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Authors: Charles Bukowski

Tags: #Poesía

Antología de Charles Bukowski (3 page)

BOOK: Antología de Charles Bukowski
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La vida feliz de los cansados

Esmeradamente sintonizado con

la canción de un pez

estaba en la cocina

a medio camino de la locura

soñando con la España

de Hemingway.

Hace bochorno, como se suele decir,

no puedo respirar,

he cagado y

he leído las páginas de deportes,

he abierto la nevera,

he visto un trozo de carne

morada

y la he vuelto a dejar

allí.

El lugar en el que encontrar el centro

es en el límite

ese repiqueteo en el cielo

no es más que una cañería

que vibra.

Cosas terribles avanzan por las

paredes; flores de cáncer crecen

en el porche; a mi gato blanco

le arrancaron un ojo

y sólo quedan 7 días

de carreras

de la temporada veraniega.

La bailarina nunca llegó del

Club Normandy

y Jimmy no trajo a la

furcia,

pero hay una postal desde

Arkansas

y un impreso retornable de Food King:

10 días gratis en Hawai,

todo lo que hay que hacer

es rellenarlo

pero no quiero ir a

Hawai

quiero la furcia con ojos de pelícano

ombligo de bronce

y

corazón de marfil.

Saco el trozo de carne

morada,

lo echo a la

sartén.

Entonces suena el teléfono.

Caigo sobre una rodilla

y ruedo bajo

la mesa. Allí me quedo

hasta que deja de sonar.

Después me levanto y

pongo

la radio.

No me extraña que Hemingway fuera

un borracho, ¡maldita España!

Yo tampoco puedo

soportarla.

Hace un bochorno

tan grande.

Yonqui

Sentado en un dormitorio oscuro con 3 yonquis,

mujeres.

Hay bolsas de papel marrón con basura

por todas partes.

Es la una y media de la tarde.

Hablan de manicomios,

de hospitales,

están esperando una dosis

ninguna de ellas trabaja.

Todo es subsidio y cupones de comida y

Centro Médico de California.

Los hombres son objetos que sirven

para conseguir la dosis.

Es la una y media de la tarde

fuera crecen plantas pequeñas

sus niños todavía están en la escuela.

Ellas fuman cigarrillos

y aburridas dan sorbos de cerveza

tequila

que he comprado yo.

Estoy sentado con ellas

y espero mi dosis:

soy un yonqui de la poesía.

A Ezra le arrastraron por las calles

en una jaula de madera.

Blake creía en Dios.

Villon fue un ladrón.

Lorca chupaba pollas.

T. S. Eliot trabajaba de cajero en una ventanilla,

la mayoría de los poetas son cisnes,

son garzas.

Estoy sentado con 3 yonquis

a la una y media de la tarde.

El humo es una meada ascendente.

Espero.

La muerte es el Jumbo de la nada.

Una de las mujeres dice que le gusta

mi camisa amarilla.

Creo en la violencia natural.

Aquello era parte de eso.

Abraza la oscuridad

La confusión es el dios

la locura es el dios

la paz permanente de la vida

es la paz permanente de la muerte.

La agonía puede matar

o puede

sustentar la vida

pero la paz es siempre horrible

la paz es la peor cosa

caminando

hablando

sonriendo

pareciendo ser.

No olvides las aceras,

las putas,

la traición,

el gusano en la manzana,

los bares,

las cárceles,

los suicidios de los amantes.

Aquí en Estados Unidos

hemos asesinado a un

presidente y a su hermano,

otro presidente

ha tenido que dejar el cargo.

La gente que cree en la política

es como la gente que cree en dios:

sorben aire con

pajitas

torcidas.

No hay dios

no hay política

no hay paz

no hay amor

no hay control

no hay planes.

Mantente alejado de dios

permanece

angustiado

deslízate.

Hoy los mirlos están alborotados

Más solo que un huerto seco y agotado

puesto sobre la tierra

para uso y abuso.

Abatido como un ex boxeador que vende

periódicos en la esquina.

Deshecho en lágrimas como

una corista que se ha hecho vieja

y recibe su último cheque.

Un pañuelo vendrá bien su señoría,

vuestra merced.

Hoy los mirlos están alborotados

como

las uñas encarnadas

en una noche

en la celda…

vino gemido vino,

los mirlos corretean y

revolotean

repitiendo

melodías y castañuelas españolas.

Y cualquier parte no está en

ninguna parte…

es un sueño peor que

las tortillas o una rueda pinchada:

por qué continuamos

con la cabeza y

los bolsillos llenos de

polvo

como un niño malo que acaban de expulsar

del colegio…

dígamelo

usted que fue un héroe en alguna

revolución

usted que enseña a los niños

usted que bebe con calma

usted que posee grandes casas

y pasea por jardines

usted que ha matado a un hombre y posee una

bella esposa

dígamelo usted

por qué ardo como un

viejo vertedero

seco.

Podríamos mantener una correspondencia

interesante.

Tendríamos ocupado al cartero.

Y las mariposas y las hormigas y los puentes y

los cementerios

las constructoras de cohetes y los perros y los mecánicos

de coches

continuarían

un poco más.

Hasta que nos quedásemos sin sellos

y/o

ideas.

No se avergüence de

nada; supongo que Dios pensó en todo

incluso

en las cerraduras

de las puertas.

A solas con todo el mundo

La carne cubre el hueso

y dentro le ponen

un cerebro y

a veces un alma,

y las mujeres arrojan

jarrones contra las paredes

y los hombres beben

demasiado y nadie encuentra al otro

pero siguen

buscando

de cama

en cama.

La carne cubre

el hueso y la

carne busca

algo más que

carne.

No hay ninguna

posibilidad:

estamos todos atrapados

por un destino

singular.

Nadie encuentra jamás

al otro.

Los tugurios se llenan

los vertederos se llenan

los manicomios se llenan

los hospitales se llenan

las tumbas se llenan

nada más se llena.

Garras del paraíso

Mariposa de madera

sonrisa de bicarbonato

mosca de serrín…

me gusta mi barriga

y el tipo de la tienda de vinos

me llama

«Señor Schlutz».

Los cajeros del hipódromo

gritan

«¡EL POETA SABE!»

cuando cobro mis apuestas

las damas

que entran y salen de la cama

dicen que me aman

cuando paso a su lado con

blancos pies mojados.

Albatros con ojos borrachos

calzoncillos sucios de Popeye

chinches de París,

he salvado las barricadas

he dominado

el automóvil

la resaca

las lágrimas

pero conozco

el destino final

como cualquier colegial que ve

cómo el tráfico aplasta

al gato al pasar.

Mi cráneo tiene una hendidura de

pulgada y media justo en la

bóveda.

La mayor parte de mis dientes está

delante,

me mareo a oleadas en los supermercados

escupo sangre cuando bebo

whisky

y me entra una pena

que llega a hacerse

dolor

cuando pienso en todas las

buenas mujeres que he conocido

y que se han diluido

desvanecido

entre trivialidades:

viajes a Pasadena,

picnic con los niños,

tapones de pasta de dientes

por el desagüe.

No hay nada que hacer

sino beber

apostar a los caballos

apostar a los poemas

cuando las jovencitas

se hacen mujeres

y las ametralladoras

apuntan hacia mí

agachado

tras muros más delgados

que los párpados.

No hay más defensa

que todos los errores

cometidos.

Entretanto

me ducho

contesto el teléfono

hago huevos duros

estudio el movimiento y el deterioro

y me siento tan bien

como cualquiera

mientras paseo al sol.

Aire y luz y tiempo y espacio

“Sabes, yo tenía una familia, un trabajo, algo

siempre estaba

en el medio

pero ahora

vendí mi casa, encontré este

lugar, un estudio amplio, deberías ver el espacio y

la LUZ,

por primera vez en mi vida voy a tener un lugar

y el tiempo para

CREAR”.

No, nene, si vas a crear

vas a crear trabajando

16 horas por día en una mina de carbón

o

vas a crear en una piecita con 3 chicos

mientras estás

desocupado,

vas a crear aunque te falte parte de tu mente y de

tu cuerpo,

vas a crear ciego

mutilado

loco,

vas a crear con un gato trepando por tu

espalda mientras

la ciudad entera tiembla en terremotos, bombardeos,

inundaciones y fuego.

Nene, aire y luz y tiempo y espacio

no tienen nada que ver con esto

y no crean nada,

excepto quizás una vida más larga para encontrar

nuevas excusas.

Cómo ser un gran escritor

Tienes que tirarte a muchas mujeres

bellas mujeres,

y escribir unos pocos poemas de amor decentes

y no te preocupes por la edad

y los nuevos talentos.

Sólo toma más cerveza, más y más cerveza.

Anda al hipódromo por lo menos una vez

a la semana

y gana

si es posible.

Aprender a ganar es difícil,

cualquier pendejo puede ser un buen perdedor.

Y no olvides tu Brahms,

tu Bach y tu

cerveza.

No te exijas.

Duerme hasta el mediodía.

Evita las tarjetas de crédito

o pagar cualquier cosa en término.

Acuérdate de que no hay un pedazo de culo

en este mundo que valga más de 50 dólares

(en 1977).

Y si tienes capacidad de amar

ámate a ti mismo primero

pero siempre sé consciente de la posibilidad de

la total derrota

ya sea por buenas o malas razones.

Un sabor temprano de la muerte no es necesariamente

una mala cosa.

Quédate afuera de las iglesias y los bares y los museos

y como las arañas, sé

paciente, el tiempo es la cruz de todos.

Más

el exilio

la derrota

la traición

toda esa basura.

Quédate con la cerveza,

la cerveza es continua sangre.

Una amante continua.

Agarra una buena máquina de escribir

y mientras los pasos van y vienen

más allá de tu ventana

dale duro a esa cosa,

dale duro.

Haz de eso una pelea de peso pesado.

Haz como el toro en la primer embestida.

Y recuerda a los perros viejos,

que pelearon tan bien:

Hemingway, Celine, Dostoyevski, Hamsun.

Si crees que no se volvieron locos en habitaciones minúsculas

como te está pasando a ti ahora,

sin mujeres

sin comida

sin esperanza…

entonces no estás listo

toma más cerveza.

Hay tiempo.

Y si no hay,

está bien

igual.

Elogio al infierno de una dama

Algunos perros que duermen a la noche

deben soñar con huesos

y yo recuerdo tus huesos

en la carne

o mejor

en ese vestido verde oscuro

y esos zapatos de taco alto

negros y brillantes,

siempre puteabas cuando

estabas borracha,

tu pelo se resbalaba de tu oreja

querías explotar

de lo que te atrapaba:

recuerdos podridos de un

pasado

podrido, y

al final

escapaste

muriendo,

dejándome con el

presente

podrido.

Hace 28 años

que estás muerta

y sin embargo te recuerdo

mejor que a cualquiera

de las otras

fuiste la única

que comprendió

la futilidad del

arreglo con la vida.

Las demás sólo estaban

incómodas con

segmentos triviales,

criticaban

absurdamente

lo pequeñito:

Jane, te

asesinaron por saber

demasiado.

Vaya un trago

por tus huesos

con los que

este viejo perro

sueña

todavía.

El día que me deshice de un fajo de billetes

Y le dije puedes quedarte con tus tías y tus tíos ricos

y con tus abuelos y con tus padres

y su jodido petróleo

y sus siete lagos

y sus pavos salvajes

y sus búfalos

y con todo el estado de Texas,

queriendo decir las cacerías de cuervos

y tus paseos de los sábados por la noche

y tu biblioteca de tres al cuarto

y tus municipales encorvados

y tus artistas maricas

puedes quedarte con todo eso

y tus periódicos semanales

y tus famosos tornados

y tus sucias inundaciones

y todos tus gatos maullantes

y tu suscripción al
Time
,

y trágatelos, nena,

trágatelos.

Puedo manejar un pico y una pala de nuevo (creo)

y puedo conseguir

25 billetes por un combate a 4 asaltos (quizá)

claro que tengo 38 años,

pero un poco de tinte puede taparme

las canas;

y aún puedo escribir un poema (a veces),

no lo olvides
, e incluso

si no me pagan,

es mejor que esperar la muerte y el petróleo,

y disparar a los pavos salvajes,

y esperar que el mundo

comience.

Muy bien, mendigo, me dijo, lárgate.

¿Qué?, dije yo.

Lárgate. Esta ha sido tu

última rabieta.

Estoy harta de tus malditas rabietas.

Siempre te comportas como un

personaje de una obra de O’Neill.

Pero yo soy diferente, nena,

no puedo

evitarlo.

Eres diferente, de acuerdo,

y ¡qué diferente, Dios mío!

No des un

portazo

al irte.

Pero, nena, ¡
amo

tu dinero!

¡Ni una sola vez has dicho

que me amaras a mi!

¿Qué querías

un mentiroso o un

amante?

Tú no eres ninguna de las dos cosas,

¡fuera, mendigo,

fuera!

…Pero, nena…

vuelve a O’Neill.

Fui hacia la puerta,

la cerré suavemente y me fui

pensando: lo que ellos quieren

es un indio de madera

que diga sí y no

y que aguante las llamas y

no arme demasiado jaleo;

pero te estás

haciendo viejo, chico;

la próxima vez

no enseñes

tus cartas.

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