Read Fuckowski - Memorias de un ingeniero Online
Authors: Alfredo de Hoces García-Galán
—Llevo ya seis años como guitarrista profesional, toco con una Ortopedic Copón X25 de traste dorado y amplificador Klander Marsh de respuesta plana, utilizo metodologías hindúes de calentamiento metacarpiano y creo que mi experiencia puede aportar gran valor al proyecto, que me parece de gran calidad —comenta el tío. La hostia.
La siguiente es la lechuza del 3/4:
—Yo estoy terminando un master en percusión por la prestigiosa escuela
Endiñaqui Billetonis for Star-Wannabes
, y estoy realizando una investigación sobre los valses de Strauss. Estoy segura de que mis influencias clásicas pueden aportar gran valor a este proyecto.
Vaya, estudiar en profundidad a Strauss debe ser apasionante, quien tuviera un kilito suelto y un año libre para matricularse en la escuela esa... lo que todavía no me explico es cómo se fusiona un vals, que va a 3/4 que yo sepa, con un blues a 4/4. Ya veo que me falta mucho por aprender.
Turno del cresta de pollo:
—Mi experiencia asciende a cuatro años como bajista profesional. Me interesan y practico todo tipo de estilos. En la actualidad estoy trabajando en las novedosas escalas filostras, y creo que mi trabajo puede aportar una nota de frescura y modernidad al proyecto, ya de por sí bastante interesante.
Le toca al de la sudadera del tal
Rebusqued
:
—Yo hace cinco años descubrí a Johnny K. Rebusqued y desde entonces no he dejado de tocar la armónica. Mi estilo actual está muy influenciado por esa obra maestra que es Petulantic Forlayos, y creo que puedo dar un toque Rebusqued al proyecto que aportará gran valor.
Nota mental: tengo que comprarme ese LP. Finalmente me toca a mí:
—Yo llevo doce años tocando en grupos, al principio empecé con la batería pero más tarde me decidí por la guitarra. Ahora toco en un grupo de blues con unos amigos, a veces hago de bajista y a ratos toco la armónica. El tema a grabar me parece bastante bueno, creo que con unos cuantos arreglos y un buen solo puede quedar muy bien. No tengo experiencia profesional pero espero que este proyecto me permita introducirme en el mundo de la música, así que aceptaría cualquiera de los roles que ofrecen pues me considero capacitado. He traído mi guitarra y mi armónica para hacer una pequeña demo si no le importa...
—Adelante, por favor —me dice el batuta.
Me siento bastante cohibido ante semejantes profesionales, pero me armo de valor y me coloco la sujeción de la armónica, afino un poco mejor la semi-acústica, me pongo el tubo de metal en el meñique y me lanzo a por una versión rápida del "You shook me". Me sale bastante bien la cosa, el ritmo bien marcado entre guitarra y armónica, intercalando frases agudas muy inspiradas y me improviso un solo más que decente. Acabo con una pentatónica rápida a la vez con la armónica y la guitarra que no creo que pueda volver a repetir. El batuta me mira y cuando está a punto de decir algo habla el calvo:
—
No está mal
, aunque un poco de calentamiento hindú te hubiera ayudado, y además el sonido no tiene comparación con el de una Ortopedic Copón...
—Sí, y un
aroma de vals
le habría dado un toque clásico inigualable —añade lechuza.
—Ese solo bastante
apañado
, pero usando una escala cromática filostra habrías conseguido mucho más feeling —dice pollo.
—Me ha recordado al "Oportunistic blues for a commercial movie", segundo corte de la cara B de esa obra maestra, "Petulantic Forlayos", en ese tema sí que hay buenos solos de armónica —termina el Rebusqued.
Vaya hombre. Y yo que pensaba que me había lucido. Esto de la música no va a ser lo mío, visto lo visto. El batuta nos agradece la asistencia y nos dice que la orquesta se pondrá en contacto con nosotros.
A la semana siguiente recibo una carta de la dichosa orquesta:
Estimado Sr. Fuckowski, nos es grato comunicarle que ha sido seleccionado para el puesto "técnico de soporte" en el proyecto "blues", cuya grabación se llevará a cabo el día 22 del presente mes
... En fin, me pagarán bastante menos que a los músicos pero tendré la oportunidad de aprender mucho.
El día 22 llego media hora tarde al estudio de grabación porque la bici no me arrancaba. Batuta, Lechuza, Calvo, Pollo y Petulantic están allí. Me pongo a conectar cables y enchufar amplificadores como un loco, mientras el calvo está sentado en la postura del loto golpeándose rítmicamente la palma de una mano con los dedos de la otra, dando de vez en cuando una palmada sobre su cabeza para después cambiar de mano y vuelta a empezar. El calentamiento hindú es de un rollito un poco gay, pero debe ser la repera por la cara que pone el tío. Lechuza está solfeando un 3/4 con la mano izquierda mientras en la derecha sostiene una partitura de Strauss. Pollo está inmerso en su acercamiento progresivo a las escalas filostras y Petulantic lleva la misma sudadera y escucha algo en su iPod. ¿A que adivino lo que es?
Me pego tres horas de curro mientras los demás siguen a su rollo. Cableado listo, sonido probado, todos en sus puestos y las partituras repartidas. Cada uno con su instrumento afinado y con sus auriculares colocados. Batuta se va al piso de arriba, se mete en la sala de mezclas y nos habla por el micro:
—Muy bien señores, grabaremos por separado. Comenzaremos por la percusión.
¡GRABANDO!
Suena la claqueta que da el
un, dos, tres
, y... Lechuza se pone nerviosa y arranca con algo que bien podría ser el Danubio Azul. Se para y golpea fuerte la caja como cabreada.
—No se preocupe, usted siga que luego cortaremos lo que no valga —dice batuta por el micro.
La chiquilla mueve las baquetas nerviosa, sin golpear la batería. Me mira y me dice:
—Soporte, ¿
Tienes un minuto
? Siéntate a la batería y dame un 4/4 para
coger el ritmo
, ¿te importa?
—¿Ehh? no, vale.
Me siento, miro a la partitura y empiezo a interpretar el blues. Me gusta como va sonando y la toco entera.
—ESTA HA VALIDO, VAMOS A POR EL BAJO —dice batuta por el micro.
La lechuza sonríe y se da el piro. Aquí ha habido un lamentable error. Suena la claqueta seguida de la batería que yo he grabado. El bajista ya está tocando un nosequécosa que no pega ni con cola, pero con los ojos cerrados y una cara de concentración y placer tal que si interpretara perfectamente a Paganini. De pronto se para.
—Wow, esto va a ser la hostia, a ver si lo encajo. ¡Para y dame otra vez la entrada en diez segundos! Soporte, ¿
tienes un minuto
? Coge el bajo y márcate una base de blues
normalita
y yo decido que escala filostra se adapta mejor.
—¿Eh? Bueno, vale.
Dan la claqueta y me marco la base de blues mientras el pollo hace extraños dibujos en el aire con su dedo índice.
—¡VALE EL BAJO, VAMOS A LA GUITARRA! —se oye. El pollo saca un Malboro y se larga.
No, no, no. Espera. ¿Esto qué coño es? ¿Pues no estoy haciendo yo todo el curro? Voy directo a la escalera pero se oye la claqueta, empieza a sonar lo grabado y resulta que el de la Ortopedic Copón pone el acorde de Do, y la puñetera guitarrita suena de puta madre. Algo es algo. A la de cuatro compases, cuando el calvo tiene que cambiar a Fa sétima, pone los dedos en una posición rara y no suena nada. La hostia, ¡¡este tío no sabe poner un Fa!!
—Corta corta. Esto no va —dice el calvo—. Soporte, ¿Tienes un minuto? Este Fa no me convence, no va aquí ni con cola, ¿tú que dices?
—¿QUEEEEE? ¿Cómo que no va ni con cola? A ver, si es un blues en Do, ¡¡tendrás que cambiar a Fa!! —le suelto, irritado.
—No necesariamente. Yo siempre he estado en contra de los acordes en Fa. De hecho creo que están sobrevalorados. El Fa ya ha tenido sus veinte minutos de fama y debe desaparecer.
—¿Pero tú alucinas? ¿¿Quieres quitarle una nota a la escala?? ¡¡DADME LA PUTA ENTRADA!!
Le arranco la Copón Bendito de las manos, suena la claqueta y toco el blues. Ya se lo que va a pasar, pero necesito demostrarme a mí mismo que el calvo Warhol está delirando o algo.
—¡¡VALE GUITARRA!! ARMONICA Y YA HEMOS TERMINADO...
Ya puestos, ¿por qué no? Ahora cuando salga el batuta me va a oír. Se va a enterar de lo que está pasando aquí. Estos parias van a ir a la puta calle y me van a pagar a mí todos los cheques. Vamos hombre. Me voy directo al Petulantic y le suelto:
—Mira compadre, antes de que me digas lo del minuto, ¿tú sabes tocar la puta armónica?
Me mira con la cara de terror de un mal viaje de tripi:
—Pueeeees, ¿¿¡¡no mucho!!??
—¡¡PUES ANDANDO A FUMARTE UN FORLAYO Y ME DAS LA ARMONIQUITA!!
Ipso facto. Dan la entrada. Arresoplo la armónica y me improviso el
blues del pito del sereno
.
—VALE ARMÓNICA. ¡BRAVO, BRAVÍSIMO!. ESTO SE TERMINÓ, MUCHAS GRACIAS. ENSEGUIDA ESTOY AHÍ —se oye cerrar el micro.
Cuando batuta baja la escalera a mí ya me sale humo de los cuernos.
—¡¡Esto es una mierda intolerable!! ¡¡Me he cargado yo TODO EL CURRO!! ¡¡QUIERO HASTA EL ULTIMO CÉNTIMO Y A ESTOS TÍOS NI AGUA!!
—¿¿Cómo?? ¿¿Está usted cuestionando a mis músicos?? —me pregunta batuta con cara de espanto. Claro, si se demuestra que se le han colado cuatro pardillos, queda como un gilipollas. Además el tío ya tiene su grabación y lo demás le da igual.
—¡Eso, eso! —dice Petulantic— ¡Que te crees tú que te vas a quedar con mi dinero!
—Pero coño, ¡¡Si lo he hecho yo todo!!
—Hala chaval, relájate que te crees muy listo —interviene pollo—, que tú lo único que has hecho aquí es
dar soporte
.
—¿Pero qué soporte ni que hostias? —miro al calvo— A ver, ¿no me has pedido que toque yo tu instrumento?
—Bueno sí chaval, pero
sólo ha sido un minuto
...
—¡¡Joder pues claro que ha sido un minuto!! ¡¡Como que no hacía falta más que eso para hacer tu trabajo, y te has pegado ahí tres horas mareando la perdiz con la mierda esa hindú!! ¡¡Y NO SABES PONER UN PUTO ACORDE "FA"!!
—Ya, pero eso es porque yo no quiero. Son acordes muy lentos.
—¿EHHH? Serán lentos hasta que aprendas a hacerlos bien, ¿no?
—Mira chaval, yo no pienso aprender esos acordes porque no me da la gana, ¿entiendes? Además sin saber poner Fa yo consigo muchos más empleos que tú...
—Joder, ¡porque siempre tendrás a algún pringado como yo que te haga el trabajo!
Lechuza se une a la fiesta:
—A mí lo que me parece es que tú de compañerismo y trabajo en equipo andas muy mal.
—¡Anda la hostia! ¿El trabajo en equipo es hacer el trabajo
de todo el equipo
?
La termina de rematar el batuta:
—Parece usted un niño llorando porque no le dan de mamar.
Los demás se envalentonaron y ya me dieron la del pulpo:
—Es que éstos técnicos de soporte son todos
artistas frustrados
.
—Sí, que lo ha hecho todo él, dice.. ¡se creerá Mike Oldfield!
—Claro, no tienen estudios superiores, y pasa lo que pasa, que van por ahí creyendo que lo saben todo...
Su puta madre. Me siento impotente, como si me hundiese en un mar de mierda. Como no me espabile me la cuelan por la escuadra.
—A ver, sólo pido una cosa. Dale a la batuta y a la de tres, que interpreten de nuevo la pieza. Todos a la vez. Si suena igual, cada uno se lleva su cheque y santas pascuas.
—Bien, démosle el caprichito al niño antes de que le dé la pataleta.
El batuta levanta la ídem. Y una, y dos, y tres...
Aquello sonó más o menos como si a un cerdo le estuvieran quemando los cojones con un soplete. Durante un interminable minuto todo fue agonía y lamento y depresión y suicidio y gritos del cerdo castrado a fuego. Luego se hizo el silencio.
Batuta me miró y me espetó:
—Pues no, no ha sonado igual, ¡ha sonado mil veces mejor! ¡Una lástima que no estuviésemos grabando! Tendremos que conformarnos con la grabación anterior...
Pues nada, que me fui de allí con mi cheque de cien euros. Ahora llevo una mancha en mi expediente, pero al menos me quedé a gusto.
Titulares del día siguiente:
PRESTIGIOSO DIRECTOR DE ORQUESTA ACUDE A URGENCIAS CON UNA BATUTA INCRUSTADA EN EL RECTO.
Se necesita intervención quirúrgica y sesenta puntos de sutura para retirarla. "Ha sido un técnico de soporte" —repetía—, "todo sucedió en apenas un minuto".
Parte 1
Sucedió un lunes. Estaba hecho polvo. El fin de semana había sido corto: el sábado había tenido que ocuparme de unas "pequeñas incidencias" en el proyecto Porsche. Refactorizaciones, capas de pintura y apretones de tuercas hasta las tres de la mañana. Ahora ya era el proyecto PARCHE.
Era tarde. Como quería irme a dormir, las incidencias más surrealistas las resumí en un documento llamado "Posibles mejoras para la siguiente versión", que posteriormente fue renombrado por mi manager a "Proyecto Porsche v2.1.0, análisis funcional y técnico" y subcontratado a un equipo de desarrollo en la India por mil euros. Realmente nunca íbamos a salir de la mierda.
Me fui a casa tan preocupado por descansar que no pegué un puto ojo. Me molestaban las luces de los enchufes y tuve que taparlas todas. Luego era el tic-tac del reloj de la cocina. Le quité las pilas y cogí una cerveza de la nevera. Volví a mi cama, encendí el televisor y Chuck Norris intentó venderme un "
abdominaizer
". El tío había llegado lejos por los cojones.
Me dormí cuatro cervezas después y no soñé con nada. Desperté el domingo a las ocho de la tarde y no es que me encontrase mucho más descansado, así que me quedé tumbado viendo películas. Me puse "1984", "Abre los ojos", y para terminar "2001: Una odisea espacial". Luego me quedé mirando al techo, y cuando ya empezaba a conciliar el sueño, sonó el despertador. Era lunes.
Llegué al trabajo y revisé el correo. La empresa me daba las gracias por el esfuerzo suplementario en el proyecto Parche y me informaba de que la siguiente versión iba a ser subcontratada. Me asignaban como desarrollador jefe del proyecto WorkMatrix, una herramienta interna diseñada para agilizar el trabajo en la compañía. Vamos, otro workflow. A las doce se presentaba el prototipo. Mi manager había estado "trabajando" en ello los últimos dos meses. Me iba a cagar.
No había nada más difuso, inútil, borroso y sangrante que un proyecto interno. Era una especie de orgía en la que participaba toda la empresa y a mí siempre me daban por el culo. Pasaba como en el chiste: faltaba organización.