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Authors: Maurice Nicoll

Tags: #Autoayuda, #Esoterismo, #Psicología

Comentarios psicológicos sobre las enseñanzas de Gurdjieff y Ouspensky (69 page)

BOOK: Comentarios psicológicos sobre las enseñanzas de Gurdjieff y Ouspensky
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Algunos de ustedes habrán oído hablar de la idea científica de la entropía. Esta es la idea. Todo tiende a tener, digamos, la misma temperatura. Si se pone una botella llena de agua hirviente en una habitación calentará su contorno hasta que todo tenga la misma temperatura. Ahora bien, una vez que la vida y la muerte lleguen a tener la misma temperatura por así decirlo, uno está muerto. Sólo se puede hablar si se tiene una temperatura más alta que la vida, y el Hombre tiene en él los medios para conservar una temperatura más alta que la vida. El sentido de la superficie, ya sea intelectual, emocional o físico, que lo separa de la superficie de la vida exterior es necesario. Es en realidad otro aspecto del Recuerdo de Sí. Todas las cosas tienen un contorno, o superficie, que las distinguen de la vida. Todos tenemos formas diferentes —animales, insectos, plantas, y así sucesivamente— pero cada uno de ellos tiene una forma particular que lo distingue de aquello en lo cual vive. Encuentran en sus superficies la superficie de la vida. La vida busca devorarlos y ellos buscan devorar a la vida. Cada criatura viviente a quien se le dio su propia vida es capaz de devorar la vida exterior, con arreglo a su propio plan. Pero, lo repito, el
Hombre
no es una mera forma física sino también una forma psicológica —es decir, una forma mental y una forma emocional— porque el Hombre es el único en toda la creación que tiene un destino psicológico, además de su destino físico.

No obstante, es preciso volver a un punto esencial en la enseñanza de los opuestos. Debemos darnos cuenta de que vivimos en este planeta entre opuestos. Toda nuestra vida, de ordinario, es regida por la Ley del Péndulo. Oscilamos de un lado a otro. Cuando se está en un opuesto no se tiene conciencia del otro y viceversa. Quizá se tenga sueños ociosos de elevarse y elevarse, de progresar y progresar, de llegar a estar mejor y mejor, pero todos ellos son por cierto sueños ociosos. No se puede escapar a los opuestos a menos de saber cómo hacerlo. Es preciso ver ambos lados de sí mismo y de qué modo un lado ayuda al otro. Esto requiere un doble pensamiento. Hasta es posible decir que requiere una doble conciencia. En otras palabras, requiere el conocimiento de sí. ¿Qué cree que significa el conocimiento de sí? Significa el conocimiento de todos nuestros lados. Primero "Conócete a ti mismo", luego "Nada en demasía". ¿Qué significa demasía? Significa que se va demasiado lejos ya sea a la derecha, ya sea a la izquierda. Pero no significa sólo esto. Cuando se llega demasiado lejos a la derecha se está en exceso y se debe ir a la izquierda. Nada es más penoso que la bondad excesiva. Por ejemplo, basta examinar a la gente demasiado bondadosa. ¿Acaso no hace surgir en seguida en uno, lo opuesto, del mismo modo que la gente excesivamente cruel? Naturalmente todas las formas de vanidad y orgullo (que forman la falsa personalidad) nos permiten creer que sólo hacemos el bien, que por eso somos merecedores de admiración. Pero temo que nuestro equilibrio no tiene nada que ver con el orgullo o la vanidad. ¿Qué se dice en las extrañas palabras del Sermón del Monte? ¿En verdad las palabras "Bienaventurados los pobres de espíritu" tienen algún significado? ¿Qué quiere decir esto? ¿Nunca pensó cómo su vanidad y orgullo lo ponen en los opuestos? Ser pobre de espíritu significa no identificarse consigo mismo. Ahora bien, suponiendo que sólo puedo identificarme con lo que creo que es el mejor lado de mí mismo, ¿seré acaso pobre en espíritu? ¿Seré en tal caso capaz de andar sobre mis dos piernas? ¿Seré capaz de asimilar ambos lados de mí mismo, ambos opuestos en mí mismo, y en los otros, y en la vida? Cuando un hombre dice: "Gracias a Dios no soy como los otros hombres", ¿cree que es parcial? Por cierto tiene límites que no le permiten ver sus contradicciones. Pero si puede ver ambos lados de sí mismo, lo que llama su buen lado y su mal lado, en este caso tendrá al mismo tiempo conciencia de los opuestos. Y es aquí donde está el secreto de que tanto se habla en la literatura esotérica del pasado. Hay una expresión sufí: "Toda vida verdadera es la paz y la armonía de los contrarios. La muerte se debe a la guerra que existe entre ellos".

Birdlip, 2 de septiembre, 1943
Los opuestos III.

En el pensamiento esotérico griego, cuando un opuesto pasaba los límites de otro, se decía que existía un estado de
injusticia.
Se considera baja a la
justicia, o rectitud
como un estado de equilibrio. Es sabido, cuan a menudo la palabra rectitud es empleada en los Evangelios, como, por ejemplo, cuando se dice: "Porque os digo que si vuestra justicia no fuere mayor que la de los escribas y fariseos, no entraréis en el reino de los cielos"
(Mateo, V, 20)
. El equivalente griego de rectitud (δίκη) tiene el significado original de ser
recto
y así, de estar
entre
los opuestos. El hombre "justo" o "recto", tanto en el Nuevo Testamento como en la enseñanza socrática cuatro siglos antes, y en la enseñanza de Pitágoras que data del siglo VI a.de C., es el hombre "recto", el hombre que está en equilibrio entre los opuestos y no es
ninguno
de ellos. Esta es una idea muy difícil de comprender. Pero la idea del hombre justo deriva directamente de la antigua enseñanza sobre los opuestos. Un hombre parcial no puede ser un hombre
justo.
Un fanático, un hombre intolerante o puntilloso, no puede ser justo. Tampoco puede ser justo el hombre que vive en una pequeña parte de sí. Ser recto, ser justo, es
ser equilibrado.
No hay que emplear mal la palabra
equilibrado,
imaginando que por no sentir las cosas con tanta fuerza como los otros, se es más equilibrado. Ser equilibrado no es ser estúpido sino estar vivo a todos los aspectos de la existencia. Al referirnos a la idea del hombre justo o equilibrado, podemos usar el concepto del desarrollo de todos los centros, mientras que se dice que un hombre parcial no puede ser equilibrado. Pero aquí hablamos de justicia o equilibrio desde el ángulo del péndulo y de la ley de los opuestos, y no podemos referirnos a los centros excepto en este punto; un centro a veces parece actuar como si fuera el opuesto de otro y además en cada centro hay diferentes péndulos que oscilan con diferente velocidad. Como se dijo antes, cuando un opuesto supera al otro, se dice que existe un estado de injusticia. Esto sucede constantemente en nosotros mismos, en la vida que nos rodea y en la historia. Tomemos la historia: ¿Es una firme línea de progreso o es algo que va de un lado para otro o una continua usurpación de una nación por otra? Hubo un tiempo en que los egipcios fueron poderosos, luego lo fueron los judíos, después los griegos, los romanos, los godos, los árabes, y así sucesivamente. Todo ello es un incesante vaivén, no una línea. Y ocurre lo mismo en el caso de nuestra vida, de la cual se obtiene una impresión no muy clara. O tomemos nuestro pensamiento —¿acaso no va continuamente de un lado para otro?—. O tomemos nuestra vida emocional, si se la puede recordar. ¿Es una firme línea recta, o cabe decir, por ejemplo, que alguna emoción ha usurpado a otras, y siempre ocurre así? ¿Qué es lo que podemos mantener firme?

Ahora bien, la antigua enseñanza veía al mundo preso entre los opuestos, no en una sola línea de progreso, sino en un movimiento de vaivén. Un opuesto usurpaba al otro, y a su vez era vencido y usurpado a su turno. Es semejante a continuas incursiones de un campo en otro. En esta continua lucha todo está contenido. En esta tensión de las fuerzas opuestas, la vida misma se manifiesta. Rogar para que esta tensión y esta lucha lleguen a su fin es rogar por la muerte, tal como lo dijo un griego. Es preferible pensar en los opuestos como si fueran fuerzas de signo opuesto, no como cosas. Una "cosa" puede conducir una u otra fuerza. Sabemos que tras la materia visible, en el régimen del átomo, sólo dos fuerzas se hacen frente —positiva y negativa— para empezar. Ellos son
opuestos.
Es muy extraño pensar que esto sea así. La materia está construida por fuerzas
opuestas primarias.
¿Entienden lo que quiero decir? El mundo surge de una tensión que a veces es armoniosa.

Los opuestos primarios fueron llamados por la antigua escuela del Mediterráneo "amor" y "odio" o "atracción" y "repulsión". Lo que se quería decir es que había una fuerza que une y una fuerza opuesta que separa y que estas dos fuerzas están detrás de todas las cosas. Cuando el amor o el deseo de unión es predominante todas las cosas tienden a juntarse y aparece la creación. Cuando el odio y la lucha predominan todas las cosas se quiebran y desaparecen. Esta escuela enseñaba que el Universo se une y se separa en un vasto ciclo de tiempo, u oscilación de péndulo. La oscilación pendular es sólo un ciclo visto, por así decirlo, de costado. Esta idea de las cosas que se unen en la creación cósmica y se separan en el caos se halla en las antiguas escuelas orientales. Por ejemplo, se dice que Brahma respira y aspira el Universo. Desde este punto de vista las propiedades del Universo físico nunca serán constantes, ya que la tendencia de las partículas a unirse o a separarse no será la misma en cada punto del tiempo. Todo cambiará —no meramente las modas y los puntos de vista y las teorías, sino las propiedades de las cosas— de modo que lo que una vez obró no lo hará necesariamente hoy. Si la ciencia se ve a esta luz estará siempre re-descubriéndose a sí misma y re-forjando sus ideas. Un remedio que una vez fue eficaz, dejará de serlo, y así sucesivamente. Y el mismo proceso afectará los asuntos humanos. Cuando el "amor" logra cósmicamente la supremacía la gente tiende a unirse: Cuando el "odio" logra la supremacía la gente se separa y se dispersa. Este punto de vista es en realidad el mismo que el expresado en el Eclesiastés donde se dice que "hay un tiempo de juntarse y un tiempo de esparcirse", etc., sólo que está expresado en función de una vasta oscilación pendular y no en función de péndulos más pequeños y hasta diminutos. En ambos asertos lo que se quiere decir es que las tendencias de las cosas no son las mismas en diferentes tiempos. Basta considerar un momento nuestra posición hoy. ¿Cuál es la tendencia de las cosas? ¿Ven ustedes alguna tendencia? Por lo menos podemos decir que la tendencia de las cosas hoy no es la misma que la de hace un siglo.

Si se mira el balanceo de un péndulo adosado a la pared, se verá que cubre la misma distancia de un lado y del otro. En cualquier punto en que esté, puede estar en una dirección o en la contraria. Es decir, las cosas pueden estar en el mismo punto que antes, pero moviéndose en dirección invertida. Al estudiar la oscilación del péndulo en nosotros mismos nos damos cuenta de que llegamos a los mismos puntos, pero muchas veces la tendencia es diferente. Las cosas son las mismas pero se mueven en otra dirección. Nos sentimos, por ejemplo, irritados y luego somos agradables; o somos primero agradables y después irritables. El Trabajo nos enseña que casi siempre somos inconscientes, casi siempre estamos dormidos, cuando el péndulo en nosotros pasa por el punto medio. Aquí es donde se mueve con mayor velocidad. De modo que vivimos, por así decirlo, en los extremos —en cada fin de la oscilación del péndulo— y no sabemos qué hay en el medio. Oscilamos, como lo he oído decir, entre el rojo y el verde, entre el azul y el amarillo, pero no podemos ver en el centro la luz blanca que es la combinación de todos los colores.

Si pudiéramos mantener una plena conciencia y una plena memoria a todo lo largo de la oscilación, no sólo recordaríamos los dos estados opuestos en cada final, sino que empezaríamos a divisar un
tercer
factor que está en el medio. Pero de ordinario nuestra conciencia trabaja con una energía demasiado baja. Acerca de este particular hablaremos otra vez. Ahora sólo diremos que es preciso ver el péndulo en nosotros y en la vida y evitar identificarse con los dos finales de la oscilación. Nuestros estados de ánimo están todos suspendidos de péndulos.
No debemos confiar en ellos.
Desdichadamente nos identificamos con ellos. Los tomamos como si fueran nosotros mismos. Decimos "Yo siento", "Yo pienso", etc. Olvidamos que el "Yo Real" está en el centro del balanceo del péndulo, y nos dejamos llevar de un lado para otro entre la excitación y el desaliento, entre el entusiasmo y la depresión, entre la sobrestimación y la subestimación, entre el engreimiento y la humildad, y así inacabablemente. En todo esto no hay centro de gravedad. Recuerde que al identificarse con un lado del balanceo, estará bajo el poder del otro lado cuando se invierta el movimiento —y no verá conexión alguna en ello. Dirá: "No pueden estar conectados porque son
opuestos".
Esto es exactamente lo que son y a ello nos referimos en estos comentarios.

Birdlip, 13 de septiembre, 1943
Los opuestos IV.

Hemos hablado previamente del concepto original del hombre
justo.
No es una idea sentimental. El hombre justo está entre los opuestos, en un estado de equilibrio. Sabiendo cómo extraer la fuerza de los opuestos, su centro de gravedad no es tironeado de un lado o del otro. Esto es sólo posible si se llega a un sentimiento definido de la propia
nadidad,
como ya se dijo. Sentir que se es alguien impide que se llegue a una posición entre los opuestos. Cuando el Trabajo dice que un hombre debe llegar a comprender su propia
nadidad,
antes de que pueda renacer, no quiere decir que es preciso que se humille sino que por medio de una larga observación de sí debe comprender que en realidad no es nada y que no hay tal persona como él mismo. El objeto de esto es llegar a una posición, hablando psicológicamente, entre los opuestos. Subrayo que tiene un objeto definido. ¿Por qué tiene tanta importancia estar en el centro del péndulo y no ir de un lado para el otro? Porque aquí, entre los opuestos, están todas las posibilidades de crecimiento. Aquí nos llegan las influencias de los niveles superiores. Aquí, es el lugar donde se puede sentir la propia nadidad y donde por lo tanto se está libre de contradicciones, se reciben influencias y significados provenientes de los centros superiores,
los que carecen de contradicciones.
Al no considerarse bueno o malo, al no enorgullecerse de ser justo o no, al no creer que lo tratan bien o que lo tratan mal, al no dejarse arrastrar por un movimiento cualquiera mediante la identificación, se llega a esta posición media. ¡No es fácil! Cuando la personalidad es activa, es imposible. A veces, cuando los opuestos han perdido toda su fuerza, como en las enfermedades graves, una persona es llevada a este estado. Entonces todos sus centros están enfocados y comprende y ve claramente.

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