Mi novia (7 page)

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Authors: Fabio Fusaro

Tags: #Autoayuda

BOOK: Mi novia
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Decile que eso para vos es algo sin importancia y que la querés sólo a ella, pero no lo hagas jurándoselo, abrazándola y con los ojos lagrimosos. Decíselo dejando que ella quede con alguna duda de que le estás ocultando algo.

Ahí va a tener su bajada en la montaña rusa.

Si somos absolutamente transparentes, no tienen nada por descubrir y se terminan aburriendo. Es más, mostrarse transparente es como mostrarse vacío.

En ese caso cuando te diga «Hasta la vista, Baby» no vas a entender qué es lo que hiciste mal.

Te lo digo yo: lo que hiciste mal, es haber hecho todo bien.

El día que ella tenga la absoluta seguridad de que vas a quererla sólo a ella por siempre y que jamás serías capaz de tener una aventura, agendalo como «el día que comenzaste a perderla».

Se dio vuelta la tortilla

¿Cómo se llegó a esta situación?, te preguntarás en determinado momento. Si estaba muertísima con vos. Al principio ella te veía como si fueras un Dios y vos tenías un terrible agrande. Era ella la que sentía que tenía que ir todos los días de rodillas a Luján por tenerte y eras vos el que jugueteaba creándole de vez en cuando alguna duda o inventándole alguna historia para ver su reacción desesperada ante la mínima posibilidad de perderte.

Era super celosa y eso te encantaba. ¿Qué pasó?, te preguntas.

Lo que pasa en muchos casos es que de a poquito y sin darse cuenta el hombre va dando vuelta la tortilla hasta que se coloca por debajo de la mujer. Ahora es el hombre el muerto que suplica y ella la agrandada.

Es fundamental darse cuenta de esto a tiempo o vamos sin frenos hacia el precipicio.

Imaginemos la siguiente situación.

Ella no te llama un día entero y vos al otro día te mostrás totalmente molesto y enojado. Le estás demostrando que si no tenés noticias de ella por veinticuatro horas te morís. Le estás diciendo en otras palabras que la necesitas más de lo que ella cree. Y ellas perciben todo. Nunca las subestimes por más enamoradas y boludas que parezcan.

Tu reacción fue simplemente un acto de sinceridad, pero ella la va a tomar como un acto de debilidad. Le estás diciendo que ella tiene más importancia en tu vida de la que suponía.

Es en esos casos donde la tortilla comienza a darse vuelta.

Si no le hubieses dado importancia al hecho, o mejor aún, si al otro día no te hubiese podido ubicar ella, la situación sería muy distinta.

Obviamente un solo hecho como éste no va a cambiar nada, pero lo que sucede es que éstos nunca son totalmente aislados. Es la suma de actitudes similares a la recién descripta lo que va haciendo que nuestra posición dentro de la pareja varíe.

Es que en realidad al principio tal vez vos también estabas super enamorado, y se lo demostrabas pero hasta ahí. Con el paso del tiempo nuestras demostraciones de amor comienzan a ser más fuertes y paralelamente las de ellas más débiles. ¿Por qué?, porque no tienen la necesidad de comprobar a cada momento lo que sentimos dado que no les dejamos espacio para la duda. De un día pera el otro comenzamos a excedernos en los «te quiero», los «te amo» y los «te extraño», somos nosotros los celosos y pasamos también a ser nosotros los que demuestran miedo a perderlas. A las mujeres les gusta que estemos «enamorados», no «entregados». Cuando nos queremos dar cuenta, la situación inicial está totalmente invertida.

Gran cagada. Cagada de la que fuimos artífices nosotros mismos.

Esto se puede revertir pero es bastante difícil. Cuando un nene le pierde el miedo al cuco es muy difícil que alguien lo vuelva a asustar con lo mismo.

Si no nos dice que nos quiere tan seguido, lo ideal no es preguntárselo, sino que sienta el mismo temor que nosotros y sea ella la que se vea obligada a preguntar: «¿qué te pasa?, ¿no me querés como antes?»

Pensemos antes de actuar. No perdamos nuestro espacio.

No las llenemos de raros planteos, dudas, preguntas, celos y boludeces. Siempre tienen que sentir que somos más de lo que ellas pueden pretender. Y para que realmente sientan que somos más de lo que ellas pueden pretender, no tenemos por qué ser nosotros los temerosos, los celosos, los babosos… en fin, los boludos.

Esas tienen que ser ellas.

«Nunca permitas que un extraño sepa lo que estás pensado», dijo Marlon Brando en su papel de Vito Corleone en la película «El Padrino».

Y ellas son extraños. Nos equivocamos si creemos lo contrario. Cuando somos excesivamente abiertos y transparentes y expresamos todo lo que sentimos estamos perdiendo puntos. Y los están sumando ellas.

Porque como dijo mi amigo Nando, «El amor es un juego. Un juego de dos».

Epa, te dejó

Lo tan temido sucedió. Tal vez sin darte demasiados Indicadores de Quilombo, así como así te dejó.

Que increíble. Vos tal vez podrías haber estado mal con ella alguna vez, pero no la hubieras dejado de esa manera porque no te hubiese gustado verla sufrir.

Tal vez te pudo gustar alguna otra mina, pero la dejaste pasar. Y ella la hizo de una.

Lamentablemente debo decirte que en un 99.9% de los casos en los que las mujeres nos dejan, es por otro hombre.

¿Cómo? ¿Qué ese no es tu caso?

Detengámonos en ese punto.

Creés que tu novia, a esta altura vamos a empezar a llamarla ex novia, es un ser único e irremplazable, y que tu caso es diferente a todos los demás. Creés que ella está confundida en serio y te hizo creer que vos, por ciertas actitudes que tuviste, sos el culpable de esta situación. Son un fenómeno.

Es probable que vos veas tu caso como el de «un tipo muy enamorado de su novia que hizo algunas cosas mal y provocó que la pobrecita indefensa y buena chica se confundiera y esté sufriendo por tener que dejarlo».

Si vieras tu mismo caso pero en otra pareja lo describirías como el de «un pobre pibe que la turra de la novia lo está dejando por otro».

Es que cuando estamos muertos con ellas nos dan vuelta como una media y nos hacen creer cualquier cosa.

¿Alguna vez analizaron la letra de la canción «When a man loves a woman»?

Bueno, dice así:

When a man loves a woman

Can’t keep his mind on nothin’ else

He’d trade the World

For a good thing he’s found

If she is bad, he can’t see it

She can do no wrong

Turn his back on his best friend

If he puts her down

When a man loves a woman

Spend his very last dime

Trying to hold on to what she needs

He’d give up all his comforts

And sleep out in the rain

If she said that’s the way

It ought to be

When a man loves a woman

I give you everything I’ve got (yeah)

Trying to hold on

To your precious love

Baby please don’t treat me bad

When a man loves a woman

Deep down in his soul

She can bring him such misery

If she is playing him for a fool.

He’s the last one to know

Loving eyes can never see

Yes when a man loves a woman

I now exactly how he feels

’Cause baby, baby, baby

I am a man

When a man loves a woman

C. Lewis y A. Wright

Lo que en castellano significa:

Cuando un hombre ama a una mujer

no puede pensar en otra cosa.

Cambiaría el mundo

por eso tan bueno que ha encontrado.

Si ella es mala no puede verlo

ella no podría hacer algo equivocado.

Le daría la espalda a su mejor amigo

si él la critica.

Cuando un hombre ama a una mujer

gasta hasta el último centavo

tratando de sostener lo que necesita.

Renunciaría a sus comodidades

y dormiría bajo la lluvia

si ella le dijera que esa

es la manera de hacerlo.

Cuando un hombre ama a una mujer

le da todo lo que tiene

tratando de aferrarse a su preciado amor.

«Nena, por favor no me trates mal».

Cuando un hombre ama a una mujer

profundamente en su alma

ella puede volverlo muy miserable.

Si ella juega con él como un tonto,

él es el último en saberlo.

Ojos enamorados nunca pueden ver.

Sí, cuando un hombre ama a una mujer

sé exactamente como se siente.

Porque nena, nena, nena,

yo soy un hombre.

Cuando un hombre ama a una mujer.

Y es así nomás, aunque parezca exagerado es así.

Mi amigo Marcelo llevaba un año y medio de novio, y había tenido poco tiempo atrás un paréntesis en su relación donde su novia había salido con otro tipo.

Al tiempo de reiniciado el noviazgo, mi amigo le lee la agenda (la cual su novia guardaba siempre muy celosamente), y encuentra en el día de la fecha lo siguiente: «Sergio, te extraño, te quiero, Sergio, quiero estar con vos».

El tipo, partido al medio, va y la encara pidiendo explicaciones. Primer error, dado que en un caso como éste no hay nada que explicar ¿O me equivoco?

Lo único que cabe es dejar la agenda abierta como para que se entere que la leímos y tomarnos el buque. Y si quiere, que nos llame y nos pida perdón. ¿Vieron qué sencillas que se ven las cosas cuando les pasan a los demás? Pero bueno, mi amigo Marcelo en lugar de actuar de esta forma fue con la agenda a decirle: «¿Qué es esto?»

¿Cómo terminó la historia? Con mi amigo diciéndole: «Perdoname, sé que no debí haber leído tu agenda, que es algo privado tuyo. Te prometo que no lo voy a hacer más».

When a man loves a woman.

Sí, ya sé, querido amigo, que estarás pensando que Marcelo es el rey de los pelotudos, y tenés razón. Pero ojo. Nos dominan. Cuando estamos muertos con ellas nos tienen en sus manos y hacen de nosotros lo que se les ocurre.

Como por ejemplo hacernos creer que por nuestra culpa se sienten ahogadas o mil cosas por el estilo cuando en realidad lo único que les pasa es que se les cruzó otro tipo.

¿Y seguís pensando que no es tu caso?

When a man loves a woman.

¿Alguna vez escucharon que una mujer le diga a su novio «Te dejo porque me gusta otro»?

No. Es que nunca lo hacen.

El corazón, el peor consejero

Cuando algo nos duele, lo que necesitamos es alivio inmediato. Si nos quemamos un dedo lo primero que sucede es un acto reflejo de retirarlo del fuego y enseguida lo soplamos o lo metemos abajo del agua.

En cuestiones de dolores de amor queremos hacer lo mismo, pero nunca funciona. Queremos sin pérdida de tiempo que eso tan feo que sentimos desaparezca. ¿Y cuál es la única forma de que desaparezca el dolor porque tu novia te dejó? Que vuelva.

En realidad esto no es cierto, pero hoy en tu mente no cabe la posibilidad de reemplazarla u olvidarla. No te preocupes. Es normal que así sea.

Es entonces cuando debemos saber separar lo que nos dice nuestro corazón de lo que nos dice nuestra mente. Nuestro corazón nos hace hacer cagadas. Siempre. ¿Por qué? Es simple: Porque no piensa. Para pensar está la mente. El corazón está para sentir.

Y no sólo que el corazón no sirve para pensar, sino que en estos momentos está lastimado.

Un pie no sirve para agarrar un vaso, para eso está la mano. Imaginá entonces intentar agarrar un vaso con un pie y encima que ese pie esté lastimado. Se entiende ¿no?

Es muy común también que en estos casos recibas una parva de consejos de familiares y amigos, que con sus corazones enteros te dirán que hacer. Pero te sorprendería ver que ellos en tu situación no harían nunca nada de eso que hoy están aconsejándote.

«Antes de la pelea, todo el mundo dice lo que tenés que hacer, pero cuando te subís al ring te sacan hasta el banquito.»

Ringo Bonavena.

Cuando tengas necesidad de escuchar su voz, tu corazón te va a decir: ¡¡Llamala ya mismo!!

Cuando tengas necesidad de verla, te va a decir: ¡¡Andá a buscarla!!

Cuando tengas necesidad de que te quiera, te va a decir: ¡¡Mandale flores!!

Y vos, en la necesidad de sentirte mejor de manera inmediata, lo vas a hacer. Y es ahí donde vas a estar moviéndote para salir de las arenas movedizas.

Por eso, para aconsejar está la mente. Claro que es muy difícil separar inteligencia de sentimientos, pero no queda otra que intentarlo porque sino nos hundimos.

No es fácil. No es nada fácil. Pero lamentablemente, lo fácil, o lo que nos dicta el corazón, nunca o casi nunca nos da los resultados que deseamos.

En resumen, es momento de decirle: «Querido corazón, vos mejor no opines. Dejá que mi cerebro maneje esto, porque vos estás hecho mierda. Mejor descansá, tomate unas vacaciones. No jodas».

Lo que pasa es que muchas veces el turro se hace el desentendido y en cuanto nos distraemos vuelve a arremeter con uno de sus consejos espantosos. Así que hay que estar alerta para no dejarse sorprender. Más adelante te va a agradecer a vos y a tu mente por haber manejado la situación de la manera que lo hicieron y así haber logrado que se sienta bien.

El primer paso, asumir la realidad

«Miénteme, como siempre.

Por favor miénteme.

Necesito creerte, convénceme.

Miénteme con un beso,

que parezca de amor.

necesito creerte,

culpable o no».

Tema: Culpable o no.

Autor: Juan Carlos Calderón.

Intérprete: Luis Miguel.

La única forma de que te vaya bien con las mujeres pensando así, es que seas Luis Miguel. Y vos no sos Luis Miguel.

A veces duele ver ciertas cosas y por eso preferimos no verlas, convenciéndonos a nosotros mismos de que son de otra manera.

A partir de este momento comienza una batalla. Y sos vos contra ella. Suena feo, pero es así. Y hay que ganarla.

Para eso es fundamental asumir la realidad de la situación utilizando la mente y no el corazón, como dijimos anteriormente. No nos hagamos trampa jugando al solitario.

Mi amigo Willy una vez en una sobremesa, hablando de su novia y ante la sorpresa de todos dijo: «La Isa es muy buena… pero muy puta».

Un fenómeno, ¿cómo iba a decir que la novia era muy puta? Y bueno, si en realidad lo era, era mejor asumirlo.

Tal vez cuando conociste a tu ex, ella estaba de novia con otro tipo y lo dejó por vos. Pero claro, vos eras un tipo especial y el ex era un paquete. Las pelotas. Si hace un tiempo ella fue capaz de hacer eso con alguien, ¿por qué no podría volver a hacerlo con vos? Es fundamental que asumas la verdad de la situación por dolorosa que sea.

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