Cómo mejorar su autoestima (18 page)

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Authors: Nathaniel Branden

BOOK: Cómo mejorar su autoestima
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Si me niego a disculparme por mis virtudes...

Sí soy honesto con respecto a mis aciertos...

Si disfruto de mí mismo...

Si admito que me gusto a mí mismo...

f

Es necesario que reconozcamos a nuestros sub—símismos o subpersonalidades, que intimemos con ellos, dialoguemos con ellos y, en definitiva, que los admitamos, para poder sentirnos completos, no divididos, sino
integrados.

A medida que aprendo a admitir a mi sí-mismo niño...

A medida que aprendo a admitir a mi sí-mismo adolescente...

Si rechazo a la persona que fui alguna vez....

Sí intimo con todas las partes de mí mismo...

Estoy comenzando a ver que...

g
— Necesitamos vivir activa y no pasivamente, asumir la responsabilidad de nuestras elecciones, sentimientos, acciones y bienestar —asumir la responsabilidad del cumplimiento de nuestros deseos— para así hacernos responsables de nuestra propia existencia. Como la independencia, la productividad es una virtud básica de la autoestima, y el trabajo es una de las formas prácticas de manifestar la autorresponsabilidad.

Si me hago plenamente responsable de mis acciones...

Si me hago plenamente responsable de las cosas que digo...

Si insisto en culpar a los demás...

Si insisto en verme como una víctima...

Si acepto que sólo yo puedo lograr mí felicidad...

h
— La autoconfianza y el autorrespeto se obtienen viviendo auténticamente. En esto consiste el coraje de ser quienes somos, preservando la coherencia entre nuestro sí-mismo interior y el sí-mismo que presentamos al mundo. En sentido literal, significa vivir autoafirmativamente; que manifestamos al mundo aquello que pensamos, valoramos y sentimos. Que no nos entregamos al submundo de lo inexpresado y de lo no vivido.

A medida que aprendo a ser más sincero acerca de lo que pienso y siento...

A medida que aprendo a ser sincero acerca de mis deseos...

Cuando pienso en algunas de las mentiras según las cuales he vivido...

Cuando esté preparado para abandonar esas mentiras...

Si necesito tiempo para aprender a vivir con integridad…

Si estuviera dispuesto a darme el tiempo que necesito para aprender...

Si estuviera dispuesto a comunicar a la gente lo que siento por dentro...

Si estuviera dispuesto a mostrar a la gente quién soy...

A medida que aprendo a ser sencillamente yo mismo...

i
— Al apoyar la autoestima de los otros, apoyamos la nuestra. Así, el hecho de vivir con benevolencia es necesario para la autoestima.

Si trato a los demás con respeto y benevolencia...

Si ofrezco a los otros la buena voluntad que pretendo de ellos...

Sí me permito comprender lo que he estado leyendo...

Si acepto que quizás aún no esté preparado para asimilar todos estos conocimientos...

Si me doy permiso para evolucionar a mi propio ritmo...

Si éste es el principio de una gran aventura...

j
— Necesitamos comprender que, como ideal ético—psicológico, la autoestima implica y presupone el supremo valor de una vida individual. Descansa sobre una visión moral que ve en cada persona un fin en sí misma y —en oposición a la doctrina de la autorrenuncia y el autosacrificio— defiende como principio rector el interés racional por uno mismo.

Sí no vivo para servir a los otros...

Si los otros no viven para servirme...

Sí mi vida me pertenece a mí...

Si realmente tengo derecho a existir...

Si el autosacrificio no me brinda la autoestima...

Si hace falta coraje para ser honradamente egoísta...

Comienzo a darme cuenta de...

En un capítulo anterior vimos que cada una de las conductas que acabo de resumir es a la vez fuente y manifestación de una buena autoestima causa y consecuencia de ella—, según el principio de la causalidad recíproca.

¿Cómo elevar nuestra autoestima? Practicando estas conductas. Viviendo conscientemente, aceptándonos a nosotros mismos, con responsabilidad, autenticidad, benevolencia e integridad.

Esto otorga grandes recompensas, pero también exige afrontar desafíos. Sea cual sea su nivel actual de autoestima y la vida que haya creado para reflejarlo, quizás en este mismo momento usted esté experimentando la comodidad de lo familiar (la comodidad de lo conocido) y quizá sienta intuitivamente que desarrollar la autoestima es abandonar esa zona confortable y entrar en lo desconocido.

"Si elevo mi autoestima (me dicen los pacientes), ¿cómo sé qué aspecto tomarán las cosas? ¿Seguiré amando a mi cónyuge? ¿Seguiré soportando mi trabajo? ¿Cambiarán mis intereses? ¿Mis amigos se resentirán conmigo? ¿Me quedaré solo?".

"Quizás no siempre me guste lo que siento (confiesan), pero es algo familiar. Estoy acostumbrado, incluso a los momentos de angustia y depresión. De algún modo, yo mantengo el control. Pero con una autoestima significativamente más alta, no me conocería a mí mismo. ¿Me sentiría seguro en ese caso?".

A medida que usted vaya haciendo los ejercicios de este libro y practique en su vida las conductas que reflejan esos ejercicios y el análisis que hemos hecho, experimentará un aumento de su autoconfianza y su autorrespeto, pero quizás también una cierta desorientación. Siempre conlleva algo de angustia la transición de un viejo a un nuevo concepto de sí mismo. Si persevera en sus nuevos aprendizajes y conductas, pronto se sentirá cómodo con su nuevo sentido de si mismo, y la ansiedad desaparecerá.

Ahora bien, este proceso se aplica a la autoestima en general y también a cualquiera de las prácticas específicas que la hacen aumentar. Por ejemplo, a medida que aprendemos a vivir más conscientemente, o aceptándonos más a nosotros mismos, podemos disfrutar de la experiencia y a la vez hallarla extraña, como si estuviéramos viviendo en nuestro cuerpo pero con una persona que no estamos seguros de conocer. Ser capaz de aceptar cierto grado de desorientación como un aspecto inevitable del crecimiento, y estar dispuesto a tolerarlo hasta que alcancemos un nuevo sentido de lo "normal", es condición indispensable para obtener un cambio satisfactorio.

Tal vez la manifestación más elocuente sobre este problema sea la de un paciente de terapia, que decía hace muchos años: "Nathaniel, hace una semana que no me siento angustiado,
y eso me está poniendo nervioso".

He visto muchos pacientes que, después de practicar las técnicas que presento en este libro, se liberaron de su depresión o de gran parte de ella, pero al cabo de un tiempo volvieron a caer en la autotortura porque aún se hallaban apegados a un concepto de sí mismos anticuado, que se quedó atrás ante su nueva experiencia. Durante años se vieron como seres atormentados. Organizaron sus vidas alrededor de este concepto de sí mismos, incluso en sus relaciones. "¿Qué es mi vida si no sufro?", les he oído decir. "Si no soy desdichado, ¿cómo voy a actuar con la gente? ¿Qué diré o haré? ¡No tengo experiencia de lo que es ser feliz!. Además, si no soy feliz, no tengo nada que perder, no tienen nada que quitarme, mientras que si lo soy..."

Este es un ejemplo de lo "desconocido" de lo que hablaba hace un momento: el territorio no familiar en el cual penetramos cuando elevamos nuestra autoestima.

Y aun hay más: las reacciones de los otros a medida que van viendo nuestros cambios. Si estamos más seguros de nosotros mismos que antes, si mostramos mayor respeto por nosotros mismos (si somos más abiertos, espontáneos, joviales, o estamos menos a la defensiva), las formas en que nos traten los demás ya no se adecuarán, ya no serán apropiadas para quienes somos ahora, y
ellos
pueden desorientarse. Entonces, o bien adaptarán sus conductas al nuevo concepto de nosotros mismos que proyectamos o bien (a sabiendas o no) tratarán de manipulamos para que volvamos a nuestro viejo concepto de nosotros mismos. Una vez más, nos enfrentamos con lo no familiar, lo desconocido.

Quizá nuestra resistencia a estos cambios nos haga reacios a practicar los ejercicios o las conductas descritas en los capítulos anteriores. Es preciso que combatamos tanto la inercia como el miedo. ¿Cuáles son las recompensas, si aceptamos estos sentimientos, sin ceder a ellos, y en cambio mantenemos nuestra determinación de avanzar en la autoconfianza, el autorrespeto y el goce de la vida?

En el nivel de la experiencia directa, interna, ahora la respuesta está clara: mayor confianza en si mismo y amor por sí mismo, mayor satisfacción con nuestro propio ser, mayor orgullo por lo que hemos logrado con nuestra propia persona.

Además, a medida que usted desarrolle su autoestima:

  • Su rostro, sus gestos y su manera de hablar y de moverse tenderán naturalmente a proyectar el placer que le causa estar vivo.
  • En algún momento notará que es más capaz de hablar de sus logros o de sus imperfecciones de manera directa y sincera, puesto que mantendrá una buena relación con los hechos.
  • Quizá descubra que se siente más cómodo al hacer y recibir elogios, expresiones de afecto, aprecio, etcétera.
  • Estará más abierto a la crítica y a sentirse bien al reconocer sus equivocaciones, pues su autoestima no estará ligada a una imagen de "perfección".
  • Sus palabras y movimientos tenderán a ser desenvueltos y espontáneos, ya que no estará en guerra con usted mismo.
  • Habrá cada vez más armonía entre lo que usted diga y haga, y su aspecto, su modo de hablar y de moverse.
  • Descubrirá que tiene una actitud cada vez más abierta y curiosa hacia las ideas y experiencias nuevas, las nuevas posibilidades que le ofrece la vida, puesto que para usted ésta se ha convertido en una aventura.
  • Los sentimientos de angustia o inseguridad, si se presentan, tendrán menos posibilidades de intimidarlo o abrumarlo, ya que controlarlos y superarlos le parecerá más fácil.
  • Es muy probable que descubra que disfruta de los aspectos más alegres de la vida, tanto en usted como en los otros.
  • Será más flexible al responder a situaciones y desafíos, movido por un espíritu de inventiva e incluso una capacidad lúdica, ya que confiará en su mente y no verá la vida como una fatalidad o una derrota.
  • Se sentirá más cómodo con una conducta enérgica (aunque no beligerante); será más rápido para defenderse y hablar por usted mismo.
  • Tenderá a preservar la armonía y la dignidad en situaciones de estrés, ya que cada vez le resultará más natural sentirse equilibrado.

¿Sufrirá cambios en sus relaciones con la gente, el trabajo y las aficiones? Será casi inevitable. ¿Conocerá momentos de conflicto, crisis, decisiones difíciles? Desde luego; son inseparables de la vida. ¿Se sentirá dueño de mayores recursos para responder a esos desafíos? Rotundamente, sí.

Incluso en el nivel físico, pueden producirse cambios notables a medida que desarrolla su autoconfianza y su autorrespeto:

  • Sus ojos estarán más alertas, brillantes y vivaces.
  • En algún momento su rostro se volverá más relajado y (salvo en caso de enfermedad) tenderá a mostrar un color natural y un mejor aspecto del cutis.
  • Es probable que su mentón adquiera una postura más natural, más en línea con su cuerpo.
  • Su mandíbula tenderá a estar más relajada.
  • Sus manos estarán más relajadas, elegantes y tranquilas.
  • Sus brazos colgarán de una forma natural y relajada.
  • Su postura será relajada, erecta, bien equilibrada.
  • Su modo de caminar será resuelto (sin ser agresivo ni arrogante).
  • Su voz adquirirá modulaciones adecuadas a las diversas situaciones, y su pronunciación será clara.

Lo más probable es que exhiba estos rasgos cada vez en mayor medida, como se ha observado en numerosos hombres y mujeres que gozan de una alta autoestima, en los cuales se advierte la presencia de estas características físicas, así como de las psicológicas antes mencionadas.

Advertirá que el tema de la relajación se repite una y otra vez. Relajarse implica que no se esconde de usted mismo y que no está en guerra con quien es, mientras que la tensión crónica transmite un mensaje acerca de alguna suerte de escisión interna, alguna especie de autoevasión o autorrepudio, algún aspecto de un sí-mismo rechazado o constreñido.

Si los rasgos psicológicos y físicos que he mencionado llegasen a convertirse en una parte natural de usted, pregúntese cómo cambiarían su experiencia de estar vivo. Pregúntese cómo le afectarían en su capacidad de amar y ser amado. Pregúntese cómo modificarían su visión del trabajo, sus proyectos para el futuro, las metas que aspira a alcanzar.

El aumento de la autoestima hace las cosas diferentes. Cuando usted tenga claro en qué consiste esa diferencia, sabrá que obtenerla merece la pena.

Y al comprometerse a realizar el viaje, descubrirá que en realidad ya ha comenzado.

NATHANIEL BRANDEN

NATHANIEL BRANDEN es un psicoterapeuta canadiense y autor de libros de autoayuda y de numerosos artículos sobre ética y filosofía política. Branden ha trabajado especialmente en el campo de la psicología de la autoestima, y desempeñó un importante papel en el desarrollo y la promoción del objetivismo, el sistema filosófico de Ayn Rand. Branden nació en 1930, con el nombre de Nathan Blumenthal, en Brampton, Ontario, Canadá. Recibió su licenciatura en psicología por la Universidad de California en Los Ángeles. Recibió el doctorado en psicología por la California Coast University.

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