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Authors: Kiera Cass

Tags: #Infantil y juvenil, #Ciencia Ficción, #Romántico

La selección (34 page)

BOOK: La selección
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La expresión de sus ojos estaba perdida entre la confusión y la tristeza, y me temí que todo lo que estaba a punto de decir no hiciera más que empeorar las cosas.

—¿He hecho algo mal?

—No —repuse, con firmeza—. Has sido maravilloso. Me ha hecho muy feliz verte otra vez y saber que aún me quieres. Lo ha cambiado todo.

—Bien —respondió, sonriendo—. Porque es cierto que te quiero, y pretendo asegurarme de que nunca más tengas motivos para dudarlo.

Me encogí, como avergonzada.

—Aspen, sea lo que sea lo que éramos, o lo que seamos ahora, aquí no podemos serlo.

—¿Qué quieres decir? —preguntó, cambiando de posición.

—Ahora formo parte de la
Selección
. Tengo que estar pendiente de Maxon, y no puedo salir contigo, o lo que sea que estemos haciendo —dije, mientras retorcía con los dedos un extremo del edredón.

Se quedó pensando un momento.

—Así pues, ¿me estabas mintiendo… cuando decías que no habías dejado de quererme en ningún momento?

—No —le aseguré—. Te he llevado en el corazón todo este tiempo. Tú eres el motivo por el que las cosas han ido tan lentas. A Maxon le gusto, pero no puedo permitirme sentir nada por él mientras existas tú.

—Bueno, estupendo —repuso, sarcástico—. Me encanta saber que no te importaría salir con él si yo no estuviera aquí.

Bajo aquella muestra de rabia, veía claramente que aquello suponía un duro golpe para él, pero no era culpa mía que las cosas hubieran ido así.

—¿Aspen? —dije, en voz baja, para que me mirara—. Cuando te fuiste de la casa del árbol, me dejaste destrozada.

—Mer, ya te he dicho que yo…

—Déjame acabar —resopló, pero se calló—. Te llevaste mis sueños, y el único motivo por el que estoy aquí es porque tú insististe en que me apuntara.

Él sacudió la cabeza, con la rabia de saber que era cierto.

—He intentado recuperar el ánimo, y Maxon se preocupa de verdad por mí. Tú significas mucho para mí, lo sabes. Pero ahora formo parte de esto, y sería tonto por mi parte negarme a ver adónde me lleva.

—Así pues, ¿le estás escogiendo a él en lugar de a mí? —preguntó, en un tono lastimoso.

—No, no se trata de escoger a ninguno de los dos, ni a él ni a ti. Estoy escogiéndome a mí.

Aquella era la única verdad. Aún no sabía lo que quería, y no podía dejarme llevar por lo que fuera más fácil o por lo que otros pensaran que era más conveniente. Tenía que darme tiempo para decidir lo que era mejor para mí.

Aspen reflexionó un momento, aunque desde luego no estaba contento con lo que había oído.

Por fin sonrió.

—Sabes que no me rendiré, ¿verdad? —su tono era de desafío, y no pude evitar sonreír. Lo cierto es que Aspen no era de los que admitían fácilmente la derrota.

—La verdad es que este no es un buen lugar para intentar luchar por mí. Tu determinación aquí puede resultar peligrosa.

—No le tengo miedo a ese «traje» —dijo, en tono de mofa.

Alcé la mirada, casi divertida ante el rumbo que tomaba aquello. Siempre me había preocupado que alguien me quitara a Aspen. Me sentía culpable por que me gustara verle preocupado en relación con que alguien pudiera quitarle a su chica, a mí, para variar.

—Muy bien. Dijiste que no le querías…, pero debe de gustarte un poco para que estés dispuesta a quedarte, ¿no?

Bajé la cabeza.

—La verdad es que sí —asentí—. Es mejor de lo que me esperaba.

Él se quedó pensando un momento, asimilando la noticia.

—Supongo que eso significa que tendré que luchar más duro de lo que pensaba —dijo, dirigiéndose a la puerta.

Antes de cerrar la puerta, me guiñó un ojo.

—Buenas noches, Lady America.

—Buenas noches, soldado Leger.

La puerta se cerró, y la sensación de paz fue sobrecogedora. Desde el inicio de la
Selección
, me había preocupado que todo aquello se convirtiera en algo que me arruinara la vida. Sin embargo, en aquel momento no creí que pudiera haber nada mejor.

Por la mañana, mis doncellas entraron en la habitación, demasiado temprano para mi gusto, y me despertaron. Anne corrió las cortinas y, en el momento en que la luz cayó sobre mí, tuve la sensación de que aquel era realmente mi primer día en palacio.

La Selección
ya no era algo que me estuviera ocurriendo sin más, sino que era algo de lo que yo participaba activamente. Era parte de la élite. Aparté las sábanas y me incorporé de un salto al nuevo día.

KIERA CASS, es una escritora americana, concretamente de Carolina del Sur. Se graduó en la Universidad de Radford y actualmente vive en Blacksburg, Virginia, con su familia. Ella es autora de de un best-seller en The New York Time,
La selección
y la novela de fantasía que auto-publicó
The Siren
.

En su tiempo libre a Kiera le gusta leer, bailar, hacer videos y comer grandes cantidades de pastel.

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