INGREDIENTES
Un cochinillo de unos 7 kg, vaciado, lavado y secado (su carnicero puede partírselo por la mitad de modo que descanse plano sobre la fuente del horno para que se haga de manera más uniforme)
Sal, pimienta, ajo, orégano y zumo de naranja agria (puede sustituirse por limón o lima)
Aceite de oliva
Sazonador Goya o similar
Cuando Sebastian entró en la casa, se encontró a su abuela en la cocina y, por lo que parecía, había estado trabajando mucho. La encimera se hallaba repleta de comida. Había un cuenco grande de arroz con frijoles, caldo de pollo, y salchichas y queso cortados en rodajas. Y había también otro plato que Sebastian no había visto nunca. Era un pastel de forma cuadrada, horneado con un perfecto color tostado. Lola ya había cortado una porción y Sebastian vio que estaba relleno de huevo, salchicha, pimientos y cebolla, y una carne que parecía pollo o algún tipo de pescado.
—¡Justo a tiempo! —exclamó Lola cuando vio a su nieto—. ¿Ha venido Keith contigo?
—Está fuera, pero no quiere entrar —le contestó Sebastian—. Ya le he dicho que no pasaba nada, pero creo que no hay manera —añadió, tratando de echarle un vistazo mejor a aquel pastel.
—Eso ya lo veremos —le respondió Lola limpiándose las manos en el delantal.
Sebastian dio un paso hacia ella.
—Ten cuidado, abuela. Puede llegar a ser muy malo.
—Tendré cuidado —le prometió ella asintiendo solemnemente.
ELABORACIÓN
Caliente el aceite de oliva en una sartén grande. Saltee el pollo en el aceite hasta que se haga y, a continuación, retírelo de la sartén y tápelo. En la misma sartén saltee las cebollas y el ajo en el aceite hasta que desprendan aroma. Agregue el chorizo en dados y fríalo durante 1-2 minutos. Vuelva a echar el pollo en la sartén, añada la salsa de tomate concentrada y condimente con sal, pimienta y pimentón dulce. Deje que la mezcla se enfríe antes de añadirla con una cuchara a la masa.
INGREDIENTES
4 Cucharadas soperas de aceite de oliva
700 g de pollo deshuesado cortado en dados
2 Cebollas grandes picadas muy finas
2 Dientes de ajo picados finos
130 g de chorizo en dados
2 Cucharadas soperas de tomate concentrado
Sal y pimienta
1 Cucharada sopera de pimentón dulce
ELABORACIÓN
Tamice la harina en un cuenco grande y haga un agujero en el centro. Agregue el vino blanco, el aceite de oliva, la mantequilla, sal, azúcar y unas cuantas cucharadas soperas de agua tibia. Amase todos los ingredientes hasta formar una pasta flexible. Deje reposar la masa en la nevera durante 30 minutos aproximadamente y, a continuación, divídala por la mitad. Amase una de las mitades sobre una superficie enharinada y cubra con ella el fondo de un molde de horno engrasado (de 23 × 36 cm aproximadamente), asegurándose de que la masa sobresalga por el borde superior del molde. Añada el relleno. Amase la otra mitad y colóquela sobre el relleno. Una ambas mitades presionando los bordes de la masa. Con una brocha frote la superficie con yema de huevo y hornee durante 30 minutos en el horno precalentado a 175 grados o hasta que se dore.
6 raciones
INGREDIENTES
(PARA LA MASA)
Puede emplear dos masas precongeladas y seguir las instrucciones para descongelarlas, o bien emplear la siguiente receta para elaborarlas.
4,5 Tazas de harina
Sal
1 Cucharada sopera de vino blanco
Una pizca de azúcar
1 Cucharada sopera de aceite de oliva
Harina para amasar
1 Cucharada sopera de mantequilla clarificada
Mantequilla para engrasar
Yema de huevo para glasear
[…] De postre Lola había confeccionado un bizcocho de ron, un delicioso pastel con sabor a ron y a miel. Les contó que en la isla, aquel siempre había sido el postre favorito de su hermano mayor y que ella se lo preparaba cada vez que se enfadaban, cosa que sucedía a menudo.
De vez en cuando, Keith levantaba los ojos del plato mientras Lola hablaba y estaban llenos de gratitud. Cuando se sació totalmente y ya no pudo comer ni un bocado más, se enderezó y dijo:
—Me tengo que ir ya a casa.
—Bueno, pues vete —le dijo Lola—, pero recuerda que siempre habrá sitio para ti en mi mesa.
INGREDIENTES
125 g de mantequilla o margarina a temperatura ambiente
¼ de taza de azúcar moreno
¼ de taza de miel
2 Huevos
¼ de taza de agua
½ Taza de ron negro especiado
2 Tazas de harina de repostería tamizada
Levadura en polvo
¼ de cucharada sopera de sal
Mantequilla para engrasar y azúcar glas para decorar
ELABORACIÓN
Precaliente el horno a 175 grados. Bata la mantequilla y el azúcar moreno en un cuenco grande. Agregue miel, huevos, agua y ron. Mezcle bien. En otro cuenco, combine la harina de repostería, la levadura en polvo y la sal. Vierta sobre la mezcla líquida y bata hasta que todos los ingredientes estén perfectamente mezclados. Engrase un molde de horno redondo de 20 centímetros de diámetro y vierta en él la mezcla. Hornéela durante 30 minutos o hasta que salga limpio un cuchillo si lo pincha por el centro. Deje que el bizcocho se enfríe en el molde o en una rejilla de enfriamiento. Tamice el azúcar glas por encima para decorar.
6 raciones
Sebastian había combinado los ingredientes él solo, sin ayuda. Empezó poniendo a hervir una olla llena de agua con sal. Después vertió la harina de maíz, batiendo constantemente para evitar que se le formaran grumos y lo puso entonces a fuego medio bajo y removió durante otros quince minutos. Tuvo que cambiar de mano para evitar que se le cansaran, pero sabía que merecía la pena para que le quedara una crema suave. Cuando la harina de maíz había adquirido consistencia, se lo pasó estupendamente añadiéndole un poco de nata líquida. Lola reconoció que, aunque así no era la forma tradicional de prepararlo, le daba al plato un acabado sabroso y muy rico. Sebastian decidió que el funche estaría aún más delicioso con unos dientes de ajo más. Los cortó en láminas muy finas, blandiendo el cuchillo grande de cocina con tanta habilidad como cualquier adulto, y los mezcló con los demás ingredientes, entre los que se incluían el sofrito y tiernos trocitos de carne de cerdo. Solo entonces quedó listo para meterlo en el horno.
Lola sacó la fuente humeante del horno unos minutos después de que Gloria llegara y la colocó sobre un salvamanteles en la encimera. La parte superior había adquirido una tonalidad dorada, y el vapor que desprendía era fragante y delicioso. Después de dejarlo enfriar durante unos minutos, lo partió en rodajas y lo sirvió en otra fuente, con un toque de aceite de oliva y pimientos asados como guarnición.
Sebastian había decidido no contarle a Lola lo que había sucedido por miedo a que ella intentara convencerle también de que se operara. Después de todo, apenas unas semanas antes le había pedido que lo ayudara a convencer a su madre, pero ahora no quería volver a oír hablar del tema. Únicamente deseaba que su vida volviera a la normalidad. Quería cocinar con su abuela y pasar los fines de semana con su padre. Quería hacer los deberes, limpiar la pizarra y jugar al balompié atado. Quería volver a dormir en su propia habitación, en su propia cama, con su madre y su hermana bajo el mismo techo. Sería mejor si su padre también pudiera acompañarlos, pero estaba empezando a comprender que, en la vida, las cosas rara vez salían exactamente como uno deseaba.
ELABORACIÓN
Precaliente el horno a 175 grados. En una sartén grande, lleve al punto de ebullición la leche, el agua, la sal y la mantequilla. Retírelo del fuego y gradualmente vaya añadiendo la harina de maíz, removiendo constantemente. Vuelva a ponerlo a fuego medio bajo, hasta que la mezcla se espese. Vierta el sofrito, los condimentos o la carne de su elección. Pase la mezcla a una fuente de horno y hornéela durante aproximadamente 30 minutos en el horno a 175 grados o hasta que se dore.
4 raciones
INGREDIENTES
1,5 tazas de harina de maíz
¾ de cucharada sopera de sal
1,5 tazas de leche
3 cucharadas soperas de mantequilla
1,5 tazas de agua
Este plato se puede consumir como desayuno (endulzado con leche y azúcar) o como plato principal salado añadiéndole carne y otros condimentos como el sofrito. Se pueden incorporar los restos de otros alimentos para preparar una comida deliciosa y muy sabrosa.
El humo de la hoguera flotaba y formaba volutas a su alrededor, como si se estuviera moviendo al son de una música misteriosa. A veces la ocultaba y, cuando se aclaraba momentáneamente, Lola aparecía más radiante que antes, una energía ambivalente que no se sabía si iba o venía.
El humo envolvió también a su familia, y su fragancia los rodeó uno por uno, arrastrándolos, tirando de ellos. Caminaron lentamente como en trance a través del brumoso muro que los separaba de Lola, internándose en el fantástico mundo que tenían ante sus ojos.
—Parece como si todos hubierais visto un fantasma —comentó Lola, profiriendo una risita—. Y uno no muy agradable, a juzgar por vuestras caras.
—¿Qué estás haciendo, mami? —le preguntó Gloria.
—Ya te lo he dicho antes —le respondió Lola—. He encendido un fuego por Sebastian y, en él, voy a cocinar mi pequeño cabrito. Creo que le gustará muchísimo. Probablemente se convertirá en su plato favorito, igual que es el mío.
—Abuela Lola —le dijo Jennifer, preocupada porque su abuela realmente hubiera perdido la cabeza esta vez—. Sebastian ya no está entre nosotros, ¿te acuerdas?
—¡Tonterías! —le espetó Lola, haciendo un gesto de desdén con la mano—, Sebastian siempre estará entre nosotros. Y ahora, venid a ayudarme. Ya conocéis la norma, si todos vamos a comer, todos tenemos que trabajar.
ELABORACIÓN
Limpie la carne meticulosamente; séquela con un paño seco y suave. Haga pequeñas incisiones sobre la carne e inserte en ellas rodajitas de ajo y cilantro. Salpimiente toda la carne. Vierta el sofrito y la panceta por encima. Precaliente el horno a 220 grados y dórelo durante 20 minutos a esta temperatura y, a continuación, bájela a 160 grados y déjelo hasta que esté hecho, aproximadamente 2 horas y media.
INGREDIENTES
3-4,5 kg de churrasco o chuletas de cabrito
Ramitas de cilantro
Sofrito
2 dientes de ajo
Tiras de panceta
Sal y pimienta
ELABORACIÓN
En un cuenco grande mezcle el ajo, la sal, la pimienta, el orégano y el aceite y macháquelo.
Limpie y despelleje cuidadosamente el cabrito. Enjuáguelo con vinagre y agua como mínimo tres veces. Úntelo cuidadosamente por todos los costados con la mezcla del aceite, introdúzcalo en una bolsa de plástico y ciérrela bien. Después, póngalo a enfriar en la nevera durante 24 horas. Saque el cabrito de la nevera y déjelo reposar durante 30 minutos aproximadamente. Precaliente la parrilla a 175 grados o a fuego medio alto.
Fije el cabrito al asador mediante un cable fino y áselo durante 4 horas aproximadamente o hasta que la temperatura interior alcance como mínimo los 70 grados y la carne esté tierna.
INGREDIENTES (PARA HACERLO AL AIRE LIBRE)
1 Cabrito de 3 a 5 kilos
3 Tazas de ajo machacado en el mortero
1 Taza de sal
1 Taza de pimienta negra
1 Taza de orégano en polvo
5 Tazas de aceite de achiote o aceite de oliva
«Te voy a contar cómo es el cielo para mí. En él, está esta misma mesa, y todos aquellos a los quiero y he querido se sientan alrededor de ella. Damos cuenta del festín que hemos preparado juntos y nos reímos y contamos historias y, a veces, también lloramos un poquito, pero la mayor parte del tiempo nos lo pasamos estupendamente.»
CECILIA SAMARTIN es una autora cubana. Nacida en la Habana, cuando tan solo era una niña se vio obligada a huir de Cuba debido a la Revolución. Desde entonces vive en California con su marido. Muchos de sus libros tratan esta dura realidad que le tocó vivir en su más tierna infancia. Estudió Psicología, Terapia familiar y Terapia matrimonial. Actualmente está inmersa en un proyecto para ayudar a mejorar las condiciones de los más desfavorecidos en Los Ángeles. Entre su larga trayectoria como escritora destacan títulos como
Señor peregrino
,
La abuela Lola
o
Ghost Heart
.
[1]
Campesinos puertorriqueños de ascendencia española, que generalmente habitan en las regiones montañosas de la isla. (N. de la T.)
<<