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Authors: Álex Rovira,Francesc Miralles

Tags: #Intriga, #Histórico

La luz de Alejandría (14 page)

BOOK: La luz de Alejandría
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Imbuido por una aletargada calma, me serví del minibar una cerveza Gorkha que me supo a néctar de los dioses. Decidido a redactar un dossier que, por ahora, no me valdría la recompensa de 180 000 euros, conecté mi portátil al wifi del hotel.

Un correo electrónico de Yvette me anunciaba que llevaba dos días de retraso con mi entrega y que me jugaba el puesto si no redactaba el guión semanal aquel mismo día.

«Dimito», fue toda mi respuesta antes de cerrar el Outlook y entrar de nuevo en la página web del difunto. Tras mi iniciación express en el budismo, quería repasar las cuatro nobles verdades y el sendero óctuple.

Para mi asombro, además de los siete faros había un elemento nuevo en la arquitectura de la página. A la derecha se había añadido una estantería virtual donde relucía un PDF con el título «EMDLMT». Aquella novedad era de lo más inquietante, habida cuenta de que aquella página era obra de alguien que llevaba más de una semana muerto.

Cliqué sobre aquellas siglas con la seguridad de que la búdica placidez que acaba de conocer estaba a punto de esfumarse.

El misterio de los lamas tibetanos

En un país misterioso sobre el techo del mundo, con majestuosos monasterios rodeados por vientos furiosos y tempestades, donde se escuchan en la noche cantos guturales y trompetas sagradas, viven hombres capaces de vencer la gravedad, el frío extremo y el agotamiento. Un país de nieve donde las leyendas hablan de un paraíso perdido poblado de seres perfectos que guardan la fuente de la sabiduría eterna.

Las enseñanzas espirituales del Tíbet proceden del budismo esotérico, el cual se ha transmitido de boca en boca durante generaciones por los más sabios de los lamas, aquellos que guardan el secreto.

Para los lamas, el apego a las relaciones y creencias terrenas es lo que nos separa de la intuición, de la verdad sutil, dejando sólo a los niños, a los iniciados y a aquellos ancianos que ya rozan la muerte la capacidad de entrever más allá. De cualquier modo, todo ser humano lleva una vida doble, la vigilia y el sueño, cuando el alma se escapa y viaja sin límites espacio-temporales, motivo por el que es necesario un entrenamiento durante la vigilia para eliminar la confusión y la incoherencia del subconsciente.

CAMINAR SIN DESCANSO

¿Es posible entonces controlar la materia, la mente y el espíritu? Los lamas realizan ejercicios físicos y espirituales para adiestrar la respiración, la concentración y adquirir ligereza y velocidad. A través de la técnica del
Lung-gon
y sus meditaciones, los monjes logran desarrollar sus capacidades hasta límites insospechados, eliminando el peso corporal, desarrollando la energía vital e incluso haciendo posible viajar a pie a lo largo de cientos de kilómetros con una marcha constante y rápida, como si no tocaran el suelo, sin detenerse ni descansar, en pleno trance.

La primera occidental en narrar una experiencia semejante fue Alexandra David-Néel, una de las pocas personas que vivió en el Tíbet durante catorce años entre los lamas. Ella se cruzó con uno de estos viajantes y fue advertida por su guía para que no hablara con el lama, puesto que durante el trance están poseídos por un Dios al que se dirigen con unas fórmulas mágicas, las cuales deben continuar hasta finalizar el camino, pues si se detienen, el monje puede llegar a morir.

LEVITAR MEDITANDO

Se ha hablado también de los lamas voladores, quienes se concentran en neutralizar el peso del cuerpo. Algunos son capaces de sentarse sobre una brizna de hierba sin doblarla siquiera.

El primer descubrimiento de uno de ellos fue a principios del siglo XX, durante una expedición británica por la ruta de Gangtok, cuando los soldados vieron una figura inmóvil sobre el tronco de un árbol seco y, al mirar por un binóculo, descubrieron a un hombre de vestimenta clara y cabello largo que no llegaba a rozar el árbol y que, al percatarse de que era observado, saltó y desapareció.

Decimos que un cuerpo levita cuando es capaz de flotar sin que ningún otro objeto esté en contacto con él, y la ciencia comprende distintas causas que pueden desencadenar dicho fenómeno:

—La electroestática, es decir, que el cuerpo en cuestión esté cargado de energía eléctrica y se produzca una fuerza igual opuesta a la gravedad;

—la aerodinámica, cuando un objeto se mantiene en el aire por la presión ejercida a causa de la variación de los gases;

—el electromagnetismo, como en la repulsión de dos imanes con la misma polaridad;

—la óptica, cuando objetos de poca masa levitan mediante la presión de la radiación;

—la acústica, relativo a los objetos de poca masa que se mantienen a flote por ondas sonoras intensas;

—la antigravedad, una hipótesis física que abre la posibilidad de que en ciertas condiciones los objetos se repelan en lugar de atraerse por la intensidad del campo gravitatorio.

¿Es posible que alguna de estas leyes físicas afecte a los lamas? Lo cierto es que cuando han sido interrogados sobre tales experiencias aseguran que mientras corren, ya sea por montaña o camino, durante el día o la noche, se sienten leves y como si fluctuaran, y que, en ocasiones, la forma física de algunos monjes llega a hacerse tan leve que han de atarlos con cadenas durante sus meditaciones para que no floten.

UNA GUÍA DE VIAJES PARA LOS MUERTOS

El mundo en el que viven los monjes tibetanos, así como sus creencias, es muy distinto al que nos han enseñado en Occidente, pues no temen a la muerte porque conocen sus caminos y entresijos.

El
Libro tibetano de los muertos
o
Bardo Thodol
es un antiguo códice que enseña los secretos de la reencarnación. Se trata de un libro escrito a partir de los conocimientos que han dictado a lo largo de los siglos los lamas durante el proceso en que el cuerpo y el alma se separan. De esta experiencia se han sacado tres claras fases que acompañan a la muerte:

1. Una sensación de presión, como si nos hundiéramos.

2. Seguida de una sensación de frío y humedad, como si nos hubiéramos sumergido en aguas frías que lentamente se convierten en llamas.

3. Finalmente la sensación inequívoca de que nuestro cuerpo desaparece convirtiéndonos en aire.

Los
delogs
son los monjes encargados de estudiar los secretos del libro y son capaces de entrar en un trance conocido como
Kumbhak
, el cual les sumerge en un estado cataléptico durante días e incluso años.

Estos monjes poseen las técnicas necesarias para guiar a aquellos que se encuentran en el umbral de la muerte y liberarlos de su envoltura física a través de palabras sagradas. En muchas ocasiones, realizan presión en determinadas arterias, así como en el cráneo, para liberar lentamente y en paz el alma.

Según este libro sagrado, cuando morimos entramos en una especie de sueño de nuestra anterior vida, donde creemos aún estar vivos y continuamos realizando nuestras rutinas. Por ello existen ritos para persuadir a los difuntos de que sigan en sus hogares, y los monjes les guían para que no pierdan el camino y emprendan su viaje.

Siguiendo estos rituales, el cuerpo del difunto es llevado por la familia dentro de un gran caldero lejos de Lhasa, a una zona destinada sólo a los ritos funerarios. Allí los monjes
ragyalpas
, que se encargan de los difuntos, colocan el cuerpo sobre un altar de piedra y, entonando unos cánticos que sirven para alejar del todo el espíritu y devolver la materia a la tierra, despedazan el cuerpo y lo ofrecen a un grupo de cuervos y mastines sagrados.

¿Y qué ocurre con nuestro espíritu cuando morimos? El alma, que ha sido guiada por los monjes hacia su camino, ve un relámpago, una luz cegadora que representa la posibilidad de liberarse de la rueda de la existencia, la cual sólo es posible ver una vez por reencarnación.

En ese instante las acciones cometidas durante la vida son las que deciden el siguiente paso. Si son demasiado pesadas para el alma, ésta no podrá alcanzar la luz y empezará a vagar a lo largo de su camino hasta detenerse. En este punto comprende que para volver a ver la luz necesita reencarnarse y así lo desea; el deseo se cristaliza en materia y nace un nuevo cuerpo.

Pero, según los sabios, no existe sólo una «Tierra» y un «hombre»: la reencarnación puede producirse en infinitos mundos y formas, algunas de ellas tan sutiles que nuestros sentidos no podrían llegar a percibir.

EL REINO PERDIDO DE SHAMBHALA

Los antiguos mitos budistas hablan de un reino oculto, fuente del
Kalachakra
, que hasta Hitler quiso conquistar, un paraíso perdido más allá del Tíbet.

Los escritos sagrados dicen que el reino de Shambhala está dividido en ocho regiones en forma de loto, cada una rodeada por un anillo de montañas de hielo y en el centro la capital, Kalapa. Según explican los textos, sus habitantes no están sujetos a las leyes físicas, pueden materializarse, volar y desaparecer a voluntad, y disponen de una tecnología mucho más avanzada que la nuestra.

Algunos sostienen que cuando el gran desierto de Gobi era parte del mar existía un inmenso continente que empezaba en el Himalaya y se extendía por la India. Fue en ese gran continente donde nacieron todas las ciencias y artes de las grandes civilizaciones antiguas.

Allí se originó después el oasis inaccesible de Chang Shambhala, una búsqueda que muchos han emprendido y para la que «no es preciso mapa o guías, sólo es necesario estar preparado íntimamente. Entonces lo inefable aparecerá».

Hitler y sus seguidores quisieron encontrar este reino perdido. Pero ¿qué ocultaban las tierras del Tíbet que pudiera resultar tan importante para ellos?

LA SOCIEDAD DE THULE Y LA EXPEDICIÓN AL TÍBET

Estas creencias nazis estaban basadas en la mitología ocultista, es decir, en una serie de leyendas, relatos e historias que fueron uniéndose a lo largo de las décadas hasta construir un nuevo universo místico. Junto con esta serie de leyendas y relatos, y el superhombre de la filosofía nietzscheana, nació la ariosofía y, años después, la creencia de que los habitantes de Thule eran los antepasados de la raza aria.

Fue de este modo como en 1910 nacería en Alemania la Sociedad Thule, para fusionarse en 1918 con el sufismo esotérico y la francmasonería, convirtiéndose en una sociedad secreta.

El joven Hitler fue iniciado en la Sociedad Thule y, durante su mandato en el Partido, y más adelante como el Führer, sería influenciado por hombres como Himmler en relación con las culturas japonesa, india y tibetana. Por ese motivo, la bandera del nazismo sería la
Hakenkreuz
o cruz gamada, adoptada por el movimiento neopagano alemán a partir de la esvástica hindú, un símbolo milenario para la buena suerte y el bienestar, existente en la mayoría de las culturas antiguas.

El Partido Nazi eliminó cualquier posible rival ocultista y acabó con sus grupos y logias secretas. Con la creación de la Oficina para el Estudio de la Herencia Ancestral o Ahnenerbe, encargada de estudiar el origen de la raza aria, finalmente emprendieron varias expediciones al Tíbet.

Fue en 1938 cuando el gobierno del Tíbet, sintiéndose amenazado por la alianza británica y china, invitó a la celebración del Año Nuevo a Alemania y su recién estrenada alianza con los japoneses, quienes apoyaban al Tíbet.

El grupo Ahnenerbe fue el encargado de las expediciones y las investigaciones realizadas entre el pueblo tibetano, mediante pruebas físicas, para encontrar el origen ario de sus habitantes.

Eso sí, jamás encontraron el reino perdido de Shambhala.

Adivina quién te invita a cenar

Cuando cerré el PDF, necesité un buen rato para recuperar el juicio. ¿Cuál era el sentido de aquel popurrí mistérico sobre los lamas junto al mensaje, puro y cribado, de cada maestro?

No parecía obra de Marcel Bellaiche, si es que aquel informe sobre la biblioteca de Alejandría era suyo. Y no sólo porque estuviera muerto y ya no pudiera implementar su página web. Ese documento podía haber sido cargado tiempo atrás en el servidor, con una fecha establecida para su publicación. De ser ése el caso, tal vez hubiera otros documentos en camino con revelaciones similares.

Parecía obra de una mente mucho más fantasiosa y alejada del conocimiento ortodoxo.

De repente, sentí el deseo de salir del hotel para perderme por el casco viejo de Katmandú. Sin embargo, los últimos acontecimientos aconsejaban no aventurarse en una ciudad desconocida, y mucho menos a solas. Si de aquel avión había desembarcado alguien dispuesto a ir tras nuestros pasos, lo más seguro era quedarse en esa jaula de oro.

Miré la hora en mi reloj: casi las nueve de la noche.

Al pensar en Sarah sentí una dolorosa punzada en el vientre, como un adolescente enamorado, y estuve tentado de llamar a su puerta para que bajáramos juntos a cenar. Sin embargo, me frené al recordar que me había citado de manera expresa para el desayuno.

Tenía hambre y no me apetecía cenar solo en el restaurante del Hyatt, así que decidí mirar la carta del servicio de habitaciones. Elegí que como primer plato tomaría patata asada con ajo de elefante —a saber qué era— y salsa de mostaza. Como segundo, unos fideos vegetales hakka.

Ya estaba marcando la extensión del restaurante cuando dos suaves zumbidos en mi móvil me alertaron de la entrada de un WhatsApp.

Por tercera vez era el tal Deep Light. Aquella mente enferma volvía a insistir en lo que en la última ocasión había contestado, insulto incluido, al preguntarle por el idioma incomprensible del mensaje:

Es gíglico.

Dejé la carta del servicio de habitaciones a un lado y escribí por puras ganas de matar el tiempo:

¿A qué familia de lenguas pertenece?

Recibí respuesta pocos segundos después:

A ninguna. Es un idioma creado por Julio Cortázar. ¿Cómo estás, viejo?

Pocas cosas resultan tan desasosegantes como que alguien demuestre que te conoce, por ejemplo, en la calle, cuando tú no recuerdas quién es. En este caso, de golpe tuve la certeza de que no se trataba de un error. El tipo del gíglico me conocía, aunque no tenía su número en mis contactos ni relacionaba con nada su
nickname
.

Contraataqué:

¿Quién es Deep Light?

En la parte superior de la aplicación se mantuvo el aviso
typing
un buen rato, lo que significaba que mi interlocutor estaba preparando una respuesta larga. De vez en cuando se detenía, para luego volver a teclear un mensaje que sólo apareció cuando Deep Light le dio salida definitivamente:

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