A todos nos gusta el «buscador» Google, pero Google ha dejado hace tiempo de ser un mero buscador:
Con sus distintos servicios, sea
Google Earth, Google Docs
o
Google Mail
, la empresa de Larry Page, Sergey Brin y Eric Schmidt se ha convertido en una potencia mundial incontrolable en Internet. Google es un «lobo con piel de cordero», un monopolista, el mayor recopilador de datos del mundo, propietario de decenas de patentes de métodos que podrían derivarse de la industria del espionaje. Ya desde hace años, los usuarios de Google son analizados y clasificados. La supremacía en el mercado de Google es peligrosa en una sociedad del conocimiento: hace posible la censura política, tal y como se practica ya en China, facilita el espionaje de la esfera privada y no admite crítica ni competencia.
Gerald Reischl
El engaño Google
Una potencia mundial incontrolada en Internet
ePUB v1.0
Himali11.07.12
Título original:
Die Google Falle
Gerald Reischl, 2008
Traducción: Héctor Piquer y Cristina Sánchez
Diseño portada: Martin Gubo, Austria
Páginas: 161
Editor original: Himali (v1.0)
ePub base v2.0
A mi madre, Christine
Se necesita algo de valor para escribir un libro sobre Google que se enfrente con la empresa desde la crítica, muestre sin maquillar los aspectos negativos de la compañía más en boga de la era de las tecnologías de la información y advierta de los peligros de este consorcio mundial. Más de una vez me han preguntado si no tenía miedo del poder y los abogados de Google por ofrecer una visión de sus rincones más oscuros. La respuesta es no, porque toda la información que he recopilado a lo largo de casi nueve meses es irrefutable y está contrastada. Pero, a pesar de todo, se necesita valor.
Primero, porque la empresa californiana de Mountain View tiene todas las simpatías y ninguna crítica de la mayoría de los internautas. Google está de moda. Todos la consideran
cool
, diversa, cordial y la mejor empresa donde trabajar, así que pobre de aquel que se atreva a decir o escribir algo en contra de la compañía de Internet más apreciada del mundo, porque será objeto de escarnio por los foros de la Red. Y segundo, porque en los últimos meses se han levantado voces críticas desde distintos lugares que avisan de los peligros de la hegemonía de Google y reivindican una fragmentación del consorcio, lo que para sus partidarios no es más que
Google-bashing
, es decir, difamación de la empresa. Son sobre todo sus competidores quienes fomentan estas críticas: en 2007, poco después de conocerse que Google quería adquirir la empresa de
marketing
digital DoubleClick, Microsoft encargó a la agencia de comunicación y relaciones públicas Burson-Marsteller una campaña en contra de Google. Efectivamente, Microsoft quiere acabar a toda costa con la hegemonía de Google, como también se demostró en febrero de 2008 con la oferta de compra de Yahoo! Los críticos se enfrentan con demasiada facilidad al reproche de subirse al tren de la difamación y querer sacar provecho de ello, porque, y volviendo primer punto, todo aquel que critica o habla mal de Google se convierte automáticamente en un
Google-basher
. Precisamente por ello es necesario escribir un libro como
El engaño Google
, el primero que critica a Google.
Para empezar, debo admitir que Google me ha ayudado a redactar estas páginas. No sólo como empresa, con las muchas entrevistas que he podido realizar en el Googleplex de Mountain View, en San Francisco o por teléfono,
sino también como
buscador. Google es práctico y puede ser de gran utilidad si sabes lo que buscas. Este motor de búsqueda me ha servido para recopilar una información que, con los métodos habituales hace algunas décadas, habría costado un gran esfuerzo sacar a la luz. Se habrían necesitado largas conferencias telefónicas, indagaciones en hemerotecas y visitas a bibliotecas para, por ejemplo, localizar las distintas patentes con las que se puede conocer la verdadera cara de Google. Hoy, en cambio, todo es mucho más rápido: tecleas unas palabras en un cuadro de búsqueda, pulsas «Intro» y listo.
Durante la preparación de esta obra, una compañera periodista me quiso provocar con una pregunta: «Entonces, ¿por qué se siguen escribiendo libros si ya está todo en la Red y se puede encontrar con Google?». Probablemente, tenía razón, pero quien se encarga de recopilar, interpretar y atar cabos es uno mismo, cosa que Google todavía no puede hacer. Además,
googleleando
también se encuentra información que a la propia empresa no siempre le parece del todo adecuada, como lo demuestra el caso de la periodista estadounidense Elinor Mills, de la plataforma de noticias CNET. Mills estuvo vetada por Google durante un año porque, con la ayuda del buscador, había descubierto detalles íntimos de la vida privada de Eric Schmidt, el presidente ejecutivo de Google, y los hizo públicos en un artículo titulado
«Google balances privacy, reach»
. Sin embargo, la principal fuente de información del presente libro no ha sido precisamente el buscador de Google, sino las docenas de expertos con los que, en prolongadas entrevistas y conversaciones, y por correo electrónico, he descubierto
más cosas
sobre el gigante de las búsquedas. El título
El engaño Google
ya deja claro que estas páginas no están destinadas a glosar las maravillas de nadie; de eso ya se encargó el ganador del Pulitzer David Vise con su libro
La historia Google
.
El objetivo de
El engaño Google
es otro: contribuir a la concienciación y poner en evidencia el dilema en el que viven los usuarios de Internet, las negligencias en las que ha incurrido Europa y dónde debemos fijarnos si queremos sacar provecho de Internet. Partiendo de hechos concretos se demuestra que Google es, desde hace años, el más eficiente registrador de datos del mundo; que existe un gran número de patentes y métodos que permiten rastrear, analizar y clasificar a los inter nautas; que las promesas de no utilizar los datos y borrarlos pasados 18 meses se han quedado en meras palabras y que la clave del éxito está en la información de los usuarios. En este libro también se habla de los planes de Google para el futuro: por qué quiere dar el salto al negocio de los móviles y las telecomunicaciones y por qué quiere dominar el mercado de la publicidad, tanto en Internet como en prensa y televisión. Por otro lado, los proyectos relacionados con la medicina, la genética y el análisis del ADN en los que Google está inmersa también deberían levantar nuestras suspicacias. Hace tiempo que Google ha dejado de ser solamente un buscador y se ha convertido en una de las empresas más ricas del planeta. Sus propietarios poseen una de las mayores fortunas del mundo gracias a un ingenioso diseño de comunicación y a la enorme masa de entusiastas que utilizan Internet. Y en detrimento de la privacidad.
Este libro no reclama, como otros estudios proponen, la desintegración de la empresa. Simplemente se propone mostrar cómo trabaja la compañía más poderosa de Internet, cómo penetra en nuestra esfera privada y qué métodos está aplicando y aplicará en el futuro este «gran hermano» de Internet. Todo aquel que utilice Google debería leer este libro para estar informado de lo que sucede cuando realiza una consulta en el buscador o utiliza cualquiera de sus servicios.
¿Acabará el planeta Tierra convertido en el planeta Google?
G
ERALD
R
EISCHL
,
marzo de 2008
P.S.: Visite también las páginas web
www.googlefalle.com
o
www.reischl.com
. Si desea ponerse en contacto conmigo, puede enviarme un correo electrónico a la dirección;
UN PARAÍSO
FLOWER-POWER
En la sede central de Google, situada en la localidad californiana de Mountain View, la vida transcurre como en un mundo de fantasía con todos los gastos pagados. Google es una empresa muy carismática (de puertas afuera).
Pocos consorcios
mundiales están tan de moda y llegan a los mismos niveles de seducción, modernidad, motivación y visión de futuro. Una verdadera atmósfera
flower-power
invade al visitante que entra en el cuartel general de Mountain View, también llamado Google Campus o Googleplex. Al pasear por sus instalaciones, lo primero que llama la atención son los numerosos restaurantes y la gran cantidad de empleados, siempre de buen humor y altamente motivados. Los trabajadores no sólo ocupan las oficinas al uso que todos conocemos, sino que también los podemos ver acurrucados en sofás con sus portátiles, retozando por suelos enmoquetados o tomando el sol en grandes terrazas, pero siempre trabajando. Google es una empresa peligrosamente divertida, joven, llena de color y con mucha libertad. Lo más parecido a una guardería de Ikea para adultos o a un patio de recreo, como la propia Google se autodenomina oficialmente en
labs.google.com
;
Google’s technology playground
.
La planta ejecutiva, donde trabajan Larry Page, Sergey Brin, Eric Schmidt y Marissa Mayer, tampoco es un recinto aislado con la típica recepcionista en la entrada. Marissa Mayer, la primera mujer empleada en Google y actual vicepresidenta, comparte un despacho de 20 metros cuadrados con otras tres compañeras. La oficina de los
googlers
supremos se encuentra en un altillo y es como una zona de juegos para adultos.
Ésta es una filosofía empresarial desconocida en Europa, pero cada vez más popular y todo un ejemplo para muchas de las compañías más importantes de Estados Unidos. El éxito de Google se basa en el juego: dos niños prodigio de la informática (Page y Brin) juegan a las empresas y un experto en finanzas (Schmidt) vela por que los chicos no despilfarren mucho dinero y la compañía obtenga beneficios.
Alrededor de 17.000 empleados procedentes de todo el mundo viven en una especie de país multicolor con todos los gastos pagados. La comida y la bebida se reparten gratuitamente en los distintos restaurantes (desde asiáticos hasta italianos). También abundan las cafeterías, porque «una buena idea también puede surgir charlando a la hora del café». En las «encuestas sobre el índice de alegría» que Page y Brin mandan realizar continuamente, la comida ocupa el primer puesto. Por todos los rincones hay neveras repletas de bebidas gratuitas, sillas de masaje, mesas de billar y patinetes eléctricos para desplazarse por el recinto. Si un empleado se compra un coche con motor híbrido o eléctrico, la empresa le subvenciona con 5.000 dólares. En el campus hay hasta servicio de lavandería: la gente deposita en una caja la ropa sucia marcada con una etiqueta y después se la devuelven lavada y planchada en su escritorio.