Read Informe sobre la Tierra: Fundamentalmente Inofensiva Online
Authors: Douglas Adams
—¡No me importa! ¡No quiero saber nada de tu puñetero trabajo!— gritó Random—. ¡Quiero un hogar! ¡Quiero encajar en alguna parte!
—Éste no es tu hogar— dijo Trillian sin perder la calma—. Tú no tienes hogar. Ninguno lo tenemos. Ya casi nadie lo tiene. La nave perdida de que hablaba antes. La gente de esa nave carece de hogar. No saben de dónde son. Ni siquiera tienen recuerdo alguno de quiénes son o para qué sirven. Están absolutamente perdidos, muy confusos y asustados. Están aquí, en este sistema solar, a punto de cometer un gran... desaguisado por el hecho de sentirse tan perdidos y confusos. Tenemos... que... marcharnos... ahora mismo. No sé decirte adónde. Quizá no haya parte alguna. Pero éste no es el sitio donde estar. Una vez más. ¿Podemos marcharnos?
Random se tambaleaba de pánico Y confusión.
—Todo está bien— dijo Arthur con voz suave—. si yo estoy aquí, estamos a salva. No me pidas que te lo explique ahora, pero como yo estoy a salvo, vosotros también. ¿Vale?
—¿Qué estás diciendo?— inquirió Trillian.
—Tranquilicémonos todos— repuso Arthur. Se sentía muy tranquilo. Su vida estaba encantada y nada de aquello parecía real.
Despacio, poco a poco, Random empezó a tranquilizarse. y, centímetro a centímetro, fue bajando la pistola.
Ocurrieron dos cosas a la vez.
Se abrió la puerta del servicio de caballeros en lo alto de la escalera y, sorbiendo por la nariz, salió el desconocido que se había encarado con Arthur.
Sobresaltada por el repentino movimiento, Random volvió a levantar la pistola justo cuando un hombre que estaba a su espalda se lanzaba por ella.
Arthur se precipitó hacia adelante. Hubo un estallido ensordecedor. Se inclinó torpemente mientras Trillian se arrojaba sobre él. El ruido cesó. Arthur alzó la cabeza hacia lo alto de la escalera para ver al desconocido, que lo miraba con absoluta estupefacción.
—Tú...— dijo. Entonces, despacio, horrorosamente, se derrumbó.
Random arrojó la pistola al suelo y cayó de rodillas, sollozando.
—¡Lo siento!— exclamó—. ¡Lo siento mucho! Lo siento tanto, tanto...
Tricia se acercó a ella. Trillian se aproximó a ella.
Arthur se sentó en la escalera con la cabeza entre las manos, sin la menor idea de qué hacer. Ford estaba sentado en el escalón de abajo. Recogió algo del suelo, lo miró con interés y se lo pasó a Arthur.
—¿Te dice algo esto?— le preguntó.
Arthur lo cogió. Era la caja de cerillas que antes había dejado caer el muerto. Llevaba escrito el nombre del club. Así, más o menos:
Stavro Mueller
BETA
Se quedó mirándolo durante un rato mientras las cosas empezaban a ordenarse en su mente. Se preguntó qué debería hacer, pero sólo vagamente. La gente empezaba a precipitarse y a gritar a su alrededor, y de pronto se dio cuenta con toda claridad de que no había nada que hacer, ni ahora ni nunca. A través de la nueva extrañeza del ruido y la luz, sólo distinguió la forma de Ford Prefect que, echado hacia atrás, se reía a carcajadas.
Una inmensa sensación de paz se apoderó de él. Sabía que al fin, de una vez por todas, todo había acabado definitivamente.
Prostetnic Vogon Jeltz se encontraba solo en la oscuridad del puente de la nave vogona. Unas luces oscilaron brevemente por las pantallas de visión exterior alineadas contra un mamparo. Sobre su cabeza danzaban la discontinuidades de la forma de salchichas de color verde azulado. Las opciones se descomponían, las posibilidades se plegaban entre sí, y el conjunto se disolvía finalmente, dejando de existir.
Descendió una profunda oscuridad. Durante unos momentos, el capitán vogón quedó envuelto en ella.
—Luz— ordenó.
No hubo respuesta. El pájaro también se había contraído, fuera de toda posibilidad.
El vogón dio la luz personalmente. Volvió a coger el papel y trazó un pequeño signo en la casilla.
Bueno, ya estaba hecho. Su nave entró calladamente en el negro vacío.
Pese a haber tomado lo que consideraba una medida sumamente positiva, el jefe grebulón acabó teniendo un mes muy malo. Fue muy parecido a los meses anteriores, salvo que ya no había nada en la televisión. En su lugar, puso un poco de música.