Así pues, un ejército poderoso tiende a caer por su propio peso, al igual que la madera seca está lista para el hacha
Lo grande y poderoso será colocado abajo; lo humilde y débil será honrado.
Tal vez, la Ley del Cielo pueda compararse al estiramiento de un arco
La parte de arriba se hunde y la de abajo se eleva.
Si la cuerda del arco es demasiado larga, se corta; si es demasiado corta, se añade
La Ley del Cielo disminuye lo excesivo y completa lo insuficiente.
La ley del hombre es diferente: toma de lo insuficiente para aportarlo a lo excesivo
¿Quién excepto el hombre del Tao puede poner sus riquezas sobrantes al servicio del mundo?
Por ello, el Sabio efectúa su trabajo sin acumular nada, y realiza su labor sin aferrarse a ella.
No quiere que sus méritos sean vistos.
Nada en el mundo es más blando y débil que el agua; mas ¡no hay nada como el agua para erosionar lo duro y lo fuerte!, pues nada puede reemplazarla
Que lo débil venza a lo fuerte y lo blando venza a lo duro, es algo que todos conocen pero que nadie practica
Por ello, el Sabio dice:
Recibir la suciedad de un país es ser el señor de sus templos
Cargar con las desgracias de un país es ser el príncipe del mundo
Ciertamente, ¡la Verdad parece su opuesto!
Cuando se cura una gran herida, siempre queda una llaga
¿Acaso puede ser esto deseable?
Por ello, el Sabio, aun teniendo la peor parte de un acuerdo, cumple con su parte convenida, y no se querella contra los demás
La persona virtuosa cumple con su deber; la persona sin virtud sólo sabe imponer cargas a los demás
La Vía del cielo carece de afectos personales, pero siempre se halla en armonía con las personas bondadosas.
¡Ay del pequeño país con poca población!
Aunque posea aparatos mecánicos eficaces, la gente no los utiliza.
Deja que se preocupe de la muerte y se abstenga de emigrar a lugares lejanos.
Tal vez haya todavía carros y barcos, armas y armaduras, pero ninguna ocasión de utilizarlas ni exhibirlas.
Deja al pueblo volver a comunicarse anudando cuerdas.
Procura que esté contento con su comida, complacido con su ropa, satisfecho con sus casas y siga acostumbrado a sus maneras sencillas de vida.
Aunque pueda haber otro país en la vecindad, tan cercano que ambos están a la vista el uno del otro, y pueden oírse recíprocamente el canto de sus gallos y el ladrido de sus perros, no existen relaciones, y a lo largo de sus vidas los dos pueblos no tienen nada que ver entre sí.
Las palabras sinceras no son agradables, las palabras agradables no son sinceras.
Las buenas personas no son discutidoras, las discutidoras no son buenas.
Las personas sabias no son eruditas, las eruditas no son sabias.
El Sabio no toma nada para acaparar, cuanto más vive para los demás, más plena es su vida.
Cuanto más da, más nada en la abundancia.
La Ley del Cielo es beneficiar, no perjudicar.
La Ley del Sabio es cumplir su deber, no luchar contra nadie.