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Authors: Ian Shaw & Stan Hendrickx & Pierre Vermeersch & Beatrix Midant-Reynes & Kathryn Bard & Jaromir Malek & Stephen Seidlmayer & Gae Callender & Janine Bourriau & Betsy Brian & Jacobus Van Dijk & John Taylor & Alan Lloyd & David Peacock

Tags: #Historia

Historia del Antiguo Egipto (24 page)

BOOK: Historia del Antiguo Egipto
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Las costumbres funerarias del Primer Período Intermedio enfatizan, por lo tanto, la importancia crucial de las relaciones interpersonales en un nivel primario de organización social. Esta tendencia del pensamiento religioso refleja estrechamente el papel que la familia extensa representaba como unidad básica de organización social. Las fórmulas funerarias en cuestión enfatizan la autoridad ejercida por el cabeza de familia sobre sus miembros; pero también el hecho de que era capaz de protegerlos de las exigencias externas. De este modo, la familia, como unidad de responsabilidad solidaria y colectiva, actuaba como punto de contacto entre los niveles superiores de la organización social y política. Gracias a este papel, la familia extensa aparece también como una institución reconocida en los textos jurídicos de la VI a la VIII Dinastías.

El estilo y la identidad regionales

Unos de los aspectos más intrigantes de la arqueología del Primer Período Intermedio es la variación estilística existente entre las distintas regiones. Mientras las diferencias entre los estilos cerámicos del Egipto septentrional y meridional son claras, la cuestión no es tan evidente cuando se trata de las diferencias entre las distintas regiones del Alto Egipto o las variaciones regionales apreciables en otro tipo de objetos. De hecho, algunos objetos parecen haberse visto más afectados que otros en cuando a variación regional se refiere, por lo que parece que en general la cultura material no se disgregó en una serie de variantes locales estancas.

No obstante, existe un aspecto de la variación regional que parece tener una importancia particular. Durante todo el Reino Antiguo la arquitectura de las mastabas del Alto Egipto siguió unos patrones uniformes y un eje de desarrollo continuo; pero durante la VI Dinastía y el Primer Período Intermedio aparecieron tradiciones locales en la construcción de tumbas. Como ejemplos de estos estilos arquitectónicos figuran las tumbas
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tebanas (de las cuales se habla más adelante) y las mastabas de fachada con nichos y largos corredores de acceso en pendiente que conducen a cámaras subterráneas, encontradas en Dendera.

Estos tipos locales son tan diferentes de los estilos arquitectónicos principales de épocas anteriores que el cambio no puede explicarse sólo en términos de desarrollo de tradiciones de los talleres locales. Parece más bien que estas innovaciones arquitectónicas fueron introducidas de forma deliberada por las élites locales para expresar su propia identidad regional.

Sociedad y gobierno

Incluso una limitada visión de conjunto del material arqueológico, como la ofrecida en los párrafos anteriores, proporciona numerosos ejemplos del cambio en profundidad ocurrido en las provincias durante el final del Reino Antiguo y el Primer Período Intermedio. En el estado actual de la investigación, el significado de muchos de los fenómenos arqueológicos de los que hemos hablado (y de los mecanismos que los produjeron) todavía se comprende mal. No obstante, por poco que sea, lo que sabemos actualmente sugiere que las fuerzas de cambio internas y unas poderosas influencias externas (sobre todo el impacto de la política provincial del Reino Antiguo) se unieron para producir una mayor complejidad cultural, económica y social en todo el país.

Esta circunstancia inevitablemente afectó al sistema político: las tensiones entre el centro y las provincias ganaron importancia y la nobleza provincial en concreto —la cual ocupaba una posición crucial entre la corte y los grupos locales— consiguió nuevas posibilidades de actuación independiente, al tiempo que hubo de mediar entre los distintos intereses enfrentados. Este estado de cosas plantea la cuestión de cómo la organización y la ideología del gobierno se adaptaron a las condiciones sociales y culturales generales del país. Durante el Reino Antiguo los distritos provinciales solían estar gobernados (aunque no siempre) por una administración de dos niveles. Los «supervisores de sacerdotes» de los cultos locales eran importantes por el papel que desempeñaban en sus templos, entendidos como nodos de la administración económica; pero el cargo principal era el de «gran señor del nomo» (traducido a menudo como «nomarca»).

Con todo, es importante darse cuenta de que el final del Reino Antiguo no se produjo por el incremento de poder de las grandes familias de nomarcas. De hecho, durante el Primer Período Intermedio aparecieron nuevos linajes de magnates locales. Por lo tanto, es posible que la aristocracia del Reino Antiguo —a pesar de la influencia que tuviera, como grupo social, en el proceso de cambio de la estructura política del país— siguiera dependiendo pese a todo de sus relaciones con la Corona. Al estudiar estos cambios podemos comprender mejor las relaciones entre las condiciones sociales y los cambios políticos ocurridos durante el Primer Período Intermedio.

El caso de Ankhtifi: crisis, cuidados y poder

Ankhtifi, nomarca del tercer y segundo nomos del Alto Egipto durante la primera parte del Período Heracleopolitano, es la encarnación del nuevo tipo de gobernante local aparecido durante el Primer Período Intermedio. Su texto autobiográfico, inscrito en los pilares de su hipogeo en las cercanías de Moalla (a unos 30 kilómetros al sur de Tebas), es uno de los ejemplos más espectaculares de este género que se ha conservado del Antiguo Egipto. Proporciona una guía ideal sobre las grandes cuestiones de la época y evoca de forma convincente la atmósfera política del Alto Egipto meridional durante el Primer Período Intermedio.

Como «gran señor de los nomos de Edfu y Hieracómpolis» y «supervisor de los sacerdotes», Ankhtifi ocupaba al mismo tiempo posiciones clave en las ramas religiosa y secular de la administración provincial del Reino Antiguo. De hecho, esta combinación de cargos fue típica de los en gran parte independientes gobernadores locales del Primer Período Intermedio. Los dos acontecimientos clave de la carrera política de Ankhtifi fueron su intervención para pacificar y reorganizar el nomo de Edfu y su expedición militar contra el nomo tebano, durante la cual sus oponentes, una coalición formada por los nomos de Tebas y Koptos, se negaron a presentar batalla. En realidad se trata sobre todo de política a pequeña escala y, si leemos entre líneas, es probable que ni siquiera tuviera demasiado éxito en ella. Destaca, por ejemplo, que no se conozca ningún sucesor de Ankhtifi como gobernante semiindependiente de los nomos más meridionales. Con todo, su inscripción proclama sus glorias sin falsa modestia alguna:

Su Excelencia, el supervisor de sacerdotes, supervisor de los países del desierto, supervisor de mercenarios, gran señor de los nomos de Edfu y Hieracómpolis, Ankhtifi el Bravo, dice: «Fui el comienzo y el final (es decir, el climax) de la humanidad, puesto que nadie como yo existió antes ni existirá; nadie como yo mismo ha nacido nunca ni nacerá. He sobrepasado los logros de mis antepasados y las generaciones venideras no podrán igualar ninguno de mis logros en un millón de años.

»Di pan al hambriento y vestidos al desnudo; ungí a quienes no tenían aceites cosméticos; di sandalias al descalzo; le di una esposa al que no tenía esposa. Me hice cargo de las ciudades de Hefat [es decir, Moalla] y Hormer en cualquier [situación de crisis, cuando] el cielo estaba cubierto de nubes y la tierra [estaba agostada (?) y cuando todos se morían] de hambre en este banco de arena de Apofis. El sur vino con su gente y el norte con sus hijos; trajeron el más fino aceite a cambio de la cebada que les fue dada. Mi cebada subió corriente arriba hasta que llegó a la Baja Nubia y corriente abajo hasta que alcanzó el nomo de Abydos. Todo el Alto Egipto estaba muriendo de hambre y la gente se comía a sus hijos; pero yo no permití que nadie muriera de hambre en este nomo. […] Me ocupé de la casa de Elefantina y de la ciudad de Iatnegen en estos años después de que Hefat y Hormer hubieran sido satisfechas. […] Yo era como una montaña (protectora) para Hefay y como una sombra fresca para Hormer». Ankhtifi dice: «Todo el país se ha vuelto una langosta que va corriente arriba y corriente abajo (en busca de comida); pero yo nunca permití que nadie tuviera necesidad de ir de un nomo a otro. Soy el héroe sin igual».

La crisis económica es uno de los grandes temas de los textos de la época. Los magnates locales se acostumbraron a alardear de habérselas arreglado para aumentar a sus ciudades mientras el resto del país estaba hambriento. Estas narraciones suelen causar gran impresión en sus lectores modernos, con el resultado de que a menudo las hambrunas y la crisis económica se consideran la característica del período. Se ha sugerido que las nefastas consecuencias de una serie de repetidas crecidas insuficientes, originadas por el cambio climático, fueron la causa del final del Reino Antiguo. Es indudable que estos textos narran, de hecho, acontecimientos reales, como resulta evidente cuando nos encontramos referencias a hambrunas en contextos menos grandiosos. Por ejemplo, un empleado de un «supervisor de sacerdotes» de Koptos cuenta: «Estuve en la entrada de su excelencia el supervisor de sacerdotes Djefy entregando grano a (los habitantes de) toda esta ciudad para ayudarlos en los dolorosos años de hambruna».

No obstante, hay que considerar cuidadosamente hasta qué punto esta situación fue realmente específica del Primer Período Intermedio. De hecho, se carece de pruebas independientes que confirmen el cambio climático durante esta época. En realidad, los datos disponibles parecen sugerir que la «fase húmeda neolítica» terminó durante el Reino Antiguo, trayendo sobre todo unas condiciones climáticas más secas a las zonas desérticas adyacentes y fomentando un proceso general de adaptación a una crecida anual del Nilo de menor altura. Estos cambios medioambientales no muestran signos de haber afectado a la civilización egipcia de la época, lo cual pone en cuestión cualquier supuesta conexión con el Primer Período Intermedio. Recientes observaciones arqueológicas realizadas en Elefantina parecen indicar incluso que durante el Primer Período Intermedio Egipto experimentó crecidas ligeramente superiores a la media.

Si consideramos la variación y la regularidad a largo plazo de la crecida del río, parece evidente que el miedo a una hambruna originada por un Nilo insuficiente en años concretos debió de perseguir a los egipcios, en mayor o menor grado, durante todos los períodos de su historia. Por lo tanto, para comprender la importancia de esta cuestión en los textos del Primer Período Intermedio es necesario situarla en un contexto literario más amplio.

La frase introductoria que forma la base de la narración de Ankhtifi es muy tradicional. En realidad es una de las frases estándar de las autobiografías de los funcionarios del Reino Antiguo, con la cual se afirma su integridad moral. Durante el Primer Período Intermedio se elaboró mucho el principio de ocuparse del débil. En esta época, los grandes hombres estaban preparados para hacer frente a cualquier necesidad que se presentara en la sociedad, ya fueran problemas económicos, crisis políticas o desgracias personales. Los gobernantes provinciales no sólo daban cobijo y mantenían a unas cuantas personas (como un padre haría con los miembros de su familia), sino que se hacían cargo de toda la sociedad, ya fuera de la población de su ciudad natal o de la del nomo o nomos que gobernaban. El mensaje está claro: sin sus gobernantes la gente estaría perdida. Abandonada a sus propios recursos, sencillamente no sería capaz de hacer frente a los peligros de la vida. Ni que decir tiene que este papel benéfico del gobernante era indisociable tanto de su derecho a la obediencia como de su autoridad. Así, Ankhtifi dice: «Sobre cualquiera que haya depositado mi mano, ningún mal sufrirá, porque mi razonamiento era muy experto y mis planes muy excelentes. Pero toda persona ignorante, todo desdichado que se me oponga, me vengaré de él por sus hechos».

Durante el Primer Período Intermedio, las crisis se convirtieron en algo socialmente significativo como contextos donde el poder personal y la dependencia social podían legitimarse; una observación que probablemente sea de mucha ayuda a la hora de explicar por qué la cuestión de las hambrunas y el sustento eran tan importantes para los potentados locales de esa época.

Competencia y conflictos armados

Durante el Reino Antiguo, los administradores locales se vieron obligados a organizar el servicio militar de las personas de su jurisdicción y a conducir a estos grupos en misiones agresivas y de paz contra las regiones vecinas al valle del Nilo. Ya en la VI Dinastía, mercenarios extranjeros —sobre todo nubios— fueron reclutados para el ejército egipcio. Durante el Primer Período Intermedio, el uso de las tropas locales y la experiencia militar de los gobernadores de la región se convirtieron en fuerzas decisivas en su lucha por la supremacía. Así, Ankhtifi afirma:

Yo fui uno que encontró la solución cuando ésta faltaba, gracias a mis vigorosos planes; uno con palabras de autoridad y mente clara el día en que los nomos se aliaron (para hacer la guerra). Soy el héroe sin igual; uno que habló libremente mientras la gente estaba callada el día en que se difundió el miedo y el Alto Egipto no se atrevió a hablar. […] Mientras el ejército de Hefat está en calma, toda la tierra está en calma; pero si uno (le) pisa la cola como (la de) un cocodrilo, entonces el norte y el sur de toda esta tierra tiemblan (de miedo). […] Navegué corriente abajo con mi fuerte y fiable tropa y amarré en la orilla occidental del nomo tebano […] y mi fiable tropa buscó batalla en el oeste del nomo tebano, pero nadie se atrevió a salir por miedo a ellos. Entonces navegué corriente abajo de nuevo y amarré en la orilla este del nomo tebano […] y sus [probablemente del oponente de Ankhtifi] murallas fueron asediadas, puesto que había cerrado las puertas por miedo a esta fuerte y fiable tropa. Se convirtieron en una partida en busca de batalla por el oeste y el este del nomo tebano, pero nadie se atrevió a salir por miedo a ellos.

No resulta nada nuevo que un funcionario afirmara su autoridad sobre más de un nomo. A finales de la V Dinastía, por ejemplo, los reyes habían creado el cargo de «supervisor del Alto Egipto» para que controlara a los administradores de cada uno de los nomos meridionales. Durante el Primer Período Intermedio también se tiene constancia de funcionarios responsables de un territorio grande, como Abihu, que gobernó los nomos de Abydos, Dióspolis Parva y Dendera a comienzos del Período Heracleopolitano. Por lo tanto, la doble nomarquía de Ankhtifi e incluso su afirmación de supremacía militar hasta tan al sur como Elefantina no es algo nuevo.

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