Ernesto Guevara, también conocido como el Che (27 page)

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Authors: Paco Ignacio Taibo II

Tags: #Biografía, Ensayo

BOOK: Ernesto Guevara, también conocido como el Che
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Durante estos movimientos descubre que alguien se encuentra cerca, afortunadamente se trata de los soldados capturados en el Uvero: que liberados por Fidel retornan al mar. Pese a todo, lo prudente era movilizarse lo antes posible. El pequeño grupo abandona el refugio del bohío y se interna en el monte; justo en tiempo porque el ejército capturará a la familia que los ha estado hospedando y peinará la zona. La llegada de tres voluntarios hará más fácil futuros traslados. En un ambiente de tensión el errante grupo percibe los síntomas de una importante movilización militar: vuelos frecuentes, noticias de desembarcos de tropas, rumores de columnas militares que se internan en la Sierra.

Las marchas eran fatigosas e increíblemente cortas; los heridos tienen que ser transportados uno a uno, porque había que llevarlos en hamacas colgadas de un tronco fuerte que literalmente destroza los hombros de los porteadores, que tienen que turnarse cada 10 o 15 minutos, de tal manera que se necesita de 6 a 8 hombres para llevar un herido en estas condiciones.

Una mañana muy lluviosa el joven Guile Pardo ve aparecer un grupo de hombres agotados. Su casa será el refugio esperado por El Che, y de ella saldrán varios guerrilleros en el paso de los meses.

En esa zona, El Che hará un contacto muy valioso el 3 de junio con David, el capataz de un latifundio cercano. Como siempre el encuentro será simbólico: El Che estará comiendo un limón incluida la cáscara y David le ofrecerá comida, queso, mantequilla, galletas, a lo que Che responderá que se la lleva para compartir con los heridos que tiene por allá arriba. La relación irá creciendo y David pasará de aprovisionador de comida para el núcleo guerrillero a enlace con Santiago, donde será detenido y torturado bárbaramente, su primera preocupación después de aparecer, pues nosotros lo creíamos muerto, fue el explicar que no había hablado.

Durante casi un mes, en la casa de los Pardo, el grupo mantiene una celosa vigilancia mientras los heridos reponen fuerzas apenas sin contacto con el exterior. A veces hasta ellos se cuelan rumores, como el de que Celia Sánchez había sido detenida o muerta, lo que hubiera sido una tragedia para la guerrilla, porque se hubiera producido el aislamiento. Mientras el ejército a través de desalojos y bombardeos trata de crearles un vacío, en esa zona aislada El Che va creando una red campesina de enlaces y simpatías.

En aquellos días, contra sus habituales costumbres higiénicas, bajaba a las orillas del Peladero y se bañaba en una poza de agua clara próxima a la casa. Su asma ha retornado y se recrudece por la falta de medicinas obligándolo a una inmovilidad similar a la de los heridos; pude mitigar la enfermedad fumando la hoja seca, de clarín, que es el remedio de la sierra.

La vieja Chana recordaría años más tarde: "Para el asma él se quedaba tranquilo, respirando bajito, sin cuquearla. Hay personas que con el ataque se ponen histéricas, tosen y abren los ojos y abren la boca.

Pero El Che trataba de contenerla, de amansarla. Él se tiraba en un rincón, se sentaba en un taburete, en una piedra y la dejaba descansar (...) Ay Virgen, daba pena ver a ese hombre tan fuerte y tan mozo así (...) pero a él no le gustaba la lástima. Si uno le decía pobrecito, el le echaba a uno una miradita rápida que no quería decir nada y quería decir mucho."

El grupo, a pesar de las intenciones del Che de mantenerlo al mínimo mientras no tengan más armas, va creciendo con la incorporación de jóvenes campesinos. Por la pequeña columna formada pasaron, no menos de cuarenta personas, pero también las deserciones eran continuas, a veces con nuestra anuencia, otras contra nuestra voluntad, y nunca pasa la tropilla de veinticinco a treinta hombres efectivos. Serán 26 cuando se decide la salida, con los heridos repuestos, las viejas armas parcialmente inservibles recuperadas y medicamentos para el asma conseguidos por medio de la red.

Ya en marcha el 26 de junio debuté como odontólogo, aunque en la sierra me daban el más modesto título de "sacamuelas"; mi primera víctima fue. Israel Pardo, que salió bastante bien parado. La segunda, Joel Iglesias, a quien faltó solamente ponerle un cartucho de dinamita en el colmillo para sacárselo, pero que llegó al final de la guerra con él puesto, pues mis esfuerzos: fueron infructuosos. Se sumaba a mi poca pericia la falta de "cárpales", de tal manera que había que ahorrar mucho la anestesia y usaba bastante la, "anestesia sicológica. "Joel recuerda: "Me daba terapia a gritos con malas palabras. Yo sabía que era la primera vez que sacaba muelas. Desde ese día le cogí terror a los dentistas."

Si sus pacientes no lo aprecian, incluido un campesino haitiano que fue su víctima en esta primera tanda, El Che le cogerá gusto al asunto de la sacada de muelas y durante años, a pesar de que frecuentemente rehuirá los compromisos de la medicina, le entrará con gusto a la odontología, al grado que una leyenda circulará en su entorno respecto a la alegría que le producía que alguien se quejara al lado suyo de dolor de muelas.

En la marcha se producen nuevas incorporaciones y nuevas deserciones. La radio nos informaba de un panorama de violencia en toda la isla. El primero de julio escuchábamos la noticia de la muerte de Josué País, hermano de Frank, con otros compañeros más en medio de la batalla continua que se librara en Santiago. A pesar de las cortas jornadas nuestras tropas se sentían abatidas y algunos de los nuevos incorporados pedían retirarse para "cumplir misiones más útiles en la ciudad."

Es en este movimiento buscando a la columna madre cuando El Che hace contacto en la zona de La Mesa con un campesino que se volverá fundamental en las relaciones futuras de la guerrilla, Polo Torres, a quien El Che bautizará como El Capitán Descalzo, un hombre de mediana estatura, con sombrero que casi le cubre unos ojos muy verdes, siempre descalzo.

Polo acogerá a la guerrilla con un guiso de carne de puerco que resulta excesivo para los hambreados rebeldes.

—Polo, me has hecho un sabotaje... El que no tiene vómito tiene cagadera...

Bordeando el Turquino y evadiendo a las tropas que están en la zona, El Che pierde a un colaborador importante, Sinecio el guía, que en los últimos tiempos estaba cada vez más débil moralmente. Era muy difícil mantener la moral de la tropa, sin armas, sin el contacto directo con el Jefe de la Revolución, caminando prácticamente a tientas, sin ninguna experiencia, rodeados de enemigos que se agigantaban en la mente y en los cuentos de los guajiros; la poca disposición de los nuevos incorporados que provenían de las zonas del llano y no estaban habituados a las mil dificultades de los caminos serranos, iba provocando crisis continuas en el espíritu de la guerrilla.

El 16 de junio se produce un primer contacto con una de las patrullas de la columna de Fidel y poco más tarde con el jefe de la revolución. El Che le presenta a su columna con la frase:

—Ahí tenés mi tropa.

Y en palabras del guajiro Crespo, "lo que venía con él era una tropa de descamisados. Unos con una escopeta, unos con un machete, con un cubo, con una lata."

A más del encuentro con los viejos compañeros, El Che recibe con verdadero placer la presencia de un recién incorporado, el doctor Martínez Páez, al que le hace de inmediato un "regalo": la cajita con instrumental médico.

—Desde hoy dejo de ser médico para ser guerrillero.

En la ausencia del Che, Fidel ha estado trabajando en la Sierra, con la colaboración de dos figuras de la oposición liberal, Felipe Pazos y Raúl Chibás, en la formulación de un programa político que proponía un frente cívico revolucionario, la marginación del ejército de la vida pública, la negativa a que Estados Unidos participaran en cualquier forma de mediación y desde luego la inmediata libertad para los presos políticos, libertad de información, restitución de derechos Constitucionales suprimidos, elecciones municipales, lucha contra la corrupción administrativa, democratización sindical, lucha contra el analfabetismo y una tímida propuesta de reforma agraria sobre la base de las tierras baldías e indemnizaciones a los latifundistas. El documento insistía en el nombramiento de un presidente provisional. Fidel había ofrecido a Chibás el cargo, pero éste lo había rechazado. El documento fechado el 12 de julio se hizo público y abrió las puertas para negociaciones más amplias en el extranjero.

El Che sería muy crítico respecto al programa limitado, e incluso, de una muy paranoica manera atribuiría en documentos posteriores la intención de Pazos y Chibás de establecer este compromiso previo como antesala de una traición política al movimiento armado. Realmente el documento significaba un retroceso ante las tesis más radicales ya enunciadas por el 26 de Julio (No estábamos satisfechos con el compromiso pero era necesario; era progresista en aquel momento) pero también sabíamos que no era posible establecer nuestra voluntad desde la Sierra Maestra y que debíamos contar durante un largo periodo con toda una serie de "amigos. "

¿Y cuál era la voluntad política, el diseño de país que se tenía en la Sierra en esos momentos? ¿Cuál el de Fidel? ¿Cuál el del Che? Probablemente ninguno, vagas ideas sobre la necesidad de una reforma agraria radical, voluntad de cambios sociales profundos, elementos socialistas a medio formular en la cabeza del Che. Quizá lo único que tenían claro los hombres de la Sierra es que había que acabar con la dictadura de Batista de la única forma posible, militarmente.

CAPÍTULO 14

Comandante

El 5 de julio Fidel le escribiría a Celia Sánchez: "Nuestra tropa es cada día más selecta y más efectiva. A fuerza de recoger, disciplinar y botar lo que no sirve estamos construyendo un verdadero ejército." Será esta valoración la que sin duda esté detrás de la decisión de formar una nueva columna. ¿Quién la dirigirá? Fidel debe haber considerado las virtudes militares de Almeida, o la sobriedad de Raúl y terminará inclinándose por El Che. ¿Por qué? El Che no ha destacado militarmente en estos primeros meses de la guerrilla más allá que como un combatiente arriesgado, no es cubano, hasta hace muy poco era el médico de la guerrilla y su grado en esos momentos es de simple combatiente. ¿Qué ve Fidel en El Che? ¿Su rigor, su empecinamiento, su tesón aplicado a imposibles, su actitud igualitaria que lo hace un ejemplo, o la capacidad de mando en situaciones difíciles que ha mostrado al quedarse aislado con los heridos? Sea lo que sea, Fidel, cuyas intuiciones suelen ser profundamente certeras en materia de guerra, acertará de nuevo.

La columna por razones de enmascaramiento bastante infantiles llevará el número 4. Tres capitanes con sus pelotones quedan asignados a la escuadra del Che, Ramiro Valdés, Ciro Redondo y Lalo Sardinas (...) esta columna a la que llamaban el "desalojo campesino ", estaba constituida por 75 hombres, heterogéneamente vestidos y heterogéneamente armados, sin embargo me sentía muy orgulloso de ellos. Mucho más orgulloso, más ligado a la revolución, si fuera posible, más deseoso de demostrar que los galones otorgados eran merecidos, me sentiría unas noches más tarde, cuando al firmar una carta colectiva dirigida a Frank País, Fidel le dice al Che cuando va a poner su cargo, "ponle comandante." De ese modo y casi de soslayo quedé nombrado comandante de la segunda columna del Ejército guerrillero (...) la dosis de vanidad que todos tenemos dentro, hizo que me sintiera el hombre más orgulloso de la tierra ese día. El símbolo de mi nombramiento, una pequeña estrella, me fue dado por Celia junto con uno de los relojes de pulsera que habían entregado en Manzanillo.

El armamento de la columna parecía sacado de un museo: predominaban las escopetas, pero había también colt, remington, rifles de tiro al blanco, winchester de palanca, de los que usaban los vaqueros del oeste, escopetas de mazorca, calibres 22, savage, y también springfield y garand capturados al enemigo. Su zona de operaciones se establecía al este del Turquino, próxima a la región de El Hombrito, con una cierta independencia de mando, pero enlazada con la columna madre de Fidel mediante de mensajeros.

Una de las primeras medidas del Che fue nombrar a Arístides Guerra jefe de abastos de la columna, un hombre quemado en el llano que quiere combatir, pero a quien El Che convence de que crear una red de suministros es un trabajo más duro y más difícil. Arístides será rebautizado rápidamente por El Che como el "Rey del condumio."

Mientras la columna se mueve hacia el este para alcanzar las lomas más inaccesibles de la Sierra Maestra se produce una deserción, uno de los hombres enviado a detenerlo quiere fugarse con el desertor y su compañero tras darle el alto le dispara matándolo. Reuní toda la tropa en la loma anterior al teatro del suceso macabro, explicándole a nuestra guerrilla lo que iba a ver y lo que significaba aquello, el por qué se castigaría con la muerte la deserción y el por qué de la condena contra todo aquel que traicionara a la revolución. Pasamos en fila india en riguroso silencio, muchos de los compañeros todavía consternados ante el primer ejemplo de la muerte, junto al cadáver de aquel hombre que trató de abandonar su puesto, quizás movidos más por algunas consideraciones de afecto personal hacia el desertor primero y por una debilidad política natural de aquella época, que por deslealtad a la revolución.

El 30 de julio es asesinado Frank País en Santiago, en la última semana el cerco policiaco que se estrechaba lo ha obligado a cambiar tres veces de casa. Frank será capturado por Salas Cañizares en una redada, reconocido por un policía que había sido su compañero en la escuela, llevado a un callejón y asesinado. El Che conocerá la noticia días después de sucedida, cuando está en marcha una huelga espontánea en Santiago. Con Frank País perdimos uno de los más valiosos luchadores, pero la reacción ante su asesinato demostró que nuevas fuerzas se incorporaban a la lucha y que crecía el espíritu combativo del pueblo. Demostraba también la importante presencia que el m26 había adquirido en las ciudades, particularmente en Santiago.

Precisamente en esos días, la columna del Che entra en combate por primera vez atacando el cuartel de Bueycito. Apoyándose en una célula del 26 de Julio en el poblado de El Dorado, y concebido como un ataque sobre ruedas en el que cuando un automóvil llegara frente al cuartel y lo iluminara se daría la señal de ataque, las cosas salieron de manera diferente a los planes.

El 31 de julio Ramiro perdió a parte de su pelotón en la oscuridad, el automóvil no pudo salir y los perros ladraban como enloquecidos. El Che avanzó y cuando transitaba por la calle principal del pueblo me salió un hombre; le di el "alto quién vive", el hombre creyendo que era un compañero se identificó: "la guardia rural"; cuando lo fui a encañonar saltó a la casa, cerró rápidamente la puerta y se oyó dentro un ruido de mesas, sillas y cristales rotos, mientras alguien saltaba por atrás en silencio; fue casi un contrato tácito entre el guardia y yo, pues no me convenía disparar, ya que lo importante era tomar el cuartel, y él no dio ningún grito de aviso a sus compañeros.

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