirk—. Estaremos muy lejos de los conflictos de las áreas más pobladas de la galaxia, así que deberíamos de tener tiempo libre para concentrarnos en el trabajo. Las órdenes que me dio la Flota Estelar indican que podremos quedarnos en el área todo el tiempo que nos sea preciso para realizar una investigación más a fondo… sujeto a revocación, claro está.
En torno a la mesa, todos los ojos se pusieron en blanco. La
Enterprise
tenía un buen historial de haber sido retirada de los destinos más interesantes para salvarle el pellejo a alguien que estaba al otro lado de la Vía Láctea. Todos estaban acostumbrados a eso a aquellas alturas, pero a nadie le gustaba.
—De todas formas —dijo Kirk—, considero probable que nos dejen en paz en este caso. Las órdenes que tengo dejan claro que la
Enterprise
fue destinada para esta misión debido a la cantidad de científicos expertos que lleva a bordo. La mitad de ese informe requiere investigaciones científicas puras; la comunidad científica de la Federación necesita desesperadamente toda la información posible sobre la evolución de ese mundo, referente a todas las especies que seamos capaces de catalogar, tanto inteligentes como no inteligentes, y tantas teorías especializadas como podamos formular sobre cómo llegó ese mundo a ser como es… y por qué sólo ese mundo, entre las decenas de miles de planetas habitados que conocemos. Lo que descubramos allí, lo que esas especies puedan contarnos sobre sí mismas, afectará profundamente a todas las ciencias biológicas. Así que todos los departamentos de ciencias de la nave van a esforzarse al máximo. —McCoy se agitó ligeramente en su asiento—. Quiero recordarles a todos que no deben permitir que sus subordinados se excedan —prosiguió Kirk—. Los investigadores cansados pasan por alto pistas que tienen ante sus propias narices y que podrían resultar de vital importancia. Yo examinaré diariamente los turnos de laboratorio y las designaciones para las partidas de tierra cuando lleguemos allí. Por favor, consulten con el doctor McCoy en caso de cualquier duda que pueda surgir.
Todas las cabezas asintieron.
—La otra mitad de nuestra misión —continuó Kirk— es diplomática. O al menos esperamos que así sea. El grupo de investigación se identificó como meros exploradores; pudieron obtener muy poca información precisa sobre cómo es administrado el planeta, cómo interactúan las tres especies entre sí, y demás. Nuestra responsabilidad es averiguar… darle un sentido a sus estructuras culturales y de gobierno, si es que lo tienen… y establecer contacto formal con las tres especies en nombre de la Federación. Debemos descubrir si quieren afiliarse a nuestra organización, algunos o todos ellos, y hasta qué punto. También debemos descubrir si es acaso conveniente el solicitarlo. Las órdenes hacen bastante hincapié —continuó Kirk con expresión un poco severa— en tratar de conseguir la afiliación. Habida cuenta las implicaciones políticas de este tipo de situación evolutiva, sean lo que fueren ellos, la gente del cuerpo diplomático está aparentemente ansiosa por tener este mundo dentro de nuestro campo antes de que se incorpore a algún otro, y han ejercido una cierta presión sobre nosotros con ese fin. No obstante, mi intención es conseguir que esta segunda investigación se realice de la manera más escrupulosa. Lo que importa es que a esas especies se les ofrezca una alternativa con la información más completa posible y se les deje en libertad para decidir. Espero que todos los departamentos actúen de acuerdo con esto.
Hizo una pausa momentánea para pensar.
—Una de las principales tareas del departamento científico será la calibración correcta del traductor universal para este planeta. Obviamente, el equipo de investigación inicial no pudo hacer más que un ajuste apresurado y defectuoso, debido al poco tiempo que tenían para trabajar. Una gran parte del éxito de esta misión reside en conseguir disponer de una buena traducción; en caso contrario, una buena parte de los datos que recopilamos mediante las conversaciones serán erróneos.
Todo lo que se realice en etapas posteriores, especialmente en el terreno diplomático, dependerá de lo correctas y completas que sean esas traducciones para cada una de las tres especies; nosotros, al igual que ellos, tenemos que disponer de datos correctos para tomar nuestras decisiones. —Miró a Uhura y Spock—. Espero que todos los demás departamentos de ciencia concedan preferencia al de lingüística en lo que se refiere al uso de la computadora y demás instalaciones. Tomen todos nota de ello.
—Recibido —murmuraron varias voces.
—Con que tengamos sólo un poco de suerte —continuó Kirk, algo más relajado—, al menos dos de las tres especies decidirán asociarse con nosotros de una u otra forma, y nos proporcionarán la tranquilidad de saber que otra nave podrá regresar e informarles de lo que nosotros hayamos pasado por alto. Pero no podemos limitarnos a eso; la absoluta singularidad de este planeta exige que tratemos esta investigación como una oportunidad única e irrepetible. La Flota Estelar ha tenido la amabilidad de aprovechar esta corta estancia en la Tierra para instalar unos ochenta terabytes
[2]
extra de memoria disponible en la biblioteca de la computadora. Quiero que regresemos con esa memoria llena, damas y caballeros. Quedan avisados. En el peor de los casos, tendremos bastantes datos en bruto como para haber conseguido que el viaje valga la pena… y habremos averiguado sobre el universo una pizca más de lo que conocemos hasta el momento. En el mejor de los casos, una o más de esas especies se unirán a nosotros y, tras haber completado los acuerdos entre la Federación y las gentes de 1212 Muscae, el resto de la misión degenerará en banquetes de pollo de goma… o lo que sea de goma que utilizan en 1212, en lugar del pollo.
Otra risa entre dientes recorrió la mesa.
—¿Alguna pregunta? —terminó Kirk.
—¿Cuánto tardaremos en llegar? —inquirió Uhura.
—Tres días. ¿Tres días, Scotty?
—En marcha hiperespacial tres, sí. A menos que quiera una velocidad mayor.
—¿Y privar a los departamentos del tiempo necesario para prepararse? Me parece poco inteligente. Dejémoslo en tres días. ¿Alguna otra pregunta?
Nadie dijo nada.
—Ésta es la historia, damas y caballeros —concluyó Kirk—. De momento hemos terminado. Habrá una recepción informal a las 21.00 horas para aquellos de ustedes que tengan tiempo de asistir.
Se pusieron de pie todos menos el doctor McCoy. Kirk tampoco se levantó, esperó a que la sala se hubiese vaciado y las puertas se cerraran por última vez.
—¿Problemas, Bones? —preguntó—. ¿Le ha parecido un punto de partida suficiente?
—Más que suficiente. —McCoy se desperezó ligeramente—. Gracias, Jim.
—¿Alguna otra cosa, entonces?
McCoy sonrió débilmente.
—Le han pasado la patata más caliente que pudieron encontrar, ¿no es cierto?
Kirk se encogió de hombros.
—Ya sabe que el estilo de la Flota Estelar no es el de encargarle a uno tareas fáciles cuando han descubierto que puede manejar las difíciles —respondió.
—Sin embargo, apuesto a que sé qué aspecto tienen las órdenes que le entregaron —dijo McCoy—. «El único comandante con la suficiente experiencia diplomática y de exploración para la tarea. Importancia increíble para la galaxia. Graves consecuencias para la Federación si algún otro adquiriera influencia sobre esta parte inteligente del espacio…»
No por vez primera, Kirk se preguntó si las cifras que controlaban el acceso a su terminal personal eran tan secretas como a él le gustaba creer.
—Escuche, Bones, ellos no tienen…
—Sí, lo tienen.
—¿Tienen qué? —preguntó Kirk. El juego favorito de McCoy, la lectura del pensamiento, siempre le fastidiaba.
—Derecho a depender de usted para que les saque las castañas del fuego cada vez que caen en él —replicó McCoy. «Especialmente irritante cuando sabe efectivamente qué es lo que pienso, maldición», pensó Kirk.
—Jim, ¿quiere un consejo?
—¿Piensa dármelo gratis o va a cobrármelo más adelante? McCoy profirió un bufido.
—Jim, escúcheme. Trate de relajarse y diviértase. Aquél no era del todo el tipo de consejo que había esperado.
—Ah, ¿lo dice en serio? —le preguntó con una voz ligeramente débil.
—Sí. Porque durante bastante tiempo, si he comprendido bien esta misión, no va a tener que tomar ninguna decisión; no dispondrá de los datos suficientes para tomarla. Siéntese y deje que su gente haga el trabajo que le corresponde. —En los ojos de McCoy había un destello malvado—. En cualquier caso, seremos nosotros los que realizaremos el peor trabajo en esta misión. Será un cambio para usted.
Kirk rió suavemente.
—Usted siempre me dice cómo debo hacer mi trabajo… ¿y ahora va a decirme también cómo no hacerlo?
—Quizá sea la última oportunidad que tenga en mucho tiempo —replicó McCoy—. La psicología y la xenomedicina van a estar realmente ocupadas en esta misión, según todas las apariencias. Deberé trabajar con las gentes de 1212… y con las nuestras propias, que podrían tener sus problemas al interactuar con ellos. El choque cultural funciona en ambos sentidos… y siempre es peor la primera vez.
—Pensaba que era usted cirujano, no loquero —le dijo Kirk para provocarle.
El médico adoptó un aire irónico momentáneo.
—Probablemente dentro de un par de semanas yo mismo desearé que fuera así —le dijo—. Demonios, ¿desde cuándo un médico de nave espacial ha desempeñado una sola tarea? Si nuestra gente tiene mucho trabajo, yo podría acabar preparando portaobjetos para el microscopio. Ya ha sucedido anteriormente.
—Esta vez no, espero —le dijo Kirk—. No se exceda en el trabajo. Podría obligarme a relevarle de sus obligaciones.
—Amenazas, vanas amenazas —replicó McCoy sonriendo mientras se ponía de pie—. ¿Bajará más tarde a la sala recreativa?
—Si tengo tiempo —respondió Kirk mientras se levantaba a su vez de la silla—. Hay bastante papeleo pendiente.
McCoy puso los ojos en blanco.
—¿Qué hay de esa nave estelar libre de tareas administrativas que la Flota nos prometió hace unos diez años? —se quejó—. ¿Esa en la que tendríamos todos secretarias de especies telepáticas, que supieran lo que había que hacer sin preguntárnoslo, y lo hicieran?
—Finalmente la pusieron en funcionamiento —le dijo Kirk—. Luego la pusieron en órbita permanente en torno a la Tierra y la llamaron Comando de la Flota Estelar.
Entre risas, ambos salieron de la sala de reuniones.
—No puedo creerlo —dijo McCoy, primero en un susurro y luego en voz más alta para que le escucharan sus subordinados—. En verdad ¡no puedo creerlo! ¡Lia!
—Mmm hmm —fue la réplica de Lia que, sin mucho entusiasmo, le llegó de la sala contigua a la enfermería. Posiblemente era una reacción comprensible, porque llevaba ya dos días respondiendo a protestas de esa índole.
—¿Qué va a hacer respecto a este maldito informe del departamento de biología?
—Voy a dejarlo reposar ahí hasta que… —se produjo una breve pausa, como si la mujer considerara las diversas opciones— alguna otra persona haga algo al respecto. En este momento estoy ocupada con el asunto de Uhura.