Love Poems (New Directions Paperbook) (3 page)

BOOK: Love Poems (New Directions Paperbook)
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del lento otoño en mi ventana,

si toco

junto al fuego

la impalpable ceniza

o el arrugado cuerpo de la leña,

todo me lleva a ti,

como si todo lo que existe,

aromas, luz, metales,

fueran pequeños barcos que navegan

hacia las islas tuyas que me aguardan.

 

Ahora bien,

si poco a poco dejas de quererme

dejaré de quererte poco a poco.

 

Si de pronto

me olvidas

no me busques,

que ya te habré olvidado.

 

Si consideras largo y loco

el viento de banderas

que pasa por mi vida

y te decides

a dejarme a la orilla

del corazón en que tengo raíces,

piensa

que en ese día,

a esa hora

levantaré los brazos

y saldrán mis raíces

a buscar otra tierra.

 

Pero

si cada día,

cada hora,

sientes que a mí estás destinada

con dulzura implacable,

si cada día sube

una flor a tus labios a buscarme,

ay amor mío, ay mía,

en mí todo ese fuego se repite,

en mí nada se apaga ni se olvida,

mi amor se nutre de tu amor, amada,

y mientras vivas estará en tus brazos

sin salir de los míos.

 

 

IF YOU FORGET ME

 

I want you to know

one thing.

 

You know how this is:

if I look

at the crystal moon, at the red branch

of the slow autumn at my window,

if I touch

near the fire

the impalpable ash

or the wrinkled body of the log,

everything carries me to you,

as if everything that exists,

aromas, light, metals,

were little boats that sail

toward those isles of yours that wait for me.

 

Well, now,

if little by little you stop loving me

I shall stop loving you little by little.

 

If suddenly

you forget me

do not look for me,

for I shall already have forgotten you.

 

If you think it long and mad,

the wind of banners

that passes through my life,

and you decide

to leave me at the shore

of the heart where I have roots,

remember

that on that day,

at that hour,

I shall lift my arms

and my roots will set off

to seek another land.

 

But

if each day, each hour,

you feel that you are destined for me

with implacable sweetness,

if each day a flower

climbs up to your lips to seek me,

ah my love, ah my own,

in me all that fire is repeated,

in me nothing is extinguished or forgotten,

my love feeds on your love, beloved,

and as long as you live it will be in your arms

without leaving mine.

 

ODA Y GERMINACIONES
I

 

El sabor de tu boca y el color de tu piel,

piel, boca, fruta mía de estos días veloces,

dimelo, fueron sin cesar a tu lado

por años y por viajes y por lunas y soles

y tierra y llanto y lluvia y alegría

o sólo ahora, sólo

salen de tus raíces

como a la tierra seca el agua trae

germinaciones que no conocía,

o a los labios del cántaro olvidado

sube en el agua el gusto de la tierra?

 

No sé, no me lo digas, no lo sabes.

Nadie sabe estas cosas.

Pero acercando todos mis sentidos

a la luz de tu piel, desapareces,

te fundes como el ácido

aroma de una fruta

y el calor de un camino,

el olor del maíz que se desgrana,

la madreselva de la tarde pura,

los nombres de la tierra polvorienta,

el perfume infinito de la patria:

magnolia y matorral, sangre y harina,

galope de cabal’s,

la LUNA polvorienta de la aldea,

el pan recién nacido:

ay todo de tu piel vuelve a mi boca,

vuelve a mi corazón, vuelve a mi cuerpo,

y vuelvo a ser contigo

la tierra que tú eres:

eres en mí profunda primavera:

vuelvo a saber en ti cómo germino.

II

 

Años tuyos que yo debí sentir

crecer cerca de mí como racimos

hasta que hubieras visto cómo el sol y la tierra

a mis manos de piedra te hubieran destinado,

hasta que uva con uva hubieras hecho

cantar en mis venas el vino.

El viento o el caballo

desviándose pudieron

hacer que yo pasara por tu infancia,

el mismo cielo has visto cada día,

el mismo barro del invierno oscuro,

la enramada sin fin de los ciruelos

y su dulzura de color morado.

Sólo algunos kilómetros de noche,

las distancias mojadas

de la aurora campestre,

un puñado de tierra nos separó, los muros

transparentes

que no cruzamos, para que la vida,

después, pusiera todos

los mares y la tierra

entre nosotros, y nos acercáramos

a pesar del espacio,

paso a paso buscándonos,

de un océano a otro,

hasta que vi que el cielo se incendiaba

y volaba en la luz tu cabellera

y llegaste a mis besos con el fuego

de un desencadenado meteoro

y al fundirte en mi sangre, la dulzura

del ciruelo salvaje

de nuestra infancia recibí en mi boca,

y te apreté a mi pecho como

si la tierra y la vida recobrara.

III

 

Mi muchacha salvaje, hemos tenido

que recobrar el tiempo

y marchar hacia atrás, en la distancia

de nuestras vidas, beso a beso,

recogiendo de un sitio lo que dimos

sin alegría, descubriendo en otro

el camino secreto

que iba acercando tus pies a los míos,

y así bajo mi boca

vuelves a ver la planta insatisfecha

de tu vida alargando sus raíces

hacia mi corazón que te esperaba.

Y una a una las noches

entre nuestras ciudades separadas

se agregan a la noche que nos une.

La luz de cada día,

su llama o su reposo,

nos entregan, sacándolos del tiempo,

y así se desentierra

en la sombra o la luz nuestro tesoro,

y así besan la vida nuestros besos:

todo el amor en nuestro amor se encierra:

toda la sed termina en nuestro abrazo.

Aquí estamos al fin frente a frente,

nos hemos encontrado,

nos hemos perdido nada.

Nos hemos recorrido labio a labio,

hemos cambiado mil veces

entre nosotros la muerte y la vida,

todo lo que traíamos

como muertas medallas

lo echamos al fondo del mar,

todo lo que aprendimos

no nos sirvió de nada:

comenzamos de nuevo,

terminamos de nuevo

muerte y vida.

Y aquí sobrevivimos,

puros, con la pureza que nosotros creamos,

más anchos que la tierra que no pudo

extraviarnos,

eternos como el fuego que arderá

cuanto dure la vida.

 

ODE AND BURGEONINGS

 

I

 

The taste of your mouth and the color of your skin,

skin, mouth, fruit of these swift days,

tell me, were they always beside you

through years and journeys and moons and suns

and earth and weeping and rain and joy

or is it only now that

they come from your roots,

only as water brings to the dry earth

burgeonings that it did not know,

or as to the lips of the forgotten jug

the taste of the earth rises in the water?

 

I don’t know, don’t tell me, you don’t know.

Nobody knows these things.

But bringing all my senses close

to the light of your skin, you disappear,

you melt like the acid

aroma of a fruit

and the heat of a road,

and the smell of corn being stripped,

the honeysuckle of the pure afternoon,

the names of the dusty earth,

the infinite perfume of our country:

magnolia and thicket, blood and flour,

the gallop of horses,

the village’s dusty moon,

newborn bread:

ah from your skin everything comes back to my mouth,

comes back to my heart, comes back to my body,

and with you I become again

the earth that you are:

you are deep spring in me:

in you I know again how I am born.

II

 

Years of yours that I should have felt

growing near me like clusters

until you had seen how the sun and the earth

had destined you for my hands of stone,

until grape by grape you had made

the wine sing in my veins.

The wind or the horse

swerving were able

to make me pass through your childhood,

you have seen the same sky each day,

the same dark winter mud,

the endless branching of the plum trees

and their dark-purple sweetness.

Only a few miles of night,

the drenched distances

of the country dawn,

a handful of earth separated us, the transparent

walls

that we did not cross, so that life,

afterward, could put all

the seas and the earth

between us, and we could come together

in spite of space,

step by step seeking each other,

from one ocean to another,

until I saw that the sky was aflame

and your hair was flying in the light

and you came to my kisses with the fire

of an unchained meteor

and as you melted in my blood, the sweetness

of the wild plum

of our childhood I received in my mouth,

and I clutched you to my breast

as if I were regaining earth and life.

III

 

My wild girl, we have had

to regain time

and march backward, in the distance

of our lives, kiss after kiss,

gathering from one place what we gave

without joy, discovering in another

the secret road

that gradually brought your feet close to mine,

and so beneath my mouth

you see again the unfulfilled plant

of your life putting out its roots

toward my heart that was waiting for you.

And one by one the nights

between our separated cities

are joined to the night that unites us.

The light of each day,

its flame or its repose,

they deliver to us, taking them from time,

and so our treasure

is disinterred in shadow or light,

and so our kisses kiss life:

all love is enclosed in our love:

all thirst ends in our embrace.

Here we are at last face to face,

we have met,

we have lost nothing.

We have felt each other lip to lip,

we have changed a thousand times

between us death and life,

all that we were bringing

like dead medals

we threw to the bottom of the sea,

all that we learned

was of no use to us:

we begin again,

we end again

death and life.

And here we survive,

pure, with the purity that we created,

broader than the earth that could not lead us

astray

eternal as the fire that will burn

as long as life endures

 

EPITALAMIO

 

Recuerdas cuando

en invierno

llegamos a la isla?

El mar hacia nosotros levantaba

una copa de frío.

En las paredes las enredaderas

susurraban dejando

caer hojas oscuras

a nuestro paso.

Tú eras también una pequeña hoja

que temblaba en mi pecho.

El viento de la vida allí te puso.

En un principio no te vi: no supe

que ibas andando conmigo,

hasta que tus raíces

horadaron mi pecho,

se unieron a los hilos de mi sangre,

hablaron por mi boca,

florecieron conmigo.

Así fue tu presencia inadvertida,

hoja o rama invisible,

y se pobló de pronto

mi corazón de frutos y sonidos.

Habitaste la casa

que te esperaba oscura

y encendiste las lámparas entonces.

Recuerdas, amor mío,

nuestros primeros pasos en la isla?

Las piedras grises nos reconocieron,

las rachas de la lluvia,

los gritos del viento en la sombra.

Pero file el fuego

nuestro único amigo,

junto a él apretamos

el dulce amor de invierno

a cuatro brazos.

El fuego vio crecer nuestro beso desnudo

hasta tocar estrellas escondidas,

y vio nacer y morir el dolor

como una espada rota

contra el amor invencible.

Recuerdas,

oh dormida en mi sombra,

cómo en ti crecía

el sueño,

de tu pecho desnudo

abierto con sus cúpulas gemelas

hacia el mar, hacia el viento de la isla,

y cómo yo en tu sueño navegaba

libre, en el mar y en el viento

atado y sumergido sin embargo

al volumen azul de tu dulzura?

 

Oh dulce, dulce mía,

cambió la primavera

los muros de la isla.

Apareció una flor como una gota

de sangre anaranjada,

y luego descargaron los colores

todo su peso puro.

El mar reconquistó su transparencia,

la noche en el cielo

destacó sus racimos

y ya todas las cosas susurraron

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