—Me pregunto quiénes son esas dos personas.
Y el otro dijo: —¿Has dicho dos? Yo veo sólo a una.
El primer cazador respondió: —Pero si hay dos.
Y el segundo: —Según veo yo hay una sola, y el reflejo del lago es sólo uno.
—No, hay dos —respondió el primer cazador—. Y el reflejo sobre las aguas tranquilas muestra a dos personas. Pero el segundo repitió: —Sólo veo a una.
Y el otro: —Veo a dos personas, y muy claramente.
Y, aún hoy día, un cazador dice que el otro ve doble; mientras que el otro repite: "Mi amigo es algo ciego".
Una vez encontré a otro hombre en el camino. El también era un poco loco, y me habló así:
—Soy un vagabundo. Muchas veces parece que caminara por la tierra en medio de pigmeos. Y porque mi cabeza está a setenta pies más lejos de la tierra que las suyas, creo pensamientos más elevados y más libres.
Pero en verdad no camino entre los hombres sino sobre ellos. Y todo lo que pueden ver de mí son mis pisadas en sus campos abiertos.
Y varias veces los escuché discutir sobre la forma y tamaño de mis pisadas. Pues, hay algunos que dicen: "Son las huellas de un mamut que vagara por la tierra tiempo ha." Y otros dicen: "No, son lugares donde cayeron meteoros desde las estrellas distantes."
Pero tú, amigo mío, sabes muy bien que no son nada más que pisadas de un vagabundo.