Camino al futuro (21 page)

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Authors: Peter Rinearson Bill Gates

BOOK: Camino al futuro
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El enfoque revolucionario no se desvanecerá por completo. Al menos es probable que se desarrollen unas cuantas redes de banda ancha que no serán superestereotipos de la red Internet. Algunos gobiernos, incluidos los de Hong Kong y Singapur, pueden ordenar y patrocinar iniciativas independientes, por ejemplo. Estos esfuerzos serán positivos porque animarán la experimentación con aplicaciones e interfaces, Pero la mayor parle del trabajo y del progreso se efectuarán sobre la plataforma Internet.

La base del software de Internet es sólida. El protocolo TCP/IP que gestiona las transmisiones soporta muy bien la informática distribuida y las escalas. Los protocolos que definen la navegación en la Web son sencillos y han permitido a los servidores gestionar grandes cantidades de tráfico. Pero a pesar de estos buenos cimientos, todavía queda por hacer un gran trabajo antes de que se complete la plataforma de software, la cual debe evolucionar hasta el punto de ofrecer navegación y seguridad de primera clase, capacidades de colaboración en grupo, servicios de facturación y contabilidad, y conexiones a componentes de software arbitrarios. La plataforma debe definir estándares para que los usuarios puedan expresar sus preferencias y transmitirlas entre las aplicaciones, sin problemas.

Para alcanzar su pleno potencial, la Internet necesita capacidad de reservar ancho de banda con una calidad de servicio garantizada. El ATM se utilizará como la tecnología de base porque aporta con su diseño garantías de calidad de servicio, aunque hay protocolos de calidad de servicio que no requieren ATM, con cualquiera de ellos, un usuario que pueda reservar ancho de banda entre dos punios de la red conseguirá una Huida entrega de contenido tal como audio y vídeo en tiempo real. Las garantías de calidad de servicio son un avance necesario si queremos que triunfen aplicaciones como la videoconferencia o el vídeo bajo demanda, aunque éstas robarán a la Internet un poco más de su desvanecida inocencia al introducir el pago en su gestión de tráfico. Con toda probabilidad, la gente tendrá que pagar una pequeña cantidad por toda comunicación que tenga garantizada una calidad de servicio. Si no se introduce alguna forma de precio diferencial, todos podrían exigir calidad de servicio garantizada para todas las comunicaciones. La red Internet no puede reservar ancho de banda para todos los mensajes (ocurre simplemente que eso no funcionará) de manera que tiene que haber algún modo de cobrar a los usuarios un cargo extra por garantizar el rendimiento. Ahora la red Internet es como un restaurante que no acepta reservas. Si queremos que nos sirvan, tenemos que aceptar lo que haya, confiando en que los demás estén en la misma situación y que no estemos en desventaja cuando se llegue a conseguir un servicio rápido. No obstante, como la red Internet de mañana aceptará reservas pagadas, el único servicio que obtendremos sin reserva será aquel que pueda proporcionar el ancho de banda que no hayamos reservado. Cuando utilicemos una conexión de voz, utilizaremos una conexión de calidad de servicio. El costo extra mensual por la utilización de voz será muy pequeño porque las conexiones de audio no requieren mucho ancho de banda.

Hasta ahora cuesta muy poco utilizar la red Internet, excepto en aquellos países en que su uso está sometido a grandes sobreprecios o en los que no hay la suficiente competencia entre los vendedores como para que bajen los precios. Por lo que hoy es a menudo un pago mensual fijo, la Internet proporciona a los clientes de Estados Unidos conexiones con servidores de lodo el mundo, facilitando el intercambio de correo electrónico, lemas de debate y otros datos. La gama de los intercambios va desde cortos mensajes de unas docenas de caracteres a transferencias multimillonarias en bytes de fotografías, software y otros tipos de dalos. Al usuario no le cuesta más pedir datos a un servidor que se encuentra a miles de kilómetros que a otro que esté a un kilómetro escaso de distancia. El modelo de precios bajos de Internet ha ocasionado ya serios perjuicios a la noción de que las comunicaciones han de pagarse en razón del tiempo y la distancia; exactamente lo mismo que la informática barata de la PC hizo con las tarifas por hora de tiempo informático compartido.

El modelo financiero que permite a Internet ser casi sospechosamente barata es una ampliación de un interesante precedente que se ha utilizado de forma limitada durante mucho tiempo. Cuando usamos un teléfono hoy, esperamos que se nos facture por tiempo y distancia, a menos que estemos telefoneando desde un área de llamada local gratuita. Pero los negocios que llaman mucho a un lugar remoto pueden evitar que se les cobre de acuerdo con el tiempo y la distancia, alquilando una línea telefónica de propósito especial dedicada a las llamadas entre los dos puntos. No hay cargos por tráfico en una línea alquilada. La tarifa mensual es la misma sin importar que se use mucho o poco.

La base de Internet está constituida por un ramillete de estas líneas alquiladas que se comunican por sistemas de conectores que encaminan datos. En Estados Unidos, las conexiones de larga distancia a Internet las proporcionan cinco empresas que alquilan líneas a las operadoras (carriers) de telecomunicaciones. Desde el desmembramiento de ATT en 1984, las tarifas de las líneas alquiladas se han hecho muy competitivas.

Como el volumen de tráfico de Internet es enorme, las cinco empresas facturan de acuerdo con las tarifas más bajas posibles, lo que se traduce en que transportan enormes cantidades de datos a precios muy reducidos.

Estas compañías trasladan sus bajas tarifas a empresas que se conectan a Internet, en forma de tarifas reducidas, generalmente fijas.

Por lo común, la tarifa se basa en la capacidad de la conexión. Una conexión de ancho de hunda relativamente alto, llamada «línea T-1». Puede costar unos 1,600 dólares mensuales. La tarifa cubre todo e) tráfico por Internet de una empresa, sea constante o no y tanto si se limita a unos cuantos kilómetros como si se extiende por toda la Tierra. Esta estructura de precios supone que una vez que un cliente tiene conexión con Internet, no se originan costos extra por la ampliación de su utilización lo cual, por supuesto, incita a u uso.

La suma de las tarifas que pagan todos los usuarios financia a Internet sin necesidad de subsidios gubernamentales.

La mayor parte de las personas no pueden permitirse alquilar una línea Tl. Cuando se quieren conectar a Internet, se ponen en contacto con un proveedor de servicio en línea. Se trata de una empresa que paga una línea T-l u otro medio de conexión de alta velocidad a Internet. Los particulares utilizan sus líneas telefónicas regulares (de banda estrecha) para llamar al proveedor de servicio local y éste les conecta a Internet.

En 1994 y 1995, el precio mensual típico por la utilización de Internet en Estados Unidos era de 20 dólares, por los cuales un cliente podía conseguir 20 horas de uso primetime, es decir, a las horas en que más se utilizan las redes. En la primavera de 1996. ATT estaba entre las empresas que comenzaron a ofrecer una utilización ilimitada al mismo precio de 20 dólares, dando pruebas del advenimiento de un mercado muy competitivo de acceso a Internet por parle de los consumidores. Las grandes compañías telefónicas de todo el mundo están entrando en el negocio del acceso a la red. Empresas de servicio en línea como Compuserve y América Online incluyen hoy en sus cargos el acceso a Internet. La red Internet continuará mejorando a medida que se desarrolle en los próximos años sobre ella un autentico mercado de masas, beneficiándose del acceso fácil, de la amplia disponibilidad, de la facilidad de navegación y de la integración con servicios comerciales en línea.

Todo ello deja a las compañías telefónicas en una posición interesante.

Por una parte, pueden convertirse en las mayores proveedoras de acceso a Internet; por otra, esta última amenaza con acabar con gran parte del lucrativo negocio de larga distancia que mantiene a las compañías telefónicas actualmente. La utilización de Internet para llamadas de larga distancia a otros usuarios de Internet en cualquier parle del mundo se está extendiendo, a pesar de la poca calidad de la transmisión de voz.

Pero cuando la plataforma Internet incorpore garantías de calidad del servicio, la fidelidad tanto de audio como de vídeo bidireccional será impresionante.

Esto será muy importante para los consumidores, pero no todas las compañías telefónicas darán la bienvenida a la competencia. En marzo de 1996, un grupo comercial que representaba a más de 130 compañías telefónicas de pequeño y mediano tamaño pidió a la Comisión Federal de comunicaciones de Estados Unidos que regulara y gravara la venta de productos de software y de hardware que permitían a Internet dar servicios de larga distancia. Un informe de prensa del grupo, la America's Carriers Telecommunication Association, acusaba a Internet de establecer derivaciones paralelas a las operadoras locales de larga distancia e internacionales y permitir que se efectuaran llamadas a un costo prácticamente nulo. El comunicado advertía que ese tráfico saturaría la Internet.

Yo me alegré de que la Comisión Federal denegara la petición, pero no reprocho a las compañías telefónicas porque se sientan molestas. Se encuentran en una posición difícil. El gobierno de Estados Unidos, a través del proceso de regulación de tarifas, las ha llevado a perder dinero en algunos de los servicios locales que proporcionan. Han existido buenas razones históricas para regular las tarifas telefónicas, [al como el deseo de hacer que el teléfono sea un servicio al alcance de lodos, la doctrina del «servicio universal». Hasta ahora, a las compañías de teléfono de Estados Unidos les ha ido bien porque compensan las pérdidas con el amplio margen en las tarifas del servicio de larga distancia. Este servicio, a un precio mayor de lo que correspondía, ha subsidiado el servicio local prestado a menor costo. Pero en cuanto las llamadas telefónicas de larga distancia sean remplazadas por la nueva forma de comunicación a través de Internet, las compañías telefónicas perderán el subsidio para dar servicio local con pérdidas. Se trata de un asunto serio, pero sería un gran error regular las comunicaciones de Internet como si fueran comunicaciones telefónicas y no creo que ello vaya a ocurrir. Por una parte, sería difícil definir y detectar llamadas telefónicas entre los paquetes de dalos digitales que intercambia la gente.

Las compañías telefónicas tienen razón cuando dicen que el tráfico de Internet podría saturarla de vez en cuando a medida que se incremente, pero será un problema pasajero porque las inversiones que se efectúan en la infraestructura de Internet son muy elevadas y porque el ancho de banda que proporcionan las tecnologías de las comunicaciones se está incrementando muy de prisa. La demanda crecerá rápidamente, pero la capacidad lo hará aún más rápido. Será difícil conseguir el equilibrio y podrá haber periodos en los que los tiempos de respuesta de Internet sean lentos, pero ninguna barricada detendrá el florecimiento de la red.

Incluido su tráfico de voz.

Si la congestión se convierte en un gran problema, se puede tomar la solución de que lodos paguen una tarifa fija mayor. Otro enfoque es contabilizar el tiempo de utilización del sistema, la distancia a la que de transmiten los bits, el número de bits o cualquier otra cosa. Sin embargo, no hay una situación clara como consecuencia del gran numero de empresas que ofrecen conexiones a Internet. Con que sólo algunas de ellas adopten esquemas de precios que perjudiquen a los grandes usuarios, éstos emigrarán a compañías que no les penalicen y el tráfico total de Internet apenas si se verá afectado, si es que se aféela (se trata de un fenómeno llamado «selección adversa» que será familiar a cualquiera que trabaje en la industria del seguro: los clientes potenciales menos deseables tienden a ser aquellos que es más probable que firmen porque tienen relativamente más que ganar).

Internet puede cambiar el modo como pagamos o no por la información, de la misma forma que está cambiando la manera como pagamos por la comunicación. Hasta ahora, la mayor parte de inversión publicitaria en la Web se ha realizado por amor al arte o se ha tratado de un esfuerzo para apoyar la promoción de productos vendidos en el mundo no electrónico.

Pocos proveedores de contenido han cobrado directamente a los consumidores, aunque muchos de ellos están mirando hacia el futuro, al día en que descubran cómo conseguir que les paguen. Ha surgido una gran industria de contenido interactivo en la cual casi nadie gana dinero, hasta la fecha.

Algunos comentaristas piensan que la Internet ha puesto de manifiesto que la información será gratuita, o al menos en gran parte. Es cierto que una gran cantidad de información donada por usuarios, desde fotos de la NASA hasta tableros de notas, continuará siendo gratuita. Pero creo que gran parle de la información más atractiva, ya sean películas de Hollywood o bases de datos enciclopédicas, se producirán pensando en las utilidades.

Es difícil imaginar el desarrollo de Internet como medio de edición a menos que se pague a los proveedores de contenido por sus obras. Pero a corto plazo se producirán muchas desilusiones entre las empresas de contenido que luchan por mantener el equilibrio mediante suscripciones o anuncios. Los anunciantes suelen dudar antes de pasarse a un nuevo medio, y la Internet, desde luego, lo es. Algunas empresas de contenido están experimentando con una combinación de suscripción y de publicidad, pero muy pocas personas pagarán por un contenido que utilizarán gratuitamente, de manera que la base de suscriptores que una empresa de contenido puede ofrecer a los anunciantes es reducida, lo cual baja los precios de los anuncios y con ello los beneficios por publicidad del proveedor de contenido.

Otra de las razones para que cobrar por el contenido no funcione muy bien todavía es porque no resulta práctico ni cobrar ni pagar cantidades pequeñas. No es factible cobrar o pagar tres centavos por leer un artículo de periódico. Este inconveniente temporal desaparecerá a medida que Internet evolucione. Si decidimos visitar una página Web que cueste diez centavos, pagaremos el precio como parle de una factura mayor, de la misma manera que pagamos por la totalidad del servicio telefónico actualmente sobre una base mensual. Pienso que veremos ofrecer gran cantidad de contenido a precios muy bajos. Después de todo, incluso las propiedades de tres centavos pueden hacer dinero si las visitan suficientes personas.

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