Read Todo por una chica Online

Authors: Nick Hornby

Todo por una chica

BOOK: Todo por una chica
8.18Mb size Format: txt, pdf, ePub
ads

 

Sam está a punto de cumplir los dieciséis años y su pasión es el skate. Vive en el norte de Londres con su madre, una joven divorciada que explica con más frecuencia de la que Sam quisiera que es sólo tres años mayor que David Beckam y cuatro que Jennifer Aniston. Pero por el momento, a Sam las cosas no le van del todo mal. Porque todavía no se ha acostado con nadie y no es muy fácil encontrar con quién hablar de ese asunto del sexo cuando tienes una madre de treinta y dos años que les gusta mucho a tus amigos. Pero, a pesar de tanta excitación, el chico no se siente muy optimista con lo que le espera en la vida. Es que, como él mismo dice, se supone que los hijos siempre hacen las cosas mejor que sus padres, pero sucede que en su familia siempre tropezaron con el primer peldaño y, a veces, ni siquiera encontraron la escalera. Y Sam, dentro de muy poco tiempo, se enterará de lo que todo el mundo sabe, que lo que más secretamente tememos siempre sucede. O sea, que tendrá que vérselas con una iniciación a la vida muy, muy movida y unos cuantos peldaños con los que tropezar...

Nick Hornby

Todo por una chica

ePUB v1.0

Bercebus
08.03.12

Título de la edición original: Slam

Penguin Books Londres, 2007

Diseño de la colección: Julio Vivas y Estudio A Ilustración: foto © BananaStock / Cover JupiterImages

Primera edición: mayo 2009

Citas de Hawk - Occupation: Skateb oarder © 2000, 2001 by Tony Hawk. All rights reserved. Reprinted by arrangement with HarperCollins Publishers, LLC.

© De la traducción: Jesús Zulaika, 2009

© Nick Hornby, 2007

© EDITORIAL ANAGRAMA, S. A., 2009 Pedro de la Creu, 58 08034 Barcelona

ISBN: 978-84-339-7509-6 Depósito Legal: B. 9383-2009

Printed in Spain

Reinbook Imprès, si, Murcia, 36 08830 Sant Boi de Llobregat

Para Lowell y Jesse

Gracias a Tony Hawk, Pat Hawk, Francesca Dow, Tony Lacey, Joanna Prior, Caroline Dawnay y Amanda Posey

1

Así que las cosas me iban bastante bien. De hecho, yo diría que todo iba saliendo estupendamente desde hacía unos seis meses.

• Por ejemplo: mamá se libró de
Steve
, la porquería de novio que tenía.

• Por ejemplo: la señora Gillett, mi profesora de arte y diseño, me llevó aparte después de una clase y me preguntó si había pensado hacer arte en la universidad.

• Por ejemplo: había aprendido dos nuevos trucos de
skate
, después de semanas de hacer el ridículo en público. (Supongo que no todos vosotros hacéis
skate
, así que debería explicar algo ahora mismo para que no haya malentendidos horribles.
Skate = skateboard
. Nosotros, normalmente, nunca decimos
skateboard
, así que ésta será la única vez que utilice esta palabra en toda la historia
[1]
. Y si aun así seguís pensando que lo que hago es patinar sobre hielo o algo parecido, la estupidez será vuestra, no mía.)

Y además había conocido a Alicia.

Iba a decir que quizás deberíais saber algo sobre mí antes de que me ponga a contar cosas sobre mi madre y sobre Alicia y sobre todo lo demás. Pero cuando veo lo que he escrito hasta ahora pienso que ya sabéis bastante, o por lo menos habréis podido adivinar un montón de cosas. Habréis podido adivinar, de entrada, que mi madre y mi padre no viven juntos; a menos que os figuréis que mi padre es de ese tipo de personas a las que no les importa que su mujer tenga novios. Bueno, pues no lo es. Habréis podido adivinar que patino, y habréis podido adivinar que la asignatura que mejor se me da es arte y diseño, a menos que penséis que puedo ser de ese tipo de chicos a los que todos los profesores siempre están llevando aparte para decirles que vayan a la universidad a estudiar su asignatura. Ya sabéis, y todos peleándose por mi causa: «¡No, Sam! ¡Olvídate de arte! ¡Haz físicas!», «¡Olvídate de físicas! Sería una tragedia para la raza humana que dejaras de estudiar francés!», para acto seguido liarse a puñetazos unos con otros.

Bueno, pues ese tipo de cosas no me pasan a mí, no. Lo juro: nunca he causado una pelea entre mis profesores.

Y no necesitáis ser Sherlock Holmes o quien sea para adivinar que Alicia era la chica que me gustaba. Me alegro de que haya cosas que no sabéis y que no podéis ni siquiera adivinar, cosas raras, cosas que sólo me han pasado a mí en toda la historia del mundo, que yo sepa. Si fuerais capaces de adivinarlo todo sólo con haber leído ese pequeño párrafo primero, empezaría a preocuparme por no ser una persona increíblemente complicada e interesante, ja, ja...

La vez que digo que las cosas me iban bastante bien fue hace un par de años. Tenía quince años, casi dieciséis, y no quiero sonar patético, y no quiero que me tengáis lástima, pero esa sensación de que la vida me iba bien era comple tamente nueva para mí. Nunca había tenido esa sensación, y en realidad no la he vuelto a tener desde entonces. No quiero decir que hubiera sido infeliz. Era más bien que antes siempre había habido algo que no iba bien, algo..., algo que me tenía preocupado. (Y, como veréis, ha habido bastante de lo que preocuparse desde entonces, pero ya llegaremos a ello.) Por ejemplo, mis padres estaban divorciándose, y se peleaban. O acababan de divorciarse, pero seguían peleándose, porque siguieron peleándose durante mucho tiempo después de divorciarse. O no iba lo que se dice bien en matemáticas —odio las matemáticas—, o quería salir con alguien que no quería salir conmigo... Todo esto se había como arreglado de pronto, sin que yo me diera cuenta de nada, la verdad, como a veces pasa con el tiempo, que se despeja de pronto sin que te enteres. Y aquel verano parecía haber más dinero en casa. Mi madre trabajaba, y mi padre no estaba tan furioso con ella, lo que quería decir que nos estaba dando lo que tendría que haber estado dándonos siempre. Así que, bueno, ya sabéis. Eso ayudaba.

Si voy a contar la historia como es debido, sin intentar ocultar nada, entonces hay algo que tendré que reconocer, porque es importante. Y es lo siguiente. Sé que suena estúpido, y normalmente no suelo ser de ese tipo de personas, lo digo en serio. O sea, que no creo en..., ya sabéis, en fantasmas o en la reencarnación o en ninguna de esas cosas raras, pero esto... fue algo que empezó a suceder y..., en fin. Bueno, yo sólo lo digo, y vosotros podéis pensar lo que queráis.

Hablo con Tony Hawk, y Tony Hawk habla conmigo.

Algunos de vosotros, seguramente los mismos que pensabais que me pasaba el tiempo girando y girando por pistas de hielo, no habréis oído hablar de Tony Hawk. Bueno, os lo contaré, pero tengo que decir que ya deberíais conocerle. No conocer a Tony Hawk es como no conocer a Robbie Williams, o como no conocer a Tony Blair. Es peor que eso, si te pones a pensarlo. Porque hay montones de políticos, y montones de cantantes, y cientos de programas de televisión. George Bush seguramente es más famoso que Tony Blair, y Britney Spears o Kylie son igual de famosas que Robbie Williams. Pero sólo hay un skater, en realidad, y su nombre es Tony Hawk. Bueno, no es que no haya más que uno. Pero él es sin la menor duda el Grande. Es la J. K. Rowling de los skaters, el Big Mac, el iPod, la X-box. La única excusa para no conocer a Tony Hawk que aceptaría sería la de que no os interesa nada patinar.

Cuando empecé a patinar mi madre me compró un póster de Tony Hawk que salía en Internet. Es el regalo más guay que me han hecho en mi vida, y ni siquiera era el más caro. Y lo colgué inmediatamente en la pared de mi cuarto, y empecé a tomar la costumbre de decirle cosas. Al principio sólo le hablaba a Tony de skate, le contaba los problemas con que me topaba, o los trucos que había conseguido poner en práctica. Muchas veces corría a mi cuarto para contarle el primer rock and roll que me había salido, porque sabía que era mucho más importante decírselo a la foto de Tony Hawk que a mi madre de carne y hueso. No es que desprecie a mi madre o algo parecido, pero ella no tiene ni la menor idea de esto, la verdad. Así que cuando le hablaba de estas cosas ella trataba de parecer toda entusiasmada, pero en sus ojos no había ningún entusiasmo de verdad. Decía cosas como: ¡Oh, qué genial! Pero si le hubiera preguntado qué era un rock and roll, por ejemplo, no habría sabido decírmelo. ¿Para qué iba a seguir haciéndolo, entonces? Pero Tony sabía. Quizás por eso mi madre me compró su póster, para que tuviera alguien con quien hablar.

Lo de que me contestara empezó poco después de que leyera su libro
Hawk - Occupation: Skateboarder
. Yo más o menos sabía en qué tipo de onda andaba, y algunas de las cosas que decía. Para ser sincero, era como si supiera
todas
las cosas que decía cuando hablaba conmigo, porque eran como sacadas de su libro. Yo lo había leído ya unas cuarenta o cincuenta veces, y desde entonces lo he vuelto a leer unas cuantas veces más. En mi opinión es el mejor libro que se ha escrito nunca, y no sólo para los skaters. Todo el mundo debería leerlo, porque aunque no te guste patinar hay cosas en ese libro que te pueden enseñar algo. Tony Hawk ha tenido muchos altos y bajos, y ha pasado por cosas, lo mismo que cualquier político o músico o actor de telenovela. De todas formas, como me leí el libro cuarenta o cincuenta veces me acuerdo de todo casi de memoria. Por ejemplo, cuando le dije lo del rock and roll, él dijo:

—No son tan difíciles. Pero son la base para aprender el equilibrio y el control de la tabla en una rampa. ¡Bien hecho, muchacho!

Lo de «¡Bien hecho, muchacho!» fue
hablando
, ya sabéis a lo que me refiero. Era nuevo. Me lo inventé yo. Pero el resto eran palabras que él había empleado, más o menos. Está bien, no más o menos, sino exactamente. En cierto modo me habría gustado no conocer tan bien el libro, porque así habría podido saltarme eso de «No son tan difíciles». No necesitaba oír eso, cuando me había pasado como seis meses intentando hacer bien esos trucos. Me habría gustado que hubiera dicho, ya sabéis: «¡Eh! ¡Son la base para aprender el equilibrio y el control de la tabla!» Pero no haber puesto «No son tan difíciles» no habría sido honrado. Cuando piensas en Tony Hawk hablando de los rock and roll le estás oyendo decir: «No son tan difíciles.» Yo lo oigo, al menos. Así son las cosas. No puedes reescribir la historia o dejarte trozos fuera sólo porque te conviene.

Al cabo de un tiempo, empecé a hablarle a Tony Hawk de otras cosas...: del colegio, de mamá, de Alicia, de cualquier cosa, y descubrí que también tenía algo que decir sobre esas cosas. Sus palabras venían del libro, porque el libro trata de su vida, no sólo de skate, así que no todo lo que dice tiene que ver obligatoriamente con sacktaps y shove-its.

Por ejemplo, si le contaba que había perdido los estribos con mi madre sin ningún motivo, me decía: «Yo era un chico ridículo. No entiendo cómo mis padres no me envolvían con cinta adhesiva, me metían un calcetín en la boca y me dejaban tirado en un rincón.» Y cuando le contaba que había habido una pelea de mil demonios en el colegio, decía: «Yo no me metía en ningún lío, porque era feliz con Cindy.» Cindy era su novia en aquel tiempo. No todo lo que decía Tony Hawk era tan útil, si queréis que os diga la verdad. Pero él no tenía la culpa. Cuando en el libro no encontraba exactamente lo que buscaba, entonces tenía que arreglármelas para que algunas frases cuadraran. Y lo asombroso es que, cuanto las hacías cuadrar, siempre acababan teniendo sentido si pensabas en lo que decían con mucha intensidad.

BOOK: Todo por una chica
8.18Mb size Format: txt, pdf, ePub
ads

Other books

My Life So Far by Jane Fonda
The Way Things Were by Aatish Taseer
Agaat by Marlene van Niekerk