Enigma. De las pirámides de Egipto al asesinato de Kennedy (38 page)

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Authors: Bruno Cardeñosa Juan Antonio Cebrián

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BOOK: Enigma. De las pirámides de Egipto al asesinato de Kennedy
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Es en el siglo XIX cuando se impulsó un renacimiento rosacruciano a cargo de Estanislao de Guaita (orden cabalística de la Rosacruz) y el Sar Peladan (Rosacruz Estética del Templo y el Grial). A lo largo del tiempo se han incluido entre sus filas a grandes personajes de la cultura como fueron Descartes, Víctor Hugo, Newton, el conde Sant Germain o Goethe. La masonería adoptó algunos términos en sus logias regulares como en el caso del rito escocés antiguo y aceptado, donde al grado dieciocho se le llama «soberano príncipe rosacruz, caballero del águila y del pelícano».

Actualmente existen una veintena de organizaciones que se denominan Rosacruz, casi todas ellas en competencia. Las órdenes rosacruces, denominadas fraternidades, normalmente se organizan en una estructura de tipo masónico formada por grados, los cuales son alcanzados por el aspirante a través de varias iniciaciones.

Hay tres grupos principales que son los que defienden con mayor rigor los postulados y los principios rosacrucianos. Los dos primeros tienen una génesis similar en torno al mismo año (1909, porque el ciclo de ciento ocho años renacía precisamente en esa fecha) y un mismo lugar en cuanto a la ubicación de su sede: California. Los dos dicen haber sido inspirados por los «superiores desconocidos».

El primero es la Fraternidad Rosacruz (Rosicrucian Fellowship), fundada por el danés Max Heindel, en Oceanside, California. En ese solar, al que denomina Mount Ecclesia, posteriormente sede del movimiento, funda su primera congregación de discípulos. Y allí le sorprenderá la muerte el mes de enero de 1919, a los cincuenta y tres años de edad, dejando el puesto a su esposa Augusta Foss, quien se encarga de la escuela hasta convertirla en una asociación internacional a través de un sistema de enseñanza por correspondencia. Actualmente, la Fraternidad Rosacruz la dirige un comité de siete personas elegidas mediante voto secreto entre todos los miembros de la escuela.

El otro es la AMORC (acróstico que corresponde a la Antigua y Mística Orden de la Rosacruz), fundada por Harvy Spencer Lewis, con sede en San José, California. Es una de las más proselitistas, conocidas y activas. En el momento actual es Christian Bernard, un francés, quien asume la más alta responsabilidad de la AMORC, al haber sido elegido por unanimidad por los miembros del Consejo Supremo para la función de Imperator.

El tercer grupo es el Lectorium Rosicrucianum, que surge en la ciudad de Haarlem (Holanda) el 24 de agosto de 1924. Sus fundadores son dos hermanos, Jan Leene y Z.W. Leene. Jan adoptaría más tarde el nombre de Jan van Rijckenborgh. Cuando en 1938 muere el hermano mayor, su puesto es ocupado por la señora H. Stock-Huizer, que adoptaría el nombre de Catharose de Petri. Ellos sostienen el criterio de que Rosenkrantz no fue el apellido de un hombre, sino que se refiere a una orientación espiritual determinada. En 1953, tras treinta años de trabajo, la Escuela Espiritual del Lectorium Rosicrucianum fue acogida, como joven fraternidad, en la cadena de la Fraternidad Universal. Posee una doctrina, una jerarquía espiritual y unos grados de iniciación, y sus miembros forman parte no tanto de una escuela, sino de una Iglesia. Tal es así que Lectorium se encuentra registrado con el número 376-SG dentro de las entidades religiosas inscritas en la Dirección General de Asuntos Religiosos del Ministerio de Justicia de los Países Bajos.

Como dice un principio rosacruz, común a todas las tendencias: «Las relaciones humanas están basadas en el amor, la amistad y la fraternidad, de manera que el mundo entero pueda vivir en paz y armonía».

Que así sea.

¿Quiénes son los neotemplarios?

Efectivamente, los templarios siguen existiendo. Otra cosa es que tengan realmente algo que ver con la tradicional orden del Temple y que puedan ser considerados como legítimos. Porque la realidad indica que cuando en el año 1308 Clemente V dictó su bula para la supresión de la orden que durante ciento noventa y seis años llenó de magia y misterio a toda Europa y parte del mundo, lo hizo añadiendo la coletilla
in eternum
, es decir, que su sentencia seguiría vigente por los tiempos de los tiempos.

Todavía existe una gran incógnita al respecto. Se cree que Clemente V debía su nombramiento como papa a la intermediación de Felipe IV el codicioso rey de Francia que jugó un papel capital en la desaparición de la orden del Temple. Según esas informaciones, el sumo pontífice cedió a las presiones y, en señal de agradecimiento por su intercesión a la hora de ser nombrado papa, admitió firmar el documento mediante el cual se condenaba como herejes a los hombres de Jacques de Molay, el último gran maestre de la caballeresca orden. A partir de ese hecho, cobra cierta trascendencia un documento hallado en el año 2002 por la historiadora italiana Bárbara Frale en los Archivos Vaticanos. Se trata de un documento en el cual Clemente V exculpaba a los templarios y los perdonaba por sus acciones y presuntas herejías. Sin embargo, dicho escrito quedó sepultado a consecuencia de la sumisión del papa frente a Felipe IV pero en cambio sí ha sido esgrimido por los actuales templarios como una demostración de que su existencia sigue siendo legítima y se ajusta a la fe de Roma.

«En la actualidad, existen tres clases de movimientos neotemplarios. Primero, aquellos que, aunque siguen ciertos patrones de comportamiento, son sólo estudiosos de la historia de la orden. Segundo, los que se consideran auténticos herederos y poseedores de su tradición y secretos. Y por último, están los sectarios», nos explica el investigador y periodista Josep Guijarro, autor del libro
Los herederos del temple
(Corona Borealis), que será publicado a mediados de 2005 y en donde por primera vez se analiza el resurgimiento de este tipo de grupos en los albores del siglo XXI.

Entre los sectarios destaca un grupo conocido como la orden del Templo Solar, liderado por un naturópata francés llamado Luc Jouret, que fue capaz de aglutinar bajo su control a un buen número de personajes de la clase alta suiza y francesa. Se creían auténticos herederos de los secretos templarios y estaban convencidos de que Jouret mantenía contacto con una suerte de entidades del más allá. Por desgracia, la historia de este grupo acabó en tragedia cuando, a mediados de los años noventa, entre 1995 y 1997, más de cien de sus miembros se inmolaron en diferentes sedes del grupo en Suiza, Francia y Canadá. Afortunadamente, no todos los grupos neotemplarios cuentan en su haber con desgracias de este calibre, pero cierto es que algunos también han sido acusados de irregularidades tales como conceder condecoraciones militares a sus miembros, así como títulos nobiliarios falsos.

Por otro lado, se encuentran grupos formados por historiadores y estudiosos como Temple España, que pese a mantener cierta reminiscencia ritual no son sino estudiosos de la orden del Temple e investigadores que tratan de arrojar luz sobre los acontecimientos protagonizados por Jacques de Molay y sus predecesores.

Más implicados se sienten en su papel grupos como la orden Soberana y Militar del Templo de Jerusalén. Es uno de esos grupos que se consideran auténticos descendientes de los templarios. Sostienen que los caballeros del siglo XIV se negaron a desaparecer y que durante un tiempo se mantuvieron en un segundo plano para poder seguir subsistiendo. Entre otras cosas, se basan en que De Molay dejó por escrito una serie de normas, antes de fallecer, a un tal Veaujalois, para preservar los tesoros y posesiones de los templarios. Dicho grupo considera que su papel actual es llevar a cabo aquel mandato, como bien se explica en la página
web
que poseen y en la que explican como su orden fue de nuevo fundada en el año 1705, una vez que se sintieron de nuevo en libertad para salir a la luz.

Pese a ello, nada tiene que ver este grupo con los templarios originales. Bien es cierto que, poco después del «asesinato» de la orden, el rey de Portugal logró que se creara otra: la orden de los Caballeros de Cristo, que gestionó y administró parte de los bienes templarios, convirtiéndose en algo así como sus herederos. Pero estos últimos y los actuales neotemplarios tienen pocas cosas en común…

¿Existió el Priorato de Sión?

En 1956, cuatro jóvenes franceses decidieron crear una asociación. El presidente fue André Bonhomme y el principal impulsor, Pierre Plantard, que poco antes había sido sentenciado a seis meses de prisión por fraude y malversación de fondos. El nombre del grupo se basaba en una montaña local de su región, el Col du Mont Sion, y no en el monte Sión de Jerusalén. No tenía conexión alguna con los cruzados, los templarios ni movimientos anteriores que incorporaron el término «Sión» en sus nombres.

Según Plantard, se habían encontrado unos documentos en la Biblioteca Nacional en París que parecían corresponder a una sociedad secreta que había existido desde las Cruzadas. Todos los documentos que fueron presentados entonces y los que más tarde se han ido difundiendo se basan en pruebas no demostrables y en genealogías más que discutibles, que afirmaban que tras la toma de Jerusalén por la Primera Cruzada, Godofredo de Bouillon fundó una orden en la abadía de Nuestra Señora del Monte Sión, de la que nacería más adelante la orden del Temple. Según estos documentos, al menos cinco de los fundadores del Temple eran miembros del Priorato de Sión, hasta el extremo de que la primera no era sino el brazo armado de la segunda, teniendo ambas coincidencias en cuanto a sus objetivos, situación que se mantuvo hasta el año II88, cuando tras el desastre de Hattm y la caída de Jerusalén en manos musulmanas, ambas órdenes rompieron su relación, pues los de Sión consideraron al maestre del Temple, Girardo de Ridefort, como el culpable de la derrota. Tras este incidente la orden de Sión se trasladó a Francia, donde se convirtió en el Priorato de Sión.

Supuestamente, la misión secreta del Priorato consistía en proteger a un descendiente de la dinastía merovingia hasta que llegase el momento de situarlo en el trono de Francia. Al parecer, esta legítima descendencia quedaba demostrada en unos pergaminos encontrados en Rennes-le-Château, en el sur de Francia. Todo obedecía a un calendario programado con siglos de antelación, pues la descendencia de los merovingios ocultaba ni más ni menos que la descendencia de María Magdalena y Jesús de Nazaret, la
sang-grial
, el Santo Grial, como portador de la sangre de Cristo, pero no en el clásico sentido simbólico de una copa, sino como su herencia, como los portadores de su sangre.

En realidad, la organización creada en 1956 se desintegró después de poco tiempo, pero en años posteriores Pierre Plantard la revivió y afirmó que él era el gran maestre o líder de la organización y comenzó a hacer comentarios alucinantes acerca de su antigüedad, sus anteriores miembros y sus verdaderos propósitos ocultos. Fue él quien afirmó que la organización se derivaba de los cruzados y, en conjunción con socios posteriores, fue quien compuso y sembró
Les Dossiers Secretes
en la Biblioteca Nacional de París y quien fabricó la historia de que la organización preservaba una descendencia real de origen merovingio que algún día retornaría al poder político. Una vez que los alegatos de Plantard en relación con el Priorato llamaron la atención pública, sus antiguos asociados le contradijeron. En una declaración hecha a la BBC en 1996 por André Bonhomme, el presidente original del Priorato de Sión, éste manifestó «que el Priorato de Sión ya no existe. Nunca estuvimos involucrados en actividades de naturaleza política. Éramos cuatro amigos que nos juntamos para divertirnos. Nos llamábamos el Priorato de Sión porque cerca de ahí había una montaña con el mismo nombre. Yo no he visto a Pierre Plantard en más de veinte años y no sé qué es lo que se trae entre manos, pero él siempre tuvo una gran imaginación».

La investigación de la TV pública británica concluyó que no había ninguna evidencia sólida de la existencia de un Priorato de Sión hasta 1956 y no hay forma de rastrear su pista si no se viaja al pueblo francés de St. Julien, en el que vivían los cuatro amigos. Teniendo en cuenta que bajo la legislación francesa toda nueva asociación debe registrarse ante las autoridades, hay un expediente que demuestra que los promotores de una nueva organización, denominada Priorato de Sión, cumplimentaron los formularios legales para otorgar personalidad jurídica a una asociación de tal nombre.

Como ha demostrado el investigador Paul Smith, Plantard había sido condenado por fraude y malversación a seis meses de cárcel por la corte de St. Julien-en-Genevois y la polémica creada con su invención del Priorato de Sión le venía muy bien, pues con el apoyo de grupos legitimistas monárquicos franceses y de amantes de lo esotérico y lo oculto, logró un éxito sorprendente. Había descubierto cómo engatusar a la nación francesa ofreciendo a sus conciudadanos la sensación de que se custodiaba en el país un gran secreto, que ocultaba la estirpe de Jesucristo, y de que Francia, de algún modo, tendría un papel decisivo en el futuro del mundo. De hecho, su creación había superado al autor y estaba adquiriendo vida propia.

Olson y Miesel indican que, en 1975, Plantard comenzó a llamarse a sí mismo Plantard de Saint Clair con la pretensión de establecer un vínculo con la familia escocesa de los señores de las Oreadas, nobles de origen normando que habían levantado la formidable y enigmática capilla de Rosslyn, cerca de Edimburgo, enredando así la trama cada vez más. En 1980 Plantard afirmó que había pasado un cierto número de años retirado del Priorato de Sión, durante los cuales Roger-Patrice Pelat sirvió como gran maestre. Después de la muerte de Pelat, Plantard manifestó haber recobrado su posición como gran maestro del priorato. Pelat, sin embargo, había estado implicado en un escándalo de corrupción y Plantard se involucró eventualmente en la investigación del escándalo que llevaron a cabo los tribunales franceses. A este respecto, Paul Smith señala: «Cuando el juez Thierry Jean-Pierre se convirtió en el magistrado francés que presidió la investigación del escándalo de corrupción financiera de Patrice Pelat en los años ochenta, Plantard voluntariamente se presentó en los años noventa y ofreció evidencias para la investigación; él afirmó que Pelat había sido gran maestre del Priorato de Sión. El juez emitió una orden de registro de la casa de Plantard, en la que se descubrió un gran número de documentos sobre el Priorato de Sión, en los que se afirmaba que Plantard era el “legítimo rey de Francia”. Posteriormente, el juez detuvo a Plantard para un interrogatorio que duró cuarenta y ocho horas y, después de solicitar a Plantard que declarara bajo juramento, éste admitió que lo había inventado todo; por tal motivo, Plantard recibió una severa amonestación y se le recomendó no “jugar” con el sistema judicial francés. Esto ocurrió en septiembre de 1993 y todo ello fue reflejado por la prensa francesa de la época».

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