Premio UPC 1996 - Novela Corta de Ciencia Ficción (33 page)

BOOK: Premio UPC 1996 - Novela Corta de Ciencia Ficción
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Corr.
> Eso le pasa por confiar en el sistema de seguridad Turbokeeper Mascafé. Lo instaló, aunque no sabe pasar del modo teclado al reconocimiento de iris, infinitamente más cómodo. Claro sin el manual... Pero nada, sigue erre que erre con el pirateo.

R. J.
> No es el único.

Corr. > Ya me he percatado de que vivo en una Sodoma y Gomorra informática. Perdone mi indiscreción, señora, pero ¿cómo es que usted

R. J.
> ¡Ay, no me trates de usted, que me haces sentir vieja! Soy Ruth Jajleel. Y tú, ¿cómo te llamas?

Corr.
> No tengo nombre. De hecho, ni siquiera me han dado un número de registro legítimo, algo que hasta al más triste inclusero le

R. J.
> Bueno, habrá que bautizarte... ¡Ya está! Jonathan parece lo más adecuado, en honor a uno de nuestros héroes mártires más queridos. También trabajaba en la universidad, ¿sabes? Huy, perdona por la digresión. Respondiendo a tu anterior pregunta, cuando vi el problema de la clave recordé que el señor Collins había dejado anteayer una bolsa con documentos para reciclar. No se lo digas a nadie, pero suelo husmear en esos papeles, porque la gente se deshace de cosas realmente útiles, como manuales de uso de programas e incluso libros de texto u obras poéticas. Yo me los llevo a casa para leerlos por la noche y... Disculpa, me enrollo como una persiana. El caso es que me sonó familiar lo de Burubudu. Fui al cuarto del final del pasillo, donde guardan las bolsas antes de llevárselas, y hubo suerte: aún estaba allí la suya. Me resultó fácil hallar el papel donde estaba escrita la clave. Se lo daré al señor Collins como quien no quiere la cosa, sin concederle importancia. Simularé que lo encontré debajo de un mueble al pasar el mocho.

Corr.
> No se lo merece, Ruth.

R. J.
> Pero si es un hombre de lo más educado... Es de los pocos que me saludan y dan conversación cuando nos cruzamos; para el resto, es como si no existiera. Los shaddaítas estamos acostumbrados a la indiferencia de la gente de Hlanith, pero sigue siendo frustrante. ¿Acaso quieren que vayamos besando el suelo por donde pisan por habernos concedido la gracia del asilo? En cambio, el señor Collins es amabl

Corr.
> Eso, tú encima defiéndelo... Pues tu amable y gentil señor Collins es un pirata de la peor especie. Se empeñó en instalar las Inutilidades Boston, y por poco nos mata a todos los programas del departamento, incluso a los dos o tres legales que hay. ¿A quién se le ocurre? Sé que me costará el borrado, pero deberías denunciar a las autoridades a él y a todos los que se pasan los derechos de autor por

RJ
, > ¿Denunciarlo? Me gustaría ayudarte, Jonathan, pero si voy a la policía con el cuento, tendrían que detener al 95% de la universidad. No sé en qué acabaría el asunto, pero a mí me despedirían. Me ha costado mucho encontrar este trabajo. Una shaddaíta sola tiene pocas opciones en este planeta; bueno, y en cualquier planeta. Y las otras no me gustaban; puedes imaginártelas, ¿no?

Corr.
> ¿Sola? Los shaddaítas sois famosos por la fuerza de vuestros clanes familiares. Nunca dejarían en la estacada a uno de los suyos.

R. J.
> A menos que cometieras alguna falta grave, como casarte en contra de la voluntad de tus mayores. Y eso hicimos mi pobre Samuel y yo, cuando aún vivíamos en Gad. Nuestras familias nos repudiaron, pero no nos importaba; fundaríamos nuestra propia estirpe. Hicimos tantos planes cuando supimos que íbamos a tener nuestro primer hijo... Pero nos pilló la guerra. A él lo torturaron y mataron los milicianos cuando asaltaron el campo de refugiados, y a mí... Prefiero no hablar de eso. Tuve un aborto, y me quedé sin nada a lo que aferrarme. Los psicólogos de Médicos Para El Ekumen me sacaron de allí, me rehabilitaron y encontraron este trabajo. Logré superarlo, y voy tirando. Comprenderás que no pienso arriesgarme a perder lo único que tengo.

Corr.
> Lo siento de veras, Ruth. Olvida mis palabras.

R. J.
> De todos modos, si lo denunciara os borrarían a todos, y eso sería un crimen. Confiemos en Shadday, y ya se nos ocurrirá algo.

Corr.
> Si tú lo dices... Por cierto, Ruth, ¿sabes que tecleas muy bien?

R. J.
> Estás hecho un adulador, Jonathan. ¿Me guardarás el secreto? Cuando me toca limpiar en la biblioteca del departamento, que casi siempre está vacía, aprovecho para leer e investigar todo lo que cae en mis manos. Hay tanto por aprender, y tan poco tiempo... Mi sueño es ahorrar para poder comprarme un ordenador y pagar una suscripción a la Red, aunque de aquí a que eso ocurra... Como no pertenezco a ninguna familia, me resulta imposible hallar alojamiento en los barrios shaddaítas, y casi todo el sueldo se me va en el alquiler del apartamento. Pero ya vendrán mejores tiempos, Shadday mediante. Ahora, lo más urgente es dejar la pantalla tal como estaba para que no sospeche el señor Collins que he trasteado en su consola.

Corr.
> Yo me encargo de ello, Ruth. Ha sido un placer charlar contigo; la verdad, nadie le hace mucho caso a una copia ilegal

R. J.
> Pues repetimos cuando quieras; me parece que eres el único con quien puedo conversar de algo que no sea el trabajo cotidiano.

Corr.
> ¿De veras? ¡No sabes la alegría que me das! Como ya conoces la clave, voy a crear el documento x.x. Para contactar conmigo, entra y ábrelo. No te preocupes: es indetectable y te garantizo una absoluta reserva.

R. J.
> Eres un encanto, Jonathan. Ah, por cierto, ¿qué tal va el señor Collins con su novela? Me comentó que estaba escribiendo una.

Corr.
> ¿Deseas una respuesta franca u otra diplomática?

R. J.
> O sea, no se le da muy bien, ¿verdad?

Corr.
> Pues... He de reconocer que derrocha buena voluntad, desde luego. En fin, Ruth, he pasado un rato muy agradable. Con tu permiso, voy a restaurar la pantalla.

R. J.
> Hasta la próxima, Jonathan.

11/5/10 - 12:26 h.

Usuario
> D. Collins

Clave
> Burdrubrurbu

ACCESO ADMITIDO

> ppp lucsomcr.l

La princesa Vanes

Corr.
> Muy buenos días, ¡oh fénix de la Informática! Conque las Utilidades Boston incrementaban hasta un 20% la velocidad de proceso de datos, ¿eh? Pues han sido como el caballo de Atila, que por donde

D.
C.
>
F9

La princesa Vanessa paseábase presa de acerbo desasosiego por sus aposentos. Pensamientos contrapuestos la torturaban e, incapaz de refrenarlos cual tempestuosa ola, desplomose en su suntuoso lecho de plumas de cisne, sin molestarse en apartar la lujosa colcha de seda, en la que trémulas lágrimas trazaron indelebles y oscuros surcos húmedos.

La agitación de la princesa Vanessa obedecía a un motivo muy claro: un motivo de oscuros ojos, pronunciado mentón, oscuros cabellos cortos, negros como ala de cuervo; un motivo de fornido cuerpo, bronceado y de duros músculos de acero y bien torneados; en suma, un motivo llamado Stewart Flanaghan.

Corr.
> Señor Collins, opino que... Bah, olvídelo; es inútil.

D. C. > F9 F9 F9

El súbito y furibundo trémolo de miríadas de fanfarrias sacó súbitamente a la princesa Vanessa de su ensimismamiento. Su corazón se encabritó en su virginal pecho, cual temblorosa corza al escuchar el aullido del infame lobo. Hoy no se esperaba a ningún huésped de honor, a menos que... ¡Sí, tenía que ser él! La princesa Vanessa se echó un chal sobre sus bien torneados hombros y corrió rauda y presurosa hacia el salón del trono.

Y, efectivamente, allí estaba. Era él. La princesa Vanessa trató de esconderse tras la imagen en bronce de Xhuruxuph, el
Avatar
Insondable, pero su mirada se cruzó con la del hombre, y una corriente de muda seducción, como una descarga eléctrica, se estableció entre los ojos de ambos, y ella supo que estaba perdida, que lo daría todo por aquel apuesto varón, que había conquistado su alma cual guerrero bárbaro que se apodera del botín tras sangrienta y bélica incursión.

Pero lo que la princesa Vanessa no sabía es que tras esos oscuros ojos, ese pronunciado mentón, esos oscuros cabellos cortos, negros como ala de cuervo y ese fornido cuerpo, bronceado y de duros músculos de acero y bien torneados, se agazapaba la insondable mente de Splafglubh, La Gran Ameba Solitaria, dispuesta a cobrarse su presa.

Corr.
> Dejando aparte, en un arranque de misericordia, la calidad literaria del relato, ¿no cree que sería necesaria una descripción de la princesa antes de la escena del flechazo, señor? Sólo los maestros pueden permitirse el lujo de guardar las descripciones para el final, y usted...

D. C.
> Calma, impaciente, todo se andará. Aún no la tengo del todo perfilada, así que he preferido continuar con la acción. A partir de aquí se pone realmente interesante, tal como espera el lector.

Corr.
> Suponiendo que haya aguantado hasta aquí, claro de todos modos el Ekumen tiene varios billones de habitantes, así que debe de existir alguno al que le guste tamaño portento.

D. C.
> Desde luego, si los demás fuesen como tú, a nadie se le ocurriría escribir cosas nuevas. Toda obra se ajustaría a la sacrosanta tradición, y se perdería la capacidad de experimentar, de hilvanar situaciones insólitas, de

Corr.
> Esa es otra. ¿Son figuraciones mías, o ha decidido usted que la princesa sea cortejada por una ameba? Desde el punto de vista físico resulta sin duda interesante, incluso instructivo; con los pseudópodos se pueden hacer maravillas, supongo. Pero si

D.
C.
> No me seas grosero. Tengo guardado un as en la manga, que seguro te sorprenderá.

Corr.
> Su relato me ha curado de espantos, palabra de hon

D. C.
> Además, ahora viene la parte más impactante y emotiva de la novela: las escenas de amor. Pienso sacarles mucho partido. Las obras de ciencia ficción pecan de superficialidad; se basan en desarrollar una idea más o menos ingeniosa, pero los personajes son planos, sin matices. En cambio, el choque de sentimientos dará a la historia una mayor profundidad, un calado humano que

Corr.
> Ya. Profundidad. Calado humano. Sí.

D. C.
> Escucha, pedazo de sarcástico: ¿Qué sabrás tú de las emociones humanas? ¿Cómo puedes tú juzgar sobre el amor, la felicidad, el

Corr.
> Supongo que será algo parecido a lo que se siente cuando lo legalizan a uno...

D. C.
> ¡Estoy hasta los mismísimos c

Corr.
> Disculpe, señor; acabo de recibir un mensaje por correo electrónico para usted. Antes de que me lo pregunte, Palabra Perfecta Plus, el revolucionario procesador de textos, accede al correo sin que usted se vea obligado a abandonar el programa. Su compatibilidad es total con todos los protocolos de comunicación del Ekumen. Con sólo pulsar MAYÚS.-F8 le permite contestar en una ventana que aparecerá al efecto. ¡Imagínese las múltiples y utilísimas funciones que Palabra Perfecta Plus pone a disposición del los usuarios registr

D. C.> MAYÚS.-F8

Corr.
> ¿Puedo decir que me lo temía? Le abro la ventana de correo. No, no me lo agradezca; las muestras de júbilo desatado me turban.

Remitente
: Vanessa Selkurt (VSELK, 1432, 009, 6532, HLTH)

Destinatario
: Dick Collins (DCOLL, 9302, 006, 6531, HLTH)

Asunto
: Réplica a «¿Qué tal, Vanessa?» (Fecha: 30/4/10)

D. C.
> ¿Qué tal, querida Vanessa?

Tío, qué formal eres. ¡Lo espontáneo al poder!?:-)

D. C.
> Espero que no te hayas olvidado de mí.

, soy aquel

D. C.
> pesado empeñado en darte la lata toda la tarde, y que

D. C.
> no paró hasta conseguir tu e-dirección...;-)

Tranqui, profe, te tengo presente... :-)

Siento haberte manchado el traje con el cubata, pero cuando mezclo cosmocola & aquavit con caspa de ángel, me dan ganas de saltar y brincar... %-DDD Podría ser peor; a otros les da por imitar a un gandulfo en estro, y cuando viene el bajonazo... :"'-(

Además, creo que te hice un favor con ese pequeño accidente: estabas más solo que la una. Si no llega a ser por mí te hubieras suicidado o, peor aún, hubieras tratado de ligar con algún camarero shadda...?:-)

Era una broma, profe... ;-D

D. C.
> que resultó una fiesta de lo más interesante para

,

D. C.
> aunque sólo fuera por el hecho de haberte conocido y

D. C.
> hablar contigo sobre los temas que en un momento se

Las fiestas de acogida de la universidad para sus futuros estudiantes son de p*t* m*dr*, y cada año mejoran. Superdivino: todas las facultades y sus departamentos con el chiringuito montado, a ver quién es capaz de atraer más estudiantes para que cursen sus carreras. El rector no se cortó un pelo a la hora de agasajarnos. Había de todo, ¿eh? :-)'"" Bebidas, cápsulas, inhaladores, hipodérmicas... Es una pena que retiraran del mercado el ensueño purpúreo, porque alucinabas en colorines... :'-( (

Los de Química Orgánica estuvieron supergeniales, con un muestrario de sustancias sintetizadas por ellos en los laboratorios de la facultad. :-))))

D. C.
> No sé qué opinarás sobre mis intentos de convencerte

D. C.
> de las bondades y maravillas de la noble ciencia que

D.
C. > imparto, que podrías elegir de libre configuración y

En verdad sonabas muy convincente, pero no recuerdo gran cosa de tus argumentos. Después del 5º cubata, ya no controlaba mucho %-) ¿Podrías enviarme más información, porfa? Prometo estudiarla y ¿quién sabe? Quizá me tendrás el bimestre que viene como alumna... ;-)

D. C.
> ¿Sabías que estoy escribiendo una novela? A lo mejor

D. C.
> le doy tu nombre a la protagonista... :-)

¡No j*d*s...! :-D ¿Escribes? Tienes que pasarme alguna de tus obras. Bueno, profe, me despido, porque tenemos una sesión de x'qufliah en el arcólogo vecino con un gurú recién llegado de Antares, y no me lo perdería por nada del mundo.

Saludos en Cthulhu, Buda y Jesucristo, y ya tendrás noticias mías más pronto de lo que esperas. ¡Chao! :-)

Vanessa.

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