Authors: Mandelrot
Sonrió y volvió a mover el objeto en su mano.
—De acuerdo, ¿empezamos?
Mientras la mujer hablaba, imágenes quietas o en movimiento acompañados de sonidos aparecían en la pantalla ilustrando sus palabras. Ella las manejaba con soltura mediante leves gestos con la mano que sostenía el objeto alargado con el que parecía controlarlo todo; mientras tanto el viajero escuchaba con la mirada fija en la pared.
—Hace aproximadamente tres mil años terrestres la humanidad se encontraba en su máximo desarrollo científico y tecnológico. Habíamos resuelto antiguos problemas como el de la escasez de energía, controlado prácticamente todas las enfermedades importantes, multiplicado la esperanza de vida y cosas así; teníamos otras muchas dificultades, claro, pero gracias al avance de la ciencia algunas de las principales ya estaban superadas. Al nacer se implantaba a los niños un biochip. Ya no los tenemos, pero era... No sé cómo explicarlo.
—Creo que sé lo que es —le interrumpió Kyro—: una piedra mágica. Yo tengo una.
—¿Cómo? —la cara de Sarah era de estupefacción. ¿Tú tienes un biochip?
—Luego —el viajero hizo un gesto para que no lo tuviera en cuenta—. Sigue con tu relato.
La mujer, aún muy sorprendida, pensó un instante para retomar el hilo de la narración.
—Está bien. Ahora tenemos que utilizar ordenadores y otros aparatos para comunicarnos y compartir información; pero en aquel momento gracias a los biochips podíamos hacer ese trabajo directamente con la mente. No soy una experta en tecnología, pero básicamente lo que creamos fue una especie de mente global de la que participábamos todos.
>>Supongo que no te harás una idea de lo que eso significa; creo que ni siquiera nosotros podemos imaginar hasta qué punto eso cambió la vida de los hombres. Cualquiera podía aprender cualquier cosa en un instante, tener acceso a toda la información disponible; si alguien en el otro extremo del mundo hacía un descubrimiento, todos los que seguían el tema lo compartirían instantáneamente. Cualquiera podía decidir estudiar algo concreto, lo que fuera, y en un momento descargaba la información a su cerebro y ya sabía lo mismo que el mayor especialista del mundo; estaba preparado para hacer sus propias investigaciones que contribuyeran a su avance. Realmente fue una explosión sin igual del saber humano.
Hizo una pequeña pausa, respirando con la mirada perdida; parecía tratar de abarcar la inmensidad de los hechos que describía. Finalmente parpadeó para después continuar.
—Uno de los mayores logros fue el de los viajes interestelares. Cuando se pudo atravesar...
Miró un instante al viajero, que no dijo nada.
—Está bien, intentaré explicarlo de manera sencilla. Llegamos a ser capaces de salir de nuestro mundo y viajar a otros; en esos planetas había materias primas y otros recursos útiles y más o menos valiosos, así que el comercio también se benefició y hubo una gran expansión de la humanidad en todos los sentidos.
>>Pero no todo fue positivo: los intereses políticos y económicos provocaron muchos conflictos, luchas por el poder y por la independencia de otros poderes, y las guerras fueron una constante. Los humanos siempre hemos tenido alguna lucha en nuestro propio planeta, así que supongo que es nuestra naturaleza.
>>La Gran Guerra Universal empezó hace algo más de dos mil quinientos años, y los casi setenta mil planetas colonizados se vieron involucrados; era imposible ser neutral. Nosotros sufrimos pocos ataques porque nuestro mundo era en cierta manera un símbolo, por ser el lugar de origen de la especie humana, y jugábamos un importante papel diplomático; pero créeme, fue el desastre más devastador que ha existido jamás. No creo que llegue a saberse jamás el número de víctimas que llegó a producir, ni siquiera por aproximación.
Las imágenes en la pared, que antes habían mostrado maravillas mágicas que iban mucho más allá de la comprensión del viajero, le enseñaban ahora escenas que conocía muy bien. Las armas parecían distintas y aparecían otros elementos que no podía identificar, pero las expresiones, los combates, los muertos, la guerra, eran esencialmente lo mismo.
Sarah se mantuvo en silencio unos momentos más. Por fin continuó.
—Ese fue el momento en que la figura de Varomm surgió públicamente para aprovecharse de nuestras divisiones y debilidades. Utilizó todo tipo de medios para ganar adeptos, hasta que por fin conquistó por la fuerza el poder de una de las facciones que en ese momento seguían en conflicto. Nadie puede negar que probablemente ha sido el mejor estratega que jamás ha existido, porque bajo su mando sus dominios se expandieron y fue ganando una tras otra todas las batallas a las que se enfrentó. Al final consiguió anexionar prácticamente todos los planetas habitados, y los que no se rindieron a sus exigencias fueron completamente arrasados por sus fuerzas de combate.
Kyro no pudo evitar ponerse en tensión al ver en el recuadro luminoso imágenes en movimiento de los grandes pájaros negros del dios, capaces de acabar con mundos enteros, y de los sacerdotes avanzando imparables destruyendo todo a su paso.
—Vosotros no os rendisteis —dijo.
—No, jamás. Se puede perder una guerra, pero las condiciones de Varomm eran imposibles: quería aislar cada mundo del exterior, prohibir los viajes espaciales y las comunicaciones, acabar con la ciencia y la tecnología devolviéndonos en la práctica a la prehistoria... Convertirnos en poco más que animales de granja. La Tierra es un símbolo, no solo para los demás sino para nosotros mismos. Aquí empezó la historia del ser humano, que es la historia de la evolución y la del progreso; renunciar a ello y permitir semejante degradación sería peor que la muerte. Varomm acabó con la práctica totalidad de la vida en nuestro mundo, pero los que sobrevivimos hemos encontrado una manera de aguantar aquí abajo hasta que recuperemos nuestra libertad.
La mujer le miró con intensidad.
—Y así llegamos a la Resistencia y su arma secreta: el viajero.
En ese momento el objeto que llevaba en su mano brilló levemente y sonó un tintineo. Sarah lo miró, hizo un movimiento de muñeca y un pequeño recuadro luminoso apareció flotando junto a él.
—¿Qué hace él aquí? —murmuró para sí misma; tras esto habló a Kyro—. Espera un momento, por favor.
Un nuevo gesto con la mano mientras se ponía en pie, y la puerta se abrió con un ligero chasquido. La mujer fue hasta ella y la empujó, para dejar ver tras ella a un hombre de aspecto igual a todos los demás que el viajero había visto excepto porque su pelo, algo más largo de lo corriente, era de un color gris claro.
—Hola, Sarah —saludó—. Me alegro mucho de verte.
—¿Qué quieres, Daniel? —la voz de ella sonaba seria.
—En realidad no he venido a visitarte a ti, sino a nuestro amigo —echó una mirada al interior por encima de su hombro—; vengo en representación del Consejo. ¿Puedo pasar?
Después de un instante Sarah se apartó para permitirle entrar. El hombre lo hizo y Kyro se puso en pie.
—Kyro, este es Daniel —dijo ella—. Es otro de los miembros del Consejo.
—Hablas nuestro idioma entonces —comentó Daniel—. Bien, eso lo hará todo más fácil.
—Estoy trabajando en el informe. ¿Qué más queréis?
El viajero notó la hostilidad de la mujer hacia él.
—No dudamos de que harás un buen trabajo, Sarah; pero entenderás que queremos tener toda la información posible. No estoy aquí para entorpecer tu trabajo sino para ayudarte y poner nuestros recursos a tu disposición. Por cierto, ya me he encargado de que estés liberada de todas tus responsabilidades mientras nuestro huésped esté con nosotros; y si necesitas cualquier otra cosa solo tienes que pedirla.
Ella pareció aceptarlo.
—De acuerdo —dijo—. Siéntate si quieres.
Momentos después estaban listos, y Sarah continuó su historia acompañada por las imágenes de la pared.
—Varomm fue creado en el planeta Duva 11, en el que seguramente era el centro de tecnología más avanzado del universo. Estaban tan por encima del resto que los mejores científicos de todas partes, incluidos los de La Tierra, consideraban el mayor signo de prestigio el ser seleccionados para trabajar allí. Uno de los campos en los que más arduamente se trabajaba era el del teletransporte; para explicártelo de forma simple, no se trata de tomar atajos como en los viajes hiperespaciales...
—Consiste en llevar algo de un sitio a otro sin pasar por el camino que hay enmedio —intervino Daniel.
—Correcto —asintió la mujer, un tanto incómoda por la interrupción—. Yo quiero ir desde aquí hasta el museo, por ejemplo, y para eso tengo que andar el camino que hay hasta allí; con el teletransporte no ocurre eso, sino que yo estoy en esta habitación y al mismo tiempo que desaparezco de aquí aparezco en el punto de llegada sin haber tenido que recorrer ningún camino entre los dos. ¿Lo entiendes?
—Sí. Supongo que es lo que yo he estado haciendo gracias a las esferas.
—Eso es; tus esferas son lo que nosotros llamamos "células de teletransporte". En los tiempos en los que Varomm fue creado se había conseguido teletransportar energía, lo que permitía las comunicaciones instantáneas entre lugares muy distantes entre sí; pero no lo habíamos logrado con la materia sólida. El inicio de la Gran Guerra Universal paralizó casi todas las investigaciones, pero un grupo de científicos de Duva 11 había seguido trabajando por su cuenta en el proyecto y finalmente lograron desarrollar el primer prototipo.
>>Mientras tanto Varomm ya empezaba a mostrar su intención y sus ambiciones, hasta el punto de que cuando había adquirido cierto poder ordenó que todo el personal de ese planeta fuera eliminado. Pretendía acabar con las mejores mentes del Universo para evitar que pudieran volverse un peligro para él, y además convertir a Duva 11 en el centro de operaciones desde el que dirigiría su imperio.
>>Pero ya había algunos que, a la vista de los acontecimientos y del curso de la guerra, habían empezado a pensar que algo así podría pasar. Si un conflicto como aquel tuvo algo bueno es que impidió la divulgación del descubrimiento del teletransporte para la materia, así que solo lo conocían un reducido grupo de expertos; cuando la situación se hacía insostenible decidieron poner en marcha un plan para abrir un camino que en el futuro permitiría llegar a un viajero directamente hasta el cuartel general de Varomm. Modificaron el prototipo que habían construido y lo trasladaron para ocultarlo en lo más recóndito del planeta, y huyeron con los planos antes de ser capturados. El resto supongo que ya lo conoces.
Después de todo esto se hizo el silencio; Kyro estaba muy pensativo.
—Sé que hay mucho en tu historia que está fuera de mi capacidad de comprensión —dijo—, pero he entendido lo fundamental. De hecho esto me contesta algunas viejas preguntas.
—¿A qué te refieres?
El viajero seguía hablando, parecía que para sí mismo.
—Cada uno de los mundos que he conocido tenía cosas muy diferentes entre sí. Pero había coincidencias extrañas: humanos, o seres en cierta forma parecidos. A veces los mismos animales o plantas. Y lo que más me hacía pensar, variedades de las mismas lenguas. Me parecía imposible que, si yo era el único que podía viajar de uno a otro y nunca habían estado comunicados, los padres pudieran enseñarles a sus hijos las mismas palabras por casualidad.
—Tienes espíritu de científico —sonrió Sarah.
Daniel también parecía impresionado.
—Creo que la descripción de Alexis sobre ti no se correspondía en absoluto con la realidad.
—Aún tengo dos preguntas —dijo de nuevo Kyro.
—Intentaremos responderlas —contestó Daniel.
—La primera es ¿dónde está la siguiente esfera?
Los otros dos se miraron; Sarah fue la que respondió.
—Me parece que sobre eso tenemos un problema.
La esfera estaba muerta.
La sensación que recorrió al viajero al descubrirlo fue indescriptible. No era exactamente dolor, ni decepción, ni frustración: iba mucho más allá. Había pasado toda la vida luchando, sufriendo, sacrificándose, renunciando a todo, para acabar de aquella forma. El viaje había terminado, su misión había fracasado. Kyro había aprendido a mantener siempre sus sentimientos bajo el control de la disciplina más absoluta, pero ahora se sentía a punto de explotar: su rostro mostraba ahora una expresión dura y contenida, no expresaba ni remotamente lo que le estaba ocurriendo por dentro.
La sala estaba llena de artefactos de extrañas formas con signos incomprensibles, unidos por lo que parecían finas cuerdas de colores por todas partes. Algunas llegaban hasta la esfera, a la que le faltaban algunos pequeños trozos justo donde los extremos de las cuerdas la tocaban. El viajero se había acercado, estaba solo frente a todos aquellos aparatos y luces multicolor, brillantes y vivos, entre los que contrastaba la profunda oscuridad inerte de la superficie curva y perfecta. Dio unos pasos más hacia la esfera, pero ella no respondió; lentamente apoyó sus manos sobre ella, sin sentir absolutamente nada. Era la cruda realidad, estaba muerta.
Sarah y Daniel permanecían bastante más atrás, sin atreverse a hablar.
Por fin Kyro se dio la vuelta despacio hacia ellos, atravesándoles con su mirada: daba la impresión de hacer un gran esfuerzo para mantener el dominio de sí mismo. Tras unos instantes habló con voz casi susurrante.
—¿Hay alguna forma de arreglar esto?
Sarah fue quien contestó; lo hizo con cautela, como si temiera la reacción del viajero.
—No lo sabemos —dijo—; los planos se perdieron cuando Varomm atacó el planeta y esta tecnología supera nuestra capacidad.
—¿Hay alguna opción? —insistió Kyro.
—Emplearemos todos los medios a nuestra disposición —dijo Daniel—. Haremos todo lo posible para superar este problema. Lo daremos todo.
El viajero bajó la vista. Durante unos momentos se hizo un tenso silencio.
—Creo que debemos decírtelo, Kyro: esto puede haber sido culpa nuestra —habló Sarah de nuevo.
Él se limitó a mirarla y ella continuó.
—Cuando Varomm atacó el planeta y algunos supervivientes se refugiaron aquí se dieron cuenta de que esto no estaba preparado para sostener a una comunidad a largo plazo; las fuentes de energía de la superficie se agotaron pronto y sin ellas no habría aire limpio, ni se podrían reciclar el agua y los alimentos. Todos morirían.
—Era un estado de emergencia —siguió Daniel— y no tenían alternativa: había que buscar energía donde fuera. La potencia del motor de pulsos que se encontró en la célula de teletransporte era la única salida disponible.