Ya no es necesario que su problema sea su verdad. Ahora puede desvanecerse en la nada donde se originó. Usted puede hacerlo.
Recuerde:
¡en su mente no piensa nadie más que usted!
Usted es el poder y la autoridad en su mundo.
Sus ideas y creencias del pasado han creado este momento, y todos los que lo antecedieron. Lo que usted en este momento decida pensar y creer creará el momento siguiente, y el día de mañana, el mes que viene y el próximo año.
Sí, le estoy dando el más maravilloso de los consejos, fruto de mis años de experiencia, y, sin embargo, usted puede seguir escogiendo pensar las mismas cosas de siempre, puede negarse a cambiar y quedarse con todos sus problemas.
En su mundo, ¡el poder es usted! ¡Usted puede conseguir cualquier cosa en que decida pensar!
Este momento inicia el nuevo proceso. Cada momento es un comienzo nuevo, y este es un comienzo nuevo para usted, ¡aquí y ahora! Es estupendo saberlo. ¡Este momento es el
Momento del Poder
! ¡Es el momento en que se inicia el cambio!
¿Es verdad?
Deténgase un momento y atrape lo que ahora mismo esté pensando. Si es verdad que sus pensamientos configuran su vida, ¿querría usted que lo que ahora mismo estaba pensando se convirtiera en su verdad? Si su pensamiento era de preocupación, de cólera, de resentimiento, de venganza o de miedo, ¿de qué forma cree que volverá a usted?
No siempre es fácil atrapar nuestros pensamientos, que se mueven con tanta rapidez. Sin embargo, ahora mismo podemos empezar a vigilar y a escuchar lo que decimos. Si se oye expresar cualquier cosa negativa, deténgase en mitad de la frase. Vuelva a formular la oración, o abandónela simplemente. Incluso podría decirle: «¡Fuera!».
Imagínese que está haciendo cola en el autoservicio de un hotel de lujo, donde en vez de platos de comida se sirven platos de pensamientos. Usted puede elegir todos los que quiera. Esas ideas son las que crearán sus experiencias futuras.
Ahora bien, si escoge ideas que le creen problemas y sufrimiento, estará haciendo una tontería, como si eligiera comidas que siempre le caen mal. Sin embargo, tan pronto como descubre cuáles son las comidas que le hacen daño, las evita. Lo mismo tiene que hacer con los pensamientos.
Manténgase lejos de las ideas que le causan problemas y dolor
.
Uno de mis primeros maestros, el doctor Raymond Charles Barker, solía repetir:
—Cuando hay un problema, no hay nada que hacer; hay algo que saber.
Es la mente quien crea el futuro. Cuando en nuestro presente hay algo indeseable, debemos recurrir a la mente para que cambie la situación. Y podemos empezar a cambiar ya, en este mismo segundo.
Mi deseo más profundo es que algún día el tema de cómo funcionan los pensamientos sea lo primero que se enseñe en la escuela. Jamás he entendido qué importancia tiene hacer que los niños memoricen las fechas de una serie de batallas. Me parece un total desperdicio de energía mental. En cambio, podríamos enseñarles cosas realmente importantes: cómo funciona la mente, cómo invertir dinero para tener seguridad financiera, cómo ser padre o madre, cómo tener buenas relaciones y cómo crear y mantener sentimientos de autoestima y de apreciación de uno mismo.
¿Se imagina cómo sería una generación de adultos a quienes en la escuela, además del plan de estudios normal, se les hubieran enseñado estos temas? Piense cómo se manifestarían esas verdades. Serían seres humanos felices, que se sentirían en paz consigo mismos, no tendrían dificultades financieras y enriquecerían la economía con inversiones prudentes de su dinero, personas que tendrían buenas relaciones con todo el mundo, que se sentirían cómodas en el papel de padres y crearían otra generación de seres humanos que se sientan bien consigo mismos. Y, dentro de todo esto, cada persona seguiría siendo un individuo y expresando su propia creatividad.
No hay tiempo que perder. Continuemos con nuestro trabajo.
Capítulo 5En la infinitud de la vida, donde estoy,
todo es perfecto, completo y entero.
Ya no escojo creer en las viejas limitaciones y carencias.
Ahora opto por empezar a verme como el Universo me ve,
perfecto, completo y entero.
La verdad de mi Ser es que fui creado
perfecto, completo y entero.
Ahora soy perfecto, completo y entero,
y seré siempre perfecto, completo y entero.
Ahora elijo vivir mi vida en función de esto que entiendo.
Estoy en el lugar y en el momento adecuados, haciendo
aquello que me corresponde hacer.
Todo está bien en mi mundo.
Y AHORA, ¿QUÉ HACEMOS?
«Al ver el modelo que sigo, decido cambiarlo. »
La decisión de cambiar
Una vez han llegado a este punto, la reacción de muchas personas consiste en levantar las manos al cielo, horrorizadas ante lo que podemos llamar el desastre de sus vidas, y renunciar a cualquier intento de hacer nada. Otras se enfadan consigo mismas o con la vida, y también abandonan la partida.
En general, piensan que si la situación es desesperada, y parece imposible hacer cambios, ¿para qué intentarlo? Y el razonamiento continúa así: «Quédate como estás. Por lo menos es un sufrimiento que ya sabes cómo manejar. No te gusta, pero ya lo conoces, y es de esperar que las cosas no empeoren».
Para mí el enfado habitual es como quedarse sentado en un rincón con un sombrero de burro. ¿No les suena familiar? Sucede algo y uno se enfada; sucede otra cosa, y vuelve a enfadarse, una y otra vez, pero nunca se va más allá del enojo.
¿De qué sirve esto? Es una reacción tonta que desperdicie uno su tiempo sin hacer nada más que enojarse. También es negarse a ver la vida de una manera nueva y diferente.
Sería mucho más útil preguntarse cómo es que uno va creando tantas situaciones enojosas.
¿Cuál cree usted que es la causa de todas estas frustraciones? ¿Qué es lo que usted emite, que genera en los otros la necesidad de irritarlo? ¿Por qué cree que necesita enojarse para conseguir lo que quiere?
Cualquier cosa que demos, la volvemos a recibir. Si lo que damos es enojo, estamos creando situaciones que nos darán motivos de enojo, como si nos quedáramos en un rincón con un sombrero de burro, sin ir a ninguna parte.
Si mis palabras han hecho que usted se enfadara, ¡perfecto! Es que deben estar dando en el blanco. Y eso es algo que usted, si quisiera, podría cambiar.
Tome la decisión de disponerse a cambiar
Si realmente quiere saber hasta qué punto es terco, encare la idea de estar
dispuesto a cambiar
. Todos queremos que nuestra vida cambie, que nuestra situación mejore, pero no queremos tener que cambiar. Más bien querríamos que cambiaran
ellos
. Para hacer que eso suceda,
debemos cambiar nosotros interiormente
. Debemos cambiar nuestra manera de pensar, nuestra manera de hablar, nuestra manera de expresarnos. Sólo entonces se producirán los cambios externos.
Éste es el paso siguiente. Ya nos hemos dedicado bastante a aclarar cuáles son los problemas y de dónde provienen. Ahora es hora de
disponerse a cambiar
.
Yo he sido siempre muy terca. Incluso ahora hay veces que, cuando decido hacer algún cambio en mi vida, esa terquedad aflora y refuerza mi resistencia a cambiar
mi
modo de pensar.
Y puedo volverme temporalmente incoherente y, enfadada, refugiarme en mí misma.
Sí, eso me sigue pasando después de tantos años de trabajo. Es una de las lecciones que he aprendido, porque ahora, cuando me sucede, sé que me encuentro, ante un punto crucial en mi camino. Cada vez que decido hacer un cambio en mi vida, para liberar alguna otra cosa, tengo que profundizar más en mí misma. Cada uno de esos viejos estratos debe ceder para ser reemplazado por maneras de pensar nuevas. A veces es fácil, y otras es como empeñarse en levantar una piedra con una pluma.
Cuanto más tenazmente me aferró a una vieja creencia cuando he dicho que quiero cambiar, más segura estoy de que ese cambio es importante para mí. Y sólo al ir experimentando y, por tanto, aprendiendo estas cosas puede luego enseñarlas a otras personas.
Estoy segura de que muchos maestros realmente buenos no nacieron en hogares felices donde todo era fácil, sino que han experimentado mucho dolor y sufrimiento, y han ido superando diversas vivencias negativas hasta llegar al punto desde donde, ahora, pueden ayudar a que otros se liberen. La mayoría de los buenos maestros trabajan continuamente para seguir liberándose, para hacer desaparecer limitaciones cada vez más profundas. Y eso llega a ser una ocupación de toda la vida.
La diferencia principal entre cómo solía trabajar yo en esta labor de liberación de creencias y la forma en que lo hago hoy reside en que ahora ya no tengo que enojarme conmigo misma para hacerlo. En estos momentos, ya no creo que sea una mala persona porque todavía encuentre en mí cosas para cambiar.
La limpieza de la casa
El trabajo mental que hago ahora es como limpiar una casa. Voy recorriendo mis habitaciones mentales y examinando las ideas y creencias que hay en ellas. Como algunas me gustan, las limpio y las pulo, y hago que me sigan sirviendo. Veo que hay que reemplazar o reparar algunas, y me ocupo de ellas tan pronto como puedo. Otras son como el periódico de ayer, o como ropa y revistas viejas: ya no me sirven. Entonces las doy o las tiro a la basura, y me deshago de ellas para siempre.
Para hacer todo esto, no es necesario que me enoje ni que sienta que soy una mala persona.
Ejercicio: Estoy dispuesto a cambiar
Vamos a usar la afirmación «Estoy dispuesto a cambiar». Repítala con frecuencia, reiteradamente. Mientras dice «Estoy dispuesto a cambiar», tóquese la garganta. En el cuerpo, la garganta es el centro energético donde se produce el cambio. Al tocársela, usted reconocerá que se encuentra en un proceso de cambio.
Cuando la necesidad de cambiar algo aparezca en su vida, esté dispuesto a permitir que ese cambio suceda. Tome conciencia de que allí donde usted
no quiere cambiar
, es, exactamente, donde más
necesita
cambiar. Repita: «Estoy dispuesto a cambiar».La Inteligencia Universal responde siempre a lo que usted piensa y dice. Cuando usted formule este enunciado, las cosas empezarán decididamente a cambiar.
Hay muchas maneras de cambiar
Trabajar con mis ideas no es la única manera de cambiar; hay muchos otros métodos que funcionan muy bien. Al final del libro incluyo una lista de maneras en que puede usted abordar su propio proceso de crecimiento.
Piense ahora en unos pocos. Tenemos el enfoque espiritual, el mental y el físico. La curación holista incluye cuerpo, mente y espíritu. Se puede empezar por cualquiera de estos dominios, siempre y cuando en última instancia se los incluya a todos. Hay quien empieza por la parte mental, acudiendo a seminarios o sometiéndose a terapia. Otros comienzan por el ámbito espiritual, orando o haciendo meditación.
Cuando decide uno
limpiar su casa
, en realidad no importa por qué habitación empiece. Puede usted hacerlo por aquella que más le apetezca y las otras casi se irán limpiando solas.
Las personas que comienzan por el nivel espiritual y están habituadas a comer mal, suelen encontrarse con que les atrae la nutrición. Conocen a alguna persona, o encuentran un libro, o van a una clase que les hace entender que lo que están dando de comer a su cuerpo puede tener mucho que ver con la forma en que se sienten y el aspecto que tienen. Mientras se esté dispuesto a crecer y a cambiar, un nivel siempre irá conduciendo al otro.
Yo doy muy pocos consejos referentes a la nutrición, porque he descubierto que todos los sistemas funcionan para alguna u otra persona. El hecho es que cuento con una red local de buenos especialistas en el campo holista, y les mando a mis clientes cuando veo que necesitan esa información. Se trata de un terreno en donde uno debe encontrar solo su camino, o bien recurrir a un especialista que pueda orientarlo.
Muchos libros sobre nutrición han sido escritos por personas que estuvieron muy enfermas y elaboraron un sistema para su propia curación. Después escribieron un libro para divulgar el método que usaron. Pero no todo el mundo es igual.
Por ejemplo, la dieta macrobiótica y el naturismo crudívoro son dos enfoques totalmente diferentes. Los crudívoros jamás cocinan nada, raras veces consumen cereales, se cuidan muchísimo de comer fruta y verdura en la misma comida y nunca usan sal. Los macrobióticos comen casi todo cocido, tienen un sistema diferente de combinación de los alimentos, y usan gran cantidad de sal. Ambos sistemas funcionan, ambos han conseguido curaciones, pero ninguno de los dos es bueno para todos los organismos.
Mi teoría de la nutrición es simple. Si crece, cómalo. Si no crece, no lo coma.
Hay que ser consciente del acto de comer; es como prestar atención a nuestros pensamientos. También podemos aprender a prestar atención al cuerpo y a las señales que nos envía cuando comemos.
Limpiar la casa mental después de toda una vida de complacerse en pensamientos negativos es un poco como iniciar un programa de buena nutrición tras haberse pasado la vida alimentándose mal. Son dos situaciones que con frecuencia producen crisis de curación. A medida que uno empieza a cambiar su dieta física, el cuerpo comienza a deshacerse de la acumulación de residuos tóxicos, y cuando esto sucede, uno puede sentirse pésimamente durante un par de días. Así también, cuando se decide cambiar las pautas mentales, puede parecer que durante un tiempo las circunstancias empeorasen.
Recuerde lo que pasa al terminar la cena de Nochebuena, cuando llega el momento de limpiar la cazuela donde se cocinó el pavo. Como está toda quemada y llena de costras, usted la pone en agua hirviendo con detergente y la deja remojar un rato antes de empezar a fregarla. Y entonces sí que
realmente
está frente a un desastre; todo parece peor que nunca. Pero si sigue fregando sin desanimarse, la cazuela pronto quedará como nueva.
Lo mismo pasa cuando uno se quiere quitar las incrustaciones mentales. Cuando las remojamos con ideas nuevas, todos los pegotes salen a la superficie y se ven más. Insista en repetir las nuevas afirmaciones, y verá qué pronto se habrá librado totalmente de una vieja limitación.