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Authors: David Brin

Navegante solar (32 page)

BOOK: Navegante solar
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Jacob se sentó.

—¿Cómo es eso?

—Todos los tipos que conozco serían capaces de desarrollar una cola para agitarla si esa mujer silbara. No puedo creer que tenga tanto autocontrol. Pero no es asunto mío, claro.

—Tiene razón. No lo es. —A Jacob le molestaba que la situación fuera tan obvia. Estaba empezando a desear que terminara la misión para poder dedicar toda su atención al problema.

Se encogió de hombros. Era un gesto que había hecho muchas veces desde que salió de la Tierra.

—Cambiando de tema, me estaba preguntando sobre este asunto de los reflejos internos. ¿Se le ha ocurrido que alguien podría estar perpetrando un gran engaño?

—¿Un engaño?

—Con los Espectros Solares. Todo lo que tendrían que hacer es meter a bordo una especie de proyector holográfico...

—Olvídelo. —Donaldson sacudió la cabeza—. Eso fue lo primero que comprobamos. Además, "¿quién podría falsificar algo tan intrincado y hermoso como ese rebaño de toroides? Y una proyección como ésa, llenando todo nuestro campo de visión, tendría que ser hecha por las cámaras situadas en la zona invertida.

—Bueno, tal vez el rebaño no, ¿pero y los Espectros «humanoides»? Son bastante simples y pequeños, y es increíble la forma en que evitan las cámaras, girando más rápido que nosotros para permanecer arriba.

—¿Qué puedo decir, Jake? Cada pieza de equipo que se sube a bordo es inspeccionada cuidadosamente, junto con los artículos personales de cada uno, por ese mismo motivo. No se ha encontrado ningún proyector, ¿y dónde podrían esconderse en una nave abierta como ésta? Tengo que admitir que a veces me he preguntado eso mismo. Pero no veo ninguna forma de que alguien pueda estar perpetrando un truco.

Jacob asintió lentamente. El argumento de Donaldson tenía sentido. Además, ¿cómo podría reconciliar una proyección con el truco de Bubbacub con la reliquia lethani? Era una idea tentadora, pero un truco no parecía muy probable.

Distantes bosques de espículas latieron como fuentes ondulantes.

Chorros individuales se alzaron unos junto a otros a lo largo del borde de la célula supergranulada que latía lentamente cubriendo la mitad del cielo. En su centro se encontraba la Gran Mancha, un gran ojo negro, bordeado por zonas de brillante calor.

A unos noventa grados al otro lado de la cubierta, un grupo de oscuras siluetas esperaban de pie o arrodilladas junto a la Cámara del Piloto. Sólo podían distinguirse los contornos contra el brillo escarlata de la fotosfera.

Dos sombras podían identificarse entre las personas cercanas al puesto de mando. La figura alta y delgada de Culla se encontraba a un lado, apuntando a un alto y retorcido arco filamentoso que colgaba, suspendido, sobre la Mancha. El arco crecía lentamente, cada vez más cercano.

La otra sombra identificable se separó del grupo y empezó a acercarse a trompicones hacia Jacob y el jefe. Era redondo por arriba, más grande que por abajo.

—¡Ahí sí podría esconderse un proyector! —Donaldson señaló con un ademán la enorme silueta que se acercaba hacia ellos retorciéndose.

—¿Qué? ¿Fagin? —susurró Jacob, aunque no servía de nada dados los sistemas auditivos del kantén—. ¡No puede hablar en serio! ¡Sólo ha participado en dos inmersiones!

—Sí —murmuró Donaldson—. Pero con todas esas ramas... Preferiría buscar contrabando entre las ropas de Bubbacub que ahí dentro.

A Jacob le pareció captar por un instante cierto tono humorístico en la voz del ingeniero jefe. Miró a su compañero, pero el hombre puso cara de póquer. Eso era en sí mismo un pequeño milagro. Sería demasiado si el hombre estuviera haciendo un chiste.

Los dos se levantaron para saludar a Fagin. El kantén silbó una alegre respuesta, sin mostrar ningún signo de que hubiera oído nada.

—La comandante Helene deSilva ha expresado la opinión de que las condiciones climatológicas solares son sorprendentemente tranquilas.

Dijo que esto será de gran valor para resolver problemas solonómicos no relacionados con los Espectros Solares. Las mediciones implicadas requerirán poco tiempo. Mucho menos del que nosotros ahorraremos con estas excelentes condiciones.

»En otras palabras, amigos míos, tienen ustedes unos veinte minutos para prepararse.

Donaldson silbó. Pidió ayuda a Jacob y los dos hombres se pusieron a trabajar en el láser, colocándolo en su sitio y comprobando las cintas de proyección.

A unos pocos metros de distancia, la doctora Martine rebuscó en su bolsa pequeñas piezas de instrumentos. Tenía ya puesto el casco psi y a Jacob le pareció oír una imprecación en voz baja.

—¡Maldita sea! ¡Esta vez vas a tener que hablar conmigo!

22
DELEGACIÓN

—«¿Cuál es el propósito de estas criaturas de luz?», se pregunta el reportero. Pero sería mejor preguntar: «¿Qué propósito tiene el hombre?» Nuestro trabajo es alzarnos sobre nuestras metafóricas rodillas, ignorando el dolor con la barbilla levantada con orgullo infantil, diciendo a todo el universo: «¡Mírenme! ¡Soy el hombre! ¡Me arrastro donde otros caminan! ¿Pero no es estupendo que pueda arrastrarme a cualquier parte?».

»La capacidad de adaptación, sostienen los neolíticos, es la "especialización" del hombre. No puede correr tan rápido como el guepardo, pero al menos puede correr. No puede nadar tan bien como una nutria, pero sabe nadar. Sus ojos no son tan agudos como los de un halcón ni puede almacenar comida en sus carrillos. Por eso debe entrenar sus ojos y crear instrumentos a partir de fragmentos y trozos de la tierra torturada: no sólo para permitirle ver, sino para vencer al felino y a la nutria. Puede atravesar un desierto ártico, cruzar a nado un río tropical, subir a un árbol y, al final de su viaje, construir un hermoso hotel. Allí se aseará y alardeará de sus logros mientras cena con sus amigos.

»Y sin embargo, durante todo el tiempo nuestro héroe no se ha sentido satisfecho. Ansiaba conocer su lugar en el mundo. Gritó en voz alta. Pidió saber por qué estaba aquí. El universo de las estrellas tan sólo contestó sonriendo a sus preguntas con un profundo y ambiguo silencio.

»Él anhelaba un propósito. Como se le negó, llevó sus frustraciones a las demás criaturas. El especialista en él conocía sus funciones y las odiaba por ello. Se convirtieron en sus esclavos, sus fábricas de proteínas. Se convirtieron en víctimas de su ira genocida.

»La "capacidad de adaptación" pronto quiso decir que no necesitábamos a nadie más. Especies cuyos descendientes tal vez pudieran ser grandes algún día se convirtieron en polvo en el holocausto provocado por el egoísmo del hombre.

»Por suerte sólo nos convertimos en ecologistas poco antes del Contacto, esquivando así la justa ira de nuestros mayores. ¿O no fue suerte? ¿Es un accidente que John Muir y los que le siguieron aparecieran poco después de los primeros "avista-mientos" confirmados?

»Mientras este reportero yace tendido aquí, en una burbuja, rodeado de engañoso vapor rosa, se pregunta si el propósito del hombre pudiera ser el de convertirse en ejemplo. El pecado original que hizo marcharse a nuestros Tutores hace tanto tiempo, está siendo pagado en una comedia.

»Espero que nuestros vecinos se sientan edificados, además de divertidos, mientras nos ven arrastrarnos, con la boca abierta de asombro y resentimiento, ante aquéllos que son culminación encarnada, sin ambición.

Pierre LaRoque apartó el pulgar del botón de grabación y frunció el ceño. No, esa última parte no valía. Parecía casi amarga. Más quejumbrosa que punzante. De hecho, todo el trabajo tendría que ser reelaborado. Había muy poca espontaneidad. Las frases apenas encajaban.

Dio un sorbo del liquitubo que tenía en la mano izquierda, y luego empezó a atusarse el bigote. Delante de él, la brillante manada de toroides se alzaba lentamente mientras la nave se enderezaba. La maniobra había requerido menos tiempo del esperado. Ya no podía seguir haciendo digresiones sobre la plaga de la humanidad. Aunque, después de todo, eso podría hacerlo cualquier otro día.

Pero esto... esto era extraordinario.

Volvió a pulsar el interruptor y se acercó el micrófono.

—Nota para reelaborar —dijo—. Más ironía, y más sobre las ventajas de ciertos tipos de especialización. Mencionar también a los timbrimi... que son más adaptables de lo que nosotros llegaremos a serlo jamás. Hacerlo breve y recalcar el resultado si toda la humanidad participa.

Hasta el momento el rebaño había consistido en pequeños anillos, a cincuenta kilómetros de distancia o más. El cuerpo principal apareció ahora a la vista, junto con una pequeña rendija de la fotosfera. El toroide más cercano era un brillante monstruo azulgrisáceo. A lo largo de su borde, pequeñas líneas azules se entremezclaban y cambiaban, como pautas moi-ré. Un halo blanco titilaba a su alrededor.

LaRoque suspiró. Este sería su mayor desafío. Cuando los halos de estas criaturas fueran emitidos, todo el mundo y sus criados chimpancés estarían atentos para ver si sus palabras estaban a la altura. Sin embargo, sentía lo contrario de lo que esperaba. Cuanto más profundamente entraba la nave en el sol, más se despegaba de todo. Era como si no estuviera sucediendo nada de esto. Las criaturas no parecían reales.

También admitió que estaba asustado.

—Son perlas de serenidad, colgando en collares de esmeraldas ondulantes. Si algún galeón galáctico fondeó alguna vez aquí para dejar su tesoro en estos fieros arrecifes filamentosos, sus diademas están ahora a salvo. Sin corromper por el tiempo, todavía chispean. Ningún cazador se las llevará en un saco.

»Desafían a la lógica porque no deberían estar aquí. Desafían a la historia porque no son recordadas. Desafían el poder de nuestros instrumentos e incluso el de los galácticos, nuestros mayores.

»Imperturbables como Bombadil, ignoran el paso del oxígeno y el hidrógeno en sus incesantes movimientos, y se nutren de la más atemporal de las fuentes.

»Recuerdan... ¿podrían haberse encontrado entre los Progenitores cuando la galaxia era nueva? Esperamos poder preguntárselo, pero por ahora se mantienen al margen.

Jacob levantó la cabeza de su trabajo cuando el rebaño volvió a aparecer a la vista. El espectáculo le causó menos efecto que la primera vez. Para experimentar las emociones que sintió durante la primera inmersión tendría que ver otra cosa por vez primera. Y para ver algo tan impresionante, tendría que Saltar.

Era uno de los inconvenientes de haber tenido monos por antepasados.

Sin embargo, Jacob podría pasarse horas mirando las encantadoras pautas que hacían los toroides. Y durante unos momentos, cuando recordaba el significado de lo que veía, se sentía otra vez anonadado.

El ordenador que Jacob llevaba en el regazo mostraba una pauta de líneas curvas conectadas, isótopos del Espectro que habían visto una hora antes.

El contacto no había sido gran cosa. Un solariano aislado se sorprendió cuando la nave salió de detrás de un grueso rizo de filamentos cerca del borde del rebaño.

Se alejó de ellos, y luego permaneció gravitando receloso a unos pocos kilómetros de distancia. La comandante deSilva ordenó que la nave virara para que el Láser Paramétrico de Donaldson pudiera apuntar a la aleteante criatura.

Al principio el Espectro retrocedió. Donaldson murmuró y maldijo mientras ajustaba el láser, para ejecutar las diversas modulaciones de la cinta de contacto de Jacob.

Entonces la criatura reaccionó. Sus (¿tentáculos? ¿alas?) brotaron del centro de su cuerpo como un resorte. Empezó a ondular pintorescamente.

Luego desapareció en un destello verde brillante.

Jacob examinó las lecturas del ordenador. El solariano había ofrecido una buena visión a las cámaras. Las primeras grabaciones mostraban que parte de su ondular estaba en fase con el ritmo bajo de una melodía ballena. Jacob intentaba averiguar ahora si el complicado espectáculo que emitió justo antes de marcharse tenía una pauta que pudiera interpretarse como una respuesta.

Terminó de esbozar el programa de análisis que quería que ejecutara el ordenador. Tenía que buscar variaciones sobre el tema de la canción-ballena y el ritmo en tres regímenes, color, tiempo y brillo, a lo largo de la superficie del Espectro. Si encontraba algo, podría conseguir un enlace por ordenador en tiempo real durante el próximo encuentro.

Es decir, si había un nuevo encuentro. La canción-ballena era sólo una introducción a la secuencia de escalas y series matemáticas que Jacob planeaba enviar. Pero el Espectro no se quedó a «escuchar» el resto.

Hizo a un lado el ordenador y bajó su asiento para poder mirar los toroides más cercanos sin tener que mover la cabeza. Un par de ellos giraba lentamente a cuarenta y cinco grados del ángulo de la cubierta.

Aparentemente, el giro de las criaturas toroides era más complicado de lo que pensaba. Las intrincadas pautas que barrían rápidamente el borde de cada una representaba algo en su configuración interna.

Cuando dos de los toroides se tocaban, buscando mejores posiciones en los campos magnéticos, no había ningún cambio en las figuras rotatorias. Interactuaban unas con otras como si no estuvieran girando.

Los empujones y apretones se hicieron más pronunciados a medida que pasaban por el rebaño. Helene deSilva sugirió que era debido a que la región activa sobre la que estaban se moría. Los campos magnéticos se hacían más y más difusos.

Culla se sentó junto a Jacob, cerrando sus mandíbulas con un chasquido. Jacob empezaba a reconocer algunos de los ritmos que los dientes de Culla hacían en diversas situaciones. Había tardado mucho tiempo en darse cuenta de que eran parte del repertorio fundamental del pring, como las expresiones faciales lo son para un ser humano.

—¿Puedo shentarme aquí, Jacob? —preguntó—. Esh mi primera oportunidad de darle lash graciash por su cooperación allá en Mercurio.

—No tiene que agradecerme nada, Culla. Un juramento de secreto durante dos años es de rigor en un incidente como éste. De todas formas, la comandante deSilva recibió órdenes muy claras de la Tierra para que nadie volviera a casa hasta que firmaran.

—Shin embargo, tenía ushted derecho a decírshelo al mundo, a la galaxia. El Inshtituto de la Biblioteca ha quedado avergonzado por las accionesh de Bubbacub. Esh admirable que ushted, el deshcubridor de shu... error, mueshtre meshura y lesh deje enmendarshe.

—¿Qué hará el Instituto, aparte de castigar a Bubbacub?

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