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Authors: James Dashner

Tags: #Fantasía, #Ciencia ficción

El corredor del laberinto (47 page)

BOOK: El corredor del laberinto
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Después de comer, nadie discutió cuando les dijeron que había llegado la hora de irse a dormir.

Y menos aún Thomas, que se sentía como si pudiera dormir un mes entero.

Capítulo 62

Thomas compartió litera con Minho, que insistió en dormir en la de arriba; Newt y Fritanga estaban justo en la de al lado. Los empleados pusieron a Teresa en una habitación distinta y se la llevaron antes de que pudiera despedirse. Thomas la empezó a echar muchísimo de menos a los tres minutos después de marcharse.

Mientras se acomodaba en el blando colchón para pasar la noche, le interrumpieron:

—Eh, Thomas —dijo Minho por encima de él.

—¿Sí? —Thomas estaba tan cansado que apenas le salían las palabras.

—¿Qué crees que les ha pasado a los clarianos que se quedaron atrás?

Thomas no se lo había planteado. Había tenido la mente ocupada con Chuck y, ahora, con Teresa.

—No lo sé. Pero visto todos los que murieron para que llegáramos aquí, no me gustaría estar en su lugar ahora mismo. Los laceradores probablemente lo hayan invadido todo —no podía creer lo indiferente que sonaba su voz mientras lo decía.

—¿Crees que estamos a salvo con esta gente? —preguntó Minho.

Thomas reflexionó sobre aquella pregunta durante un momento. Sólo había una respuesta a la que aferrarse:

—Sí, creo que estamos a salvo.

Minho dijo algo más, pero Thomas no le oyó. Le consumía el agotamiento; su mente vagó por el corto periodo que había pasado en el Laberinto, por los días en que había sido corredor y lo mucho que lo había deseado, incluso desde aquella primera noche en el Claro. Parecía que hubiesen pasado cien años. Como si fuera un sueño.

Los murmullos de las conversaciones flotaban en la habitación, pero a Thomas le parecía que venían de otro mundo. Se quedó mirando los tablones de madera cruzados de la cama de arriba, notando cómo le arrastraba el sueño. Pero resistió porque quería hablar con Teresa.

¿Qué tal tu habitación?
—le preguntó mentalmente—.
Ojalá estuvieras aquí.

¿Ah, sí?
—contestó ella—.
¿Con todos esos chicos apestosos? Creo que paso.

Supongo que tienes razón. Creo que Minho se ha tirado tres pedos en el último minuto
—Thomas sabía que era un chiste muy malo, pero era lo mejor que se le había ocurrido. Notó cómo se reía la chica y deseó poder hacer él lo mismo. Hubo una larga pausa.

Lo siento mucho por Chuck
—dijo al final la joven.

Thomas sintió una fuerte punzada y cerró los ojos mientras se hundía en el sufrimiento de la noche.

Podía llegar a ser muy pesado
—respondió. Hizo una pausa y pensó en aquella noche, cuando Chuck le había dado un susto de muerte a Gally en el baño—.
Pero duele. Me siento como si hubiese perdido a un hermano.

Lo sé.

Le había prometido…

Déjalo ya, Tom.

¿Qué?
—quería que Teresa le hiciera sentir mejor, que le dijera algo mágico para que el dolor desapareciera.

Deja de decir que se lo prometiste. La mitad de nosotros lo consiguió. Habríamos muerto todos si nos hubiéramos quedado en el Laberinto.

Pero Chuck no lo consiguió
—repuso Thomas. La culpa le atormentaba porque sabía con toda seguridad que habría cambiado a cualquiera de los clarianos de aquella sala por Chuck.

Murió por salvarte
—contestó Teresa—.
El tomó la decisión. No la desperdicies.

Thomas notó que las lágrimas inundaban sus ojos; una se escapó y bajó por su sien derecha hacia su cabello. Pasó un minuto entero en el que no se dijeron ni una palabra. Entonces él la llamó:

¿Teresa?

¿Sí?

A Thomas le asustaba compartir sus pensamientos, pero lo hizo:

Quiero acordarme de ti. Acordarme de nosotros. Ya sabes, antes de todo esto.

Yo también.

Al parecer, éramos…
—no sabía cómo decirlo.

Lo sé.

Me pregunto qué haremos mañana.

Lo descubriremos en unas horas.

Sí. Bueno, buenas noches
—quería decirle más cosas, muchas más cosas, pero no se le ocurrió nada.

Buenas noches
—dijo ella justo cuando se apagaron las luces.

Thomas se dio la vuelta, contento por estar a oscuras y que nadie viera la cara que se le había puesto. No era exactamente una sonrisa ni una expresión de felicidad. Pero casi.

Y, por ahora, «casi» estaba bastante bien.

Epílogo

Memorándum de CRUEL Fecha: 27/01/232; hora: 22:45.

Para: Mis asociados.

De: Ava Paige, ministra.

Re: OPINIÓN SOBRE LAS PRUEBAS DEL LABERINTO, Grupo A

Según los cálculos, creo que todos coincidimos en que las pruebas han sido un éxito. Veinte supervivientes, todos bien cualificados para nuestro propósito. Las respuestas a las Variables han sido satisfactorias y alentadoras. El asesinato del niño y el «rescate» han resultado ser un valioso final. Necesitábamos impactar sus sistemas, ver sus reacciones. Sinceramente, me sorprende que al final, después de todo, hayamos podido reunir tal número de chicos que nunca llegaron a rendirse.

Por extraño que parezca, verles así, el hecho de que piensen que todo va bien ha sido lo que más me ha costado observar. Pero no hay tiempo para lamentaciones. Por el bien de nuestra gente, seguiremos adelante.

Sé que tengo mi propia opinión respecto a quién escoger como líder, pero me abstengo de compartirla en este momento para no influir en ninguna decisión. Aunque, para mí, está claro.

Todos somos conscientes de lo que está en juego. Yo, por lo pronto, estoy animada. ¿Recordáis lo que la chica escribió en su brazo antes de perder la memoria? ¿A lo que se aferró? «CRUEL es buena».

Los sujetos al final recordarán y entenderán la intención de las cosas duras que hemos hecho y planeado hacerles. La misión de CRUEL es servir a la humanidad y preservarla, sin importar lo que cueste. Sí que somos «buenos».

Por favor, contestad con vuestras propias reacciones. Permitiremos que los sujetos duerman una noche entera antes de la ejecución de la Fase 2. Por el momento, permitámonos ser optimistas.

Los resultados del Grupo B también han sido extraordinarios. Necesito un tiempo para procesar los datos, pero podemos comentarlos a primera hora.

Hasta mañana, entonces.

— FIN DE LA PRIMERA PARTE —

El autor

JAMES DASHNER nació en Georgia en 1972. Licenciado por la Brigham Young University, en 2003 publicó su primer libro,
A Door in the Woods,
seguido de
A Gift of Ice
(2004),
The Tower of Air
(2004) y
War of the Black Curtain
(2005). Entre 2008 y 2010 publicó su trilogía
The 13th Reality. El corredor del laberinto
es la primera parte de una trilogía homónima seguida de
Las pruebas
(2010), que en España saldrá a la venta en otoño de 2011, y
The Death Cure,
que en Estados Unidos se publicará a finales de 2011. Los derechos cinematográficos de
El corredor del laberinto
los ha comprado la 20th Century Fox.

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