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Authors: Alberto Villoldo

Tags: #Autoayuda, Filosofía, Esoterismo

Las cuatro revelaciones (5 page)

BOOK: Las cuatro revelaciones
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USANDO DISTINTOS NIVELES DE PERCEPCIÓN

Aunque siempre podemos interactuar con los cuatro niveles de la percepción, generalmente nos quedamos atascados en el cuerpo físico, o, en el mejor de los casos, en la esfera de la psicología y de la mente. Creemos que podríamos superar nuestra infelicidad si sólo encontráramos una pareja adecuada, o que somos incapaces de mantener una dieta porque nuestros padres no supieron criarnos como se debe. Ocasionalmente podemos percibir las cosas desde el nivel del colibrí y escuchar la llamada de nuestro destino… pero luego la serpiente nos arrastra hacia atrás y creemos no tener el tiempo y el dinero suficientes, o pasamos al nivel del jaguar y comenzamos a dudar si somos lo suficientemente fuertes o inteligentes para seguir ese camino.

En el nivel del águila, nuestro poder para modificar la realidad se halla en su cenit. Sin embargo, hace falta valentía y práctica para alcanzar este elevado nivel de percepción y permanecer allí. Los jóvenes laikas que están estudiando para convertirse en chamanes aprenden a diagnosticar y curar desde el nivel del colibrí. No trabajan físicamente con el cuerpo ni psicológicamente con la mente; en lugar de eso, aprenden a trabajar con plumas, fuego y otras herramientas que los ayudan a cambiar la matriz del campo de energía luminosa de la persona. Pero los ancianos no necesitan usar ni abanicos de plumas ni hierbas —trabajan desde el nivel del águila, donde los objetos, los pensamientos y las imágenes visuales no son necesarios—. Ellos pueden curar sin mover ni un dedo, ya que su mera presencia es suficiente.

Podemos usar muchas técnicas en nuestras propias vidas para alcanzar la percepción del colibrí, incluyendo la meditación, la oración sin palabras, la música y el arte. O, en un nivel más superficial, podemos intentar vestirnos con colores alegres en un día gris para ayudarnos a salir de un estado de ánimo depresivo, y así animarnos un poco; o podemos recitar plegarias, con la esperanza de que pronunciar las palabras nos lleve a sentirlas de verdad. Sin embargo, en el nivel del águila, no necesitaremos una camisa amarillo brillante para sentirnos llenos de energía y entusiasmo con la llegada del nuevo día, por mucho que esté cubierto y no haya parado de llover durante semanas. No precisaremos las oraciones, porque podremos pasar al nivel del colibrí y experimentar lo divino o ser uno con el Espíritu en el nivel del águila. Este cambio de nivel se produce en nuestro interior.

PASANDO A UN NIVEL MÁS ELEVADO DE PERCEPCIÓN

Cuando nos quedamos atascados en el nivel de percepción de la serpiente o del jaguar, pasamos mucho tiempo luchando con los problemas. Si un hombre tiene un conflicto emocional con su mujer, por lo general intentará resolver la crisis comprándole algún objeto que la haga sonreír de nuevo. Cuando los adolescentes se deprimen, van al centro comercial o acuden a las drogas para olvidar su dolor. Sin embargo, estas soluciones rápidas del nivel físico nunca funcionan de verdad.

Cuando tu percepción pasa a un nivel superior, puedes transformar los miles de problemas a los que te enfrentas en el mundo físico y en el emocional. Puedes comprender que lo que percibes como un problema en un determinado nivel es realmente una oportunidad en el nivel superior. La pérdida de un trabajo o el fin de una relación se convierte en una oportunidad para reinventarte a ti mismo, mientras que una enfermedad te da la oportunidad no sólo de eliminar tus síntomas, sino también de experimentar una profunda transformación. Si estás enfermo, puedes actuar en los cuatro niveles de percepción: en el de la serpiente, te tratas con medicamentos; en el del jaguar, con psicología; en el del colibrí, con meditación o prácticas espirituales, y en el del águila, con la conciencia o con la sabiduría del Espíritu.

Pasar a un nivel más alto de percepción nos permite reconocer que la razón por la cual no construimos una presa que cause la extinción del pez flechero ni destruimos el hábitat de la lechuza moteada es porque éstos no son sólo representativos de algunos miles de animales sino de la propia naturaleza, una naturaleza que debemos cuidar y proteger. Entonces podemos comenzar a preguntarnos si la energía eléctrica que la presa va a producir y que va a servir para iluminar concesionarios de automóviles durante la noche es realmente importante. Y, desde el nivel del águila, podemos comprender la interconexión escondida de todas las cosas y percibir la naturaleza sincrónica de la realidad —reconocemos que no existen los accidentes y que todo encierra un propósito y un significado—. Una pérdida no es tan devastadora porque sabemos que es parte de un cierto contexto, de modo que cuando fallece un ser querido, comprendemos que no deja de existir, sino que Dios está simplemente buscando otra forma y expresión.

Los cuatro estados de percepción son útiles en ciertos momentos. Cuando, de excursión por un lugar aislado, te caes por un barranco, puedes acceder al nivel de la serpiente, dejar de lado tu miedo y usar los recursos del cerebro reptiliano para controlar el dolor de tu pierna rota. La serpiente (que es fría e indiferente y a menudo se la asocia a los hombres en nuestra cultura) te permite cuidar instintivamente de tu herida hasta que puedas volver al camino y encontrar a alguien que te ayude. En el nivel del jaguar (un nivel que asociamos a menudo a las mujeres porque es íntimo y emocional) puedes procesar tus sentimientos y experimentar miedo y vulnerabilidad.

Al pasar al nivel del colibrí, comienzas a tener una visión global: tomas conciencia de la conexión entre tu pierna rota y tus pesadas responsabilidades, y comprendes que para poder curarte vas a tener que estar dispuesto a dejar de controlar siempre las cosas. Y desde la perspectiva del águila, vas a poder proyectarte en el futuro y encontrar un desenlace mejor que el de morir solo en el bosque, eligiendo un destino en que alguien aparece para ayudarte. En el nivel del águila puedes reconocer que la curación que necesitas no implica sólo a tu cuerpo, sino también a tu alma, que anhela experimentar las lecciones que vino a aprender en esta tierra, incluyendo por qué te has lesionado en ese momento y lugar.

He visto cómo muchos alumnos abandonan el camino del Guardián de la Tierra apenas comienzan a sentirse física y emocionalmente mejor, porque han satisfecho sus necesidades en los niveles del jaguar y la serpiente. Sin embargo, si percibieran las cosas desde el nivel del colibrí, comprenderían que sentirse mejor es agradable, pero que evolucionar hasta desarrollar todo su potencial es mucho más importante. Y si las apreciaran con los ojos del águila, verían que al alcanzar todo su poder, podrán comenzar a soñar su mundo y hacerlo realidad, y que su propia curación está relacionada directamente con la curación de todo el planeta. Estos alumnos son como bellotas que comienzan a germinar y a brotar, y no es nada divertido apartar esos montículos de tierra para poder acceder a la luz.

Durante el transcurso de mi propio adiestramiento, hubo veces en que quise abandonar y tomarme las cosas con más calma. Quería continuar en el nivel del jaguar, donde ya no tuviera que preocuparme por desarrollar todo mi potencial. Pero comprendí que si lo hacía así, perdería la oportunidad de volar como un águila.

Otra ventaja de ser capaz de cambiar tu nivel de percepción es que si estás condenado a sufrir una enfermedad mortal porque está en los genes de tu familia, no tienes que afrontarla en el nivel físico, donde acabarías desarrollándola. En el nivel del colibrí, puedes evitarla al aprender las lecciones que ésta ha venido a enseñarte, y en el del águila, puedes limpiar las huellas en el campo de tu energía luminosa que te predisponen a desarrollar esta enfermedad. Si tienes un libro dentro de ti que has luchado por escribir durante diez años («la gran novela que contará la historia de mi lucha», por ejemplo), puedes trasladarlo del mundo del alma al reino literal, y hacerlo realidad en tu vida. O si te ves discutiendo con tu pareja en el nivel del jaguar y ambos creéis tener razón, puedes ir más allá de la culpa y percibir la situación como una oportunidad para profundizar la relación, en lugar de intentar demostrar que tienes razón y tu pareja está completamente equivocada.

Aunque es posible que nos sintamos atraídos por un determinado estado de percepción (por ejemplo, nos relacionamos con el mundo principalmente a través del jaguar y de nuestras emociones), con la práctica, podemos aprender a dominar los cuatro niveles. El próximo ejercicio te va a ayudar a desarrollar tu capacidad para cambiar tu percepción. Después de que lo realices algunas veces, descubrirás cómo los cuatro niveles son estados hacia los que gravitamos naturalmente, ya que se trata de formas de «sentir» cada uno de nuestros cuatro «subcerebros».

EJERCICIO 1: LAS CUATRO PERCEPCIONES DEL ROSTRO

Éste es un ejercicio de rastreo, en que buscarás pistas e información en cada uno de los cuatro niveles de percepción (puede realizarse solo o con otra persona). Siéntate frente a un espejo en una habitación oscura. Colócate a un metro y veinte centímetros del espejo, con una vela a tu lado. Respira profunda y lentamente mientras miras con suavidad tu ojo izquierdo, pero sin fijar la mirada. Cuenta cada inspiración hasta llegar a diez, y luego comienza de nuevo. Fíjate en el juego de luces y sombras sobre tu rostro, y mantente concentrado en tu ojo izquierdo.

En el nivel de la serpiente, observa cómo tu rostro es como siempre lo has visto. Todo es exactamente como parece. Éste es el rostro que has visto en el espejo miles de veces.

La segunda fase comienza un momento después —tu rostro empezará a cambiar a medida que tu percepción pase del nivel de la serpiente al del jaguar—. Es posible que te veas a ti mismo adoptando la forma de un animal o asumiendo la faz de otra persona, o que tu rostro desaparezca por completo con la excepción de los ojos. No te alarmes por lo que veas; en lugar de eso, sigue respirando de manera profunda y regular. Simplemente registra los muchos semblantes que aparezcan… Algunos de ellos pueden tener decenas de miles de años de antigüedad; otros pueden ser los rostros de vidas anteriores; es posible que otros pertenezcan a animales de poder (tus guías y aliados en la naturaleza), y otros pueden ser los de tus guías espirituales. Toma nota de todos los que aparezcan en este nivel.

Cuando llegues al nivel del colibrí, tu fisonomía dejará de cambiar y verás una única imagen. Observa cuidadosamente el rostro que aparezca porque posee un significado y un mensaje que son importantes para ti en este momento. Estabiliza esta imagen en tu mente concentrándote en tu respiración, y deja que te revele su historia. ¿De quién se trata? ¿De dónde vino? ¿Qué mensajes tiene para ti? El campo de energía luminosa contiene los recuerdos de todos nuestros yoes anteriores. A menudo estos rostros parecen pertenecer a una vida anterior, pero con frecuencia son los semblantes de quien hemos sido en el pasado o de quien podríamos haber llegado a ser en
esta
vida.

En el cuarto estado, todas las imágenes desaparecen, incluso la de tu propia cara. Cuando llegas al nivel del águila, todas las formas se disuelven en la matriz universal de energía, y lo único que queda es Espíritu y luz.

Para terminar la sesión, respira profundamente tres veces para volver a la conciencia ordinaria.

*****

Una vez realicé este ejercicio con un cliente al que se le había diagnosticado una enfermedad mortal. Nos sentamos y nos miramos suavemente a los ojos. En un comienzo, no veíamos más que los ojos del otro. Luego, cuando accedí a la percepción del jaguar, su faz comenzó a cambiar: primero empezó a parecerse a un anciano, luego a un joven, y más tarde a una vieja india de pelo largo y sedoso. Éstos pueden haber sido los rostros que tenía en vidas anteriores o los de historias que vivían en su interior. Sin embargo, yo estaba buscando uno en especial —el de mi cliente en el futuro, después de haberse curado de su enfermedad.

Cuando lo encontré, modifiqué mi estado de percepción y pasé al nivel del colibrí, de modo que las facciones dejasen de cambiar. Éste era el rostro que quería para él: el de sí mismo, curado. Nos habíamos concentrado en encontrar ese rostro, y ahora que yo lo había conseguido, sabía que teníamos que insertarlo en el destino de mi cliente para que se convirtiese en la persona sana que ese semblante representaba. Luego accedí al nivel del águila y disolví esa expresión de modo que no quedara nada sino luz. En mi corazón, me dije a mí mismo: «Hágase tu voluntad», para que prevaleciese la voluntad del Espíritu y no la mía. (Obviamente, necesitarás algo de práctica para dominar el arte de acceder a niveles más altos de percepción, pero no te preocupes, puedes hacerlo.)

Le pedí a mi cliente que siguiese por su cuenta con esta práctica del espejo para atraer su atención hacia su yo curado e insertar firmemente ese rostro en su futuro. Unos meses después, experimentó una remisión completa.

En el próximo capítulo aprenderás más detalles sobre tu anatomía energética, incluyendo el campo de energía luminosa y los chakras, y cómo todo esto se relaciona con los cuatro niveles de percepción y las cuatro revelaciones.

Tu anatomía energética

La mayoría de nosotros sabemos algo sobre el funcionamiento de nuestros cuerpos físicos, y es posible que comprendamos cómo nuestros pensamientos y emociones pueden afectarnos, y viceversa. Sin embargo, para acceder a los niveles superiores de percepción que nos permitirán soñar nuestro mundo de una manera distinta, necesitamos aprender más aspectos sobre la anatomía del alma y del espíritu. Precisamos comprender cómo nuestras emociones, nuestras creencias y las lentes de colores a través de las cuales percibimos la realidad están contenidas en el campo de energía luminosa (CEL), el aura de energía y luz que nos rodea a cada uno de nosotros.

El CEL es la matriz de nuestra vida, y contiene las crónicas de nuestro dolor y sufrimiento, así como los caminos que llevan a nuestra curación. De hecho, pudimos enseñarles a nuestros alumnos de la escuela Healing the Light Body (Curar el cuerpo luminoso) a leer las historias que están inscritas en el CEL de un cliente, así como a descifrar los trastornos físicos y emocionales que lo afligen.

Imagina que te rodea una burbuja de luz del ancho de tus brazos extendidos. Corrientes de energía circulan continuamente a través de tu CEL, ya que éste contiene los meridianos de la acupuntura y los chakras (que explicaré dentro de un momento). Atravesando el centro de esta esfera pulsante hay un estrecho agujero en forma de tubo, de un ancho inferior al de una molécula, que hace que el campo de energía luminosa se parezca a una gran cuenta de collar ovalada (o, como se la llama en geometría, un torus).

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