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Authors: Aurora Seldon e Isla Marín

Tags: #Erótico

Efecto Mariposa (25 page)

BOOK: Efecto Mariposa
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Sasha alzó una ceja y se echó a reír.

—Ni que lo digas.

—Pervertido.

—¿Qué harías en mi lugar?

—Pues… —Richie entrecerró los ojos—. Birmingham es una ciudad grande, y si tuviera un apartamento de ejecutivo y otros gastos pagados, además de un sueldo como el tuyo, no dejaría pasar la oportunidad. A menos que tuviera otra oferta igual de atractiva.

—La tengo —informó Sasha.

—¿Sí? No me lo habías dicho.

—Me contactaron hace unas semanas, pero no les tomé importancia. Son
head hunters
y realmente no estaba interesado, pero el trabajo es una gerencia de finanzas en Chemical United. En Londres.

—Vaya.

—Oxford abre muchas puertas. Pero yo contaba con la oferta de Alex de tener una gerencia y estar aquí.

—Ya veo. Entonces creo que debes evaluarlo.

—Sí —dijo Sasha—. Pero falta una variable.

No era necesario que dijera de quién se trataba. Richie sabía de sobra que esa variable era Tommy.

—Será más o menos como ahora, ¿verdad? —observó Richie—. Podéis veros los fines de semana, aunque Birmingham queda un poco más lejos.

—A él no le ha importado mucho, ¿sabes? Dijo lo que acabas de decir tú.

Richie se acercó y le tomó el hombro con suavidad. Por fin salía a la luz lo que realmente estaba molestando a Sasha.

—Cielo, ¿no era eso lo que querías? —preguntó en voz baja.

—¿Lo que YO quería?

—¿No has estado meses sin venir a vernos? ¿Inventando mil pretextos para, según tú, probar la relación? Imagino que Tommy pensará que las cosas seguirán así y no querrá hacerse ilusiones.

—¡Pero si fue él quien dijo que no le importaba estar así! Y luego comenzó a salir con Alison y pensé que querría explorar su bisexualidad como tú con Cindy. ¡Os habéis pasado todo el año jugando a las casitas!

—Yo no llamaría «jugar a las casitas» a lo que siento por Cindy…

—Ya. Lo siento. —Se apresuró en disculparse. No quería que otra discusión agriase su relación con Richie—. Pero Tommy…

—Tommy necesita cariño y tú lo has tenido muy abandonado. Ya sabes cómo es él, cómo se encariña con las personas, pero nunca ha dejado de querer estar contigo. Quizá crea que eres tú quien no quieres estar con él.

El rostro de Sasha cambió totalmente como si hubiera tenido una revelación.

—Es cierto… él puede haber creído eso… Pero, ¿por qué no me lo dijo?

—Quizá porque no sabe cómo sin que te enfades —dijo Riche—. Últimamente Tommy está muy sensible y no ha sabido cómo reaccionar ante lo que él considera un abandono. Ha pasado momentos difíciles, Sasha. Si hasta ha dejado las juergas de fin de semana y se ha dedicado a estudiar.

—No tenía idea… —murmuró Sasha lleno de culpa—. Eso cambia todo. Claro que lo cambia.

Richie lo dejó asimilar la idea y cuando Sasha lo miró a los ojos, le sonrió. El ruso le devolvió a sonrisa.

—Si analizo esto sin considerar a esa variable, la decisión es obvia.

—¿Vas a aceptar?

—No —dijo Sasha—. Negociaré.

6

Tommy esperó durante horas a que Sasha volviera, pero cuando fue obvio que no lo haría, comenzó a sentirse asfixiado en su habitación.

«Esto le ha dolido mucho pero prefiere irse en vez de dejarme darle apoyo. ¡Es tan condenadamente orgullloso! ¿Dónde podrá estar?»

A las ocho ya no pudo más; preparó una pequeña maleta con ropa y salió del
college
rumbo a Greenshaw Hall.

Cuando llegó a la mansión, Perkins, el mayordomo, le informó que la señora estaba fuera, pero el señor estaba en su despacho; y allí se dirigió.

Dio un golpecito en la puerta entreabierta y asomó la cabeza.

—¿Molesto?

—¡Tommy! No te esperaba este fin de semana. —Alex se levantó a saludarlo—. ¿Ha pasado algo?

—Sasha está enfadado —dijo con tristeza y se dejó caer en un sofá.

—Por mi oferta, ¿no? —Dejó los papeles que tenía en la mano y fue a sentarse junto a él—. ¿Tú también te has enfadado?

—No. Bueno, la verdad estoy un poco decepcionado porque Sasha no pueda quedarse en Londres, pero no me he enfadado. Entiendo por qué lo has hecho. —Esbozó una tímida sonrisa—. Pero creo que a Sasha le ha molestado que yo lo entendiera. Creo que ha sentido que me ponía de tu lado, cuando realmente no hay lados.

—Tienes razón, no hay lados. Todos estamos en el mismo barco —Suspiró, palmeándole el hombro—. ¿Has cenado?

—No, pero no tengo muchas ganas. Creo que me voy a ir a dormir.

Salió del despacho y encontró a Perkins que lo buscaba para comunicarle que tenía una llamada telefónica del señor Porter.

—¿Richie?

—Hola, Tommy. No te encontré en el campus así que imaginé que estarías ahí.

—Llegué hace un rato. ¿Ha pasado algo? ¿Habíamos quedado? —preguntó dudoso.

—No, tranquilo. Sólo te llamaba para que no te preocuparas. Sasha está aquí.

—¿Sigue molesto? —preguntó temeroso.

—Está mejor, no te preocupes. Mañana verá las cosas de otra manera. Te dejo, he quedado con Cindy y me tengo que vestir.

Tommy adivinó la sonrisa del pelirrojo por su forma de hablar.

—Ya…

—En serio, no te preocupes. Adiós, te quiero.

—Yo también te quiero… —Tommy colgó el teléfono, mucho más aliviado. Richie, que era la voz de la razón, seguramente haría que Sasha asimilara mejor todo.

Subió las escaleras para ir a su cuarto, pero en el último momento giró y se dirigió a la habitación del pequeño Ariel. Abrió con cuidado y se acercó a la cama. El niño dormía tranquilamente.

«Eres afortunado, pequeño. ¡Tu vida es tan distinta de la mía! Nadie te abandonará. Jamás.»

Se agachó para darle un beso y Ariel se despertó.

—Tío Tommy —murmuró—. ¿Mami vino?

—No, cielo. Tardará un poquito más, vuelve a dormir.

—¿Te quedas? —pidió tirando de la manga de su camisa.

—Vale, pero sólo hasta que llegue tu mami —concedió Tommy y, quitándose los zapatos, se metió en la cama junto al niño y lo abrazó—. Ahora a dormir, que los cuentos sólo los sabe el tío Sasha y no vendrá hoy.

Ariel cerró los ojos lleno de confianza. Al poco rato su pausada respiración indicó que estaba dormido.

Tommy suspiró pensando en Sasha, en sus planes tirados por la borda, en la perspectiva de otro verano muy solitario.

«Sasha estará en Oxford, Richie está pendiente de Cindy, Alex y Angel tienen su propia vida con Ariel. ¿Dónde encajo yo? Quizá podría pasar el verano con el tío Joseph como cuando era pequeño en vez de quedarme aquí.»

Eso le recordó a su familia. La familia que ya no tenía y que según había dicho Ebenezer en una de sus escasas visitas, estaba muy bien sin él. De hecho, el mayor de los Andrew se había encargado de repetirle, palabra por palabra, lo que Christine solía decir a quien le preguntaba por su hijo: «Tommy siempre ha sido un joven alocado, debió heredarlo de Joseph. Ha preferido quedarse con unos amigos en Londres en lugar de hacerse cargo de los negocios de la familia. Es su decisión y la respetaremos.»

Su decisión. ¡Cómo no! Hacía apenas un mes, los Stoker habían anunciado que la presidencia de Saint George Dragon Press sería ocupada por Colin Stoker, y que Stephen y Charles seguirían administrando las demás empresas. No quedaba nada para Tommy. Nadie se acordaba de él.

«Si Sasha supiera… Pero no. Él se siente traicionado y puede que tenga un poco de razón. ¡Es tan injusto todo! —El calor de Ariel y el cansancio acabaron por adormecerlo y cuando estaba por dormirse vislumbró una curiosa solución—. Todo se arreglaría si nos casáramos. Sasha tendría que llevarme con él a Birmingham.»

7

Sasha despertó en la cama de Richie. El pelirrojo dormía profundamente y no quiso despertarlo. No había oído a qué hora había regresado. Después de su larga charla sobre la propuesta de Alex, había anunciado que saldría con Cindy y que no lo esperase.

Sasha se había acostado, quedándose dormido casi en el acto. Había soñado con Tommy y estaba completamente arrepentido de su comportamiento de la víspera.

Se levantó despacio, pero la voz de Richie anunció, soñolienta:

—Tommy está con los Andrew. Hablé con él anoche.

—Gracias —dijo Sasha—. Iré a verlo… y Richie, la próxima vez que decidas vender un sexshop, no dejes de llamarme.

Una maldición ahogada por la almohada saludó sus palabras y Sasha, con el corazón ligero nuevamente, se dirigió a la mansión de los Andrew.

Perkins le anunció que el señor Andrew estaba durmiendo y se reunió con Angel en el desayunador. Apenas ella lo vio, fue a su encuentro.

—Sasha, sé lo que Alex te ha propuesto y estoy segura de que no has aceptado.

—Tienes razón. No acepté.

—Debes hacerlo, Sasha —pidió ella—. Es una oportunidad demasiado buena.

—¿Por qué todo el mundo quiere enviarme lejos?

—No se trata de enviarte lejos. Se trata de ayudar a forjarte un futuro en Thot Labs. Con nosotros.

—No es tan simple...

—Nunca dije que lo fuera, querido. Las cosas que valen la pena no suelen ser fáciles, a veces tenemos que hacer sacrificios...

—Ya. Vosotros queréis que sacrifique estar con Tommy.

—¿Qué dices, Sasha? Yo hablaba de mí, no de vosotros.

—¿De ti? No entiendo...

—Yo sacrifiqué mi trabajo por estar con Alex. Pensé que al ser dueños del laboratorio podría retomar la investigación en cualquier momento, pero llegó Ariel. —Angel sonrió—. Y cuando volví a trabajar tuve que cuidarle la espalda a Alex. Fue tu consejo, ¿lo recuerdas?

—Angel, lo siento...

—¿Por qué? No me estoy quejando. Yo elegí a Alex y soy feliz. Es lo que quiero que entiendas, pero no es tu caso. ¿Por qué tendrías que sacrificar el estar con Tommy? Él podría ir contigo. Sólo tienes que pedírselo.

El ruso alzó las cejas. ¡Pero claro, era tan obvio! Tommy habría terminado la carrera y querría buscar trabajo. Nada impedía que buscara trabajo en Birmingham.

Su rostro se iluminó al pensar en la perspectiva de vivir con Tommy por fin.

—Lo pensaré —dijo. Todavía se rehusaba a dejar traslucir lo que realmente sentía.

—Piénsalo —dijo Angel, dándole un beso en la mejilla—. Tommy está arriba, en la habitación de Ariel. Ve a verlo.

8

Sasha subió las escaleras y se dirigió a la habitación de Ariel. La puerta estaba entreabierta y allí, en la pequeña camita, con los pies sobresaliendo, estaba Tommy, abrazado del pequeño.

Los estuvo mirando largo rato, recordando aquella vez hacía tres años, cuando se había quedado dormido con ellos y estuvieron a punto de ser descubiertos.

«Angel nos vio, estoy seguro de ello —se dijo—. Pero no le importó y tampoco le importa ahora. ¡Si hasta me ha sugerido vivir con Tommy!»

Con una media sonrisa extendió la mano y acarició a Tommy en la mejilla.

—Duérmete Ariel, es pronto —masculló él sin abrir los ojos.

Sasha le hizo cosquillas en los labios.

—No soy Ariel —susurró.

—¿Sasha? —Tommy entreabrió los ojos—. ¿Cuándo has llegado? ¿Cómo?

—Shh, vas a despertarlo. Llegué hace un momento.

—Ayúdame a apartarlo para poder levantarme —susurró mientras retiraba la colcha.

Sasha movió con mucho cuidado a Ariel, susurrándole para que no se despertara y logró apartarlo lo suficiente para que Tommy se levantara. Luego lo cobijó.

—Salgamos para poder hablar —pidió en voz baja.

Tommy se dirigió a la puerta con los zapatos en la mano. Tras salir, se los puso mientras Sasha cerraba la puerta. Se miraron unos instantes, ambos incómodos por la situación del día anterior. Finalmente Tommy se animó a preguntar:

—¿Qué tal estás?

—Bien —fue la escueta respuesta.

—¿En serio estás bien? —volvió a preguntar y para darle énfasis lo tomó por los hombros y lo sacudió un poco.

—Estoy bien —repitió Sasha cogiéndole las manos—. Escucha, no quiero hablar de eso ahora. Antes tengo que ver a Alex.

—Vale, de acuerdo —concedió con un suspiro—. Anda, vamos a desayunar. No cené y estoy desfallecido.

Avanzaron por el pasillo, pero Sasha lo arrastró hacia su habitación un momento, ocultos de testigos.

—Tommy, siento haberme enfadado ayer.

—No importa. Lo entiendo. Tú te habías hecho tus ideas y planes y todo esto te lo trastoca en cierto modo. Pero no es tan malo. Tendrás un puesto mejor y podrás triunfar sin nadie poniéndote zancadillas.

—Todavía no lo he aceptado —puntualizó Sasha.

—Es tu decisión, pero yo creo que es la mejor opción. No se me ocurre nadie mejor para quién trabajar que Alex. —Le palmeó el hombro—. Aunque sigue siendo tu decisión. ¿Vamos?

Sasha se mordió los labios para no responder y lo siguió al comedor, donde Angel los esperaba. Casi al mismo tiempo se les unió Alex, que pareció un tanto sorprendido de verlo, pero lo recibió cordialmente.

—¿Tenéis obligaciones este fin de semana? —preguntó Tommy mientras se servía varias tostadas—. Si no, podríamos ir todos al museo de cera, he oído que hay nuevas figuras. O al Museo Británico, ya sabéis cómo le gustan a Ariel las momias.

Sasha pareció desconcertado, pero Angel dijo que quería ir al Museo de Británico y Alex también aceptó. El ruso sonrió al ver a su amigo con la ropa arrugada y la boca llena, pendiente de su respuesta. Tras un corto titubeo, asintió.

—Pues genial, podemos comer cerca. Hay un restaurante que recomiendan muchísimo en las guías y está casi al lado. Dicen que el chef hace maravillas con simples productos —dijo Tommy entre bocados.

—Tú siempre pensando en comer. —Sasha rió—. ¿Cómo fue que te dormiste con Ariel?

—Oh, bueno… —Se sonrojó—. Entré a verlo cuando iba a mi dormitorio y se despertó. Me pidió que me quedara con él y acabé dormido como un tronco.

—Debe ser por el estudio —lo disculpó Angel—. Sasha, come algo más, no puedes estar con sólo una tostada en el estómago. Pensé que vendrías a dormir aquí, anoche te estuvimos esperando para cenar.

—Se me hizo tarde y me quedé con un amigo —repuso Sasha y se sirvió otra tostada—. Leí la semana pasada que el gobierno ha asignado presupuesto para la investigación de los medicamentos homeopáticos. Imagino que Thot Labs estará considerando fabricarlos…

—Estamos iniciándolo —aclaró Alex—, hemos montado un centro de investigación dedicado a eso.

—«Uña de gato» para empezar, supongo —repuso Sasha.

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