Jugando con fuego (12 page)

Read Jugando con fuego Online

Authors: Khaló Alí

Tags: #Humor, #Romántico, #Erótico

BOOK: Jugando con fuego
12.56Mb size Format: txt, pdf, ePub

–¿Qué?

–Al no estar los chicos de «La Mesa Camilla», alguien tendrá que hacerlo.

–¿Crees que puede ser el asesino?

–Eso no lo sé, pero necesito que estén todos los posibles sospechosos esta noche en la fiesta.

–¿Qué es eso de todos los posibles sospechosos?

–Está claro que es uno de los miembros del libro y necesito que estén todos allí reunidos para poder arrestar al verdadero culpable.

–Me temo que va a ser imposible.

–¿Por?

–No va a querer. Digamos que a raíz de la entrevista en
El Mundo
, Roberta y él tienen algunas diferencias.

–¿Cómo?

–Ambos se pusieron a caer de un guindo mientras la periodista grababa toda la conversación, para luego reproducir en una página entera la cantidad de improperios que se dedicaron el uno al otro. Ahora no se hablan, son muy orgullosos.

–Pero no lo entiendo. Si alguno de los dos fuese el asesino, probablemente con el primero que acabado sería con el otro ¿no?

–Tal vez sea Aviador Deluxe quien, por cierto, también estaba presente en esa entrevista –me recuerda Manuel.

–¿Tienes una copia de la entrevista?

–Guardamos todos los recortes de prensa que hablan de nuestros libros, lo hagan bien o mal.

–Necesitaría leerla.

–Carlos, necesito la entrevista de
El Mundo
donde Miguel G. y la Marrero se tiraron de los pelos –dice por un telefonillo que debe dar a su despacho.

–Gracias –le digo–, ahora debes llamar a Miguel y pedirle que pinche.

–¿Y si me pide pasta? ¿Qué le digo?

–Tío no seas rata, págale lo que iban a cobrar los de «La Mesa Camilla».

–Lo iban a hacer gratis.

–Pues entonces cuéntales que es una buena causa y bla, bla, bla…

–Está bien.

–Aquí tienes la entrevista –entra Carlos y me la entrega.

–Ahora tengo que irme, la leeré por el camino. Te llamo en un rato para ver si has solucionado lo de Miguel G. Piensa que si esta noche arrestamos al verdadero asesino tú y tu editorial quedareis libre de sospecha.

–Espero que así sea –dice Manuel.

–Eso depende sólo de ti –contesto desafiante.

Salgo a la calle y me apoyo tranquilamente en una pared para leer la entrevista. Antes vuelvo a llamar a Popy, que sigue sin cogerlo. Esto me empieza a oler bastante mal.

En el artículo se dice que Javier Giner y Antonia Delata también estaban presentes. El reportaje, que no entrevista, es malo y está lleno de errores. Habla de la fiesta
En Plan Travesti
en presente, cuando hacía varios meses que había acabado. Supongo que de la fiesta que hablan es de la que organizaron para promocionar
El último baile
pero la periodista tuvo algún lapsus o no se enteró muy bien de qué iba la historia. El cruce de acusaciones tampoco es para tanto: uno le dice a la otra que es una pretenciosa y la otra le responde como le sale de las narices. Eso tampoco es motivo para asesinar a nadie, de hecho, los dos siguen vivos. Todo apunta a que el asesino pueda ser Aviador, pero ¿por qué? Recuerdo el primer entierro de todos los que se han ido sucediendo, estaban Aviador y La Tasero llorando por la muerte de Javier. Miguel G. también tenía cara de bastante compungido. Además Aviador ha sido el único que ha ido a todos los entierros. Cuando JL me explicó… Un momento, JL. Me había olvidado de él. Él también es uno de los que intervienen en el libro y también sigue vivo y no se le ha vinculado de ninguna forma en la fiesta. Necesito que asista. Recuerdo que su cara no mostraba el más mínimo dolor en el entierro de Javier Giner. Aparenta llevarse bien con todo el mundo pero tal vez sea una estratagema. Me voy corriendo a casa a buscar su número de teléfono, tengo que conseguir que asista esta noche a la fiesta y creo que sé cómo hacerlo. Por el camino vuelvo a llamar a Popy, que sigue sin dar señales de vida.

–¿JL? –pregunto cuando escucho que alguien responde a la llamada.

–Sí, ¿quién es?

–No me puedo creer que no te acuerdes de mí.

–Pues si no te explicas un poco…

–Nos conocimos hace unos días, tal vez un par de semanas –le cuento misterioso.

–¿Sí?

–Sí, y me gustaría volver a verte. ¿Vas a ir esta noche a la fiesta? –pregunto.

–¿Al concierto de Roberta? –me pregunta ahora él.

–Sí, claro.

–Sí, tenía pensado pasarme un rato.

–Yo estaré a primera hora.

–Pero a esa hora estará vacío.

–Mejor, así podré dedicarme a ti en cuerpo y alma.

–¿En serio? ¿Qué quieres hacerme?

–Eso te lo demostraré luego –le digo.

–Pero… ¿cómo coño sabré quién eres?

–Créeme que lo sabrás y no te arrepentirás de haberme conocido.

Cuelgo el teléfono y me meto en la ducha. Creo que el pez ha mordido el anzuelo.

CAPÍTULO ONCE: AVIADOR DELUXE

«Me refiero a que esta ciudad

jamás duerme, nunca.

La Cibeles cerrará un ojo,

el otro lo tendrá muy abierto,

muy rojo».

El último baile

El sol comienza a ponerse. Apenas faltan dos horas para que empiece la fiesta y los elegidos comienzan a llegar. Aquella mezcla de verdugos y víctimas llegan altivos, intentando ocultar su miedo con un exceso de prepotencia, sobre todo Roberta Marrero, a la que parece no gustarle mostrar sus debilidades delante de la gente, ni siquiera de la policía. Mantiene una pose de
rockstar
que no hay quién se la crea. Se cree intocable, inalcanzable y lo que realmente me sorprende es que no haya sido la primera víctima porque, al estar siempre sola o rodeada de poca gente, debido a su actitud, podría haber sido un blanco fácil.

El
Ocho y medio
está muerto, vacío. En unas horas habrá tanta gente que nos será hasta difícil controlarlo todo.

El primero en llegar es Aviador. Es curioso. Llega vestido con una ropa muy seria, como antigua. Su cara es neutra, no refleja nada. Cuando hablamos me doy cuenta de que viene sedado.

–¿Estás bien? –le pregunto.

–He tenido que tomarme un par de tranquilizantes.

Trae un libro en la mano y me llama la atención que sea precisamente
Estación en curva
, el último libro que ha publicado Jonás, un par de meses antes de morir. Es tan reciente que todavía estaba con la promoción. Lo acompaño a su camerino y por el camino vamos charlando:

–¿Qué tal? ¿Estás nervioso? –le pregunto.

–Estoy un poco histérico. Me he tomado un par de copas antes de venir para relajarme y como me entró un poco de ansiedad lo he mezclado con tranquilizantes y ahora estoy en una nube.

–¿Qué te ocurre?

–Sé que el asesino estará aquí esta noche.

–El asesino está detenido.

–Yo no creo que Misternny pudiese matar a Antonia Delata.

–¿Por…?

–Porque se adoraban, eran inseparables.

–A veces la gente comete locuras.

–Estoy de acuerdo pero él no de este tipo. Misternny no es un marido machista y celoso. Ahora, si no te importa, voy a cambiarme –dice.

–Claro. No te pongas la camiseta todavía, mis compañeros tienen que colocarte algo.

Salgo del camerino y dejo a Aviador maquillándose un poco y peinando una cresta que ha sacado de una bolsa.
The show must go on
. El siguiente en aparecer es Miguel G.

–Hola, soy Miguel G, me llamaron de la editorial…

–Sí, no te preocupes. Soy el agente Mulleras. Encantado.

–Igualmente. ¿Es usted quien lleva la investigación de los asesinatos?

–Sí, pero no me hables de usted que no soy tan viejo.

–Lo siento.

–¿Con qué nos vas a deleitar?

–Lo mío es el petardeo, ya verás qué bien lo pasamos. Espero que venga bastante gente.

–¿Tienes que cambiarte o algo?

–Sí.

–Pues acompáñame al camerino. Allí está Aviador preparándose.

–Pensé que ibais a interrogarme o algo.

–Hoy diviértete. Hoy estamos de fiesta, olvida lo de los asesinatos y sé tu mismo, que la gente no se dé cuenta de que estáis preocupados.

Aviador y Miguel se saludan con mucho entusiasmo, como si se conociesen bastante. Parece que hay buen rollo entre ambos.

–Bueno, ahora vendrá uno de mis compañeros a colocaros unos chalecos antibalas –les explico.

–¿Qué? –dice Miguel.

–Es por vuestra seguridad.

–Sabía que Misternny no era el asesino –dice Aviador.

–Eso todavía no lo tenemos muy claro. Más vale prevenir –les sugiero.

–¿Nos habéis traído como cebo? –pregunta Miguel.

–No, pero vuestra seguridad está en nuestras manos y no podemos permitir que os pase nada.

–Yo me voy –dice Miguel.

–De aquí no sale nadie, el que lo haga será para ir directo a comisaría.

–Al menos allí estaremos seguros. No creo que haya ningún asesino suelto en la comisaría.

–Miguel, sólo te voy a decir una cosa, haz tu trabajo que nosotros haremos el nuestro, pero no me jodas. ¿Entendido?

–Descuida.

–Levanta los brazos por favor –dice el policía que les está colocando el chaleco.

–Pero no vamos a poder movernos con tanta parafernalia.

–Por eso no os preocupéis. Estaréis bien protegidos y no os pasará nada, que al fin y al cabo es lo importante.

–Pero a mí me han registrado en la entrada –comenta Aviador.

–Se va a registrar a todo el mundo, pero nos da miedo que el asesino consiga colar un arma.

–¿Y para qué está la Policía? –pregunta Miguel.

–Hacemos todo lo que podemos.

–Yo no pienso poner mi vida en peligro. Me voy –dice Miguel.

–No puedes irte.

–¿Quién me lo impide? –pregunta descarado.

–Yo, la policía. Habéis sido citados porque todos sois posibles sospechosos.

–No me jodas que esto es una encerrona –dice Aviador.

–Qué fuerte me parece –contesta Miguel.

–No es ninguna encerrona, está claro que uno de los que quedáis vivos es el asesino y esta noche voy a descubrir quién es y por qué está haciendo todo esto. Os dejo, mi compañero os terminará de colocar el chaleco.

Me dirijo a un almacenillo donde tenemos instalado un equipo de audio y vídeo para poder grabar lo que ocurre en todo momento en el camerino. Los dos chicos charlan amistosamente mientras se maquillan, todo parece normal. Están bastante asustados y en el fondo me parece normal. Desde mi escondite oigo la cantidad de bonitos improperios que le dedican a mi persona.

Falta como hora y media para que todo comience. Hecho un vistazo pero no hay ni rastro de JL. Espero que aparezca. Vuelvo a llamar a Popy pero sigue sin dar señales de vida. El agente García hace entrada triunfal acompañado de Roberta Marrero.

–Mulleras te presento a Roberta Marrero.

–Encantado.

–El placer es mío agente –dice ella.

–Por fin conocemos a la única chica que aparece en
El último baile
.

–Los de Odisea, que son unos misóginos –dice.

–¿Tú crees? Pero si también tienen publicados un montón de libros de chicas.

–Ay, yo de esos no quiero ni la hora.

–¿Y eso? –pregunto con la extraña sensación de que no será muy difícil tirarle de la lengua.

–Me trataron muy mal. Me engañaron, me humillaron, no me han pagado todavía… ¿Te parecen pocas razones? No hay derecho a jugar así con la gente.

–Entonces ¿qué haces aquí hoy?

–Me obliga mi discográfica. Es promoción.

–¿Estás nerviosa?

–Un poco.

–No te preocupes. Ahora viene Willy, el técnico de sonido, para hacer la prueba. Ve subiéndote al escenario.

–Oye una cosita, ¿por qué me han registrado al entrar?

–Por seguridad.

–¿Seguridad?

Me alejo de allí y la dejo subida al escenario, mirándome con odio. Su mirada es bastante desafiante, ciertamente da miedo. Es una chica de mucho carácter, eso se le nota.

Tiene una voz muy peculiar, un poco rasgada. Sus canciones no están mal, suenan mucho a Fangoria. Me ha gustado mucho una que se llamaba
El fin del microcosmos
o algo así. Durante la prueba de sonido le ha gritado a todo el mundo, a los técnicos porque no se oía, a los camareros porque no le habían traído agua… Debería ser un poco más consciente de quién es y de que pertenece a una pequeña discográfica. Roberta no es tan
mainstream
como ella se piensa. Pasa al camerino, las estrellas tienen que transformarse.

El tiempo pasa poco a poco se abren puertas. La sala se va llenando. Los camareros en las barras cargan cámaras para que todo esté preparado. El hielo, el limón, las bebidas… Todo. Por cada cinco personas, tendremos un policía de paisano camuflado en la fiesta. Hemos tenido que pedir ayuda a los antidisturbios y a los de narcóticos, más que nada porque su aspecto físico daba más el pego para pasar desapercibidos en este tipo de misiones. Todos, absolutamente todos, han sido registrados. No hay rastro de armas ni nada por el estilo, pero esto no me tranquiliza todo lo que debería. Las doce en punto y JL no ha aparecido y Popy tampoco. García me ha contado que ha estado en casa de ambos pero que no había nada, ni rastro de ellos ni de nada que pudiese demostrar que habían muerto. Intento tomármelo como una buena señal. El asesino actúa siempre en casa de sus víctimas, hasta ahora no lo ha hecho de otra forma, por lo que debo entender que entonces están vivos, pero pensándolo bien, nos ha citado hoy aquí y supongo que es porque pretende actuar. Tendremos que tener mucho cuidado. Aviador sale al escenario lleva una especie de vestido con una cresta en la cabeza y unos taconazos. Me duelen los pies sólo de verlo.

–Buenas noches a todos –dice Aviador–. Bienvenidos a la fiesta de Odisea Editorial. Estoy un poco borracho, así que no me hagáis mucho caso. Dicen que hay un asesino suelto, así que tened mucho cuidado. No habléis con extraños, ja, ja, ja… A los platos nuestro querido Miguel G, que nos deleitará co…

Aviador cae desplomado. Su cuerpo cae del escenario estampándose de lleno contra el suelo.

–No lo agobiéis, haced un hueco, dejadlo respirar. Vamos, apartaos…

CAPÍTULO DOCE: ROBERTA MARRERO

«Haz lo que quieras,

será tu única ley».

Tatuaje personal

«Sólo hablas por hablar,

te lo puedes ahorrar.

Me quería desahogar

no oír tu tonta moral».

Si yo fuese tú

(A la vanguardia del peligro)

Other books

Eye Spy by Tessa Buckley
All Gone by Stephen Dixon
Spin it Like That by Chandra Sparks Taylor
The Assassin's List by Scott Matthews
This Heart of Mine by Susan Elizabeth Phillips
Treasure Hunt by Sally Rippin
The Carrot and the Stick by C. P. Vanner
Never Hug a Mugger on Quadra Island by Sandy Frances Duncan, George Szanto
It Begins with a Kiss by Eileen Dreyer