Read The Chicano/Latino Literary Prize Online
Authors: Stephanie Fetta
Para continuar su
happy reunion
, los cuatro hijos procedieron en fila hacia la recámara de su madre. Doña Soledad permanecÃa en la camita tapada con una colcha gruesa y lo único que se revelaba debajo de su camiseta blanca eran los indicios de unos senos, secos y apachurrados por los años. A su lado quemaba una vela de la Virgen de Guadalupe cuyo olor se mezclaba con el
de los orines anaranjados del vacinero que quedaba al pie de la cama. Doña Soledad tenÃa los ojos abiertos, con la mirada fija en la pared, como si estuviera revisando los retratos que la rodeaban, el de su esposo, que, con los bigotes negros y su sombrero de paja, se parecÃa a uno de esos antiguos oficiales de la Revolución Mexicana. Al otro lado, colgaba la vieja foto de su matrimonio. ¿RecordarÃa a aquella muchacha joven vestida de blanco y repleta de esperanzas? ¿O pensarÃa en el dÃa que murió su esposo lejos de ella en aquel asilo que olÃa a medicinas y enfermos?
Hablando en voz bajita, se acomodaban a su alrededor, “pobre amá, qué flaca está”, decÃa el pelón mientras encendÃa su Muriel cigar. La gorda, soplando a un lado el humo que empezaba a llenar el cuarto, le acomodaba la colcha, “¿Necesita algo, Amá? ¿Le puedo traer un cafecito?” La flaca, apretán-dose el paño contra sus narices agudas, le acariciaba las trenzas largas mientras que el joven murmuraba, “pos a todos nos toca,
c'est la vie
, ¿qué no?”
Después de quedarse parados quince minutos a su lado (Y habÃan sido exactamente quince minutos porque habÃa sonado “
Beep, beep, beep
” el reloj del joven), regresaron los cuatro hermanos a la sala para finalizar sus planes.
âQuesque los vecinos ya no pueden con ella, asà que tenemos que decidir algo âexclamó la gorda.
El pelón, que era el hijo mayor, se rascaba desesperadamente la barriga y después de una larga pausa, âEs mejor que se venga conmigo, que muera en su paÃs.
â¿Y qué va hacer allá tan lejos? âpreguntó la gordaâ. Yo me la podrÃa llevar a California por un tiempo. Tengo una casa grande
, bi-level, three bathrooms, the girls would love it!
âEstás loca âcontestó el pelónâ. Tú ni para limpiarte el culo tienes tiempo, siempre pa'llÃ, pa'cá, con ese bonche.
âEn mi opinión, Happy Haven es el lugar para ella âgritó el más jovenâ. ¡Tienen
air conditioning
, saunas privadas para los viejitos y
bingo games every Wednesday night!
Este güero, sà que está retardao, más burro que el burro, pensó el pelón al encenderse otro puro. La flaca quiso expresar su opinión, me-me-pa-re-re-ce, pero otra vez se dejó dominar por los temblones y la tos. Avergonzada, huyó a la cocina.
De vez en cuando, mientras discutÃan el destino de su mamá, uno se deshacÃa del grupo para asomarse al cuarto de la anciana. Pero por más que trataran de quedarse a su lado, recordando esa imagen espiritual de su mamá moliendo maÃz con toda su destreza indÃgena, el olor del vacinero los hacÃa huir de su lado.
âTenemos que tomar una decisión ârepitió bostezando la gorda sin quitar la vista de sus dedos hinchados que adornaba con el más reciente color
de
Avon, Purple Magic
â y tiene que ser pronto porque mi hija tiene un
recital
el lunes.
De repente, saltó le joven sobre la mesa â
I've got it!
Una loterÃa, ¿por qué no tenemos una loterÃa y asà dejamos que el pueblo haga la decisión? Venderemos billetes y el que gane decidirá su destinoâse rascó la cabeza. HabÃa momentos en que le sorprendÃa su propia inteligencia.
Los cuatro hermanos dejaron escapar unos sollozos de alivio,âSÃ, buena idea, de algo le sirvió estudiar al güero. Que decida la gente de Sunland.
Se decÃa que desde 1848 se habÃa tapado un lado del sol y por más que trataran los cientÃficos pasando horas, dÃas, meses examinando el sol por sus inmensos telescopios, no podÃan encontrar una hipótesis que explicara la falta de luz en algunos de los barrios de Sunland. Hubo un año en que habÃan calculado la posición exacta del sol al instante que soltara su canto el gallo. Pero la oscuridad permanecÃa y a lo largo del tiempo se dieron cuenta de que este fenómeno existÃa por todo el suroeste. HabÃa llegado aquella tarde en pleno dÃa y lentamente se habÃa acomodado en los rincones, en los muros, aún en los rostros humildes de la gente de Sunland que poco a poco se acostumbraban a vivir sin luz. ¿Para qué tener cortinas, lámparas si la oscuridad entraba por dondequiera? DormÃan con ella, hasta se sentaban juntos a la mesa. Sólo en las vecindades al otro lado del pueblo brillaba tan fuerte el sol que, según contaban, tenÃan que usar palas para recoger las rosas enormes que florecÃan las 24 horas al dÃa.
Ya hacÃa meses que los habitantes de Sunland habÃan notado una enredadera mágica que lentamente se subÃa por todas las paredes de la casita de doña Soledad. Convencidos de que eran las esperanzas, (pos, ¿cómo fregaos podrÃa crecer una planta donde no habÃa luz?) habÃan ido algunos a escondidas y escarbado cuidadosamente hasta sacarse un pedazo de la planta milagrosa. Desgraciadamente, al tratar de crecerla en sus yardas, echándole agua cien veces al dÃa, se les habÃa muerto.
Las noticias de la loterÃa corrieron de boca en boca. Muy picados, los habitantes de Sunland se pusieron en cola durante toda una semana para poder conseguir un billete. Estaba dividida la gente; algunos seguÃan la opinión del joven, ya está acabada, mejor que se la lleven al
rest home
. Otros con su corazón mexicano gritaban, “¡Viva México! ¡Qué muera en su paÃs, que se la lleve el pelón!” Los más progresistas favorecÃan el aire californiano donde se decÃa que habÃan tantos avances tecnológicos, que quizás podrÃan ponerle partes biónicas a la viuda; tenÃa razón la gorda. Pasaban muchas horas discutiendo el caso en los campos, en el correo, en los escusados oscuros tratando de decidir el destino de doña Soledad.
HabÃa llegado la fecha para escoger el billete ganador. Las cámaras de
Channel 7
rodeaban el escenario, frenéticamente tratando de entrevistar a la
gente de Sunland que ansiosamente esperaba saber los resultados de la loterÃa. De repente, apareció un trueno en el cielo oscuro que fue seguido por otros aún más fuertes. Los habitantes de Sunland, sorprendidos por la luz que producÃan los truenos, soltaron sus billetes y con gritos de Ave MarÃa PurÃsima, salieron corriendo a sus hogares mientras que empezaba a llover gotas gruesas que se convertÃan en pequeños rÃos. Los hijos de doña Soledad, también asustados por la tormenta inesperada, huyeron al lado de la gorda. Acomodándose con insultos y pellizcos debajo de su inmenso paraguas californiano dejaron que el viento los soplara hacia la casa de su mamá donde los dejó caer en bola sobre el apestoso lodo. Al levantarse, soltaron un grito: la casita estaba completamente tapada por una enredadera gigantesca que subÃa hasta perderse en las nubes.
Los cuatro hermanos tuvieron que esperar hasta que cesara la inundación diluviana antes de reunir a toda la gente de Sunland. Con machetes y
bulldozers,
batallaron en el lodo por muchos dÃas hasta que por fin abrieron un paso al interior de la planta mágica, pero al pisar adentro, lo único que hallaron fue el vacinero de doña Soledad.
Me vi abrazar al DalÃn y en ese momento exacto sentà un olor fuerte y otra vez tuve esa loca sensación de haber sentido la misma náusea en otra ocasión, de haber sentido el mismo asco al ver los orines sucios de la Nana.âEstás locaâme dije en voz baja.
Al subirme al carro, vi al DalÃn acercarse al banco afuera del apartamento donde don Pedro se habÃa quedado dormido esperando a su hija. El DalÃn le tocó suavemente el hombro. Todos esperando algo, ese algo que nunca parecÃa llegar
. “Someday my ship will come in
”, me decÃa mi papá.
Gustavo Segade
First Prize: Poetry
⦠ego fecit totum, et magno cum amore.
I dream of borders,
the zones on both sides of,
astride the lines,
for the ancient limits do not
tell us who we are,
we, the unknown humans,
cloud people, wandering in the labyrinth
not knowing our configurations;
not knowing our things:
O goddess, we sing our thingsâ¦
for we are people
who have created most of our world;
we believe ourselves
to be our things
necessarily
re-creating us in their
images:
A teacher says my son does not “process”
the school material properly.
The doctor japanesedly outlines my possible
mechanical and psychic malfunctions,
reluctantly prescribing
better living through chemistry
for what he knows
are psycho-social dysfunctions that
I would rather fix
with a fix,
a joint:
fifteen years of hiding
in the enlightened fog
of mota
marihuas, yesca,
high grass, good shit
freedom in smoke,
since my freedom
and
the freedom
of all the edged-out,
the marginal
minorities and majorities
of everywhere
never happened,
and
never
will.
I have always been angry,
or was it always?
When did the anger begin?
Did it start as pain?
             feet hurting-cold in the grey slush
             under the elevated tracks on Third Avenue
             the shoebacks split and mother couldn't
             help that.
             Other kids having bikes.
             Other fathers, cars and steady jobs,
             while Oscar didn't have the pennies
             to get his bike chain fixed
             to get to work,
             dodging the neighborhood dogs in the night
             going to grease cars for Mr. Ford
             in Tampa, Florida.
The Cubans thinking the Puerto Ricans
were “dirty niggers,”
and the Boricuas imagining
the Cubans as barbarian invaders;
both hating the Yankees,
the “Americans” who,
just like everyone else,
believe their own bullshit,
their own idea that they are Number 1.
One-Up in everything
from color to language,
work habits to toilet habits
momism and bombism.
The Rich and the Powerful
seeing all of it
as beneath them,
which “it” was,
still is.
et in saecula saeculorum â¦
Pain walks a long, winding,
bitter path to anger.
All who walk it share the experience;
yet
anger isn't everybody's reaction;
some suffer silently
others grow to love the trek
carefully carrying the Man's rifle
until He needs it to kill
an elephant, or a deer,
or one's
uppity,
rebellious
brother or sister.
But my “number” is to be
macho-heroic;
my models make me
desire to be
Prince Valiant, Cyrano, and Gary Cooper,
Achilles, El Cid, and Che Guevara
starring in a Disney flick.
The first poets of the Viri,
the Homers, sing the anger
of a demigod
whose prideful taking of offense
at the foolishness of his leader,
leads to
blood at home and on the streets.
Formed in his image,
I turn
the anger
into rage.
For us,
today's children of Peleus,
the burning desire
to be free
is
as it was
in the beginning,
ever will be,
unsatisified
rage
The Movement anger and the mota were so good;
they went together,
but you don't remember dreaming
you get so directly in the flow
you are the river always becoming â¦
many drown
many just keep on surfin'
some must swim to the side
to dream and observe,
to work at making life
head-on.
“It”
is not,
after all,
a river.
It
is
the
river,
the shores,
the trees
the snake and the bird,
quetzalcoatl,
the two-legged imagining
creature with the power
to dream
it is
dreaming
it â¦
I met a poet.
We flowed together,
but were different.
He was full of mania
touched, anointed,
the sacred oil sweetened
his hair and cheeks,
giving him the power
to create
identity
flowersong
art
The other night
⦠now that the dragons
visit me again at night â¦
I visited him in the madhouse
realizing that it was part two
of a dream I had a few nights before;
the same irridescent rainbow dragon
winding down the streets of Chinatown, L.A.
He tried to escape and I turned him in,
called out to a black cop riding by;
reported the little bastard right back
to the nut ward where he belonged,
where he belongs
for being one or twenty
or a thousand steps
ahead of or behind his times
and
my rules of sanity.
It was so horrible