Taller de escritura creativa para niños y adolescentes (4 page)

BOOK: Taller de escritura creativa para niños y adolescentes
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2) Se escribe deprisa para que no dé tiempo a pensar ni releer lo escrito.

3) Los alumnos empiezan a escribir a partir de la primera frase o palabra que les venga a la cabeza.

4) Si alguien se bloquea a mitad del ejercicio, pone la primera palabra que se le ocurra y prosigue el texto sin preocuparse de si se entiende o no.

5) El profesor marca un tiempo de escritura que considere adecuado.

 

Escribir

El maestro pide a los niños que se preparen para escribir como se ha indicado. A la voz de: «¡Ya!» empiezan a escribir sin pensar y no paran hasta que lo indique el maestro.

 

 

¿Quién soy?

 

Texto original

Autorretrato
de Pablo Neruda, del libro
Nerudario.

 

Propuesta

El profesor o un voluntario lee el poema de Pablo Neruda y realiza una segunda lectura para que los alumnos puedan anotar las palabras que no co­nocen. Al acabar la lectura, buscan en el diccionario las palabras que no entienden y entre todos ponen ejemplos para que queden más claras. Si lo desean, pueden escribirlas en su libreta para no olvidarlas, ya que en el texto van a incluir algunas de las palabras del poeta.

 

 

Escribir

Los alumnos escriben su autorretrato de forma libre, en prosa o en verso, y pueden incluir dos o tres palabras que hayan aprendido.

 

Variante

Para completar este ejercicio, además de escribir el propio autorretrato, podéis proponer que hagan el retrato de su compañero.

Cada alumno escoge una pareja y uno le cuenta al otro cómo es, qué le gusta, qué piensa, etcétera. Cuando acabe el tiempo marcado, cambian de pareja. Mientras se cuentan su autorretrato tienen dos posibilidades: escuchar y luego escribir como lo recuerden o tomar notas. Al acabar, pasan a escribir cada uno el retrato del otro.

¡Ah! pueden añadir, además, lo que ellos piensan, intuyen y sienten del otro.

 

Con este ejercicio los alumnos se dan cuenta de qué se les ha escapado de sí mismos, qué ve el otro de él o cómo lo interpreta y, además, es un ejercicio que muestra la capacidad de cada niño para entrar en la piel y en la voz de su compañero.

 

 

Flor inventada

 

Texto original

Viatges i flors
, de Mercè Rodoreda. Este libro se compone de dos partes, los viajes y las flores; yo suelo escoger la lectura de las flores porque considero que al ser relatos más breves se prestan mejor a las consignas. ¡Ah, entre las
Flors
hay que buscar los relatos más fáciles, pues los hay!

 

 

Propuesta

El educador escoge dos o tres relatos de
Flors
y pide un voluntario para leer. Así va introduciendo la lectura en común, en voz alta, en grupo, y ellos van cogiendo confianza y mejoran la entonación y la compresión del texto. Si les cuesta entender el cuento, o bien se repite la lectura o bien comentan el texto entre todos. El profesor, además de los textos de Mercè Rodoreda, puede inventarse alguna flor para despertar más ideas.

 

Ejemplo

Era una flor alta
y cada vez que pasaba un señor le tocaba así con una manita el pelo y ella le daba los buenos días...
La Flor purpurina
no podía soportar el viento de las tardes porque se le iba todo su brillo...

 

Opciones

Si al finalizar el ejercicio hay tiempo, pueden dibujar, pintar, decorar o hacer un collage de la flor que han inventado.

 

Escribir

El profesor, después de haber leído algunos relatos, lee algunos títulos de los cuentos de flores. Les propone que titulen su cuento y empiecen a escribir su flor inventada.

 

 

Cajitas de palabras

 

¿Qué necesitamos?

Unos días antes de la clase el profesor pide a los niños que traigan cuatro cajas del tamaño de una caja grande de cerillas. Si los niños son muy pequeños, les basta con cajitas de cerillas. También necesitamos que traigan unas cincuenta palabras recortadas de los diarios, revistas, publicidad... palabras que les gusten o que no conozcan o que les hayan llamado la atención.

El profesor trae a clase algunas tijeras, varios folios y dos o tres tubos de cola para pegar papel.

Suelo estar bien provista de diarios, revistas y algunas palabras que he ido recortando y guardando en mis cajitas porque siempre hay alguien que se olvida o que no ha podido recortar palabras.

 

Propuesta

El profesor propone a los alumnos que escojan cuatro maneras de clasificar sus palabras recortadas. Puede ser por palabras de colores, de sentimientos, por adjetivos, sonidos, palabras furiosas, amables, raras... Cuan­do ya lo sepan, rotulan cada cajita con lo que han decidido. Y ahora viene el juego: seleccionan sus palabras recortadas y deciden cuáles van en una caja y cuáles en otra. Si alguna no hay dónde colocarla, la pueden intercambiar con algún compañero o hacer una cajita aparte de «palabras raras». Así hasta que consigan guardar el máximo de palabras en las cajas.

Es un juego imaginativo y muy personal en el que nos damos cuenta de las distintas connotaciones que las palabras poseen para cada persona.

 

Cosas que ocurren

Hasta que se lanzan tardan un poco. Algunos niños entienden el ejercicio enseguida, otros no acaban de atreverse a decidir qué es una palabra azul o blanca o furiosa, pero, como siempre, con un poco de tiempo y confianza, acaban creando su propio juego y hacen sus clasificaciones creativamente.

 

Ejemplo

Si una caja está rotulada con la palabra
Azul
, introducen en ella todas las palabras que consideren azules. Si han rotulado otra con la palabra
Rabiosas
o
Alegre
s,
Altas,
Musicales
..., ponen en la caja las palabras que para ellos sean así.

 

Escribir

Una vez finalizada la clasificación, el profesor escoge una de estas consignas para los jóvenes escritores:

 

a) El maestro les propone que cojan al azar diez palabras de una caja y empiecen a escribir un relato o un poema. En cuanto vean que pueden incluir una de las palabras escogidas, la pegan en el papel y continúan escribiendo. Así hasta que consigan poner todas o casi todas las palabras. A ver qué sucede con esas palabras de color o rabiosas o raras...

b) Otra propuesta es que escojan al azar dos o tres palabras de cada caja, que las mezclen y escriban el cuento o poema incluyéndolas y pegándolas.

c) También pueden volcar las cuatro cajitas y que se mezclen todas las palabras y, como son muchas, escogen diez, sin mirar, y empiezan su relato.

 

Las palabras recortadas quedan incluidas como si fueran un collage.

¡A escribir!

 

A veces los niños buscan la lógica a la hora de clasificar; es importante que el maestro les recuerde que las palabras tienen el color o el sentimiento que ellos quieran ponerles porque estamos jugando a imaginar. No suelo hacer hincapié en que escriban un texto en el tono de las clasificaciones, es decir, furioso, o de color... A veces surge de manera espontánea y otras aparecen cosas más originales.

 

 

El juego del diccionario

 

¿Qué necesitamos?

Un buen diccionario, folios blancos y lápices o bolígrafos de un mismo color.

Un mínimo de tres niños y un máximo de ocho.

 

Propuesta

El juego consiste en que uno de los alumnos busca una palabra poco conocida en el diccionario. La elección de la palabra puede ser por varias razones: o bien porque no la conozca nadie del grupo o bien porque suene rarísima o porque parezca que es una cosa y sea todo lo contrario. Una vez escogida la palabra, la dice al grupo y cada uno escribe lo que cree que significa, intentando emular las definiciones del diccionario o haciendo definiciones muy creativas, ¿por qué no? El que tiene el diccionario escribe la definición correcta. Cuando todos han terminado de escribir su definición se la dan al profesor y mezclan bien todos los folios, incluida la definición del diccionario. El alumno que escogió la palabra o el profesor lee las definiciones. Vuelve a leerlas y pide al grupo que cada uno dé un voto a la definición que considere la correcta, es decir, la del diccionario.

 

Pautas

El educador explica a los chicos que es muy importante que escriban con letra bien clara para que el lector no se trabe con las definiciones. Y les recuerda que no hay que adivinar la palabra, sino definirla por lo que nos sugiere.

El profesor le indica al alumno que ha seleccionado la palabra en el diccionario que tiene que leer todos los textos de sus compañeros con la misma entonación y claridad para que nadie sospeche cuál es el «real». Es importante que el maestro modere bien los turnos y los votos. Aunque este juego tiene unas reglas de «a ver quién gana», yo suelo saltármelas, sobre todo si los alumnos son muy competitivos. De manera que no anoto ningún punto ni tampoco declaro a nadie ganador, sino que en cada turno elogio las definiciones y vemos cuál tiene más votos pero solo para que ellos comenten por qué han sido las más votadas.

 

Opciones

A veces no da tiempo a que jueguen todos y, si no se conforman, el profesor puede repetir esta consigna en la siguiente clase; eso sí, les dice que recuerden bien las palabras que han aprendido juntos. Y les invita a que propongan el juego en casa, con la familia, con los amigos...

El profesor también puede incluirse en el juego como un alumno más.

 

Cosas que ocurren

Las primeras veces que los alumnos juegan al diccionario suele entrarles tanta risa que no hay manera de que lean bien las definiciones y a veces alguno se despista o se traba y pregunta: «Pero ¿quién ha escrito esto?». Y hay que volver a empezar. Eso sí, por experiencia sé que no solo les ocurren estas cosas a los jóvenes; los adultos a veces también se tronchan o se despistan y hay que volver a empezar.

 

Escribir

Los alumnos escriben la definición de la palabra escogida. El profesor explica que, aunque no conozcan el significado, pueden imaginarlo por el sonido, por lo que les sugiere o por lo que son capaces de inventar acerca de esta palabra. Cuando acaban de escribir, de leer y de votar, otro alumno hojea el diccionario y escoge su palabra.

 

 

El abecedario poético

 

Texto original

Animal poesía
, de Jesús Aguado.

 

¿Qué necesitamos?

Una libreta pequeña o mediana que usarán exclusivamente para esta consigna.

 

Propuesta

El educador les explica que van a confeccionar un libro de poemas breves a partir de un tema, el que ellos quieran. La idea, siguiendo la pauta original, es seguir el orden del abecedario. El maestro les deja unos minutos para que piensen sobre qué tema quieren escribir. Es importante que los alumnos se tomen todo el tiempo que necesiten.

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