La cultura popular en la Edad Media y el Renacimiento (79 page)

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159)

Estas dos palabras figuran en el texto de Rabelais. En el
Libro Cuarto,
cap. XVI, aparece esta maldición: «A los millones de demonios que te
anatomicen
el cerebro y te lo hagan
picadillo».

160)

Œuvres,
Pléiade, pág. 85; Poche, t. II, pág. 231.

161)

Œuvres,
Pléiade, pág. 585; Poche, vol. IV, pág. 219.

162)

Séneca dice esto en su
Metamorfosis en una calabaza.
Ya hemos mencionado esta admirable sátira saturnalesca que relata la historia del
destronamiento
de un emperador durante su agonía (pasa de la vida a la muerte en un retrete); después de su muerte, aparece en el
reino de ultratumba,
donde se transforma en un
alegre espantapájaros,
en un lastimoso bufón,
esclavo y jugador de mala suerte.

163)

El asno era también una de las figuras del sistema de la fiesta popular medieval, por ejemplo, en la «fiesta del asno».

164)

Recordemos, a título de imagen paralela, el antiguo rito ruso según el cual, antes de su muerte, el zar era destronado y afeitado; después se le ponía una sotana monacal, con la que entregaba su espíritu. Es muy conocida en Rusia la célebre escena descrita por Pushkin en
Boris Godunov,
cuyo paralelismo con la escena que describimos es casi total.

165)

La literatura de las épocas siguientes conservará rasgos de estas descripciones, en especial bajo la influencia de Rabelais, como en las novelas de Scarron, por ejemplo.

166)

Œuvres,
Pléiade, pág. 574; Poche, vol. IV, pág. 191.

167)

Se encuentra la misma pareja carnavalesca en la «isla de los Quisquillosos». Además de aquel de jeta roja elegido por el hermano Juan, aparece un quisquilloso grande y delgado que critica su elección

168)

Las parejas cómicas de este tipo son muy antiguas. Dieterich se refiere en su
Pulcinella
aun guerrero jactancioso y a su escudero pintados en un antiguo vaso de Baja Italia (colección Hamilton). La similitud entre estos personajes y Don Quijote y Sancho Panza es notable (con la diferencia de que los dos primeros tienen un falo gigante). Véase Dieterich,
Pulcinella,
pág. 239.

169)

El amarillo y el verde son aparentemente los colores de las libreas en la casa del señor de Basché.

169b)

CEuvres,
Pléiade, pág. 579; Foche, vol. IV, pág. 203.

170)

Idem, pág. 580; Poche, pág. 205, vol.

171)

Desincornifislibulé.

172)

Esperruguancluzelubelouzerirelu.

173)

Œuvres,
Pléiade, pág. 582; Poche, vol. IV, pág. 209.

174)

Morrambouzevesengouzequoquemorguatasacbacguevezinnemaffressé.

175)

Œuvres,
Pléiade, pág. 582; Poche, vol. IV, pág. 209.

176)

La palabra «canica» y la expresión «jugar a las canicas» tenían el mismo sentido. Todas estas expresiones,
al golpe, al bastón, a las canicas,
poseían frecuentemente el sentido indicado, para los contemporáneos de Rabelais, por ejemplo, en el
Triumphe de dame Verolle
ya citado.

177)

Trepigmemampenillorifrizonoufressuré.

178)

Enguolevezinemassez.

179)

Œuvres,
Piéiade, pág. 583; Poche, vol. II, pág. 211.

180)

Œuvre,
Pléiade, pág. 85; Poche, vol. II, págs. 232-233.

181)

Ídem, pág. 227; pág. 341-342, vol. I.

182)

Volvemos a encontrar este tema en Don Quijote en el episodio del combate contra los odres de vino que el caballero confunde con gigantes. En
El asno de oro,
de Apuleyo, el tema es tratado en forma más interesante aún. Lucio mata, a la puerta de una casa, a unas personas, a las que confunde con bandoleros, y ve correr la sangre en derredor. Al otro día por la mañana es citado ante el tribunal para responder por su asesinato. Su vida corre peligro. Pero en realidad ha sido víctima de una mistificación en broma. Los muertos no son otra cosa que odres de vino. El siniestro tribunal se convierte en escenario de risa general.

183)

En el
Orlandino,
de Folengo, obra compuesta en lengua italiana (no macarrónica), figura una descripción perfectamente carnavalesca del torneo de Carlomagno: los caballeros montan a lomo de asnos, mulas y vacas, y llevan cestas a modo de escudos y utensilios de cocina en vez de cascos: marmitas, cacerolas y cubos.

184)

Œuvres,
Pléiade, pág. 228-229; Poche, vol. I, pág. 203-205.

185)

Para decirlo con la terminología marxista, esos representantes del antiguo poder y de la vieja concepción no eran más que los cómicos del orden mundial,
«cuyos verdaderos héroes
ya estaban muertos» (véase Marx y Engels,
Obras,
t. I, pág. 418, ed. rusa). La cultura cómica popular critica sus pretensiones (lo eterno y lo inmutable) bajo la perspectiva del tiempo en movimiento y renovación perpetuos.

186)

Œuvres,
Pléiade, pág. 576; Poche, vol. IV, pág. 195.

187)

Œuvres,
Pléiade, pág. 277; Poche, vol. I, pág. 343.

188)

En la edición canónica de los dos primeros libros (1542) Rabelais suprime todas las alusiones directas reemplazando «sorbonista» por «sofista».

189)

Œuvres,
Pléiade, pág. 56; Poche, pág. 155, vol. II.

190)

Œuvres,
Piéiade, pág. 38; Poche, vol. II, pág. 161.

191)

En esencia, todo día festivo destrona y corona a su rey y a su reina. Ver este motivo en el
Decamerón:
cada día se elige un rey o una reina que decide las órdenes de la jornada y los relatos a hacerse.

192)

Œuvres,
Pléiade, págs. 14-15; Poche, vol. II, pág. 55.

193)

Œuvres,
Pléiade, pág. 15; Poche, vol. II, pág. 57.

194)

Ídem, misma página.

195)

Œuvres,
Pléiade, pág. 16; Poche, vol. II, pág. 57.

196)

Œuvres,
Pléiade, pág. 18; Poche, vol. II, pág. 61.

197)

Œuvres,
Pléiade, pág. 18; Poche, vol. II, pág. 63.

198)

Œuvres,
Pléiade, pág. 22-23.

199)

Œuvres,
Pléiade, pág. 23; Poche, vol., II, pág. 73-75.

200)

El pasaje entre corchetes es una variante de la primera edición;
CEuvres,
Pléiade, pág. 23; Poche, vol. II, pág. 75 y variante pág. 74.

201)

Ídem, pág. 24; Poche, vol. II, pág. 75.

202)

El carácter del episodio está determinado por las dos figuras de la fiesta popular de la vendimia: Buen Tiempo (que personifica la victoria final de la paz y el bienestar del pueblo, la abundancia) y Madre Loca, su esposa. De esta forma, el pasaje entero adquiere el estilo de una farsa carnavalesca.

203)

En su traducción libre, Fischart acentúa exageradamente el ambiente festivo y lo mira desde el punto de vista de la teoría grobianista. Grandgousier es contemplado como un fanático aficionado a las fiestas. Sigue luego una larga enumeración de las fiestas alemanas del siglo
XVI
: la fiesta de San Martín, las carnestolendas, la fiesta de la consagración de la iglesia, la feria, los bautismos, etc. Las fiestas se suceden sin descanso, hasta tal punto que para Grandgousier el año no es más que una larga fiesta continua. Según Fischart el moralista, éstas son un pretexto para la glotonería y el ocio. Este juicio contradice profundamente la concepción rabelesiana. Además, Fischart adopta siempre una actitud ambigua respecto a las mismas.

204)

El cuerpo del monstruo asociado al de la pecadora sentada sobre su lomo es en realidad un equivalente de las entrañas devoradoras-devoradas que dan a luz de la «fiesta de la naturaleza».

205)

Como dijimos, el drama satírico de la Antigüedad era el
del cuerpo y la vida corporal.
Monstruos y gigantes cumplían en el género un papel muy importante.

206)

Cf. Thomas Sébillet,
Art poétique francois,
1548 (reeditado en F. Gaiffe, París, 1910).

207)

Prognostication des Laboureurs,
reed. por A. de Motaiglon en su
Recueil de poesies françaises des XV et XVI siècles,
t. II.

208)

Op. cit.
, t. IV; es posible que la
Grande et Vraye Pronostication Nouvelle
sea de Rabelais.

209)

Ibíd.
, t. XIII.

210)

Ibíd.,
t. XII.

211)

Œuvres,
Pléiade, pág. 899; Poche, vol. V, pág. 477.

212)

Œuvres,
Pléiade, pág. 899; Poche, vol. V, pág. 479.

213)

El humanista italiano Nicolaus Leonicus, contemporáneo de Rabelais, había publicado en Lyon, en 1532, un diálogo sobre el juego de tabas.

214)

Œuvres,
Pléiade, pág. 76; Poche, vol. II, pág. 207.

215)

Nuestra tesis se extiende, con algunas reservas, a las imágenes del juego en Lermontov
(Mascarada, Chtos y Lougine, Kaznatchéicha, El Fatalista).
Las imágenes del juego tienen un carácter muy particular en Dostoievski
(El Jugador, El adolescente).

216)

Œuvres,
Pléiade, pág. 162; Poche, vol. II, pág. 437.

217)

Œuvres,
Pléiade, pág. 164; Poche, vol. II, pág. 443.

218)

Ibíd.,
pág. 164; Poche, vol. II, pág. 443.

219)

No explicamos aquí todo el sentido de este admirable episodio. Sólo nos interesan las imágenes del juego de dados.

220)

La querella sobre las mujeres es expuesta en detalle por Abel Lefranc en su introducción al
Libro Tercero.

221)

Œuvres,
Pléiade, pág. 428; Poche, vol. III, pág. 315.

222)

La feria de Plundenweilern, Las bodas de Hans Wurst,
son obras de juventud escritas en el espíritu de Hans Sachs. En una de estas obras, que quedó inacabada y donde describe una fiesta popular
(Le mariage de Hans Wurst),
podemos observar ciertos aspectos del estilo carnavalesco, especialmente las numerosas injurias groseras en nombres propios.

223)

Goethe:
Viajes en Suiza y en Italia.

224)

Ibíd.

225)

Ibíd.

226)

«Y en tanto no hayas comprendido este ¡muere y transfórmate!, no serás sino un huésped melancólico en la tierra tenebrosa.» (Goethe,
Pages immortelles,
París, Correa, 1942, pág. 180).

227)

«No se lo digáis a nadie sino al Sabio, pues la muchedumbre está pronta a burlarse».

228)

Goethe:
Conversaciones de Goethe recopiladas por Eckermann.

229)

El elemento carnavalesco (grotesco, ambivalente) es más objetivo, en relación con el romanticismo, en la obra de Heine, aunque el elemento subjetivo heredado del romanticismo predomina en ella. He aquí estos versos característicos de
Atta Troll:
«¡Este
sabio desatino! / ¡Sabiduría insensata!
/ ¿Suspiro mortuorio que tan de pronto / Se transforma en
risa
?

230)

Voyage en Italie, éd.
Arbier, T. I, pág. 85.

231)

Œuvres,
Pléiade, págs. 576-577; Poche, vol. IV, pág. 197.

232)

Œuvres,
Pléiade, págs. 576-577; Poche, vol. IV, pág. 197.

233)

Ibid.,
pág. 577; vol. IV, pág. 199.

234)

En calidad de ejemplo paralelo, citaremos una interesante leyenda saturnalesca y carnavalesca concerniente al rey Pétaud y su corte. Rabelais la recuerda (Libro III, cap. VI), al igual que la
Satire Ménipée
y Moliere en
Tartufo
(acto I, escena I). He aquí la definición que da Oudin en sus
Curiositez francoises: «La corte del Rey Pétault;
todo el mundo es allí Amo: un lugar donde todo el mundo manda, donde no se conoce ninguna diferencia entre amos y vasallos.» (
Curiositez francoises,
París, Antoine de Sommaville, 1640, pág, 120). En la obra anónima
Essai sur les diclons,
que es de la segunda mitad del XVI, se encuentra la explicación siguiente: «Es la corte del rey Petault un lugar donde cada uno es su propio amo.»

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