—Cobrador de impuestos: Mt. 9, 1
—El publicano: Mt. 3, 10
Matías:
—Apóstol, sustituto de Judas Iscariote: He. 1, 26.
Natanael (¿Bartolomé?):
—Apóstol: Jn, 1, 45
—De Cana de Galilea: Jn. 21, 2
Pedro (llamado Simón):
—Apóstol: Mt. 10, 2. Me. 3, 18. Le. 6, 14. Jn. 1, 40. He. 13. Et. 13. Emm. 6
—Hermano de Andrés: Mt. 4, 18; 10, 2. Me. 1, 16. Le. 6, 14. Jn. 1,40; 6, 8. Ep. XIV, 3
—Hijo de Jonás: Mt. 16,17
—Hijo de Juan: Jn. 1, 42; 21, 15-17
—Suegra de Pedro: Mt. 8, 14. Me. 1, 30. Le. 4, 38
Salomé:
—Hermana de Santiago el Menor y de José: Me. 15, 40; 16, 1
—Hija de María: Me. 15, 40; 16, 1
—Ante la cruz: Mt. 27, 56. Me. 15, 40; 15, 46. Jn. 19, 25-26
—Discípula de Jesús: Et. 61b
—Esposa de Cleofás: Jn. 19, 25-26
—Hermana de María la Virgen: Me. 15, 40; 15, 46. Jn. 19, 25-26
—Madre de los hijos del Zebedeo: Mt. 20, 20; 27, 56
Santiago el Mayor:
—Apóstol: Mt. 4, 21. Me. 1, 19-20. Le. 6, 15. Jn. 1, 13
—Hermano de Juan: Mt. 4, 21; 10, 3: 17, 1. Me. 1, 19; 3, 18; 5,37
—Hijo de Zebedeo: Mt. 4, 21; 10, 3; 11, 37. Me. 1, 19-20; 3, 18; 10, 35
Santiago el Menor:
—Apóstol: Mt. 10, 4. Me. 3, 18. Le. 6, 14. He. 1, 13
—Hermano de Jesús: Mt. 13, 55. Me. 6, 3. Gal, 1, 19
—Hermano de José: Me. 15, 40
—Hermano de Judas: He. 1, 13.Jd. 1, 1
—Hermano de Salomé: Me. 15, 40; 16, 1
—Hijo de Alfeo: Mt. 10, 4. Me. 3, 18. Le. 6, 14. He. 1, 13
—Hijo de María: Mt. 27, 56. Me. 15, 40; 16, 1. Le. 24, 10
—Obispo de Jerusalén: Gal. 21, 18.
Simón (o Simeón):
—Apóstol: Mt. 10, 4. Le. 6, 14. He. 1,13
—El cananeo: Mt. 10, 4
—El zelador: Le. 6,14
—El zelota: He. 1, 13
—Hermano de Jesús: Mt. 13, 55. Me. 6, 3
Tadeo:
—Apóstol: Mt. 3, 10. Me. 3, 18
Tomás:
—Apóstol: Mt. 3, 10. Me. 3, 18. Le. 6, 14. Jn. 20, 24. He. 1, 13. Et. 13
—Llamado Dídimo: Jn. 20, 24; 21, 2
Zacarías:
—Esposo de Isabel: Le. 1,5; 1,9; 1, 24; 1, 59
—Del linaje de Abías: Le. 1, 5
—Padre de Juan el Bautista; Le. 1, 13; 1, 59-60,1, 67; 3, 2
—Sacerdote: Le. 1, 5
Zebedeo:
—Hijos: Jn. 21,2
—Padre de Santiago el Mayor y de Juan: Mt. 4, 21; 10, 3; 11, 37. Me. 1,19-20; 3,18; 10, 35
Nuevo Testamento (textos canónicos):
Mt: Evangelio de Mateo
Me: Evangelio de Marcos
Le: Evangelio de Lucas
Jn: Evangelio de Juan
He: Hechos de los apóstoles
Gal: Epístola de Pablo a los gálatas
Jd: Epístola de Judas
Evangelios apócrifos:
Ef: Evangelio copto de Felipe
Ej: Evangelio de Judas Iscariote
Em: Evangelio de la natividad de María
Emm: Evangelio de María Magdalena
Ep: Evangelio de Pedro
Esm: Evangelio de Seudo-Mateo
Et: Evangelio de Tomás
Ps: Protoevangelio de Santiago
Ésta es una obra de ficción.
En ella, sobre la base de una serie de acontecimientos sucedidos en los siglos I, IX, XII y XXI, he fabulado en torno a la familia de Jesucristo, al origen del cristianismo, a la difusión de las reliquias en la Edad Media, a la creación del Camino de Santiago y al hurto del Códice Calixtino del archivo de la catedral de Santiago de Compostela en el verano de 2011. Con todo ello he tramado un relato de ficción, aunque no exento de materiales históricos.
La reconstrucción del linaje de Cristo la he realizado a partir del Nuevo Testamento, de los Evangelios apócrifos y de los textos gnósticos de los siglos I al IV, además de algunas obras de historiadores de la época como Flavio Josefo. Las conclusiones obtenidas son producto de organizar todos esos datos e intentar ordenarlos razonablemente. El cuadro genealógico apócrifo de Jesucristo que se incluye es el que deduce una de las protagonistas de la novela, que no refleja mi opinión personal.
Los datos sobre el hallazgo del presunto sepulcro del apóstol Santiago el Mayor en Compostela, sobre el
Codex Calixtinus
, sobre los acontecimientos del siglo XII y sobre las peregrinaciones en la Edad Media los he extraído de documentos y crónicas de esa época, donde se mezclan de manera indiscriminada ficción y realidad.
Todo lo referente al hurto del Códice Calixtino lo he fabulado a partir de los centenares de informaciones publicadas en los meses de julio y agosto en diversos medios de comunicación, y de entrevistas celebradas con varias personas a las que agradezco su colaboración desinteresada pero cuyos nombres, por razones obvias, no estoy autorizado a desvelar.
Comencé a imaginar esta novela el día 8 de julio de 2011, justo al día siguiente al que en rueda de prensa se diera cuenta de la desaparición, en circunstancias asombrosas, del Códice Calixtino, sustraído de la cámara de seguridad del archivo de la catedral de Santiago de Compostela sin que mediara fuerza o violencia alguna, como si se lo hubiera tragado la tierra o hubiera salido levitando por los aires.
He introducido pasajes narrativos que tal vez se consideren controvertidos e incluso puedan molestar a ciertas personas que mantengan una visión muy determinada del cristianismo y de la Iglesia católica. Si alguien se sintiera ofendido en sus convicciones religiosas o morales por lo que aquí se narra, le pido perdón de antemano, pues en ningún momento ha sido ésa mi intención. Aunque está inspirada en hechos reales, cualquier similitud de los protagonistas de la novela con personajes actuales, si es que alguien así lo percibe, habrá sido producto de la casualidad, que no de mi pretensión.
Quiero agradecer la ayuda a cuantos me han facilitado la gestación de esta novela: al escritor e historiador José Calvo Poyato, que tanto admiro, el primero al que conté la trama literaria de la novela en largas conversaciones en La Rábida y en Cabra a mediados de julio; al catedrático de la Universidad Complutense de Madrid y escritor Antonio Monclús, que me proporcionó valiosos consejos y algunas ideas sobre esta novela; al profesor Antonio Piñero, del que aprendí mucho, además de en sus libros, en una larga conversación en Tetuán sobre los primeros cristianos; al escritor y periodista Javier Sierra, que me animó a escribir este libro cuando le conté mi idea, que me inspiró con sus fabulaciones sobre la catedral de Santiago y me ofreció algunos datos sobre el robo del Códice; a mis colegas de la Universidad de Zaragoza, Luis García-Guijarro y Germán Navarro Espinach, que soportaron con amistad y paciencia mi argumentación novelesca en La Iglesuela del Cid mediado el mes de agosto; a las siempre amables y eficaces Ana García y Paz Vázquez, de la empresa Trevisani S. L., con las que compartí varios días en Santiago de Compostela y no pocos secretos de la ciudad actual. A mi amigo, excelente poeta y magnífico escritor Manuel Martínez Forega, que leyó la primera versión de mi manuscrito y me regaló sugerentes aportaciones y brillantes consejos. Y a los directores de Editorial Planeta, Carlos Revés y Marcela Serras, por su confianza, totalmente ciega en este caso, y a mis editoras, Ángeles Aguilera, que se entusiasmó con el original, y, en especial, Purificación Plaza, que compartió conmigo esta idea desde el primer momento, me alentó a continuar, me aportó excelentes sugerencias y siguió paso a paso la construcción del relato.
JOSÉ LUIS CORRAL LAFUENTE, nació en Daroca en 1957. Tras cursar estudios de Filosofía y Letras se doctoró en Historia por la Universidad de Zaragoza. Erudito polifacético y multidisciplinar es, hoy por hoy, unos de los aragoneses más ilustres, uno de esos estudiosos en los que la inquietud intelectual ha contribuido a expandir sus áreas de expresión más allá del ámbito meramente académico, bien como profesor (Historia Medieval), como investigador (actualmente trabaja en líneas tan interesantes y poco transitadas como Las ciudades en la Baja Edad Media y sus Ordenanzas Municipales o El Islam en el Aragón Medieval), como director y/o ponente en numerosos cursos, seminarios y conferencias.