El cadáver de Edmund permaneció inmóvil y callado. Las espantosas cuerdas mágicas que lo animaban estaban cortadas. El fantasma del príncipe, su espíritu, se hizo más nítido y su perfil, más definido. Por un breve instante apareció ante mí y ante su pueblo como había sido en vida: joven, atractivo, orgulloso y compasivo.
Su última mirada fue para su pueblo, tanto para los vivos como para los muertos; luego, se desvaneció como la bruma matutina bajo los rayos del sol.
Aquel día se libró una batalla, pero no entre los vivos y los muertos. Los dos bandos fueron el mío, con los muertos, contra Kleitus y los demás lázaros. Cuando terminó, los lázaros habían sido derrotados y su temible poder había quedado reducido. Junto al dinasta, huyeron con la intención de incrementar su fuerza y volver más adelante a la lucha. Algunos de los cadáveres se les unieron, temerosos de abandonar lo que conocían, prefiriéndolo a lo desconocido. Con todo, fueron muchos más los muertos que acudieron a mí tras el combate y me rogaron que los liberase.
Después de la batalla, los vivos de Kairn Telest cruzaron de nuevo el mar de Fuego y entraron en la trágica ciudad de Necrópolis, donde se les unieron los pocos que habían conseguido sobrevivir a la matanza. Baltazar es ahora su líder. La primera ley que firmó fue prohibir las prácticas nigrománticas. Su primer decreto fue que los cuerpos de las víctimas de la venganza de los muertos fueran entregados con respeto al mar de Fuego.
Los lázaros han desaparecido, pero su amenaza pende como siniestros nubarrones de tormenta sobre los vivos de Necrópolis. Las puertas de la ciudad permanecen cerradas, los agujeros de las murallas han sido cegados y los muros permanecen fuertemente custodiados. Baltazar opina que los lázaros están buscando el medio de entrar en la Puerta de la Muerte y que tal vez lo hayan conseguido.
Me parece muy probable que Kleitus busque un modo de cruzar la Puerta, pero no creo que lo haya encontrado. Sigue en este mundo, igual que todos los demás lázaros. A veces, durante las largas horas de insomnio, escucho sus voces, sus gritos de odio, de agonía y de tormento. Es su odio lo que los ata a este mundo; su odio hacia mí en particular, porque saben que la profecía se ha cumplido en mi persona.
El tormento que soportamos los lázaros es indescriptible. El alma anhela la libertad pero no puede separarse del cuerpo. El cuerpo ansia desprenderse de su pesada carga, pero lo aterra la idea de separarse del alma. No podemos dormir ni encontramos descanso. Ningún alimento puede darnos sustento, ninguna bebida puede calmar nuestra sed terrible. El cuerpo se duele de fatiga, pero el espíritu inquieto lo obliga a deambular constantemente por el mundo.
Recorro las calles de Necrópolis, las calles un día abarrotadas y hoy penosamente vacías. Recorro los pasadizos desiertos del palacio y escucho el eco de mis propios pasos. Recorro los campos de las Antiguas Provincias, desolados y abandonados. Recorro los campos de las Nuevas Provincias y veo a los vivos labrar las tierras en lugar de los muertos.
Recorro las costas del menguante mar de Fuego. Y, cuando el dolor de mi existencia se hace demasiado insoportable, vuelvo a la Cámara de los Condenados a buscar nuevas fuerzas.
El sufrimiento es mi penitencia, mi sacrificio. Mi amada Jera anda con los lázaros por ahí, en alguna parte. Su odio hacia mí es intenso, profundo, pero sólo porque ese odio tiene que librar una batalla constante contra su amor, más profundo aún. Cuando el tiempo de esperar termine, cuando mi obra esté completa, volveré a tomar a mi amada en mis brazos y hallaremos juntos la paz que ahora se nos niega. Guardo en mi corazón este sueño, el único que me permiten estos ojos eternamente desvelados. Es mi consuelo y mi esperanza. El amor y el conocimiento de mi deber me sostienen en la espera. El tiempo de la profecía no ha llegado, pero está próximo.
«El traerá la vida a los muertos y la esperanza a los vivos. Y para él se abrirá la Puerta».
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Mi Señor:
Puedes eliminar Abarrach de tus planes. Tengo pruebas que indican que los sartán y los mensch habitaron una vez esa masa de roca fundida y sin valor. El clima fue demasiado severo para sobrevivir, incluso recurriendo a su poderosa magia. Intentaron contactar con los otros mundos, pero fracasaron. Ahora, sus ciudades se han convertido en sus tumbas. Abarrach está muerto.
Mi Señor, estoy seguro, comprenderá la razón de que no le presente mi informe en persona. Ha surgido una emergencia que me llama lejos del Nexo. A mi regreso de Abarrach, he sabido que el sartán que descubrí en Ariano, el que se hace llamar Alfred, ha cruzado la Puerta de la Muerte. Según mis informaciones, ha viajado a Chelestra, el cuarto mundo que crearon los sartán, el mundo del agua. Me propongo seguirlo allí.
Quedo tu hijo devoto y leal.
HAPLO
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Haplo, mi hijo devoto y leal, ERES UN EMBUSTERO.
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NIGROMANCIA
Según la descripción del Diario de Alfred
Del vol. 3 (Nota en la solapa)
A los Mensch No Perturbados, escrito en vuestra propia lengua para que lo comprendáis: He aquí el Diario de Notas Rúnico que llevé en secreto y de vez en cuando durante la época de mis viajes a través de la Puerta de la Muerte. Reconozco que nunca han sido mi fuerte las anotaciones en el diario, sobre todo en esos primeros años de viaje. Pensándolo bien, las notas os parecerán bastante inconexas. El texto incluye de todo, desde listas de alimentos de Pryan hasta largas divagaciones sobre abstrusos principios de magia. Está salpicado de observaciones y análisis que me dictaba el impulso del momento, presentados por lo general sin preámbulo alguno ni relación con textos anteriores. Escribo consciente de que tal vez no lo comprendáis todo. Mi narración carece de una secuencia clara. Para complicar aún más vuestra comprensión, están las diferencias entre las estructuras lingüísticas de los sartán y de los mensch. El lenguaje sartán está unido a su estructura rúnica. Por esta razón, es un idioma no secuencial, que expone los conceptos simultáneamente en lugar de uno después de otro. Aunque esta estructura funciona bien para la magia y otros conceptos, presenta dificultades para transmitir una sucesión de acontecimientos en el tiempo. Tales secuencias de acontecimientos se comprenden, organizan y transmiten mejor en el lenguaje ordinario de los mensch.
He llevado el diario tanto en sartán rúnico como en varios idiomas mensch, sirviéndome del que, a mi juicio, parecía más conveniente para transmitir mis pensamientos y observaciones. ..
Del vol. 2: página 132
ALFRED BAJO LA CIUDAD DE NECRÓPOLIS
... Me cautivaron las runas de aquella sagrada cámara de las catacumbas. Su estructura llenó mi mente al instante aunque, con un escalofrío, me obligué a desviar la mirada. Ahora, su forma me perturba el sueño. Para dispersar sus sombras, las transcribo aquí. Así como las oculto a la vista cerrando la cubierta de este libro, tal vez pueda ocultarlas también al recuerdo de mi conciencia.
He decidido traducir la estructura rúnica que vi allí a su equivalente aproximado en el idioma común de los mensch para comprender mejor la secuencia de los hechos que se produjeron, más que su conjunto conceptual. Incluiré toda la estructura rúnica original y todas las relaciones y eslabones que pueda. No obstante, resulta imposible traducir fielmente un lenguaje simultáneo a otro secuencial.
Las runas empiezan aparentemente a media exposición referente a la comunicación con los otros Mundos Separados, que es el objeto de las investigaciones de grupo según queda claro en el texto más adelante.
Traducción: Runa subraíz del Altar
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Ciclo 275
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: Orígenes de la Nigromancia
Kinilan
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apuntó que el problema actual era similar al que habían resuelto los antiguos nigromantes. Esto significaba que las soluciones a aquellos viejos problemas podían proporcionarnos alguna clave para resolver nuestra misión
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(...) Iniciamos una exploración de los textos antiguos para determinar si sus reflexiones podían coadyuvar a encontrar una solución a nuestro problema actual de comunicación entre los mundos.
FRACASOS INICIALES: LA ERA DE LOS AUTÓMATAS
Los primeros intentos de reanimar a nuestros muertos resultaron decepcionantes, aunque su éxito se hacía imprescindible para nuestra supervivencia. Los muertos reanimados eran autómatas sin inteligencia, sólo capaces de realizar tareas directamente asignadas a ellos por el nigromante que los controlaba
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Tales no muertos eran inaceptables como fuerza de trabajo ya que en poco ayudaban a liberar al nigromante del trabajo en sí. El nigromante se veía obligado a dirigir cada movimiento del cadáver animado, lo cual era una tarea tediosa, cuando menos, y una verdadera pérdida de energías mágicas. La investigación nigromántica, sin embargo, continuó siendo prometedora y encontró la solución en un anciano mago de la ciudad.
LA SOLUCIÓN DE DELSART
Delsart Sparanga, un investigador sartán de avanzada edad, descubrió el Semiestado de Delsart, o Similaritud de Delsart.
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«...se descubrió un segundo estado de la existencia que resultaba resonante con el estado físico. En la magia rúnica, este estado es conocido como Semiestado de Delsart, en referencia al nigromante que descubrió su existencia y a la idea de que esta segunda existencia de todos los objetos es un estado próximo al de la presencia física. En los textos antiguos había alusiones a este segundo estado, relacionado habitualmente con una deidad o un sistema de creencias religiosas. Por ello y para simplificar el lenguaje, el Semiestado de Delsart se asimila también, por lo general, al estado espiritual.
El estado espiritual de todas las cosas es un reflejo, mucho más refinado, del estado físico. Todas las cosas que existen en el estado físico tienen expresión también en este estado espiritual. Delsart enseñó que no existe nada en lo que denominó estado físico ordinario, que no tenga existencia también en el estado espiritual.
Gracias a las investigaciones de Delsart, se descubrió que este segundo estado se modifica radicalmente a la muerte de un ser vivo. Mientras que el cadáver conserva una forma de existencia espiritual, su nuevo segundo estado es radicalmente distinto del que tenía el ser en vida. Y era esta diferencia, según su teoría, la causante de que el cuerpo reanimado careciera de automotivación.
Delsart no llegó a descubrir en vida la naturaleza de este segundo estado ni las runas que pudieran tener control sobre él. No obstante, la contribución de este mago fue una serie de runas que podían evocar el estado espiritual original y vincularlo de nuevo al estado físico ordinario. Y fue este descubrimiento el que nos introdujo en la actual Era de la Nigromancia.
Fracasos iniciales de la Solución de Delsart.
La nigromancia no careció de problemas en sus inicios, pese a las enseñanzas más extendidas en nuestros días.
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Nuestro grupo de investigación ha estudiado textos rúnicos de este período y las primeras notas sobre estos experimentos iniciales hacen mención a terribles problemas en la consecución de la conexión espiritual de Delsart.
Al principio, se desconocían los rituales y los importantísimos períodos de espera que debían respetarse.
Como consecuencia de ello, estas primeras tentativas vinculaban el estado espiritual al cadáver físico demasiado pronto y, por lo tanto, demasiado próximo a su estado original. Esto provocó la creación de muchos lázaros en ese período temprano. Los lázaros fueron destruidos posteriormente. Es un conocimiento sagrado,
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conservado sólo en las runas más ocultas entre estos muros, que la Rebelión y las batallas del Pilar de Zembar fueron provocadas en parte por la creación, en esa época, de varios lázaros que muy pronto se alzaron contra el reino y llegaron a constituir una considerable amenaza.
Perfeccionamiento de las runas de Delsart.
Al mismo tiempo que se libraban las batallas del Pilar de Zembar, se efectuaban correcciones y ceremonias en las estructuras rúnicas nigrománticas para revivir como era debido a los muertos, con el objeto de que resultaran útiles a sus amos vivos y a la sociedad. Se descubrió entonces la importancia del período de espera entre el momento de la muerte y el de la reanimación. Este período permitía que se produjera la suficiente disparidad entre el estado físico y el estado espiritual como para evitar el ejercicio de su libre voluntad por parte de este último después de la reanimación.