A través del mar de soles (34 page)

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Authors: Gregory Benford

Tags: #Ciencia ficción, #spanish

BOOK: A través del mar de soles
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La probabilidad de fuego forestal casi se dobla con cada punto de aumento en el porcentaje de oxígeno. En el único mundo de Luyten 789—6, la vida marina vertía oxígeno en los bosques tropicales que ardían perpetuamente. Incluso la tundra ártica se incendiaba. En la estación invernal del planeta, las plantas crecían a pesar del frío, animadas por los altos promedios de reacciones químicas y por procesos en el suelo. Con el verano llegaban los fuegos por todo el mundo.

En la Tierra, el metano emanado desde las charcas de barro absorbe oxígeno del aire, manteniendo un equilibrio estable. De alguna forma, ese mecanismo había fallado aquí. Había evidencias, procedentes de las muestras químicas, de que este mundo era más antiguo que la Tierra; el ciclo de crecimiento y fuego había estado sucediéndose durante billones de años. Ninguna vida animal se movía en la tierra; ninguna podía sobrevivir a los incendios. Sin embargo, un Vigilante daba vueltas en torno al mundo, impasible, lleno de marcas y arcaico.

— ¡Carlotta!

Ella se volvió. Nigel caminó más deprisa con esfuerzo manifiesto y se puso a su altura en una bifurcación de los corredores—. ¿Tienes tiempo para charlar?

Ella sonrió, burlona.

—Claro. Yo misma tenía algo que comentar. No he tenido oportunidad.

Se encaminaron a una cúpula panorámica que daba sobre la base del eje de la nave. Aquí, la gravedad centrífuga era baja. El rostro de Nigel reflejó alivio ante la disminución del esfuerzo. Al otro lado, podían ver un globo de agua anclado al eje. La gente nadaba en él en tanto que se balanceaba y corría a lo largo del eje en caída libre. Llevaban finas bandas de goma prendidas a los tobillos, por si rompían la tensión de superficie y caían hacia afuera. Pocos lo hacían; eran hábiles peces que soltaban una lluvia de gotas y risas.

—Echo eso en falta —musitó Nigel—. No lo he hecho desde hace años.

—Bueno, pronto volverás a ser capaz y podremos...

—No. He estado aplazando mi informe médico, pero puedo apreciar que la cosa no mejora.

— ¿La química?

—Exacto. Hay radicales en la sangre, por lo que el cuerpo recurre a mis defensas —un encogimiento de hombros amargo —y se sobrecompensa.

—Cáncer.

—Ése es su dulce nombre, sí. He estado filtrando mucha sangre por mi cuenta (no pongas esa cara de espanto, es un truco sencillo, de veras), pero ya no podré volver a pasar el chequeo del montaje médico.

—Alguna terapia... Él meneó la cabeza.

—Sé lo que dirán Medicina y Ted. Soy una maldita reliquia con demasiado valor para correr riesgos. Me meterán en una Cámara de Sueño hasta que estemos en la Tierra.

—Mira, falta casi un año para el aterrizaje de Ross. Estoy segura de que te dejarán aguantarlo.

—Hum. ¿Correr el riesgo de que muera por un tratamiento inadecuado? Inverosímil.

—Eres valioso para nosotros, también. ¿No ha probado Luyten 789—6 la Regla de Walmsley?

—La primera ley de la dirección es: cúbrete el culo. A esto honrarás por encima de todas las cosas. Ted no quiere devolverme a la Tierra cadáver.

—Tú tampoco lo quieres. No hay nada que puedas hacer salvo aceptar la suerte que se te ofrece. Mira, sabes que el tiempo en las Cámaras no es tan malo, yo misma voy a entrar el viernes próximo por cuatro meses.

— ¿Para qué?

—Yo... Una revisión, más o menos. Yo... Los tres deberíamos hablar de ello, imagino... —Hizo una pausa y luego prosiguió enérgicamente—: No tienes elección.

—Ya he esquivado el control médico antes. Ella vio a qué se refería.

— ¡Ah!, ¡oh...!

—Exacto. —Sonrió entre dientes—. Me excluiste, me pusiste en autoservicio hace años, ¿recuerdas? Hazlo de nuevo. Por favor.

—Yo... Sabes que te aprecio, todavía te aprecio, aunque no estemos... juntos ahora... pero...

—Por favor.

— ¿Realmente te importa tanto hacer el aterrizaje?

—Sí. Sí, me importa. —Se irguió de su silla hamaca
e
hizo una mueca ante una súbita punzada. Todavía no había adquirido todos los hábitos de la gente de edad, la percepción de fuerzas desequilibradas actuando a través de ejes frágiles, débiles, en tobillos, rodillas, codos, columna vertebral. Carlotta le escrutó y suspiró.

—Los sistemas monitores son mejores ahora —repuso ella—. Los programas y bases de datos activan algoritmos de decisión a mucha mayor altura en la pirámide sensible. Tendré que...

Él estaba pendiente de sus próximas palabras. Ella se mordisqueó el labio.

—No estoy afirmando que vaya a funcionar. Puedo acercarme, pero...

—Te lo agradezco, amor. Pero acercarse sólo cuenta en las herraduras y las granadas de mano. Necesito eludirlo con certeza. Algo que no puedan rastrear.

Ella suspiró.

—Las cosas que pides. Jesús, no sabía que estuvieras tan mal. Aunque estabas teniendo achaques, claro, pero ¡auténtico cáncer! Señor, se supone que eso tiene cura.

Él parpadeó cansinamente.

—Cuanto más viejo es el cuerpo, más débil se torna la respuesta inmunológica. La forma más fácil de matar a un ser vivo es hacer que se produzca la mayor parte del daño a sí mismo. Con sólo añadir el irritante externo apropiado... —Su voz se desvaneció.

En silencio, Carlotta se levantó para abrazarlo.

—Sabes, una vez dijiste que la inteligencia es la habilidad de aprender de los errores de otros. —Carlotta lo estudió gravemente—. Está claro como el agua que tú no lo eres. ¿Por qué no lo mandas al cuerno, eh?

Él sonrió retadoramente.

—He pagado la entrada. Quiero ver cómo acaba la película.

7

Daba largos paseos por el
Lancer
, sin verlo apenas. En vez de ello, intentaba evocar la Tierra, olvidar los rumores de tráfico de influencias y maniobras que podían, finalmente, decidir su destino. Rememoró el último lugar al que había ido antes de subir a bordo del
Lancer
: Venecia. Nikka estaba visitando a su familia, por lo que se quedó solo, deambulando por calles de losas grises sin aceras. Los hombres cargaban por ellas, empujando carretillas y gritando,
¡Le gambe!
, que Nigel consultó puntualmente en su diccionario y vio que significaba “¡Las piernas!”, una advertencia bastante brusca. Le recordó a la americana “¡Arriba la cabeza!”, que era utilizada cuando la respuesta adecuada era precisamente la contraria.

Se dejó arrastrar por la muchedumbre hasta la plaza de San Marcos, en medio de su parloteo y sus negros ojos redondos. En el apogeo del poder veneciano, la plaza había sido denominada
Il Broglio
, la intriga, porque desde las diez de la mañana hasta el mediodía sólo los nobles tenían permitido reunirse aquí a urdir sus maquinaciones. Pensó en Ted y Bob, nombres inocuos que escondían enigmas.

Entró en los espacios enormes, cavernosos, de la basílica. Desde los altos nichos, áureos santos miraban a las masas
de
abajo que trasegaban, respiraban la química del carbono. Subió. Los corredores superiores le acercaron a estos héroes espirituales, revelando que estaban hechos de teselas azules, rosas y blancas, de un milímetro de profundidad.

Los espacios ascendentes le recordaban a los reducidos mundos cilíndricos, justo lo bastante grandes para hacer que un hombre se sintiese empequeñecido. Los arquitectos habían intentado lograr ese efecto durante milenios. Se acordó de que, originalmente, las pirámides fuera de Alejandría —
ella yacía desmadejada, inconsciente, la vida escapándosele...—
, interrumpió el pensamiento.

Los muros de la basílica estaban recubiertos de esculturas de Constantinopla y joyas de Tierra Santa. Botín de las Cruzadas. El deseo de vastos entornos parecía correr paralelo con el ansia de largos viajes, de causas y de montones de piedras por las que recordarlos...

¡Mira, contempla lo que hice!
Los escolares futuros se quedarán boquiabiertos, sin duda, y luego agacharán sus reverentes cabezas hasta los helados.

En el exterior, las olas batían contra el muelle, juguetonas, arrojándole una rociada a los ojos para recordarle cuan grandes habían sido más afuera, allí donde el océano era todavía profundo y azul. Se preguntó,
¿Quéha traído a esa muchedumbre a este lugar?
Entonces, viendo el mármol que se alzaba luminoso frente al mar, quedó súbitamente claro. Los hombres habían venido aquí huyendo de la barbarie. Una vez que hubieron domeñado el mar y comerciado en él, erigieron pétreas declaraciones, negando que el resultado hubiese estado alguna vez en tela de juicio. Aquellas turbamultas supieron lo que él veía, y prefirieron la fría piedra, las calles estrechas y los puentes arqueados que afirmaban el dominio de la geometría sobre las olas. Estos cofres de mármol tallado tendrían, deberían, habrían de resistir el azote azaroso del mar.

En el Día de la Ascensión, el Dux, gobernador de Venecia, zarparía de la ciudad en su dorada galera estatal, para lanzar un anillo por la borda, simbolizando los esponsorios de Venecia con las aguas. Pero, a la postre, el matrimonio no era válido, porque carecía del consentimiento de la novia. Venecia se aferraba a su roca tallada y declinaba.

Aún realizaba tanto trabajo manual como podía, pero las tareas le parecían más duras y la debilidad le atenazaba antes de terminar la jornada. Hacía análisis y labores rutinarias de mantenimiento, para mantenerse ocupado y justificar su presencia, aunque sólo fuese a sí mismo Su digestión empeoró. Sus músculos estaban siempre doloridos por las mañanas y experimentaba una inestabilidad general. El empeoramiento fue dichosamente gradual. Vio, renuente, que había reaccionado a él como la mayoría. Primero culpas a los males menores en vez de a la edad y proclamas que pronto te recobrarás y atenderás las cosechas. Hizo esta observación a Nikka en muchas ocasiones y, finalmente, a continuación, ella se tornaba silenciosa, y él pasaba una noche desapacible. Se estaba dirigiendo a las estrellas, pero la necesidad de mortalidad de la evolución le alcanzaba incluso aquí.

Se percató lentamente, en virtud de las pestañas alzadas y las miradas oblicuas de los amigos, que sus cumpleaños no eran considerados ahora como un culminar, sino como un posponer. Procuró dar una utilidad a la vida, al realizar cosas que hiciesen el final menos temible. Sorprendentemente, acaso jubilosamente, no logró encontrar ninguna.

Nigel ojeó las fotos preliminares de Ross 128.

—Muy borrosas —dijo a Nikka.

—Son del telescopio gravitacional. Tienen años de antigüedad, desde luego, están trabajando tan deprisa como pueden, pero la demora del viaje lumínico...

—Cierto. —Él estudió los puntos brumosos—. Algunos jovianos, dos terrestres. No está mal. —Debido a que el
Lancer
había acelerado a 0,98 de la velocidad de la luz, estas imágenes eran sólo unos meses más viejas que las primeras que habían recibido, hacía años, en Isis—. Carlotta está trabajando en el reprocesamiento de este material, ¿no? ¿Cuánto mejoraremos...?

—Está en las Cámaras.

— ¿Qué? No... ¿Cuánto tiempo lleva?

—Dos semanas.

Nigel estaba atónito. Ni siquiera había reparado en su ausencia. Y le desagradaban los cambios abruptos como éste, que los amigos desaparecieran inopinadamente.

— ¿Cuándo la descongelan?

—Dentro de seis meses, creo.

— ¡Para entonces casi estaremos aterrizando! Nikka alzó la vista de su cuaderno de trabajo.

—Las Cámaras son R y R. Ella saldrá renovada, capacitada para relevar a alguien que ha estado apresurándose para preparar la llegada a Ross.

—Humm. —Él frunció el ceño—. Parece razonable... pero... No me gusta. —Meneó la cabeza y volvió a cavilar sobre las impresiones. Pero no logró concentrarse.

8

Gongs de advertencia resonaron por todo el
Lancer.
Nigel cruzó las piernas y los ignoró. La nave se estaba topando con una densa nube de polvo y la antorcha funcionaría o no, sin que nada de lo que él pudiera hacer importara. Deslizó un bastoncillo en el lomo de un libro y lo abrió. El bastoncillo lo mantuvo de par en par, con lo que pulsó la segunda proyección y empezó a leer en la página 287. K
entonces Tom hablólargo y tendido y dijo, escabullámonos los tres de aquíuna de estas noches y consigamos pertrechos, y vayamos en busca de emocionantes aventuras entre los Injuns, en el territorio, durante un par de semanas o dos; y yo dije, de acuerdo, eso me cuadra, pero no tengo dinero para comprar los pertrechos, y reconozco que no pude conseguir nada en casa...

— ¡
Nigel! —gritó su comunicador. Tecleó con la uña por respuesta—. Activa el altavoz de la nave. Rápido. —Era Nikka, se esfumó antes de que acertara a replicar. Insertó en su pantalla plana una audición global y escuchó.


El conducto propulsor estáaguantando bien, apurado al máximo sobre la inercia de transporte...

—Mejor, pero vamos a navegar justo a través. No hay ninguna prob...

— ¿Quéestán recibiendo los de ciencia? Yo estoy registrando insólitos...

—Mira esa línea de absorción de ahí. Una grande y gruesa que se sitúa en 2.200 angstroms, gorda como tu pulgar.

—Sección cruzada de absorción sobre 4 veces 10
—17
cm.Sí.

—Tengo el espectro aquímismo. El muestreador se ha deslizado ahora. Parecen granos de silicato, aunque eso no es una línea de silicona...

—Tamaño promedio justo en torno a los100
—5
cm, calculo.

—Cristo, eso son pépticos, estáclaro como el agua. Observa esos enlaces.

—Hay también una sustancia de cadena larga por toda la superficie exterior de esos granos. Están recubiertos de ella como una pátina de aceite o algo...

——No lo entiendo. Estamos viendo aminoácidos también allí...

—Se supone que eso son partículas de polvo.
¿Quéhace esa sustancia adherida a...?

—Mira esa estructura semejante a una pared. Las cadenas largas y lo demás es una barrera celular. Tiene que serlo.

—No tiene sentido.

—La
única utilidad de una pared celular es mantener fuera al enemigo.

—Eso aquísignifica ultravioletas. Los Uv han mandado al infierno esas cadenas de péptidos, a excepción de esa pequeña membrana. Apuesto a que contiene silicona par a bloquearlos UV.


Asípues, los péptidos pueden permanecer dentro de la pared celular, enlazarse y
reproducirse.
Ésa es la
única cosa con lógica que puedo entresacar.

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