La historia real de cinco estudiantes que cambiaron el juego para siempre.
Ben Mezrich
Guía de lectura en grupo una conversación con el autor.
ACERCA DE ESTA GUÍA
La guía de lectura en grupo y la entrevista con el autor que presentamos a continuación tienen como objetivo ayudar al lector a encontrar nuevas e interesantes maneras de aproximarse a la lectura de
21: Blackjack
. Esperamos que ambos textos le ayuden a disfrutar y apreciar en mayor medida este libro.
INTRODUCCIÓN
Con el Blackjack es posible ganar a la casa.
Así que nosotros lo hacemos.
El escritor Ben Mezrich cuenta a sus lectores las interioridades de un club de Blackjack del MIT cuyos miembros desarrollan un sistema para contar cartas basado en las técnicas descritas en el libro
Beat the Dealer
de Edward Thorp, publicado en 1962. Utilizando su sistema único, este grupo de jóvenes superdotados asaltan Las Vegas y ganan más de tres millones de dólares.
Y es un sistema totalmente legal.
Contada desde la perspectiva del afable e interesante personaje de Kevin Lewis, un estudiante de ingeniería eléctrica del MIT que se debate entre una vida en la que su talento con los números le hace ganar dinero a lo grande y otra vida que complace a su tradicional y trabajador padre,
21: Blackjack
sigue a Kevin desde su intricada iniciación en el club y su primera experiencia como contador de cartas hasta la época en que interpreta el papel de gran jugador y vive en Las Vegas como un gran apostador. Bajo la orientación de un antiguo profesor del MIT enigmático y misterioso, Micky Rosa, Kevin y sus compañeros de equipo trabajan juntos para ganar grandes cantidades de dinero en los casinos. Su éxito les abre las puertas de un mundo en el que los lujos son extras y en el que todo el mundo —ya sea una
stripper
de lujo o un famoso aficionado a las apuestas— los admira. Pero en su vida iluminada por las luces de neón comienzan a aparecer sombras cuando un temible detective privado empieza a pisarles los talones y los jefes del casino les piden que los acompañen al «sótano». Surgen tensiones en el grupo y se insinúa una traición. Entonces Kevin aprende que «la decisión más importante que tiene que tomar un contador de cartas en su vida es la decisión de dejarlo».
21: Blackjack
, un superventas del
New York Times
que ahora llega a la gran pantalla, es la historia real de cómo «perfeccionar el sistema, convertir las matemáticas en dinero [y] llevar la cuenta sin salirse del personaje».
Ahora traducid estas frases en gestos del equipo del MIT:
¿QUIÉN DIJO ESTAS FRASES?
En la película basada en 21: Blackjack, ¿los personajes principales reflejarán los orígenes étnicos —sobre todo asiáticos— de las personas reales? Si no es así, ¿cree que Kevin Lewis u otras personas pueden sentirse ofendidos?
Los personajes principales de la película basada en
21: Blackjack
son interpretados por un grupo de actores de gran talento; y, además, son representativos de distintos orígenes étnicos. ¿Es esta respuesta políticamente correcta? En serio, Jeff (Kevin Lewis) y yo estuvimos en el plató donde se rodaba la película, en Las Vegas y en Boston, y fue una experiencia espectacular. Y, a pesar de que la versión cinematográfica no se corresponde exactamente con la historia narrada en el libro, nos entusiasmó lo que vimos en el rodaje. En el libro, muchos de los personajes son de origen asiático e iraní; en la película, hay dos miembros del equipo que son asiáticos (Aaron Yoo, que también estuvo fantástico en
Disturbia
, y
Liza Lapira
) y uno es de origen iraní (Sam Golzari, le podéis admirar en
American Dreamz
). Josh Gad, un genio de la comedia, y Jacob Pitts redondean el equipo. Además, contar en el reparto con Kevin Spacey, Laurence Fishburne y Kate Bosworth es el sueño de cualquier escritor. Y en cuanto a Jim Sturgess, el actor protagonista, está fenomenal: encarna a la perfección la mezcla de inteligencia y coraje que hace que la historia resulte tan divertida.
¿Alguien le ha preguntado si es usted, en realidad, el verdadero «Kevin Lewis»?
La gente suele presuponer que yo era uno de los chicos del MIT y que soy un contador de cartas profesional. La verdad es que, lamentablemente, mis habilidades matemáticas son bastante patéticas; aunque sé cómo se cuentan cartas, no he practicado lo suficiente como para ganarme la vida jugando al Blackjack.
En el libro afirma que, a cambio de su historia, usted le daría a Kevin «su momento de gloria». Con la publicación del libro, el estreno de la película y toda la publicidad a su alrededor, ¿está disfrutando ahora Kevin de su momento?
Aunque, cuando el libro se puso a la venta, la idea de publicarlo le pusiera un poco nervioso, ahora que la respuesta ha sido tan positiva, Kevin (Jeff) está disfrutando mucho del momento. Ya no puede jugar al Blackjack (¡una vez vi cómo le expulsaban de un casino porque estaba a menos de seis metros de una mesa de Blackjack!), pero hemos asaltado juntos Las Vegas varias veces y va y vuelve a Boston periódicamente (ahora vive en San Francisco y dirige una empresa llamada protrade.com). Jeff tiene muchos fans en Hollywood y otros sitios, así que ha resultado muy divertido ver cómo se desarrollaba toda la creación de la película.
Tras observar todo el proceso de cerca, ¿cree usted que contar cartas no es jugar?
No, no creo que contar cartas sea jugar. Es una combinación de matemáticas e interpretación. Si lo haces bien, ganas dinero; si el casino se da cuenta, te expulsa. Ésa es la prueba más evidente de que no es jugar: los casinos adoran a los jugadores y, en cambio, odian a los contadores de cartas.
Los intentos de ganar al sistema y la avaricia son temas recurrentes en sus libros de no ficción. ¿Por qué?
No creo que lo que motive a mis personajes sea la «avaricia»; creo que más bien se trata de un síndrome de adicción a la adrenalina, una necesidad de llegar al límite, de arriesgarse, de ganar a lo grande. Me entusiasman las historias de chicos jóvenes que consiguen ganar grandes fortunas y pegarse la gran vida, pero no es la avaricia lo que me motiva, es la emoción que siento al ver a un chico que consigue derrotar a un sistema al que supuestamente no se puede vencer. Sin duda, una enorme cantidad de dinero es algo muy atractivo y es igual de emocionante para mí escribir estos libros como lo es para la gente leerlos.