Intrépido (46 page)

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Authors: Jack Campbell

Tags: #Ciencia-Ficción

BOOK: Intrépido
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Geary se dio cuenta de que Rione también observaba cómo los dos grupos de naves síndicas se separaban, por un lado los buques de guerra que seguían en funcionamiento y que enfilaban un ataque que los condenaría para siempre y, por el otro, los escombros de las naves dañadas que seguían su trayectoria original.

—He visto informes detallados de batallas espaciales antes, capitán Geary. ¿Por qué no he visto ninguna como esta? —preguntó Rione.

—Todavía no se ha acabado, señora copresidenta —precisó Geary.

—Eso ya lo sé. Pero esta formación que ha empleado usted, la manera en la que ha ordenado que se movieran y lucharan sus naves. No lo he visto nunca. ¿Por qué? —insistió Rione.

Esta vez Desjani sonrió a Geary y el capitán supo en ese momento que, o se daba prisa en responder él mismo, o la capitana proclamaría a los cuatro vientos que aquello se debía a Geary era el mejor comandante de flota de todos los tiempos.

—La formación Zorro Cinco y otras parecidas llevan mucho tiempo sin usarse. Tardé un tiempo en darme cuenta de cuál era la razón. Y la razón es que requiere un tipo especial de preparación y de experiencia a la hora de ponderar con exactitud el momento justo de transmitir las órdenes a las fuerzas desplazadas con un rango de desfase de varios minutos luz por todo el espacio. Hay que saber también cuándo hacer que esas órdenes se ejecuten, cómo compensar las pequeñas, pero existentes, distorsiones de la relatividad que pueden hacer que se vaya al traste el curso temporal habitual. Y también hay que saber cómo calcular qué debe de estar haciendo el enemigo en función de las imágenes con desfase que te van llegando y que varían en función de a qué parte de la formación enemiga estés atendiendo. —Geary recordó un espectáculo al que había asistido en una ocasión—. Imagíneselo como un
ballet
en cuatro dimensiones, en el que las distintas partes se escalonan en diferentes capas de desfase temporal a la hora de verlos y comunicarse con ellos.

Rione no se molestó en ocultar su reacción.

—Imponente. ¿Cómo adquirió esa habilidad? —indagó la copresidenta. Geary exhaló lentamente antes de contestar.

—Aprendí a hacerlo gracias a gente veterana, oficiales que se prepararon en esas disciplinas durante décadas —expuso Geary.

Rione tardó unos momentos en establecer la conexión.

—Todos los cuales están ya muertos —explicitó Rione.

—Sí. —Geary la miró inexpresivamente—. Todos esos oficiales que preparaban a gente como yo murieron en combate. Los oficiales del grupo que había empezado a prepararse bajo su tutela también murieron.

—Ya veo. Como un secreto procedente de un mundo en paz. Si aquellos que lo conocían murieron antes de poder transmitir sus habilidades, la cadena de conocimiento experto y la experiencia se rompen. El oficio pierde y debe reinventarse, y eso si acaso vuelve a ser visto —prosiguió Rione.

Esta vez, Geary se limitó a responder asintiendo con la cabeza. Durante décadas no había quedado nadie que supiera los trucos y la metodología. Por esa razón la flota se había visto obligada a retroceder hacia formaciones simples y a emplear tácticas simples.
Hasta que regresé yo, como si fuera un general antiguo que se acuerda del arte de la guerra que los bárbaros habían olvidado hace mucho tiempo.

No había nada que hacer durante los siguientes minutos, aparte de observar como las formaciones de la Alianza convergían sobre los síndicos y de ojear ocasionalmente la información sobre el estado de la flota para comprobar el nivel de daños que habían sufrido sus propias naves, así como las últimas estimaciones de daños y pérdidas de los síndicos. Hasta ahora, la balanza estaba claramente inclinada del lado de la Alianza.

—Capitán Geary, al habla el capitán Numos. ¡Exijo que se les dé permiso a las naves bajo mi mando para entrar en combate con el enemigo!

Desjani logró finalmente convertir el amago de carcajada en una tos y después tuvo cuidado de no dejar entrever ninguna otra emoción.

Geary agarró los mandos de su intercomunicador y se detuvo a sí mismo durante unos segundos para pensar antes de tomar la palabra con un tono suave.

—Capitán Numos, su formación está desempeñando un papel importante en esta batalla bloqueando cualquier opción de retirada síndica. Dado que su formación, junto con la Zorro Cinco Uno, ya inició el contacto con el enemigo en esta batalla, no alcanzo a comprender qué quiere decir cuando afirma que sus naves no han entrado en combate con el enemigo.

Hubo una pausa antes de que llegase la respuesta, si bien esta vez la voz de Numos se había enfriado en lugar de calentarse.

—Usted ha colocado deliberadamente las naves que están bajo mi mando en posiciones en las que tenían opciones muy remotas de tener que combatir al enemigo —acusó Numos.

—No, capitán Numos. —Geary se percató con cierta sorpresa de que su tono de voz seguía desapasionado y en calma—. Yo mismo di la orden de que sus naves adoptasen una formación de ataque que podría haber provocado que todos esos navíos librasen unos combates cruciales con el enemigo. Por desgracia, mis órdenes no fueron atendidas y el resultado ha sido que la formación que usted comanda se ha visto fuera de posición y fuera de la acción. Si desea quejarse de su posición actual con respecto a la batalla, capitán Numos, le sugiero que dirija sus quejas al oficial al mando de la formación Zorro Cinco Dos. Creo que podrá encontrarlo a bordo de la
Orión.
—Acto seguido Geary cortó la comunicación con Numos porque no quería que hubiese nada que le siguiese distrayendo.

La capitana Desjani hizo un ligero gesto como señalando algo, con la expresión todavía controlada.

—Creo que, de algún modo, esa conversación ha sido transmitida accidentalmente a toda la flota, en lugar de quedarse en el circuito privado de comunicaciones. Qué mala suerte.

Geary bajó la vista para comprobar lo que le decía Desjani y después meneó la cabeza.

—¿Numos me llamó utilizando el circuito que transmitía la comunicación a toda la flota? ¿Qué se creía, que iba a permitirle sin más que proclamase que su reputación se había visto mancillada sin recordarle que él es el único responsable de la ubicación actual de Zorro Cinco Dos? —bramó Geary.

—Sí, señor, creo que eso es justamente lo que pensaba —corroboró Desjani.

—Pues vaya mierda. —Desjani miró a Geary con sorpresa—. Sé que Numos se merecía un tirón de orejas, Tanya, pero siempre se me educó en la cultura de regañar en privado y alabar en público.

—Ya veo. —Con todo, Desjani meneó la cabeza—. En condiciones normales, estaría de acuerdo con usted, pero en este caso, las acusaciones de Numos habrían corrido de boca en boca por los pasillos y ahí usted no habría sido consciente de su existencia aunque fueran igualmente efectivas a la hora de minar su autoridad. Es mejor que las acusaciones de Numos hayan sido refutadas de una manera tan clara y pública.

—Tal vez tenga razón —concedió Geary—. Pero sigue sin gustarme la manera en la que ha ocurrido.

En cuanto acabó de pronunciar esas palabras llegó otro mensaje, pero esta vez el tono era profesional.

—Capitán Geary, aquí el capitán Tulev, de la
Leviatán.
La fuerza síndica sigue su camino con vistas a interceptar las naves auxiliares que se me ha encargado proteger. Creo que la mejor manera que tengo de evitar que los síndicos se acerquen lo suficiente como para que entremos en su radio de tiro es alejar mis unidades más pesadas a cinco segundos luz de las naves auxiliares. Pido permiso para efectuar el movimiento.

Una idea interesante. Geary revisó el visualizador y se imaginó cómo cambiaría la situación si le daba a Tulev permiso para maniobrar. Seguiría estando lo suficientemente cerca de las naves auxiliares, pero en una posición perfecta para entrar en combate con los síndicos antes de que el enemigo pudiera tener a nuestras naves auxiliares en su radio de tiro. ¿Pero por qué haría falta hacer esto? Zorro Cinco Cinco debería de haber sido capaz de mantener ese radio de tiro a distancia durante más tiempo.

La
Titánica
. Debí habérmelo supuesto. Toda la carga que albergó en su interior ha reducido su potencial como si se le hubiera quitado la mitad de su capacidad de propulsión. Claro, que tampoco es que la
Hechicera
y las demás estén danzando por ahí como si fueran hadas del espacio.

—Capitán Tulev, le concedo permiso para ampliar su radio de escolta hasta los cinco segundos luz de las naves auxiliares. Capitán Duellos, advierta que las escoltas de la formación Zorro Cinco Cinco se van a acercar al enemigo para entrar en combate con él a una distancia de cinco segundos luz a partir del cuerpo principal de Zorro Cinco Cinco. Le solicito que ajuste su interceptación de la formación síndica de acuerdo con estas modificaciones.

La respuesta de Duellos, que lo cierto es que ahora sonaba jubilosa, tardó medio minuto en llegar.

—Estamos ajustando la trayectoria y coordinaremos nuestro próximo ataque con el capitán Tulev, señor —indicó Duellos.

Con la
Leviatán
a su buen minuto luz de allí, la respuesta de Tulev tardó algo más en llegar:

—Gracias, señor.

Tuvieron que pasar otros pocos minutos antes de que Geary pudiera ver como las naves de Tulev describían un arco ascendente en dirección a los síndicos, al mismo tiempo que la formación de Duellos alteraba su rumbo y aceleraba un poco más para conseguir que ambas fuerzas de la Alianza estuvieran en posición de entrar en combate con el enemigo más o menos al mismo tiempo.

Geary meneó la cabeza y se imaginó a sí mismo sobre el puente de mando del buque insignia síndico, tratando de barajar las opciones posibles; si bien ninguna de ellas le parecía especialmente buena en ese momento. Con las escoltas de Tulev abalanzándose para interceptar a los síndicos por delante y por debajo, y con la formación de Duellos acercándose cada vez más por detrás y por debajo, a los síndicos se les presentaban dos alternativas. Podían seguir con su plan original y acabar atrapados por las dos fuerzas de la Alianza, que los golpearían casi simultáneamente desde dos ángulos distintos, o podían darse la vuelta, dejar de perseguir a las naves auxiliares de la Alianza y tratar de regresar al punto de salto por el que entraron a Kaliban.

—¿Qué pensaría usted si estuviera en su situación? —preguntó Geary a Desjani.

La capitana se pensó la respuesta durante un momento.

—Su objetivo está bien claro —afirmó, finalmente.

—No van a llegar hasta las naves auxiliares. Tenemos muchas unidades en camino para interceptarlos —recordó Geary.

Desjani se encogió de hombros.

—Si tienen órdenes de llegar hasta las naves auxiliares, lo harán o morirán intentándolo —insistió Desjani.

No tiene sentido. No tiene ningún sentido. Pero tampoco percibo ninguna señal de que los síndicos se lo estén pensando. Quizá pueda meter un poco más de presión a ver si así cambian de idea.

—Formación Zorro Cinco Tres, ajusten trayectoria y velocidad lo que haga falta para golpear el extremo superior de la formación síndica. Todas las unidades de la formación Zorro Cinco Cuatro, rompan la formación y diríjanse hacia el montón de escombros síndicos. Quiero que se aseguren de que están muertos de verdad.

Las dos formaciones tardaron tiempo en convergir en el mismo punto, pero finalmente Geary pudo comprobar a través de imágenes que mostraban lo ocurrido menos de un minuto antes en las que se veía a cómo las escoltas de Tulev entraban en contacto con los síndicos. Empleando las mismas tácticas que había empleado Geary con el cuerpo principal, las naves pesadas de Tulev habían disparado primero la metralla y, justo a continuación, toda una cortina de espectros. Los síndicos estaban todavía recuperándose del impacto de esas descargas cuando la formación del capitán Duellos se cruzó por allí, dibujando un ángulo ascendente para deslizarse justo a través de la retaguardia de la formación síndica y empezar a machacar naves por allí. Al juntarse, las formaciones de Tulev y Duellos superaban en armamento a los síndicos supervivientes en una proporción casi de dos a uno hasta contando con muchas de las naves síndicas ya dañadas.

A medida que las escoltas de Tulev se iban deslizando por debajo de los síndicos y los buques de guerra de Duellos subían hacia la parte superior de la formación enemiga, las naves más ligeras de la Alianza de la formación Zorro Cinco Tres empezaron a caer en picado desde arriba. De haberse tenido que enfrentar a enemigos pesados y en plena forma, los destructores y cruceros de la Alianza se habrían visto superados, pero a estas alturas la fuerza síndica había recibido tantos daños que podía ofrecer poca resistencia efectiva. Los restos de los destructores y cruceros síndicos trataron de bloquear las descargas de disparos de Zorro Cinco Tres, pero se vieron rápidamente desbordados, con los escudos anegados y los cascos rotos.

En el momento en el que le llegó el turno de intervenir a la tercera formación de la Alianza dentro de aquella sucesión de rápidos ataques contra los síndicos, de repente la formación enemiga se vino abajo. Geary vio que los buques de guerra síndicos que habían logrado sobrevivir se quedaban desperdigados por el lugar, la mayoría de ellos dando la vuelta frenéticamente hacia el cuerpo principal de la Alianza que les bloqueaba el camino hacia el punto de salto que en esos momentos representaba su salvación. Sin apenas atreverse a creer que la fuerza enemiga se hubiera quebrado de manera tan decisiva, Geary evaluó la manera en la que las naves síndicas se estaban dispersando. Iba a resultar difícil, como poco, y casi con toda probabilidad imposible intentar atraparlas empleando grandes formaciones.

—Llamando a todas las unidades, aquí el capitán Geary. Rompan la formación. Persecución general. Repito, persecución general. Asegúrense de que los cogemos a todos.

En ese momento se escuchó una eclosión de vítores triunfales en el puente de mando del
Intrépido
. pero Geary apenas se dio cuenta de puro concentrado que estaba mirando la representación de la flota en el visualizador. A pesar de que sabía lo mucho que deseaban aquellas naves que se les diese rienda suelta para actuar como quisieran, todavía le sorprendió ver lo rápido que se disolvieron sus formaciones, que hasta entonces habían permanecido tan ordenadas, a medida que una a una las naves iban acelerando para entrar en combate con los enemigos que les quedaban más cerca.

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