Los Oceanos de Venus (18 page)

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Authors: Isaac Asimov

Tags: #ciencia ficción

BOOK: Los Oceanos de Venus
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—Sólo hablaré en presencia de un abogado... —declaró Turner, de pronto—. Ustedes no poseen ninguna prueba.

—Las suficientes para que el Consejo lleve a cabo una investigación completa de los hechos —le aclaró Lucky—. Doctor Morris, ¿querrá tener la bondad de encargarse de la custodia de Turner, en tanto preparamos la vuelta a la Tierra? Bigman y yo iremos con él. Y trataremos de que llegue allá sano y salvo.

De nuevo en el hotel, Bigman exclamó con cierta inquietud:

—¡Por las arenas de Marte, Lucky! No sé cómo conseguirás una prueba convincente contra Turner. Todas tus deducciones suenan muy plausibles, sí, pero no constituyen pruebas legales.

Lucky, con una opípara comida a base de hongos en su estómago, pudo relajarse por primera vez desde que él y Bigman habían penetrado la barrera de nubes que rodea a Venus.

—No creo que el Consejo esté demasiado interesado en las pruebas legales ni en que se ejecute a Turner.

—¿Por qué no, Lucky? ¡Ese miserable...!

—Lo sé. Ha sido varias veces criminal. Tenía ambiciones dictatoriales, y es un traidor. Pero más importante que todo esto es el hecho de que creó una obra genial.

—¿Te refieres a su máquina? —inquirió Bigman.

—Exactamente. Nosotros destruimos la única existente, y le necesitamos para construir otra. Además, hay muchas preguntas que requieren respuesta. ¿Cómo controlaba a las V-ranas? Cuando quiso matar a Lou Evans, ¿les dio instrucciones detalladas, con todo el procedimiento paso a paso, ordenándoles la presencia de la parcela gigante? ¿O les dijo simplemente: «¡Matad a Evans!», dejando que las V-ranas hicieran todos los preparativos libremente como si fuesen perros amaestrados?

Bigman consideró estas preguntas unos instantes.

—Además —continuó Lucky—, ¿te imaginas el uso que se podría hacer de semejante instrumento? Puede ofrecernos un método completamente nuevo de curar las enfermedades mentales, una nueva forma de combatir los impulsos criminales. Puede incluso, de manera concebible, utilizarse para impedir las guerras futuras o derrotar a los enemigos de la Tierra rápidamente y sin sangre, si alguna vez nos vemos obligados a defendernos. Así como la máquina era peligrosa en manos de un hombre roído por la ambición, podría ser útil y beneficiosa en manos del Consejo.

—¿Crees que el Consejo le obligará a construir otra máquina? —quiso saber Bigman.

—Sí, con las debidas garantías. Si le ofrecemos el perdón y la rehabilitación, ante la alternativa de una cadena perpetua, sin oportunidad de volver a ver a su esposa, creo que accederá colaborar con nosotros. Y, claro está, el primer uso que haremos de la máquina será explorar la mente de Turner, curarle de sus ansias anormales de poder, y salvar, en provecho de la humanidad, un cerebro de primera categoría.

Al día siguiente abandonarían Venus, volviendo, una vez más, a la Tierra. Lucky añoraba ya el bellísimo cielo azul de su planeta natal, el aire, el viento, los alimentos naturales, el espacio y la magnitud de la vida terrestre.

—Recuerda, Bigman —concluyó—, que es fácil proteger a la sociedad ejecutando a un criminal, pero que esto no resucita a sus víctimas. Si en cambio es posible curarle y lograr que se dedique a mejorar y perfeccionar la vida en bien de la misma sociedad... ¡se logra un triunfo mucho más valioso!

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