—¿No se podría detener a esas salamandras de alguna forma?
—Imposible. Hay demasiadas y se les tiene que hacer sitio.
—¿Y no podrían morirse de repente? Quizá a causa de una epidemia o por degeneración.
—Eso es demasiado barato, hermanito. ¿Es que la Naturaleza tiene que arreglar siempre lo que perjudica a los hombres? Así que tú también estás convencido de que los hombres, por sí solos, no podrán salir de este desastre. Ya lo ves, ya lo ves… al final quisieran que alguien los salvara… Te voy a confiar un secreto: ¿Sabes quién,
todavía ahora
, entrega explosivos, torpedos y taladros a las salamandras, cuando la quinta parte de Europa está ya inundada? ¿Sabes quién trabaja febrilmente en los laboratorios, a fin de encontrar materias y maquinarias más eficaces para barrer el mundo? ¿Sabes quién les presta a las salamandras dinero, sabes quién financia este Fin del Mundo, todo este Diluvio?
—Lo sé. Todas las fábricas, todos los bancos, todos los estados.
—Ya lo ves… Si fueran, solamente, las salamandras contra la Humanidad, quizás no sería tan difícil hacer algo. Pero hombres contra hombres, eso no hay quien lo detenga…
—¡Espera! ¡Hombres contra hombres…! Se me ha ocurrido algo. Quizás podrían luchar salamandras contra salamandras.
—¿Salamandras contra salamandras? ¿Qué quieres decir?
—Por ejemplo… Si ahora hay demasiadas salamandras podrían luchar entre sí por algún pedazo de litoral, por un golfo o lo que sea. Después seguirían luchando por poseer cada vez más y más costas y, finalmente, se pelearían por las costas de todo el mundo, ¿no? Salamandras contra salamandras. ¿Qué te parece? ¿No crees que
esto
sería lo más lógico?
—… No, eso no puede ser. Las salamandras no pueden luchar entre sí. Eso sería contra la Naturaleza. Las salamandras son, después de todo, de una misma especie.
—Los hombres también son todos de una misma especie, hombre, y, ¿lo ves?, no les importa mucho. Una misma especie, ¡y hay que ver por cuántas cosas luchan! Ni siquiera por el espacio vital, sino por el poder, por el prestigio, por la influencia, por la gloria, por los mercados y ¡qué sé yo por cuántas cosas más! ¿Por qué no iban a luchar las salamandras entre sí, también, por el prestigio?
—¿Para qué iban a hacerlo? Dime, por favor, ¿qué ganarían con eso?
—Nada. Como no sea que unas tendrían, temporalmente, más costas y más poder que las otras. Y al cabo de algún tiempo, cambiarían las cosas de nuevo.
—¿Y para qué quieren tener unas más poder que las otras? Si todas son idénticas, todas son salamandras, todas tienen los mismos esqueletos, todas son iguales de feas y todas tienen el mismo nivel, ¿para qué iban a martirizarse mutuamente? Por favor, ¿en nombre de qué iban a luchar entre sí?
—¡Déjalas! Ya se encontrará algún motivo. Mira, unas viven en las costas occidentales, y otras en las orientales. Se despedazarían, sobre todo, en nombre del «occidente contra el oriente». Aquí tienes las salamandras europeas, y allá abajo, las africanas. ¡El diablo me lleve si, finalmente, no quisieran ser las unas más que las otras! Hombre, podían ir unas a darles «una lección» a las otras, en nombre de la civilización, la expansión o qué sé yo. Siempre se puede encontrar algún motivo político o de ideas, por el que las salamandras de una costa querrán golpear a las de las otras. Las salamandras están tan civilizadas como nosotros, los hombres. No escasearán los argumentos de poder, económicos, legales, culturales o cualesquiera otros.
—Y tienen armas. No olvides que están formidablemente armadas.
—Sí, tienen una inmensa cantidad de armas. Ya lo ves. ¡Tendría gracia que no hubiesen aprendido de los hombres cómo se hace la historia!
—¡Espera, espera un momento! (el autor se levantó de un salto, y empezó a pasear de arriba a abajo). La verdad es… ¡que el diablo me lleve si ellas no pueden conseguirlo! Ya lo veo claro. Basta con mirar el mapa del mundo. ¡Caramba! ¿Dónde habrá un mapa del mundo?
—Yo me lo imagino muy bien.
—Conforme. Aquí tienes el Océano Altántico, con los mares Mediterráneo y del Norte. Aquí está Europa y esto es América… Bien; esto es la cuna de la cultura y de la moderna civilización. Por este lugar está sumergida la antigua Atlántida…
—Y ahora, las salamandras, sumergen la Nueva Atlántida. Es verdad. Y aquí tienes los océanos Pacífico e índico. El lejano y misterioso Oriente, la cuna de la Humanidad, como suele decirse. Por aquí, al este de África, está hundida la mítica Le-muria. Aquí está Sumatra, y un poco más al oeste de Sumatra…
—… la islita de Tana Masa. La cuna de las salamandras.
—Sí. Y allí gobierna el Rey Salamandra, la cabeza espiritual de su raza. En Tana Masa viven todavía los
Tapa-boys
del capitán van Toch, originalmente, salamandras medio salvajes del Pacífico. En resumen, aquello es
su
Oriente, ¿sabes? Toda esta región se llama ahora Lemuria, mientras que la otra zona, civilizada, europeizada, americanizada y muy adelantada técnicamente, es Atlántida. El dictador de Atlántida es Chief Salamander, gran conquistador, técnico y militar, comandante de las salamandras y destructor de continentes. Una enorme personalidad, vaya.
(…Dime tú, ¿es Chief Salamander una salamandra
de verdad
?)
(…No. Chief Salamander es un hombre. Se llama, en realidad, Andreas Schultze, y, cuando la primera guerra mundial, era sargento en alguna parte).
(¡Ya lo decía yo!)
(¡Claro, hombre! Así son las cosas…). Bueno, aquí están Atlántida y Lemuria. Esta división se debe a motivos geográficos, administrativos, culturales…
—… y nacionales. No te olvides de los motivos nacionales. Las salamandras de Lemuria hablan
pidgin-english
, mientras que las de la Atlántida se expresan en
basic-english
.
—Está bien. Al correr del tiempo, las salamandras de la Atlántida penetrarán por el llamado antiguamente Canal de Suez, hacia el océano Índico…
—Es natural. El camino clásico hacia el Este.
—Cierto. Por otra parte, las salamandras de Lemuria adelantarán por el cabo de Buena Esperanza hacia la costa de lo que antes era África. Asegurarán que a Lemuria le pertenece
toda África
.
—Es natural.
—La consigna será: Lemuria para los lemuros, ¡fuera los extranjeros!, etc. Entre la Atlántida y Lemuria se profundizará el abismo de la desconfianza y la enemistad de siglos… Enemistad a vida o muerte.
—O sea, se convertirán en
verdaderas naciones
.
—Sí. Las de la Atlántida desprecian a las salamandras de Lemuria y las llaman «sucios salvajes.» Las salamandras de Lemuria odian fanáticamente a las de la Atlántida y ven en ellas a imperialistas, diablos del oeste y violadores del antiguo, limpio y original salamandrismo. Chief Salamander obtendrá concesiones en las costas de Lemuria, según dirá, en interés de la exportación y la civilización. Su distinguida majestad el Rey Salamandra, quieras o no, tendrá que ceder, porque está menos armado. En la bahía de Tigris, no lejos de la actual Bagdad, estallará el conflicto. Los naturales de Lemuria atacarán una concesión atlántida y matarán a dos oficiales atlántidos, según dirán, por una ofensa a su nación. Como resultado de esto…
—… se declarará la guerra. Cosa natural.
—Y así llegaremos a una guerra mundial de salamandras contra salamandras.
—En nombre de la cultura y el derecho, no lo olvides.
—Y en nombre de la verdadera salamandra. En nombre de la Gloria y la Grandeza Nacional. La consigna será: ¡Nosotras o ellas! Las de Lemuria, armadas con
krises
malayos y dagas de Yoghu, destrozarán sin compasión a los invasores de la Atlántida. Entonces, las progresistas y educadas salamandras de la Atlántida echarán en los mares de Lemuria venenos químicos y bacterias cultivadas de efectos desastrosos, con una rapidez tan belicosa que inundarán con ellas todos los océanos del mundo. £1 mar quedará infectado con pestes artificialmente cultivadas, que afectarán a las agallas. Y eso significa el fin, amigo. Las salamandras desaparecerán.
—¿Todas?
—Todas, hasta la última. Se terminará su especie. De ellas sólo se conservará aquella vieja piedra de ónice con las huellas del esqueleto de Andrias Scheuchzeri.
—¿Y qué harán los hombres?
—¿Los hombres? ¡Ah, es verdad! Los hombres… Bueno, empezarán a volver, poco a poco, de las montañas a las costas, a lo que quede de los continentes. Pero los océanos apestarán, todavía mucho tiempo, con los residuos de las salamandras. Los continentes comenzarán de nuevo a crecer con los aluviones de los ríos. El mar se retirará paso a paso y todo volverá a ser casi como antes. Surgirá una nueva leyenda sobre la inundación del mundo, enviada por Dios a causa de los pecados de la Humanidad. Se hablará también de las ruinas de naciones míticas sumergidas, que se dirá fueron cuna de la civilización y de la cultura humana. Se contarán leyendas sobre una tal Inglaterra, o Francia, o Alemania…
—¿Y después?
—… La continuación sí que no la sé.
[1]
Asociación cristiana de jóvenes que acoge en albergues económicos a transeúntes necesitados. (N. del T.).
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[2]
Se refiere, al parecer, a los jesuitas (N. del T.).
<<
[3]
Véanse los escritos de: G. Kreuzmann, Geschichte der Molche. Hans Tietze, Der Molch des XX. Jahrhundersts. Kurt Wolff, Der Molch und das deutsche Volk. Sir Herbert Owen, The Salamanders and the British Empire. Giovanni Focaja, L'evoluzione degli anfibii durante il Fasásmo. León Bonnet, Les Urodéles et la Société des Nations. S. Madariaga, Las salamandras y la civilización, y muchos otros.
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[4]
Véase La Guerra de las Salamandras, primera parte, capítulo XII.
<<
[5]
Como prueba de ello publicamos el primer recorte de la colección del señor Povondra:
EL MERCADO DÉ LAS SALAMANDRAS
(CTK) Según las últimas noticias publicadas por el Sindicato de las Salamandras a fines del trimestre, ha aumentado la venta de éstas en un treinta por ciento. En tres meses han sido entregados casi setenta millones de salamandras, sobre todo a países del sur y del centro de América, Indochina y a la Somalia italiana.
Próximamente se iniciará la profundización y ampliación del Canal de Panamá, la limpieza del puerto de Guayaquil y la remoción de algunos bancos de arena y piedras existentes en el estrecho de Torres. Estos trabajos ciencia, y costas, significarían, según cálculos aproximados, la colocación de nueve mil metros cúbicos de tierra firme. La construcción de una fuerte isla para la aviación en la línea Madeira-Bermudas, se piensa iniciar en la próxima primavera. Se continúa con el relleno de las islas Marianas, bajo dominio japonés; hasta ahora, se han ganado al mar ochocientos cuarenta mil acres de nueva tierra firme, entre las islas Tinian y Saipan. En vista de la creciente demanda, el precio de las salamandras continúa firme, siendo:
Leading\2\1 61,
Team
, 620. Se cuenta con suficientes reservas.
<<
[6]
Estos obstáculos los evidencia, por ejemplo, la siguiente noticia recortada por el señor Povondra de un periódico, y que no tiene fecha alguna:
¿SE AISLA INGLATERRA DÉ LAS SALAMANDRAS?
(REUTER) A la pregunta del señor J. Leeds, miembro de la Cámara de los Comunes, contestó hoy Sir Samuel Mandeville que el Gobierno de su Majestad ha cerrado el Canal de Suez para toda clase de transporte de salamandras. Además, no permitirá que ninguna salamandra trabaje en las costas o aguas territoriales de las Islas Británicas. El motivo de estas decisiones, declaró Sir Samuel, es, por una parte, la seguridad de las costas británicas y, por otra, la validez de las leyes y contratos sobre la eliminación del tranco de esclavos.
A la pregunta de un miembro del Parlamento, el señor B. Russels, contestó Sir Samuel que este punto de vista no se refiere, desde luego, a los dominios y colonias británicos.
<<
[7]
Usaban para ello pistolas casi corrientes, inventadas por el ingeniero Mirek Safránek y producidas en la empresa Zbrojovka de Brno.
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[8]
Con referencia a esto, publicamos la siguiente noticia de la prensa:
MOVIMIENTOS HUELGUÍSTICOS EN AUSTRALIA (Havas)
El jefe de las Trade-Unions australianas Harry Mac Ñamara ha anunciado la huelga general de los obreros portuarios, de transportes, electricidad y otros. Los dirigentes de las organizaciones sindicales piden que se establezca una severa limitación en la importación de salamandras a Australia, según la ley de inmigración. Por otra parte, los granjeros australianos se esfuerzan por que sea permitida la importación de salamandras, ya que la aumentación de éstas aumenta considerablemente el consumo de maíz nacional y de sebos, sobre todo el de oveja. El Gobierno se esfuerza por llegar a un compromiso. El Sindicato de las Salamandras ha propuesto pagar a las Trade-Unions seis chelines por cada salamandra importada. El Gobierno está dispuesto a comprometerse a que las salamandras sean empleadas solamente en el agua y que, por cuestiones de decencia, no salgan del agua más que unos 65 cms., o sea, hasta la altura del pecho. Las Trade-Unions insisten en que 20 cms. y 10 chelines suplementarios como cuota de inscripción. Parece ser que se llegará a un acuerdo, con la contribución de la hacienda estatal.
<<
[9]
Publicamos un interesante documento de la colección del señor Povondra:
LAS SALAMANDRAS SALVAN LA VIDA A 36 NÁUFRAGOS
Madras, 3 de abril
En el puerto de este lugar chocó el barco Indian Star contra una embarcación que conducía a cuarenta indígenas, y que se hundió inmediatamente. Antes de que llegasen al lugar del suceso las barcas de la policía, acudieron en ayuda de los náufragos las salamandras que trabajaban en la limpieza del puerto, y condujeron a la orilla a 36 personas. Una salamandra salvó ella sola a tres mujeres y dos niños. Como recompensa por este acto heroico, las salamandras han recibido una carta de agradecimiento de las autoridades locales, metida en un estuche impermeable. En cambio, los naturales del lugar están indignados de que se haya permitido a las salamandras tocar a los náufragos, gente de casta superior. Consideran a las salamandras sucias y repugnantes. En el puerto se congregaron unos cuantos miles de personas que exigían se prohibiese a las salamandras subir al muelle. La policía, sin embargo, logró restablecer el orden. Hubo tres muertos y ciento veinte heridos. A las diez de la noche había renacido la tranquilidad. Las salamandras continúan su trabajo en el puerto
.
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