Y yo también me alejé. Por la arena. Andando, como quien dice, hacia el Uruguay.
En las ediciones originales figuraban las siguientes dedicatorias:
Un millón de vacas:
A Toño, que me presentó a su hermana.
¿Qué me quieres, amor?:
A Yoyo, que dibuja alpendres para soñar. Dentro de esta obra, el relato «La lengua de las mariposas» estaba dedicado a Chabela; «El míster & Iron Maiden», a Arsenio Iglesias y Basilio Losada; «Dibujos animados», a las tortugas Ninja; «Una flor blanca para los murciélagos», a Camilo Nogueira, y «La llegada de la sabiduría con el tiempo», a Luisón Pereiro.
Ella, maldita alma
: En memoria de mi madre, Carmiña, a quien había prometido un libro sobre las formas y los lugares del alma. A mi hermano Paco, por una deuda impagable. A mis tías Pepita y Paquita, siempre alegres mozas de Corpo Santo. A Miguel Munárriz y José Manuel Fajardo, que escribieron la primera frase del relato «Ella, maldita alma». Al amigo Alfonso Armada, que en su
Cuaderno de África
me inspiró el personaje de la fotógrafa Mireia. El relato «La novia de Liberto» está dedicado a Rafael Azcona, que canturreó
Les feuilles mortes,
a Xesús González Gómez, noray gallego en Barcelona y al pintor Alfonso Sanjurjo. Un recuerdo también para el mago Antón y su muñeco Facundo. «O’Mero» se me apareció después de una inolvidable conversación con Jaime Medal, curandero en los caminos del mar. A mi padre, que se comió una barra de pan y escuchó un loro en La Guaira.
En
Las llamadas perdidas
figuraba como cita inicial un poema de Robert Creeley:
NotasQueman todo lo que tengo o lo poco que tengo.
No me importa, etcétera.
El poema supremo, dirigido
al vacío —éste es el coraje necesario.
Esto es algo completamente diferente.
[1]
Amor, a ti vengo ahora a quejarme / de mi señora, que te envía / donde yo duermo siempre a despertarme / y me hace sufridor de tan gran pena. / Ya que ella no me quiere ver ni hablar, / ¿qué me quieres, Amor?
[2]
En castellano en el original.
[3]
En gallego, gorrión.
(N. de la T.)
[4]
En castellano en el original.
[5]
Lugar emblemático de la provincia de Pontevedra en el que durante la guerra de Independencia las tropas gallegas derrotaron a las francesas, mandadas por el mariscal Ney.
[6]
En la confluencia que forman las entradas de las rías de Ferrol, Ares, Mugardos, Pontedeume, Sada y Betanzos se levanta un peñasco rodeado de mar y conocido como Pena da Marola. El encuentro de diversas corrientes en ese punto provoca habitualmente que el mar esté muy agitado, por lo que la sabiduría popular dictamina que «O que pasou a Marola pasou a mar toda» («Quien atravesó la Marola, atravesó todo el mar»).
[7]
En portugués en el original. «"Hijo"… / Y lo que a continuación se lee / es de una tal pureza y un tal brillo / que hasta desde mi oscuridad se ve.»
[8]
Piedra o piedras que forman la cocina rústica. Se encuentran un poco elevadas sobre el nivel del suelo y sobre ellas se enciende el fuego. Normalmente están cubiertas a una cierta altura por una campana de piedra.
(N. de la T.)
[9]
Tejer encaje entrecruzando bolillos, una especie de palitos torneados; se trata de un trabajo de artesanía tradicional de la comarca coruñesa de Camariñas.
[10]
Lámina de hierro que se utiliza para coger percebes, mejillones o almejas.
(N. de la T.)
[11]
Están las nubes llorando / por un amor que se ha muerto. / Están las calles mojadas / de tanto como ha llovido.
[12]
Aparta verde laurel, / deja clarear la luna, / porque estoy en medio del monte / y no veo cosa ninguna.
[13]
Plataformas en las que se cría artificialmente el marisco, principalmente el mejillón. Se encuentran fondeadas sobre todo en las Rías Bajas gallegas.
(N. de la T.)
[14]
Cocaína, en la jerga de los contrabandistas.
(N. de la T.)
[15]
Dos amores me sostienen la vida: / la patria y lo que adoro en mi hogar, / la familia y la tierra donde nací. / Sin estos dos amores no sé vivir.
[16]
Que el mar también tiene mujeres, que el mar también tiene amores, está casado con la arena, le da cuantos besos quiere.
[17]
¡Despierta y aviva, corazón / que tienes ante ti las flores de Saltón!.
[18]
En aquellos momentos la vida era más bella y el sol brillaba más que hoy. Las hojas muertas se amontonan en la pala…
[19]
«Las hojas secas caen al suelo», verso de una canción popular muy conocida en Galicia y Portugal, similar en el sentido a los versos de Jacques Prévert.
[20]
No sé lo que me has dado / que no te puedo olvidar / de día en mi pensamiento / de noche en mi soñar.
[21]
En castellano en el original.
[22]
Teixeira de Pascoais, escritor portugués considerado como máximo representante del movimiento saudosista.
[23]
De todos los amores el vuestro escojo: / mis damas giocondas… / Le temps s'en va! / Le temps s'en va!… (fragmento de un «Rondeau» de Álvaro Cunqueiro).
[24]
¡De lo mejor del país, / blanca camelia y flor de lis!
[25]
¡Eh tú, reina de Galicia, / la que me matas, / emigrante gioconda, / vieira peregrina, / rosa del mar, / cuida de mi vida, amor / cuida de mi vida!
[26]
En gallego, juego de palabras entre O'Mero («El Mero»), apodo del personaje, y el antropónimo homófono «Homero».
[27]
«La chispa», en gallego.
Manuel Rivas nació en A Coruña. Desde muy joven trabajó en prensa y sus reportajes y artículos —un «corpus literario»— están recogidos en
El periodismo es un cuento
(1997),
Mujer en el baño
(2003) y
A cuerpo abierto
(2008). Una muestra de su poesía está recogida en la antología
El pueblo de la noche
(1997) y
La desaparición de la nieve
(2009). Como narrador obtuvo, entre otros, el Premio de la Crítica española por
Un millón de vacas
(1990), el Premio de la Crítica en Gallego por
En salvaje compañía
(1994), el Premio Nacional de Narrativa por
¿Qué me quieres, amor?
(1996), el Premio de la Crítica española por
El lápiz del carpintero
(1998) y el Premio Nacional de la Crítica en Gallego por
Los libros arden mal
(2006), considerada como una de las grandes obras de la literatura gallega y también elegida Libro del Año por los libreros de Madrid. Su última novela es
Todo es silencio
(2010), finalista premio Hammett de novela negra.