B-10279 Sobreviviente de Auschwitz (14 page)

BOOK: B-10279 Sobreviviente de Auschwitz
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Al pasar los días se logró un mayor entendimiento entre los liberados y los americanos.

Los que se encontraban en mejores condiciones físicas lograron convencer a los soldados para que les permitieran salir en busca de nazis SS. Se sospechaba que éstos se podían haber refugiado en las colinas cercanas. Los americanos armados con metralletas acompañados por los sobrevivientes, salieron en varios jeeps en busca de ex-guardias o ex-jerarcas del campo. Después de haber recorrido un trecho en los vehículos militares, tenían que internarse a pie. Comenzaron a trepar por las laderas y llegaron a un lugar donde descubrieron por medio de largavistas una vivienda improvisada. Se acercaron con sumo cuidado, copando de sorpresa a los moradores. Uno de los ex-prisioneros reconoció al ex-comandante del campo de concentración Gussen. El nazi trajo a toda su familia a ese lugar para pasar inadvertido. Un soldado americano apuntaba con su fusilametrallador al ex-jerarca nazi y le ordenó tener los brazos en alto. Mientras tanto, un integrante del grupo traía cuerda para llevarlo atado. El confundido nazi creyó que lo iban a colgar, hizo un intento de huir. El soldado reaccionó y abrió fuego. Herido de dos impactos fue traído al campo. Su familia no fue molestada. Se logró obtener por su intermedio importantes declaraciones que se divulgaron a través de un folleto impreso, y así se pudieron conocer las atrocidades que solían practicarse con los presos. Confesó que tenía órdenes precisas de Himmler de eliminar a todos los prisioneros para no dejar vestigio alguno. Pero esa orden fue pospuesta; luego las circunstancias no permitieron su realización. El ex-comandante nazi mal herido, murió al día siguiente. Fue colgado desnudo y en su trasero tenía pintadas dos svásticas. En la espalda con letras "Heil Hitler". Estuvo expuesto todo el día en uno de los postes de la cerca del alambrado de púas. Una cuerda sostenía al corpulento cadáver por el cuello y el viento lo hacía girar de un lado a otro. Para los sobrevivientes ahí presentes y testigos, esto simbolizó el fin del nazismo.

-Una vez finalizada la guerra, ¿consideras que la justicia fue satisfecha?

Los que nos salvamos de la hecatombe nazi, teníamos una esperanza: que nuestros liberadores, los que vieron con sus propios ojos los campos de horror y de exterminio, me refiero a las potencias aliadas, ajusticiaran a los cientos de miles de alemanes nazis involucrados. Desde nuestro punto de vista éstos deberían haber sido encarcelados en los mismos campos de concentración construidos por ellos. Deberían haber estado en las mismas condiciones nuestras por años. Al menos así se hubiera hecho cierta justicia. Pero eso no ocurrió, lamentablemente. Algunas organizaciones religiosas tuvieron piedad hacia los nazis y los ayudaron a evadirse. Además ciertos países les abrieron sus fronteras para darles asilo.

El juicio de Nurenberg sólo se ocupó de los jerarcas más comprometidos, algunos fueron ahorcados. Los demás recibieron sentencias leves a excepción de Rudolf Hess, el único nazi que sigue encarcelado en la prisión de Spandau en Berlín, pues se le condenó a prisión perpetua.

Desde el punto de vista de los sobrevivientes la justicia distó mucho de lo que debería haber sido.

Los alemanes nazis seguros de ser los amos del mundo no vacilaron en hacer persecuciones, atrocidades y asesinatos en masa. Al ser derrotados y descubierto el crimen cometido, el nazismo le dejó a Alemania una mancha impregnada que difícilmente podrá borrar. Además el daño irreparable ocasionado a nuestro pueb1o por el régimen de Hitler no va a ser olvidado jamás.

EPÍLOGO

La decisión que tomé al recordar y describir las vivencias de la época nazi fue debido a múltiples motivos. En primer término creía importante dejar mi legado a las futuras generaciones. Además como sobreviviente de esta odisea, sentí la obligación moral de relatar los hechos tal como realmente ocurrieron con el propósito (le impedir que otros lo distorsionen. Me refiero a aquellos que tienen la tendencia de deformar o minimizar lo acontecido.

Otro de los propósitos al recordar los hechos de la época nazi fue que la generación actual y futura tenga una versión veraz y auténtica.

También un motivo importante para escribir este libro fue para que los que juzgan fácilmente se den cuenta, que no fuimos llevados como ovejas al matadero.

Los que han tenido oportunidad de leer este testimonio e interiorizarse de la situación en que se vivía habrán comprendido que no fue así. Hubo levantamientos que son conocidos y también actividad guerrillera desde los bosques.

Con la ocupación alemana de países europeos, las numerosas poblaciones judías quedaron completamente desamparadas y a merced de la arrogancia y crueldad de los militares nazis. Su actitud creó un imperio de miedo; estaban prestos con el dedo en el gatillo, vivíamos atemorizados. Había que tratar de no darles un pretexto y así evitar una masacre. Además no contábamos con la población polaca circundante, que también fue en su mayoría hostil hacia nosotros.

Afirmo que el maquiavélico aparato nazi tuvo suficiente tiempo y poder para ensañarse con el pueblo judío en forma sistemática y valiéndose de engaños diabólicamente elaborados. Por medio del hambre, de trabajos forzados y torturas, sus víctimas llegaron a un estado de total indiferencia. Ya no éramos personas sino menos que seres vivientes. Los alemanes nazis lograron quebrar la moral de la gente y entonces les fue fácil proseguir con la "solución final" como la solían llamar (eliminar a nuestro pueblo). Además nos sentíamos abandonados y nos preguntábamos si el mundo nos había olvidado.

Con el final de la guerra y la liberación el problema de nuestro pueblo estaba aún muy lejos de ser solucionado. Mientras los exprisioneros no-judíos volvían a sus respectivos países nosotros todavía quedamos en campos de desplazados. Nos llevó muchos años llegar a un destino cierto. La mayoría estuvo a la espera del establecimiento del Estado de Israel que recibió a sus hermanos con los brazos abiertos, y muchos otros fueron requeridos por familiares de otras latitudes.

Desearía que mi testimonio sirva de mensaje y de reflexión. Creo que en el futuro otro holocausto no podría acontecer, porque algo ha cambiado: el pueblo judío tiene una Madre Patria: ISRAEL. Y con las democracias del mundo de postguerra confío, serán suficiente garantía para que lo ocurrido no se vuelva a repetir y sea recordado por siempre.

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