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Authors: Arthur C. Clarke & Gentry Lee

Tags: #Ciencia ficción

Rama Revelada (47 page)

BOOK: Rama Revelada
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—El chico sencillamente toma a mal toda forma de autoridad —manifestó— y resiste la disciplina… Kepler, en cambio…

¿Cuántas veces, en los últimos seis años
, pensó Nai,
alguien empezó un comentario con la frase 'Kepler, en cambio…'?
Recordó cuando Kenji todavía vivía y los niños apenas empezaban a caminar. Galileo estaba cayéndose y tropezando con las cosas constantemente.

Kepler,
en cambio
, era cuidadoso y preciso en sus pasos; casi nunca se caía.

Las gigantescas luciérnagas todavía no habían traído el alba a la Ciudad Esmeralda. Nai siguió permitiendo que su mente divagara con libertad, como hacía a menudo después de una serena meditación. Observó, para sus adentros, que en estos últimos tiempos había estado haciendo muchas comparaciones entre Kenji y Patrick.

Eso es injusto de mi parte
, se dijo.
No me puedo casar con Patrick hasta que ese proceso haya cesado por completo
.

Una vez más pensó en la noche pasada. Sonrió cuando rememoró la ardorosa discusión que tuvieron sobre la vida de Buda.

Patrick todavía tiene la ingenuidad de un niño, un idealismo puro
, se dijo.
Es una de las cosas que más me encantan de él
.

—Admiro la filosofía básica de Buda, así como su enfoque —había dicho Patrick—. En verdad que sí… pero se me plantean algunos problemas. ¿Cómo puedes adorar a un hombre, por ejemplo, que deja a sus esposa e hijo y se va para ser mendigo…? ¿Qué hay sobre su responsabilidad para con su familia?

—Estás tomando la actitud de Buda fuera del contexto histórico —contestó Nai—. Primero, hace dos mil setecientos años, en el norte de la India, ser mendigo errabundo constituía una forma aceptable de vida. Había algunos en cada aldea; muchos, en las ciudades. Cuando un hombre emprendía la búsqueda de “la verdad”, el primer paso que normalmente daba era el de repudiar todas las comodidades materiales…

Hablaron durante dos horas, o algo así, y después se besaron un rato, antes de que Nai se hubiera ido sola a su dormitorio. Patrick ya había vuelto a su lectura sobre budismo, para el momento en que ella le susurró «buenas noches» desde el vano de la puerta.

Qué difícil es
, reflexionaba Nai, mientras el alba de las luciérnagas estallaba sobre la ciudad de las octoarañas,
explicar la pertinencia del budismo a alguien que nunca vio la Tierra… y, sin embargo, aun aquí, en este extraño mundo extraterrestre que está entre las estrellas, los deseos siguen ocasionando sufrimiento y los seres humanos siguen en la búsqueda de la paz espiritual. Ese es el motivo
, continuó Nai con su pensamiento,
por el que algunos elementos del budismo, del cristianismo, y de las otras grandes religiones de la Tierra, perdurarán mientras sigan existiendo seres humanos en cualquier parte
.

11

Richard saltó afuera de la cama con entusiasmo mayor que el acostumbrado, y empezó a conversarle a Nicole.

—Deséame suerte —pidió mientras se vestía—. Archie dijo que saldremos todo el día.

Nicole, que siempre despertaba con mucha lentitud y que sentía intensa aversión por cualquier clase de actividad frenética en horas tempranas de la mañana, se volvió y trató de disfrutar los últimos instantes de descanso. Abrió levemente un ojo, vio que todavía estaba oscuro, y volvió a cerrarlo.

—No estuve tan agitado desde que logré esas dos innovaciones últimas en el traductor —declaró Richard—. Sé que las octoarañas piensan seriamente en ponerme a trabajar… Simplemente están tratando de encontrar la tarea adecuada para mí.

Richard salió del dormitorio durante varios minutos. Por los ruidos que llegaban de la cocina, Nicole pudo darse cuenta de que se estaba preparando el desayuno. Regresó comiendo uno de los grandes frutos rosados que se habían convertido en sus favoritos. Se paró al lado de la cama, masticando con ruido.

Nicole abrió los ojos lentamente y miró a su marido.

—Doy por sentado —dijo con un suspiro— que estás esperando que te diga algo.

—Sí —contestó Richard—. Sería bueno que pudiéramos decirnos algunas cosas lindas antes de que me vaya. Después de todo, éste podría ser el día más importante para mí desde que llegamos a la Ciudad Esmeralda.

—¿Estás seguro de que Archie tiene el propósito de hallar un trabajo para ti?

—Absolutamente. Ese es todo el propósito de hoy. Va a mostrarme algunos de sus sistemas más complejos de ingeniería y va a tratar de determinar dónde se puede emplear mejor mi talento… Por lo menos, eso es lo que me dijo ayer a la tarde.

—Pero, ¿por qué sales tan temprano? —preguntó Nicole.

—Porque hay tanto para ver, creo… Sea como fuere, dame un beso. Archie va a estar aquí dentro de unos minutos.

Nicole besó obedientemente a Richard y volvió a cerrar los ojos.

El Banco de Embriones era un edificio grande y rectangular situado hacia el sur de la Ciudad Esmeralda, muy cerca de donde terminaba la Llanura Central. A menos de un kilómetro de donde se había construido el Banco, un conjunto de tres escalinatas, cada una con decenas de miles de escalones individuales, ascendía por el anfiteatro del polo sur. Por encima del Banco de Embriones, en la semioscuridad de Rama, se erguían las imponentes estructuras, sostenidas con puntales, del Gran Cuerno y de sus seis aguzados acompañantes, cada uno de ellos más grande que cualquier construcción de ingeniería que pudiera haber en el planeta Tierra.

Richard y Archie habían montado en un avestrusario, en las afueras de la Ciudad Esmeralda. Junto con una escolta y un grupo de tres luciérnagas, pasaron por el Dominio Alternativo en cuestión de minutos nada más. Afuera, en las estribaciones australes de la comarca de las octoarañas, había muy pocos edificios. A pesar de los ocasionales campos de cereales, la mayor parte del territorio por el que viajaban en su trayecto hacia el sur hizo que Richard recordara, aun bajo esa luz mortecina, el hemicilindro norte de Rama II, antes de que se hubieran construido los dos hábitats.

Richard y su amigo octoaraña entraron en el Banco de Embriones a través de puertas extragruesas, que los llevaron directamente a una gran sala de conferencias. Allí le presentaron a Richard a varias octoarañas más que, eso era evidente, aguardaban su visita. Richard usó su traductor y las octoarañas le leyeron los labios, si bien tuvo que hablar lentamente y con movimiento claro de la boca, porque éstas no estaban tan avezadas en el lenguaje humano como Archie.

Después de unas breves formalidades, una de las octoarañas condujo a los recién llegados a una serie de paneles de control, que alojaban el equivalente de teclados de computadora hechos con bandas cromáticas octoarácnidas.

—Tenemos almacenados aquí casi diez millones de embriones —informó la octoaraña guía en su introducción—, que representan más de cien mil especies distintas, y hay el triple de híbridos. La duración de su vida natural oscila entre la mitad de un tert hasta varios millones de días, o sea, alrededor de diez mil de los años de la cronología humana. El tamaño de los adultos va desde una fracción de nanómetro hasta ejemplares colosales casi tan grandes como este edificio. A cada embrión se lo guarda en lo que se cree que son condiciones casi óptimas para su conservación. En los hechos, empero, se precisa nada más que unos mil distintos ambientes y combinaciones de temperatura, presión y sustancias químicas propias de esos ambientes, para abarcar toda la gama de condiciones necesarias.

—Este edificio también alberga un sistema inmenso de administración de datos y de seguimiento. Este sistema vigila, en forma automática, las condiciones imperantes en cada uno de los ambientes distintos, y hace el seguimiento de las etapas tempranas del desarrollo de los varios miles de embriones que siempre están en germinación activa. El sistema tiene algo de percepción de fallas, y de corrección, automáticas; una estructura de advertencia sobre la base de parámetros dobles, y también rige las unidades de representación visual, que pueden exhibir información sobre estado, o de catálogo, o de ambas clases, tanto en las paredes de aquí como en cualquiera de las zonas de investigación de los pisos superiores.

El cerebro de Richard se puso en marcha forzada cuando empezó a entender con más claridad el objeto del Banco de Embriones.

¡Qué fantástica concepción
, pensó,
las octoarañas conservan aquí todas las semillas de otras especies vegetales y animales a las que alguna vez se podría necesitar para cualquier propósito!

—… la realización de ensayos es continua —estaba diciendo la octoaraña guía—, tanto para asegurar la integridad de los sistemas de almacenamiento y conservación, como para suministrar especímenes para las actividades de ingeniería genética. En cualquier momento, aproximadamente doscientos biólogos octoaraña están aquí activamente dedicados a la realización de experimentos genéticos. El objetivo de estos muchos experimentos es el de producir formas alteradas de vida que mejoren la eficacia de nuestra sociedad…

—¿Me pueden mostrar un ejemplo —interrumpió Richard— de un experimento genético de esa índole?

—Claro que sí —contestó la octoaraña. Alargó los tentáculos hasta la consola de control y usó tres de ellos para apretar una secuencia de botones de color—. Tengo la creencia de que usted está familiarizado con uno de nuestros métodos primarios para la generación de energía —prosiguió, cuando apareció una videoimagen en la pared—. El principio básico es bastante simple, como ya sabe usted. Los seres marinos circulares generan, y acumulan, carga eléctrica en su cuerpo. Nos apoderamos de esa carga a lo largo de una malla de alambre, contra la que los animales deben apretarse para alcanzar su fuente de alimentación. Aunque este sistema es bastante satisfactorio, nuestros ingenieros señalaron que se podría mejorarlo sustancialmente si el comportamiento de ese ser se pudiera modificar de alguna manera.

—Mire esta toma de aproximación, hecha en movimiento acelerado, de media docena de los seres marinos que generan electricidad. Observe que, durante esta breve película, cada uno de los animales pasa por tres o cuatro ciclos de carga-descarga. ¿Qué aspecto de estos ciclos tendría interés primordial para un ingeniero en sistemas?

Richard observó el vídeo con todo cuidado.
Los erizos aplanados quedan con brillo mortecino después que descargan
, pensó,
pero recuperan todo su fulgor en un lapso relativamente corto
.

—Si suponemos que el fulgor es la medida de la carga acumulada —dijo Richard, preguntándose, de pronto, si no estaba siendo sometido a una especie de examen—, se podría volver más eficaz el sistema incrementando la frecuencia de alimentación.

—Exactamente —respondió la octoaraña guía. Archie destelló un rápido mensaje a la
octo
guía, que se completó antes de que Richard tuviese siquiera la posibilidad de apuntar el telescopio en su traductor. Mientras tanto, en la pared apareció una imagen diferente.

—Aquí están las tres variantes genéticas del ser marino circular que actualmente se están sometiendo a pruebas y evaluaciones. El candidato principal para el reemplazo es el que está a la izquierda. Este prototipo come casi con el doble de frecuencia que el componente que se emplea en la actualidad. Sin embargo, el prototipo tiene un desequilibro metabólico que aumenta de manera importante su susceptibilidad a las enfermedades comunicables. Todos los factores se sopesan en la evaluación actual…

Llevaron a Richard de una demostración a otra. Archie lo acompañaba en todo momento, pero, en cada sector, un conjunto diferente de especialistas octoaraña se les unía para la minidisertación preparada y la discusión grupal que siempre la sucedía. Una de las presentaciones se concentró en las relaciones que había entre el Banco de Embriones, el gran zoológico que ocupaba un territorio considerable en el Dominio Alternativo, y el bosque barrera que formaba un anillo completo alrededor de Rama, a algo menos de un kilómetro al norte de la Ciudad Esmeralda.

—Todas las especies vivientes que hay en nuestros territorios —explicó el presentador— se encuentran, o bien en simbiosis activa, o bien en observación temporal en un dominio aislado, en el zoológico, el bosque o, en el caso específico de ustedes, en la Ciudad Esmeralda en sí, o bien sometidos a experimentación aquí en el Banco de Embriones.

Después de una larga marcha por muchos corredores, Richard y Archie asistieron a la reunión de media docena de octoarañas que evaluaban la recomendación de reemplazar toda una cadena simbiótica de cuatro especies diferentes. La cadena era responsable de la producción de una sustancia gelatinosa que mitigaba en forma importante una enfermedad común de la lente de las octoarañas. Richard escuchaba, con fascinación, cómo los parámetros de ensayo de la nueva simbiosis que se proponía, recursos consumidos, tasas de reproducción, interacciones requeridas con las octoarañas, coeficientes de defectos y predecibilidad del comportamiento, se comparaban con el sistema existente. El resultado de la reunión fue que en una de las tres “zonas” de elaboración, la nueva simbiosis se iba a instalar durante varios centenares de días de operación, tiempo después del cual otra vez se volvería a examinar la decisión.

Se había organizado que, en mitad del día de trabajo, se dejara a solas a Archie y Richard durante medio tert. A pedido de Richard, cargaron su almuerzo y bebida, volvieron a montar en el ostrisaurio, requisaron un par de luciérnagas y salieron sin rumbo fijo al frío y la oscuridad de la Llanura Central. Cuando finalmente desmontó, Richard caminó en forma de círculo con los brazos extendidos, y contempló la vastedad de Rama.

—¿Quién de entre ustedes —le preguntó a Archie— se preocupa, o trata de descubrir siquiera, el significado de todo esto? —Con los brazos trazó un círculo en el aire.

La octoaraña repuso que no entendía la pregunta.

—Sí que la entendiste, pedazo de taimado —dijo Richard sonriendo—, salvo que este lapso evidentemente fue dejado en blanco por tus Optimizadores, con el propósito de que hubiera una clase diferente de conversación entre nosotros… Lo que quiero discutir, Archie, es no en qué departamento específico de ingeniería de tu Banco de Embriones me gustaría trabajar, de modo de poder hacer mi “contribución” que justifique los “recursos” necesarios para mantenerme… de lo que quiero hablar contigo es de qué pasa aquí
realmente
, ¿por qué estamos nosotros, seres humanos, sésiles, avianos, y ustedes con toda esa variedad de animales que tienen, en esta enorme y misteriosa espacionave que va en dirección de la estrella que los seres humanos llamamos Tau de la Ballena?

BOOK: Rama Revelada
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