Camino de Nairobi vimos cierta cantidad de langostas en la hierba y en la misma carretera, unas cuantas chocaron contra el automóvil, como si fueran a asolar el campo de vez más.
Muchos de mis amigos habían venido a la estación para despedirse de mí. Allí estaba Hugh Martin, triste y
nonchalant
, y cuando vino a despedirse vi a mi doctor Pangloss de la granja como una figura solitaria y heroica, con toda su soledad a cuestas, y fue como un símbolo de África. Nos despedimos afectuosamente: lo habíamos pasado muy bien juntos y habíamos tenido muchas y sabias conversaciones. Lord Delamere estaba un poco más viejo, un poco más pálido y con el pelo más corto que cuando tomé con él té en la reserva masai, al ir allí con mis bueyes, al principio de la guerra, pero seguía siendo tan extraordinariamente cortés como antes. La mayoría de los somalíes de Nairobi estaban en el andén. El viejo tratante de ganado Abdallah se acercó y me regaló una sortija de plata, con una turquesa, para que me diera suerte. Bilea, el sirviente de Denys, me dijo gravemente que presentara sus respetos al hermano de su amo en Inglaterra, en cuya casa había vivido en los viejos tiempos. Las mujeres somalíes, me dijo Farah, habían estado en la estación en
rickshas
, pero, al ver a tantos hombres somalíes juntos, tuvieron vergüenza y se fueron.
Gustav Mohr y yo nos dimos la mano cuando ya estaba en el tren. Ahora que el tren empezaba a moverse recuperó su equilibrio mental. Quería darme ánimos con tanta fuerza que se sonrojó; su rostro llameaba y sus ojos claros resplandecían al mirarme.
En la estación Samburu de la línea bajé del tren mientras echaban agua a la máquina y paseé con Farah por el andén.
Desde allí, al suroeste, vi las colinas de Ngong. La noble ondulación de la montaña se alzaba sobre la tierra llana, toda azulada como el aire. Pero estaba tan lejos que los cuatro picos parecían insignificantes, apenas distinguibles y muy diferentes a como se les veía desde la granja. La silueta de la montaña fue borrada y nivelada lentamente por la mano de la distancia.
FIN
KAREN CHRISTENCE BLIXEN-FINECKE, nacida Karen Christenze Dinesen, más conocida por su pseudónimo literario Isak Dinesen (Rungsted, Dinamarca, 17 de abril de 1885 – ibídem, 7 de septiembre de 1962), fue una escritora danesa.
Dinesen es conocida principalmente por su novela
Memorias de África
(1937), obra de éxito internacional que fue adaptada al cine por Meryl Streep y Robert Redford. La novela, basada en sus propias experiencias en África, donde Blixen era la dueña de una plantación de café, sigue siendo todo un clásico contemporáneo.
Además, Blixen publicó varias antologías y dos novelas más, sin el mismo éxito que con su obra más famosa.
[1]
Antiguo guerrero escandinavo. (N. del T.)
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[2]
En realidad, Dinesen hace una cita de Hamlet cuando éste, al hablar con los cómicos sobre la obra que quiere que representen señala:
«… The play, I remember, pleased not the million; it was caviar for the general…»
. «Recuerdo que el drama no gustó a muchos; era caviar para el vulgo…». (N. de los T.)
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[3]
Delphinium.
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