Mi ex novia (5 page)

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Authors: Fabio Fusaro

Tags: #Autoayuda

BOOK: Mi ex novia
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—No entiendo. ¿Qué importa si él te quiere, o si yo te quiero, o quién te quiere más? Acá lo importante es qué querés vos.

Silencio.

—Andrea, ¿a vos te importa el tipo ese?

—Sólo como amigo.

—¿Seguro?

—Sí.

—¿Y lo del beso?

—Ya te dije… me tomó por sorpresa…

—¿Entonces fue sólo un beso y nada más?

—Sí.

—¿Me lo juras?

—Te lo juro.

Bueno… todo había sido apenas un susto. Si bien lo del beso podría haberse evitado, no era tan grave. Cualquiera puede tomar algún trago de más y equivocarse. Ella había tenido su momento de confusión pero lo había superado rápidamente.

Beso, abrazo, reconciliación y a seguir adelante.

Dos meses más tarde Alejandro lloraba desconsoladamente en la casa de su mejor amigo.

Andrea lo había dejado y se había ido a vivir con su tía a San Pedro.

Analicemos un poco lo sucedido.

¿Andrea lo habría dejado por Sebastián de todas formas si Alejandro hubiera tomado el toro por las astas de entrada?

Probablemente sí. Probablemente no.

Pero sin duda la aceptación por parte de Alejandro de las inverosímiles justificaciones de Andrea le allanó a ella el camino hacia más infidelidades y el posterior alejamiento definitivo. Era obvio que el interés repentino de Andrea en visitar a su tía escondía algo más que un sentimiento familiar.

El e-mail encontrado por Alejandro dejaba al descubierto un asunto turbio.

La confesión de que había existido algo entre ella y otro tipo no dejaba lugar a dudas. Así y todo Andrea logró engañarlo a su regreso. ¿Cómo lo logró? Porque no hay persona más fácil de engañar que aquella que «desea» ser engañada, y Alejandro deseaba que ella regresara de San Pedro con una excusa convincente.

Verdadera o no. Sólo convincente.

Quería creerle. Necesitaba creerle. Deseaba profundamente creerle.

Hoy Alejandro sigue intentando recuperar a Andrea, pero es muy difícil que lo logre. ¿Por qué? Porque quiere seguir pensando que Andrea se equivocó, que en realidad lo quiere a él, que tal vez se haya ido por su tía y no por el otro, que ella está en un momento de confusión pasajero.

Alejandro sólo ve lo que quiere ver.

Intenta por todos los medios que jamás te suceda lo mismo.

Tal vez no puedas evitar que te mientan. Pero jamás seas cómplice de esa mentira.

Capítulo 7: Ella dice

«Las palabras pueden mentir, las actitudes no.»

Manuel, de España, escribió a nuestro website pidiendo ayuda desesperadamente. Su reciente ex novia le estaba provocando un nudo mental imposible de desatar. Habían estado de novios durante dos años. Según él, dos maravillosos años en los que todo había sido perfecto.

Después de un corto período de IDQ (Indicadores De Quilombos), ella le plantea una separación momentánea aduciendo confusión.

Luego de intentar convencerla por todos los medios de que se aman y que lo mejor es tratar de solucionar los problemas estando juntos, luego de ofrecerle su apoyo incondicional, de mandarle flores, cartas, y de parársele enfrente llorando como un pelotudo, decide entrar en un buscador de Internet y poner «recuperar a mi novia». Así es como conoce nuestro website, descubre mi libro y nos pide ayuda.

Dios… ¿por qué no empezarán por ahí?

Porque por lo general las personas que nos consultan en la Web ya hicieron tantas, pero tantas cagadas con la idea de recuperar a una mujer que lograrlo sería un milagro.

Y yo hice un pacto con Dios: Él no te ayuda con las mujeres y yo no hago milagros.

Manuel, como muchos otros, utiliza las palabras de ella como única herramienta para analizar lo que le está sucediendo.

En este caso las palabras son: «Yo te amo, pero ahora necesito estar sola» (¿les suena?). Imaginen la confusión que esto le puede crear a una persona que intenta ordenar sus ideas a través de esa incoherencia.

Si se tratara simplemente de entender la situación y ordenar ideas de manera cerebral el asunto no sería tan grave, porque ante lo ridículo del planteo el hombre directamente pensaría: «Si me quiere no me deja» o «si me deja no me quiere», por lo tanto entendería que está frente a una mentira y allí se acabaría el problema. Pero como aquí juegan los sentimientos y la necesidad de creerle para darle un alivio inmediato a nuestro lastimado corazón, todo se complica.

Si estamos convencidos de que nuestra ahora ex novia nos quiere, de que somos el hombre de su vida, de que no hay otro que nos haga sombra y de que ella solamente está pasando por un momento de confusión temporal vamos a sufrir menos. Pero vamos a sufrir menos en un principio. Porque después vendrá un sufrimiento del que no nos salva nadie.

Veamos un ejemplo que nos va a granear esta situación.

Imaginemos que vamos por una autopista a cien kilómetros por hora. Nuestro auto anda de manera espectacular. El motor es un relojito. Ni un ruidito extraño. Nada de nada.

De repente, pluf, pluf, pluf… y el motor se detiene.

Con el envión que traíamos nos tiramos al costado e intentamos darle nuevamente arranque.

No hay caso.

Probamos una, dos, diez veces, y nada.

Hay olor a quemado… las luces se apagan…

Seguimos intentando dar arranque pero ni siquiera amaga a responder.

Entonces miramos el velocímetro y vemos que marca ochenta kilómetros por hora y pensamos: «Ah… qué susto… estamos andando. Por un momento pensé que se había roto».

¡Ojo! Las palabras que ella te dice en el momento en que te está dejando pueden no ser ciertas.

Por lo tanto usemos la cabeza y analicemos la situación en forma global por dura que ésta nos resulte.

Si estamos en el auto y vemos que los postes de luz al costado se detuvieron, significa que el auto no está andando. No importa lo que diga el velocímetro.

Por otro lado es difícil que el auto se descomponga de un segundo para el otro. Evidentemente había algún desperfecto, algo venía jodiendo desde hace al menos unos kilómetros. El motor no era la máquina perfecta que vos creías.

A diferencia del auto, las mujeres buscan ocultar sus desperfectos, o los motivos verdaderos que provocaron el problema. Y como nos cuesta tanto asumir la realidad, no tenemos la capacidad de ver los postes de luz detenidos a nuestro lado, no vemos el humo que sale del capot, no vemos la mancha de aceite que se pierde por el suelo hasta donde alcanza la vista. No vemos nada. Sólo vemos el velocímetro que marca ochenta kilómetros por hora y queremos quedarnos en el auto pisando el acelerador.

¿Adonde vamos a llegar de esa forma? A ningún lado, por supuesto.

Olvidemos el «ella me dice» y abramos los ojos para ver lo que realmente nos está pasando. Miremos la realidad sin tergiversarla.

Capítulo 8: Lista de excusas

«Nunca te dicen el verdadero motivo de su alejamiento.»

Después de meses o años de relación, después de miles de promesas, después de que nos dijeron y nos hicieron decir cosas de las que se avergonzaría hasta el más barato guionista de telenovelas, después de planificar un futuro juntos, de haber imaginado la cara de nuestros hijos, etc., etc., un día pinta un «Matías» de la facultad o un «Sebastián» del trabajo y al diablo con todo.

Nosotros, ajenos a esta situación, seguimos como unos boludos en la «sintonía del amor» sin notar, o sin querer notar, los cambios que se van produciendo en ella. Un día la situación no da para más y vienen a plantearnos una separación.

Lágrimas, reproches, frases tan rebuscadas como inentendibles nos confunden a más no poder.

Toda la confusión desaparecería si ellas simplemente nos dijeran: «Sí… sí… ya sé todo lo que te dije en este tiempo, pero la verdad es que apareció un tipo que me va más que vos. Decidí probar con él para ver qué pasa». Pero, atentos, nunca lo dicen.

Una confesión semejante tiene su lado malo y su lado bueno.

Su lado malo es el tiempo que perdemos tratando de entenderlas, de convencerlas, de complacerlas, de solucionar ese problema que están inventando.

El lado bueno es que si lo dijeran nos caeríamos de cabeza hacia atrás como en las historietas y aparecería un cartel que diría ¡PLOP!

Por otra parte a ninguna le gusta decir algo equivalente a «soy una yegua». ¿Qué hacen entonces? Nos mienten. Nos ponen una excusa.

He aquí un listado de las más comunes:

Estoy confundida

Ya lo dijimos: nadie está confundido con respecto al amor. Todos saben si quieren o no a su pareja.

Necesito un tiempo

Jamás una mujer luego de «pedir un tiempo» regresó por las suyas y le dijo a su ex novio: «Ya pasó el tiempo que necesitaba, volvamos».

No sos vos, soy yo

Esa excusa está incompleta. Debería ser: «No sos vos, soy yo y el otro».

Necesito extrañarte

Extrañar a alguien no es un sentimiento agradable. Nadie necesita un sentimiento desagradable. Sería como decir: «Necesito pasarla mal».

No siento mariposas en el estómago

Sí… sí… muchas han dicho eso. Habría que hacerles tragar algunas larvas a ver si las vuelven a sentir. Inanalizable.

Tengo que dedicarle tiempo a mi estudio

Si esto fuera cierto ninguna mujer que estudiara tendría pareja. Una estupidez total.

Tengo que dedicarle más tiempo a mi desarrollo profesional

Es un caso similar al anterior. Las profesionales también tienen pareja. Generalmente lo dicen cuando el novio no está a la altura de su desarrollo profesional.

Necesito estar más tiempo con mis amigas

Otra frase incompleta. Debería ser: «Necesito estar más tiempo con mis amigas para salir de joda y conocer otros tipos».

Necesito mi espacio

¿Te sentás con ella en la misma silla? ¿Comparten el inodoro? Seguramente no. Tal vez lo que deberías hacer para darle «su espacio» es ponerla en órbita.

Necesito encontrarme conmigo misma

Una buena respuesta sería: «Mira… yo te conozco bien y te aseguro que si no te encentras no perdés nada».

Tengo muchos problemas

Si lo que tiene son problemas, lo que está haciendo al dejar a un novio que quiere es sumar un problema más. No cierra, ¿verdad?

Te quiero pero no te amo

¿Dónde está la línea que divide querer de amar? ¿Amar es querer mucho? En nuestro idioma existen las dos palabras, pero ¿en inglés cómo sería? ¿I love you but I don't love you? No jodamos.

Sería bueno que estemos juntos cuando tengamos ganas, sin ataduras

Eso es lo mismo que decir: «Te estoy dejando pero te quiero tener a mano por si te extraño un poco».

Te quiero pero como amigo

¿Se puede querer como amigo a alguien que nunca fue tu amigo?

No sé lo que quiero

Caramba, antes lo sabía. Es un gran problema no saber lo que uno quiere porque no hay nadie a quien preguntárselo. El único que puede saberlo es uno mismo. Si ella realmente no supiera si te quiere o no, no te lo diría. Esperaría a saberlo como para no meter la pata. Si te dijo: «No sé lo que quiero» es porque lo sabe bien.

Me siento ahogada

Puede que sea asmática. Hay tratamientos médicos. Si no lo es, proba dejar de apretarle la garganta con tus manos. Si no estás haciendo eso, entonces te está sanateando.

Vos no cambias

Si quiere que cambies está tratando de convertirte en otra persona. De lo que se desprende que no te quiere a vos sino a uno diferente. ¿Entonces qué hace con vos? ¿No se dio cuenta antes, cuando te decía esas cosas tan lindas, de que no eras lo que ella quería? Vos tenes que cambiar. Sin dudas. Pero de novia.

Nunca superé la separación de mis padres

Los padres se separaron tal vez hace quince años y cada uno es feliz con su nueva pareja. ¿Lo que está queriendo decir es que como sus padres se separaron es una descreída de la felicidad matrimonial y por eso va a renunciar a tener un novio que pueda convertirse en un marido con el que pueda tener hijos?

Bueno… puede ser… claro que, si dentro de unos años ves que se casó con otro y tiene hijos, te había mentido.

No estoy preparada para una relación seria

Otra frase incompleta: no está preparada para una relación seria «con vos».

También pueden aparecer excusas más rebuscadas y ridículas, con las cuales sólo buscan generarnos un cortocircuito mental tan grande que renunciamos a la búsqueda de cualquier explicación, tales como:

  • «Necesito hallar mi ser» (sic).
  • «Sos como un espejo donde reflejo mis problemas y no quiero que ese espejo se rompa» (sic).
  • «Siento que no siento lo que siento» (sic).
  • «Siento que somos el uno para el otro pero no el otro para el uno» (sic).

Todas las excusas que vimos en este capítulo pueden ser el comienzo de largas charlas, horas de conjeturas e intentos de revertir la situación.

La mejor respuesta a cualquiera de estos planteos es sin duda la respuesta más corta de todas: «OK». Y sin duda debe ir acompañada de una digna e inmediata retirada.

Irse con la frente alta deja abiertas las puertas para un regreso. Enroscarse en debates y súplicas inútiles las cierra.

Capítulo 9: El objetivo claro

«Tener claro nuestro objetivo es fundamental a la hora de elaborar una estrategia.»

Cuando nuestra novia nos deja, lo primero que pensamos es en recuperarla. Ése es nuestro claro objetivo. No hay dudas.

Por lo general eso nos lleva, equivocados o no, a hacer determinadas cosas. Pero pasado un tiempo, cuando empezamos a ver mejor la realidad de lo que sucedió, cuando nos damos cuenta de que el «tiempo» que necesitaba era mentira, cuando vemos que ella no está mal un pomo, aparece la bronca y el objetivo ya no está tan claro como antes.

Cuando la posibilidad de recuperarla se va alejando, nuestro objetivo empieza a cambiar y, al menos de la boca para afuera, podemos decir algunas de las siguientes cosas:

  • «Yo lo que quiero es olvidarla».
  • «Yo quiero vengarme».
  • «Yo quiero que sufra».
  • «Yo la quiero para tener sexo de vez en cuando y nada más».

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