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SU PADRE ESTÁ EN LAS ÚLTIMAS; SI QUIERE VERLO VIVO, NO PIERDA EL TIEMPO. ARCANGELO PRESTIFILIPPO.
Esperaba aquellas palabras, pero, cuando las leyó, volvió a experimentar el mismo sordo dolor que había sentido al enterarse de la noticia, pero agravado ahora por la angustia de lo que debería hacer: inclinarse sobre el lecho, besar la frente de su padre, percibir su seco aliento de moribundo, mirarlo a los ojos y decirle unas palabras de consuelo. ¿Tendría el valor de hacerlo? Empapado de sudor, pensó que ésta era la prueba inevitable, en caso de que efectivamente fuera necesario que creciera, tal como le había dicho el profesor Pintacuda.
«Enseñaré a François a no tener miedo de mi muerte», pensó. Y aquel pensamiento, que lo sorprendió por el simple hecho de que se le hubiera podido ocurrir, le produjo una momentánea serenidad.
Justo a la entrada de Valmontana, después de cuatro horas seguidas de carretera, había un letrero que indicaba el camino de la clínica Porticelli.
Dejó el coche en el correspondiente parking y entró. Percibía los latidos del corazón justo bajo la nuez.
—Me llamo Montalbano. Quisiera ver a mi padre, que está ingresado aquí.
—Siéntese. Voy a avisar al profesor Brancato.
Se acomodó en un sillón y cogió una de las revistas que había sobre una mesita. La dejó enseguida, tenía las manos tan sudadas que había mojado la portada.
Entró el profesor, un cincuentón muy serio enfundado en una bata blanca. Le tendió la mano.
—¿Señor Montalbano? Lamento muy de veras tener que decirle que su padre ha fallecido serenamente hace dos horas.
—Gracias —dijo Montalbano.
El profesor lo miró, un poco extrañado. Pero el comisario no le estaba dando las gracias a él.
Un crítico, al hacer la reseña de mi obra «El perro de terracota», escribió que Vigàta, el pueblo geográficamente inexistente en el que están ambientadas todas mis novelas, es «el centro más inventado de la Sicilia más típica».
Cito estas palabras como apoyo de la necesidad de declarar que los nombres, lugares y situaciones de este libro son «inventados». La matrícula del coche también lo es.
Si la fantasía ha podido coincidir con la realidad, la culpa hay que atribuirla, a mi juicio, a la realidad.
La novela está dedicada a Flem: le gustaban las historias de este tipo.
Andrea Camilleri (Porto Empedocle, Sicilia, 6 de septiembre de 1925), es un guionista, director teatral y televisivo y novelista italiano.
Entre 1939 y 1943 estudia en el bachiller clásico Empedocle di Agrigento donde obtiene, en la segunda mitad de 1943, el diploma. En 1944 se inscribe en la facultad de Letras, no continúa los estudios, sino que comienza a publicar cuentos y poesías. Se inscribe también en el Partido Comunista Italiano.
Entre 1948 y 1950 estudia Dirección en la Academia de Arte Dramático Silvio d'Amico y comienza a trabajar como director y libretista. En estos años, y hasta 1945, publica cuentos y poesías, ganando el «Premio St. Vincent». En 1954 participa con éxito en un concurso para ser funcionario en la RAI, pero no fue empleado por su condición de comunista. Sin embargo, entrará a la RAI algunos años más tarde.
En 1957 se casa con Rosetta Dello Siesto, con quien tendrá 3 hijas. En 1958 empieza a enseñar en el Centro Experimental de Cinematografía de Roma. Durante cuarenta años fue guionista y director de teatro y televisión. Camilleri se inició con una serie de montajes de obras de Luigi Pirandello, Eugène Ionesco, T. S. Eliot y Samuel Beckett para el teatro y como productor y coguionista de la serie del inspector Maigret de Simenon para la televisión italiana o las aventuras del teniente Sheridan, que se hicieron muy populares en Italia.
En 1978, debuta en la narrativa con El curso de las cosas («Il corso delle cose»), escrito 10 años antes y publicado por un editor pagado: el libro fue un fracaso. En 1980 publica en Garzanti Un hilo de humo («Un filo di fumo»), primer libro de una serie de novelas ambientadas en la ciudad imaginaria siciliana de Vigàta, entre fines del siglo XIX e inicios del siglo XX.
En 1992 retoma la escritura luego de 12 años de pausa y publica La temporada de caza («La stagione della caccia») en Sellerio Editore: Camilleri se transforma en un autor de gran éxito y sus libros, con sucesivas reediciones, venden un promedio de 60.000 mil copias cada uno.
En 1994 se publica La forma del agua («La forma dell'acqua»), primera novela de la serie protagonizada por el Comisario Montalbano (nombre elegido como homenaje al escritor español Manuel Vázquez Montalbán). Gracias a esta serie de novelas policiacas, el autor se convierte en uno de los escritores de más éxito de su país. El personaje pasa a ser un héroe nacional en Italia y ha protagonizado una serie de televisión supervisada por su creador.
Bibliografía:
Serie de Montalbano
Fuente:
Wikipedia.
La enciclopedia libre.