Manual de la perfecta cabrona (3 page)

BOOK: Manual de la perfecta cabrona
11.77Mb size Format: txt, pdf, ePub
ads

Por supuesto, eso ocurre muy rara vez, por no decir nunca. La chica encantadora continuará cediendo

EL CAMINO DE LA CABRONA INTERIOR HACIA LA INTIMIDAD

Todo es mucho más sencillo cuando, desde el principio, olvidamos el miedo. Observa lo siguiente:

Él: -Estaba pensando en que podríamos ir al cine.

Ella: -Me gustaría conocerte mejor. ¿Qué te parece si vamos a jugar al billar?

De esta forma, el individuo está al tanto de lo que ella quiere desde el principio. Y se abre el camino a la negociación. Ella ha insinuado lo que quiere hacer y ha dejado la puerta abierta para una contraoferta. Esto permite que la posible relación comience desde una base de igualdad.

Por supuesto, quizá él no quiera transigir. Puede, de hecho, sentirse abrumado ante una mujer que no quiera acceder a cada sugerencia suya. Ese tipo de hombre desaparecerá tarde o temprano. Y no importa lo más mínimo, porque no deseamos un compañero así, ¿verdad? ¡Por supuesto que no!

EL SEXO Y LA CABRONA INTERIOR

Muy bien. Respira hondo. Ésta es indudablemente una de las áreas más importantes de nuestras vidas en lo que a la cabrona interior se refiere. En realidad, el sexo es una de las cuestiones fundamentales. Punto. De ahí se deduce que es de suma importancia estar en contacto con nuestra cabrona interior antes de acostarnos con alguien. He aquí el porqué.

Selectividad

Estar en contacto con nuestra cabrona interior nos garantiza que elegiremos cuidadosamente a las personas con las que compartiremos nuestros cuerpos.

Muchísimas de nosotras, sólo por ser amables, hemos terminado acostándonos con personas con las que (después nos dimos cuenta) no querríamos tomar ni siquiera una taza de café. (Por favor, ¡sabes que es cierto!).

¿Las justificaciones? "No quería herir sus sentimientos». O: «No lo sé, sólo sucedió».

No hay necesidad de flagelarnos por lo que pasó. ¿Pero es necesario continuar haciéndolo?

Yo creo que no.

Orgasmos

El encanto tóxico puede ser un serio impedimento para la satisfacción sexual. «No quería que pensara que no era feliz», dice la chica encantadora después de meses (o años) de sexo insatisfactorio. Estar en contacto con nuestra cabrona interior nos garantiza que llegaremos al orgasmo. Incluso con otras personas.

Y tampoco tenemos miedo de que nos digan lo que quieren que hagamos. Todo el mundo gana cuando la cabrona está en la cama.

Sexo seguro

Estar en contacto con nuestra cabrona interior nos garantiza que, después de haber elegido con todo cuidado, no supondremos que, en virtud del encanto, sería imposible que nuestro compañero (o nosotras mismas) tuviera una enfermedad de transmisión sexual. El encanto no inmuniza a nadie.

Insistir en practicar sexo seguro puede ser difícil, pero considera las alternativas.

Entonces, ¿cómo aborda el tema la cabrona interior? De frente.

Por ejemplo: todo es perfecto, las lámparas a media luz, la música que suena suavemente y tú has pasado la noche anticipando ese momento. Suspiráis, os miráis a los ojos... Nadie quiere romper el hechizo del momento, pero tú sabes que debes hacerlo.

-Querido -dices-, ¿tienes condones?

-No, mi amor -contesta-, pero puedes confiar en mí.

-Yo creo que no -dices haciendo acopio de todo tu carácter.

Si su respuesta es:

-No, pero voy corriendo a la farmacia.

Ofrécete a conducir.

Y recuerda, ahora somos adultas. Está bien tener condones en el bolso.

[VI]

“El efecto de comer demasiada lechuga es soporífero”

BEATRIX POTTER

Maravillosa comida

P: -¿Qué hace para cenar la cabrona interior?

R: -Una elección.

La cabrona interior es una poderosa aliada en la constante lucha entre nuestra mente y nuestro cuerpo. Por ejemplo, mi mente dice: «Cereales, vegetales, fruta». Mi cuerpo tiende a decir: «Queso fundido, más queso fundido, chocolate». ¿Qué papel desempeña la cabrona interior en todo esto? La voz de la razón, la voz del estómago.

Así es: la comida constituye una de las áreas en donde incluso la cabrona interior sirve a dos amos.

La diferencia es que estar en contacto con nuestra cabrona interior nos ayuda a con-templar la situación en su justa perspectiva. Ella nos permite satisfacer nuestras ganas de comer, sin que por ello nos olvidemos de mantener una buena salud.

¿Te suena familiar esta frase?: «¡Qué mal me he portado!».

Por supuesto que sí, y no hablamos de sexo. No, casi siempre nos referimos a algo que hemos comido. Chocolate, quizá; pata tas fritas con alioli; espagueti a la carbonara. Si nos metemos en el cuerpo algo más que una ensalada de lechuga sin aliñar y un refresco light, nos juzgamos con la severidad de los calvinistas. Y normalmente acabamos condenándonos a varios días de inanición, a base de agua mineral y un insignificante pedazo de zanahoria o apio. Esto es «portarnos bien».

Pero es necesario hacerse esta pregunta: ¿es bueno ser maniáticas y frívolas?

¡Yo creo que no!

¿Cómo podemos pensar y actuar en nuestro beneficio cuando estamos obsesionadas por el recuento de calorías, básculas y cintas métricas?

DE VUELTA A LOS FUNDAMENTOS

Nuestra cabrona interior nos recuerda que la comida es básica para la supervivencia, sin mencionar la paz mental. Algunas veces resulta sencillamente consoladora. ¿Qué podría ser mejor después de un día realmente malo que un gran plato de pasta con salsa? ¿O una bolsa entera de M&Ms de cacahuete? En primer lugar, puede ser que nuestra cabrona interior consiga evitar que pasemos un día horrible, pero una vez que ha sucedido, ella sabe que cualquier medida para salvar la jornada de ser un desastre total será siempre algo bueno.

La comida también puede ser un acontecimiento, una oportunidad para comunicarnos con las personas importantes de nuestras vidas.

Algunas de nosotras sentimos que el proceso de comprar y preparar la comida es algo relajante y creativo. Otras, por el contrario, llegamos hasta el extremo de evitar cualquier cosa relativa a la comida excepto su consumo. Realmente, no importa de qué lado estemos, porque la mecánica de la comida no es lo relevante. La comida es algo de lo que debemos ocuparnos, y nuestra cabrona interior nos ayuda a entender los patrones alimenticios que funcionan para cada una de nosotras.

Cuando estamos en contacto con nuestra cabrona interior no tenemos que esforzarnos por cocinar un banquete para esos parientes políticos que jamás han sido amables con nosotras, o para esos compañeros de trabajo que sabemos positivamente que no nos toleran o para esos amigos con un paladar insensible.

Quizá el punto más importante sea éste: nuestra cabrona interior considera con toda seriedad la comida, y todos los rituales que la rodean, pero no se deja llevar por las tiranías de la moda. ¿Está de acuerdo nuestra cabrona interior con las dietas que someten a una mujer adulta a un régimen con menos calorías que las adecuadas para un niño de dos años?

Yo creo que no.

¿Cuál es su respuesta a la exigencia de que toda mujer, sin importar cuál sea su tipo de cuerpo, deba utilizar tallas de ropa no superiores a la 38?

Yo creo que no.

Nuestra cabrona interior distingue muy claramente lo absurdo que resulta matarse por intentar parecerse a otra persona, cuando cada una de nosotras es ya una belleza.

[VII]

“Son sólo nimiedades lo que irrita mis nervios”

REINA VICTORIA DE INGLATERRA

La vida cotidiana

Quizá pensemos en nuestra cabrona interior sólo a propósito de ocasiones especiales, como hacemos con un vestido de fiesta o un determinado pintalabios. Tal vez nos digamos algo así: «Guardaré a mi cabrona interior para cuando la necesite de verdad. Después de todo, no quiero que se me gaste». Como si la cabrona interior fuera un par de zapatos baratos con suelas de mala calidad. ¿Podría algo tan poderoso ser tan frágil?

Yo creo que no.

La cabrona interior es perfecta para toda ocasión: informal, formal, privada o pública, como un traje negro. Es una parte esencial de nuestra vida cotidiana.

Es necesario, sin embargo, utilizar nuestra capacidad de discernimiento cuando usamos su poder.

ADVERTIR LA DIFERENCIA

Siempre habrá situaciones que no podamos modificar (el tráfico, la cola del supermercado, el aumento de actividad en la superficie solar). ¿Nos enfurecemos por ello?

Yo creo que no.

Saber que no tenemos poder sobre algunas situaciones nos consuela: nuestra cabrona interior no se molesta en gastar energía en aquello que trasciende su control.

Al mismo tiempo, habríamos de ser unas auténticas santas para no reaccionar ante la presión causada por las cosas que están fuera de nuestro alcance. Y quizá no reaccionar sería un síntoma de encanto tóxico. Sea como fue re, lo importante es recordar que la cabrona interior nos puede ayudar a responder más que a reaccionar, a situaciones que se encuentran fuera de nuestro control.

COMO LOGRAR QUE LA FRASE “YO CREO QUE NO” FUNCIONE PARA NOSOTRAS

Pensemos en un día normal. Salimos cada mañana para emprender nuestras actividades cotidianas y algo sucede. Siempre sucede algo. Estamos de pie en la cafetería, esperando el turno para pedir nuestro café cortado (con sacarina) y la tostada a la plancha (con mermelada), cuando el camarero pregunta quién es el siguiente y alguien se planta enfrente de a nosotras diciendo: «Yo», y empieza a hacer un pedido para llevar que ocupa una hoja de tamaño folio escrita a un espacio.

Vamos de compras al centro comercial. Al entrar en los grandes almacenes nos topamos con la sempiterna vendedora de perfumes, con su veloz atomizador y su discurso ensayado sobre la forma en que esta fragancia cambiará nuestras vidas.

-¿Le gustaría probar Raison d´être? -pregunta.

Quizá nos encontramos con otro conductor en el aparcamiento. En este tipo de situaciones, cuando el otro conductor retrocede choca contra nuestro coche. El impacto tira el espejo retrovisor, un inconveniente que (según sostiene el otro conductor) tendrá poco impacto en nuestras vidas:

-El espejo central es todo lo que realmente necesitas, querida.

A cada una de estas situaciones podemos responder: "Yo creo que no”.

Esto requiere un poco de práctica. Al principio, la posibilidad de un enfrentamiento directo nos puede llenar de temor; pero la práctica, ciertamente, hace al maestro. Y la mayoría de las personas responde bastante bien ante el mantra de la cabrona interior pronunciado en voz alta.

-Discúlpeme -le decimos al que se cuela en la cola-. No estoy de acuerdo. Creo que yo estaba primero.

-¿Raison d'être? No, gracias.

Quizá sea necesario protegemos del baño de perfume que inevitablemente sigue al ofrecimiento.

-Yo creo que no. Quiero los datos de su seguro -le decimos a nuestro nuevo amigo del aparcamiento.

En realidad, ¿qué pueden responder? ¿Alguien va a discutir?

Bien, ciertamente existe un porcentaje de la población que protestará. Hay muchas personas que se precipitan en una absurda autodefensa del injustificable comportamiento aquí descrito.

¿Nos acobardaremos ante esta posibilidad?

Yo creo que no.

El mantra de nuestra cabrona interior es especialmente útil cuando nos quieren meter por los ojos facturas absurdas por reparaciones de poca monta del coche, cuando se nos pide «espere, por favor» por enésima vez, y cuando otros intentan intimidarnos para que hagamos cosas por ellos.

De hecho, la frase «yo creo que no» se vuelve más poderosa cada vez que la pronunciamos.

[VIII]

“El lugar de la mujer está en la casa,

el senado y el despacho presidencial”

ANÓNIMO

Política personal

La mayor preocupación de nuestra cabrona interior es, por supuesto, nuestra vida. El simple hecho de llegar al final del día requiere de tanta energía que nos queda muy poca fuerza para cualquier otra cosa. ¿Lavar la ropa? Debe hacerse, entonces la lavamos. ¿Dormir? Nos moriríamos si no pudiéramos hacerlo. ¿Trabajar? Bueno, nuestra supervivencia con frecuencia depende de la habilidad para proveernos. Se puede comprender muy bien que la mayoría de nosotras no tenga tiempo para dedicarlo a la política. Además, ¿acaso importa?

Pues bien, echemos un vistazo a esta cuestión.

PARTE DEL PROBLEMA

Si continuamos participando activamente en la vida política al ritmo en que lo hemos venido haciendo hasta ahora, pasarán 300 años antes de que haya un número equivalente de hombres y mujeres en el Congreso.

¿Quién va a proponer leyes que beneficien a las mujeres? Lo sé, es una pregunta retórica: sabemos perfectamente la respuesta. A la luz de esta verdad, debemos hacer más.

-¿Más? -dices.

Sí, digo yo. Y no estoy hablando de colaborar con una ONG, o presentamos a las elecciones (ni siquiera las del APA o las de nuestra comunidad de vecinos) o hacer algo que suponga añadir más estrés al que normalmente ya tenemos que soportar Estoy hablando de utilizar a nuestra cabrona interior para hacer de este mundo algo mejor.

PARTE DE LA SOLUCION

Lo más sencillo es votar con nuestro dinero. Así es: no compres esos productos cuya publicidad subestima a las mujeres, nos insulta o nos eleva a parámetros aun menos realistas de los que ya nos rigen. Esto requiere reflexión y conciencia, y no ocupa mucho tiempo. S¡ las tiendas donde compramos no cuentan con los productos que nos agradan, depende de nosotras hacerles saber nuestra decisión de comprar en otro lugar hasta no ver satisfechas nuestras necesidades.

Podemos apagar la radio cuando empiece a hablar un locutor misógino.

Cuando haya un candidato digno de recibir nuestro apoyo, podemos asistir a sus mítines o hablar en su favor en nuestro entorno laboral o familiar.

La próxima vez que algún concejal cuyo trabajo no vele por nuestras necesidades (sabemos quiénes son) nos envíe una carta pidiendo nuestro voto, podemos devolvérsela con sobre y todo acompañada de una nota que diga: "Yo creo que no. No hasta ver algunos resultados. Por ahora, apoyaré a otro candidato».

El mensaje llegará a su destino. Piensa en esto como si formaras parte de un "Yo creo que no» colectivo. Imagina las posibilidades.

[IX]

“El poder puede tomarse, mas no otorgarse”

GLORIA STEINEM

BOOK: Manual de la perfecta cabrona
11.77Mb size Format: txt, pdf, ePub
ads

Other books

Las viudas de los jueves by Claudia Piñeiro
Recipe for Attraction by Gina Gordon
House of the Red Slayer by Paul Doherty