Mi idea era la siguiente: crear una empresa que publicara libros sobre los olvidados, rescatar historias, hechos y documentos antes de que desaparecieran para luego darles forma y construir una narración continua, el relato de una vida.
Las biografías se publicarían por encargo de los amigos y parientes del sujeto, en ediciones particulares de pequeña tirada: entre cincuenta y trescientos o cuatrocientos ejemplares. Me imaginaba escribiéndolas yo mismo, pero si la demanda crecía demasiado, siempre podría contratar a otros para que me echaran una mano: poetas y novelistas en apuros, ex periodistas, universitarios sin trabajo, incluso Tom, quizá. Los costes de elaboración y publicación de los libros serían elevados, pero no quería que mis biografías fueran un lujo que sólo pudieran permitirse los ricos. Para familias de escasos recursos, contemplaba un nuevo tipo de póliza de seguros a tenor de la cual se entregaría mensual o trimestralmente una insignificante suma de dinero para sufragar los gastos del libro. En vez de seguro de vida o de hogar, seguro de biografía.
¿Me había vuelto loco al pensar que podría sacar adelante aquel proyecto tan inverosímil? No lo creía. ¿Qué hija no querría leer una biografía fidedigna de su padre, tanto si había sido obrero de una fábrica como subdirector de un banco rural? ¿Qué madre no querría leer la vida de su hijo, un policía muerto en acto de servicio a los treinta y cuatro años? En todos los casos debería ser una cuestión de amor. Cónyuges, hijos, parientes, hermanos: sólo los lazos más fuertes. Vendrían a verme seis meses o un año después de la muerte del sujeto. Para entonces ya habrían asimilado su fallecimiento, pero seguirían sin superarlo, y ahora que habían reanudado su vida cotidiana, comprenderían que jamás podrían sobreponerse. Querrían devolver a la vida al ser querido, y yo haría todo lo humanamente posible para satisfacer su deseo. Resucitaría a esa persona con palabras, y una vez impresas las páginas y encuadernada la historia entre las cubiertas, tendrían algo a lo que aferrarse durante el resto de su vida. Y además ese algo viviría después de su muerte, nos sobreviviría a todos.
Nunca debe subestimarse el poder de los libros.
Los resultados del último análisis de sangre vinieron poco después de medianoche. Era demasiado tarde para que me dieran el alta del hospital, así que me quedé hasta la mañana siguiente, planificando febrilmente la estructura de mi nueva empresa mientras veía cómo el exhausto Javier Rodríguez dormitaba en la cama de al lado. Pensé en algún nombre que pudiera captar el espíritu de la tarea que tenía frente a mí, y al final se me ocurrió
Biografías a todo riesgo
, neutro pero descriptivo. Más o menos una hora después decidí dar el primer paso poniéndome en contacto con Bette Dombrowski en Chicago para preguntarle si le interesaría encargarme la biografía de su ex marido. Parecía apropiado que el primer libro de la colección fuera sobre Harry.
Luego me dejaron marchar. Salí a la calle, y al sentir el aire fresco de la mañana me alegré tanto de estar vivo que me dieron ganas de gritar. En lo alto, el cielo era del más puro e intenso azul. Si caminaba deprisa, podría llegar a la calle Carroll antes de que Joyce se fuera a trabajar. Nos sentaríamos en la cocina a tomar una taza de café, viendo a los niños corretear como ardillas a nuestro alrededor mientras sus madres los preparaban para ir al colegio. Luego acompañaría a Joyce al metro, y me despediría de ella con un beso y un abrazo.
Eran las ocho de la mañana cuando puse el pie en la calle, las ocho de la mañana del 11 de septiembre de 2001; justo cuarenta y seis minutos antes de que el primer avión se estrellara contra la torre norte del World Trade Center. Sólo dos horas después, la humareda de tres mil cuerpos carbonizados se desplazaría hacia Brooklyn, precipitándose sobre nosotros en una nube blanca de cenizas y muerte.
Pero de momento todavía eran las ocho de la mañana, y mientras caminaba por la avenida bajo aquel radiante cielo azul era feliz, amigos míos, el hombre más feliz que jamás haya existido sobre la tierra.
(2003-2004)
[1]
Wood
, el apellido de Tom, tiene el doble significado de «madera» y «bosque», términos con los que Flora juega parafraseando el inicio de la
Divina Comedia
. (
N. del T.
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[2]
En español en el original. (
N. del T.
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[3]
Fulano, Zutano y Mengano. Además,
dick
es palabra malsonante: «picha». (
N del T
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[4]
En español en el original. (
N del T.
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[5]
Chowder
es una especie de caldereta de pescado. (
N del T.
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[6]
En jerga legal, demandante desconocido y, por extensión, el norteamericano anónimo. (
N del T.
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[7]
En inglés, «miel». (
N del T.
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[8]
En inglés, «lugar». (
N del T.
)
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[9]
En español en el original. (
N del T.
)
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[10]
En inglés, «zarza». (
N del T.
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[11]
Show Boat
(1927), musical -objeto de posteriores versiones cinematográficas- producido por Florenz Ziegfeld, a quien se deben los espectáculos de extravagantes decorados que vinieron en llamarse
The Ziegfeld Follies. (N del T.
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[12]
En español en el original. (
N. del T.
)
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[13]
En inglés, «espino». (
N. del T.
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