Patriotas (31 page)

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Authors: James Wesley Rawles

Tags: #Ciencia Ficción

BOOK: Patriotas
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Todd bromeó con sonrisa traviesa.

—Sinceramente, estoy convencido de que agujereaste en secreto nuestro suministro de gomas.

Mary le dio a Todd un tortazo en el hombro.

—¡Todd Gray! ¿Cómo te atreves a decir algo así? Te lo juro, tienes el mayor ego del planeta. Apuesto a que crees que no podía esperar a ser la madre de tu primer niño, oh gran jefe de la tribu.

—No, amor mío. Simplemente creo que eres la mujer más maravillosa que un hombre pueda desear. Acabas de hacerme muy, muy feliz. Te quiero tanto.

Tras la instalación del sistema eléctrico y acuático, poco después de comprar su propiedad en Bovill, Todd eligió un sitio donde construir el puesto de observación y escucha para el refugio. El sitio que eligió estaba a cuarenta y cinco metros por encima del arroyo. Desde ahí podía dominar con la vista toda la propiedad, así como tener una buena panorámica de la carretera en ambas direcciones. Resistió la tentación de situar el puesto en el mismo pico de la colina. Usando el conocimiento adquirido años antes a través de Jeff Trasel, Todd lo emplazó cinco metros por debajo del pico, en la «cima militar» de la colina. Posicionando el POE en la cima militar se eliminaba el riesgo de que los centinelas revelaran su posición contra el cielo al caminar hacia el puesto o al volver de él. Así, sería más fácil mantener en secreto su existencia y localización.

El diseño del mismo lo sacaron directamente de un manual de campo del ejército de la colección de Todd. El hoyo para atrincherarse tenía un brazo de profundidad y dos metros y medio de largo. Estaba recubierto por planchas de madera tratadas a presión para evitar que las paredes se agrietaran. En la parte trasera, había cavada una escalera que conducía hasta el puesto.

El suelo estaba escalonado en tres alturas distintas para acomodarse a las distintas estaturas de los centinelas. Mary, con su metro cincuenta y dos de altura, sirvió como modelo de los centinelas de menor estatura. A continuación, cubrieron el suelo de la trinchera con el mismo tipo de madera que usaron para las paredes, y luego añadieron alfombras industriales de tejido abierto de goma para proveerlo de una superficie silenciosa y antideslizante. Tras la experiencia del primer invierno, Todd acabó por construir escalones de madera para sustituir los que estaban cavados en la tierra; los recubrió con pedazos de alfombra que clavó a cada escalón.

También se añadió un tejado al puesto de observación y escucha, algo a lo que Jeff se refirió como «cubierta superior». Tras peraltar ambos lados de la zanja, Todd plantó una fila de seis listones de madera tratada de diez por veinte centímetros en fila y en paralelo a la zanja. Sobre los listones pegó y clavó transversalmente tablones de madera machihembrados de cinco por quince centímetros. A continuación, los cubrió con cuatro placas de plástico Ten-Mil. Estas placas se extendían más allá del tejado, por lo que lo proveerían de un mejor drenaje en caso de lluvia. Por último, cubrió todo con quince centímetros de tierra y con los pedazos de césped que había puesto aparte al cavar la zanja. Tras unos meses, el césped había arraigado y se había convertido en una cubierta de hierba que no oscurecía el puesto de observación y escucha. Desde el frente, los lados, o bajo la colina, era prácticamente invisible. Las ranuras de visión solo eran detectables si sabías dónde buscar.

Ahora ya solo quedaban los toques finales. Todd y Mary enterraron dos ramales de cable telefónico WD-1 que uniría el puesto de observación y escucha con la casa. Todd hizo también algunas modificaciones para hacerlo más agradable. Primero cavó algunos agujeros en las paredes, y puso en ellos latas de munición para que sirvieran de estantes. Estaban colocadas de forma que podían sacarse para así reemplazar sus tapas. De esa forma, las tapas de goma protegerían el contenido de las cajas cuando no estuvieran en uso. A continuación, Todd compró una silla de oficina cómoda en una tienda de segunda mano de Saint Maries. Modificó la silla encajando un cojín de goma y acoplando extensiones de madera en las patas. Con estas extensiones los ojos de quien se sentara en ella quedarían a la misma altura que si estuviera de pie.

Además del teléfono de campaña TA-1, Todd seleccionó diverso equipo adicional para el puesto de observación y escucha. El equipo incluía dos linternas militares con dos filtros rojos, un par de binoculares Bushnell recubiertos de goma, una gran libreta de espiral y un bolígrafo para usarlos como diario, una bocina náutica de aire comprimido para usarla como alarma de emergencia, cuatro bengalas de paracaidismo, y la escopeta Remington 870 de Todd junto con una cartera de cartuchos de perdigones número 4.

A diferencia de su otra escopeta de combate, esta estaba modificada para el combate en noche cerrada. Tenía instalado un cargador de ocho cartuchos adicionales, así como una empuñadura de goma de una pistola Pachmayr. Mediante un soporte delantero especial fabricado por SureFire, se acoplaba al cañón una linterna. En el soporte SureFire había un interruptor de encendido y apagado. Todd supuso que sería un arma útil en caso de que quienquiera que ocupara el puesto de observación y escucha se viera sorprendido por un ataque a poca distancia. Almacenaron todo el equipo en una taquilla verde oliva. Usando una pistola de pegamento termofusible, Mary recubrió con gomaespuma el interior de la taquilla para así proteger contra golpes su contenido. Para poner el POE en funcionamiento, todo estaba ordenado en un cómodo contenedor militar que podía transportarse colina arriba.

Luego, y basándose de nuevo en el entrenamiento militar de Jeff Trasel, Todd confeccionó un plano artillero y un croquis del sector para el puesto de observación y escucha. Mediante una cinta de métrica de treinta metros, Mary y él midieron la distancia entre el POE y cualquier accidente paisajístico reseñable. Después Todd dibujó un croquis con la distancia entre cada uno de ellos. Así, los que hacían guardia en el POE podrían conocer la distancia exacta entre diversos puntos, algo que sería muy útil en el futuro. Gracias a su talento artístico, Mary mejoró el croquis del área con un diagrama que pintó a mano en un tablero de madera que posteriormente fue atornillado a una de las paredes del puesto. Todd estaba tan contento con su creación que le pidió que hiciera los mismos «cuadros de artillería» para cada una de las ventanas de la casa. Todd no quería a nadie tratando de adivinar la distancia hasta un objetivo si se veían obligados a defender la casa rifle en mano.

El último de los rollos de papel higiénico almacenados se acabó un mes después de que llegara la familia Porter. Los pequeños paquetes de papel higiénico que los miembros del grupo habían sacado de las raciones de combate fueron retirados para las patrullas. En el refugio, el grupo se cambió al papel de los listines de teléfono. Mary había puesto a buen recaudo una buena pila de listines de Chicago años antes, justo para ese propósito. Todos eran conscientes de que incluso este papel también se acabaría, así que lo usaban con mesura. La perspectiva de terminar usando hojas de árbol no era muy halagüeña.

11. Amanecer

«El borde del sol se hunde; las estrellas se precipitan: De un solo paso viene la oscuridad.»

Samuel Taylor Coleridge

Conforme comenzó a llegar el frío durante el primer otoño después del colapso, los miembros del grupo empezaron a desarrollar algunas rutinas. La principal actividad eran las guardias y los turnos en el mando del cuartel. Conforme el tiempo se hizo más frío y húmedo, los integrantes comenzaron a temer los turnos en el puesto de observación y vigilancia. Por el contrario, las guardias en el mando del cuartel pasaron a considerarse una «tarea sencilla». Cuando no estaban ocupados a causa de las guardias, el resto de los miembros del grupo colaboraban en distintos proyectos, hacían la colada a mano en una bañera de grandes dimensiones y echaban un cable en la cocina. Como no había mucho que hacer en el jardín, incluso podían disfrutar de tiempo libre para leer, charlar o jugar a juegos de mesa. Las reuniones de carácter formal solo eran convocadas cuando las circunstancias así lo precisaban.

Con el permiso de Lon, Doug y Della se casaron el 1 de noviembre. La ceremonia fue muy similar a la que había tenido lugar con Jeff y Rose. La única diferencia es que, como hubo más tiempo para prepararse, todo el mundo se vistió mejor. Los hombres llevaron algunas de las corbatas que Todd tenía en el armario. Margie preparó una tarta de boda. Se había convertido en una experta en ajustar a la perfección la temperatura del horno de leña.

Los juegos más populares en el refugio eran el ajedrez, el Risk y un juego de cartas llamado «corazones». En la radio casi nunca se escuchaba nada que no fuesen interferencias. Aun así, casi todas las tardes, escuchaban las noticias de Radio Suiza Internacional, situada a 9.910 MHz de frecuencia, y que era la única radio comercial de frecuencia corta que se recibía. Casi todo lo que se escuchaba eran malas noticias.

Las sesiones de estudio y discusión de la Biblia y las reuniones para la oración se llevaban a cabo todas las noches después de la cena. Durante esas reuniones, o bien Lon, que era agnóstico, o bien Kevin, que era judío, hacían un rato de guardia en el POE. Kevin solo asistía a las sesiones de estudio de la Biblia cuando estas versaban sobre el Antiguo Testamento. Prácticamente todas las noches, Todd, que tenía muy buena voz, leía en voz alta durante media hora. Todos los demás permanecían sentados mirando el fuego y escuchándolo. Primero comenzó leyendo relatos como
Leinengen contra las hormigas,
de Cari Stephenson, y
El partícipe secreto
de Joseph Conrad. Luego pasó a leer novelas, y en cada sesión leía unos cuantos capítulos. Entre otras, leyó
El manantial,
de Ayn Rand, y
Consecuencias imprevistas,
de John Ross. En la lectura de esta última, Todd se saltaba las partes más subidas de tono que echaban un poco a perder lo que por lo demás consideraba que era una novela estupenda. Normalmente, mientras tenían lugar las lecturas, Todd llevaba puesto el equipo de auriculares de la TRC-500 para que la persona que estaba destacada en el puesto de observación y escucha pudiese también oírlo. Después de la televisión, que era con lo que todos se habían criado, las lecturas de Todd era el mejor entretenimiento posible.

Los jueves por la noche tocaba película. Juntaban unas cuantas sillas frente al enorme monitor del Mac de Kevin y veían uno de los ochenta y tres deuvedés que conformaban la colección del refugio, la mayoría de los cuales se debían a la aportación de los Gray y de Kevin Lendel. La noche del sábado se volvía a proyectar la película, para que los que se la habían perdido por estar de guardia en el puesto de observación y escucha o en el mando del cuartel la pudieran ver. Las sesiones de sábado eran en todo caso igual de concurridas que las de los jueves.

Uno de los quehaceres prácticamente diarios en el refugio era moler el trigo y el maíz. Los integrantes del grupo se turnaban con el molinillo de grano de la marca Country Living, una pieza que estaba extremadamente bien construida para que nunca fallara, hasta tal punto que su solidez resultaba un poco excesiva. El cuerpo estaba vaciado. Mary dijo que hubiese preferido un cuerpo hecho de hierro fundido.

—Aunque entonces hubiese pesado tanto como un yunque —decía riéndose.

El molinillo se podía ajustar desde el calibre más grueso, simplemente para romper el grano, hasta el más fino, para hacer harina que sirviese para elaborar pan. Las piezas eran extraíbles y se podían cambiar o reparar. Traían cojinetes en el mango, cosa que casi ningún molinillo tenía. Además de la palanca manual, esta unidad tenía unas rondanas de acero. Poco después de su llegada, Lon fabricó un sistema para colocar el molinillo sobre la bicicleta-generador con un desplazamiento adaptable para que la tensión de la correa fuese la adecuada.

Pedalear era mucho más fácil que hacer girar la manivela con la mano. Mary trajo el molinillo en 2002. Le costó trescientos cincuenta dólares, aparte de los setenta y cinco que se gastó en las piezas de repuesto, por lo que pudiese pasar.

Siguiendo las directrices de Mike, todos y cada uno de los miembros del grupo, de forma quincenal, dirigían una práctica de patrulla o de emboscada. Una vez realizada, se analizaban los posibles errores y aciertos. Al cabo de pocas semanas, las patrullas alcanzaron un nivel de precisión desconocido hasta el momento. Apenas se hacía ningún ruido; las señales, tanto con las armas como con las manos, se ejecutaban a la perfección, y las órdenes operativas se seguían con la misma profesionalidad y los mismos estándares que en el ejército: es decir, el formato de los cinco grupos de órdenes operativas básicas.

El único problema al que tuvieron que hacer frente en las semanas posteriores a la incorporación de los nuevos miembros fue cuando la fosa séptica empezó a salirse por el desagüe. Desde el mismo día de la llegada de los Nelson, Mary había insistido en que todos debían recoger el papel higiénico usado en bolsas y no echarlo al váter. El contenido de estas bolsas era quemado a diario. A las bolsas se les daba el poco eufemístico nombre de «bolsas de pinzas», debido a las pinzas que se utilizaban para mantenerlas cerradas y evitar que el olor se propagase. Pese a que por la canalización séptica no había ahora papel de ningún tipo, Margie supuso que el exceso de gente en casa de los Gray la estaba poniendo a prueba. La primera señal del problema apareció cuando el desagüe del fregadero de la cocina empezó a hacer unos ruidos que no parecían augurar nada bueno. Margie detectó el síntoma y alertó a Todd. Resolver el problema les llevó varios días. Lo primero era encontrar la tapa que cubría la fosa séptica. Solo eso ya les costó un día entero de ir perforando el suelo con una barra de acero en punta para localizar los bordes de la fosa hecha de cemento y para cavar después hasta llegar a la cubierta.

Tras una rápida inspección vieron que el punto de salida de la fosa estaba obstruido y que en la parte central superior del tanque, que estaba dividido en tres secciones, había una capa de «pastel» bastante considerable. El color del líquido dentro de la fosa era prácticamente negro, cosa que a Margie le pareció síntoma de que la bacteria estaba cumpliendo su función. El bloqueo se desatascó rápidamente con un tubo galvanizado de dos centímetros y medio de longitud. Para evitar que se hubiese de cavar tanto en la próxima ocasión en que se hubiese de inspeccionar la fosa séptica, o hacer algún trabajo en ella, Todd y Lon cortaron a medida un bidón de doscientos litros de capacidad para que sirviese como trampilla para llevar a cabo inspecciones. Encima colocaron una placa de acero de medio centímetro de grosor, al ser conscientes de que la fina capa de metal del bidón terminaría por oxidarse. Una vez colocada la nueva trampilla, tan solo sería necesario retirar quince centímetros de tierra, en vez de los sesenta que habían tenido que apartar en esta ocasión.

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